Partida Rol por web

Torbellino ya se ha puesto en marcha. Adopta una pose de bailarín y comienza a girar como un pequeño tornado. Trozos de gravilla salen expulsados. Con un recorrido sinuoso, avanza y desaparece en el interior del socavón, donde procede a cargar al mutante en su hombro.

Y, acto seguido, vuelve a horadar el aire y se precipita hacia las alturas, en busca de aquel punto aislado.

-Está bien, pero no tardes -el GEO apunta al aire y te deja hacer. Por el otro lado del coche, otro GEO comprueba las constantes vitales de aquellos dos.

Le hice un gesto de agradecimiento al GEO y revisé a los tipos, si podía llevarme una muestra de sus compuestos químicos, tal vez podría buscar algún modo de hacerlos inefectivos. Eso sin contar con que quería cualquier cosa que me permitiese identificarlos o saber dónde iban. Como su móvil, la gente guardaba muchas cosas en sus blackberrys.

Torbellino acaba de posarse en aquel cerro. Deja allí el cuerpo inconsciente.

Tu revisión ha sido infructuosa. Y para colmo de males, el GEO al mando viene a quitarte el arma que utilizaste. Es posible que quedasen dardos en ella, será una lástima perderla.

Por desgracia no soy capaz de encontrar nada útil. Sin contar con que el GEO parece querer recuperar la pistola. Y no es que la quiera, pero me habría gustado examinar la munición. Estaba claro que no era mi día. Por otra parte, si podía convencerle que, en realidad era de Torbellino, tal vez, no se perdiera todo.

-Es de Torbellino - dije ofreciéndosela por el lado de la culata - ¿Se la devolverá?

Puse mi mejor expresión de inocencia. Los curiosos seguían mirando, me coloqué de forma estratégica para que pudieran verme.

El GEO -especialmente fornido- no tiene lugar de responderte, no sólo por la irrupción en escena de los servicios médicos, sino porque la mayoría de los presentes ha dirigido sus objetivos hacia el cerro distante y están dando voces de alarma.

La figura de Torbellino y el desconocido, como la de dos liliputienses, forcejean. El color plomizo del cielo los resalta.

Una gran parte del barranco se desprende en este momento. El rumor de la tierra llega sordo hasta vuestros oídos.

Torbellino está tratando de desplegar su poder. El otro tipo lo aferra por la cintura, ahora por la pierna derecha, Torbellino logra alzarse.

Y de repente, en un segundo aislado del espacio, el suelo a vuestros pies se convulsiona y expele a los dos luchadores hacia lo alto, hasta enterrarlos en las nubes, girando en el vórtice provocado por el amigo familiar. La atmósfera adopta colores cárdenos, ahora negros tormentosos. La pugna de Torbellino por deshacerse de su carga, desata un vórtice de vapor de agua, fustigado por relámpagos, y comienza a lloviznar sobre vuestros rostros expectantes.

Hay un maëlstrom de kilómetros de diámetro rotando allá arriba.

Y de nuevo, en el instante más imprevisto, las fuerzas de la gravedad pulsan el firmamento, y producen una implosión de aire, un amago de Singularidad.

Torbellino y el otro mutante son catapultados a una velocidad endiablada de vuelta a la tierra. Descienden en rotación, su recorrido es incierto, pero parece que.... ¡Se dirige a la carretera! ¡No caerá jamás en la pura verticalidad, sino que su ángulo será oblicuo y arrollador! ¡La gente rompe a gritar, y a correr! Saltan la mediana, escapan entre los coches detenidos. Incluso los GEO's titubean.

Maldije entre dientes. Tendría que haberme dado cuenta de que no sería suficiente tiempo. Tenía al GEO a mi lado, así que le agarré y empecé a correr calculando cuál sería el ángulo. No tenía la certeza de que correr fuese a ser suficiente, sólo sabía en qué dirección correr. Y esta vez no había opción a disparar aún cuando siguiera sujetando la pistola.

-¡Corred! - grité mientras rogaba porque Torbellino saliera de esta y me maldecía por haber sido tan jodidamente compasiva.

Venían hacia donde estabamos a toda velocidad y sabía exactamente el tamaño del cráter que iba a haber. Buscaba huecos entre la gente, escurrirme lo mejor que podía entre las personas histéricas. No podía evitar culparme mientras me agachaba para esquivar el brazo de un tipo enorme. El GEO que había estado a mi lado había empezado a correr y, por un momento, aproveché el camino que fue abriendo, pero sólo era uno y el resto de la gente eran muchos. El ser más pequeña me permitió avanzar algo más. No quería mirar, no quería ver a quienes se llevaban por delante. Tampoco me atrevía a pensar en Torbellino, porque ya había perdido demasiado hoy. Corrí con todas mis fuerzas, no se trataba sólo de estar más lejos del área de cráter, se trataba también de evitar la onda expansiva, buscar protección.

Las dos rarezas naturales tocan por fin el suelo, en barrena, a una docena de metros por detrás de vosotros. La onda expansiva sacude los coches más cercanos y los voltea en el aire. Es imposible que eso haya podido provocarlo el peso de unos hombres, sino que es más bien como si un meteorito de cientos de toneladas hubiese chocado con el planeta en un punto determinado. Sin embargo, este encontronazo no detiene su impulso. La caída en barrena los envía en vuelo rasante en un destino errático. Tú puedes verlos a tu espalda, como si os persiguieran, pero eso es imposible. Como una piedra haciendo la ranita en un estanque, así va ocasionando la destrucción ese tándem antinatural.

Si no supiera que era completamente absurdo, habría dicho que me estaban siguiendo. Y eso que había calculado la trayectoria para no estar en ella. Iban rebotando contra el suelo y, con cada rebote, saltaba el asfalto, los coches. Pude ver el metal retorcido, tierra saltando por los aires, asfalto derretido. Y aunque no podía verlo, podía oler la carne quemada y la sangre.
Hice un nuevo cálculo y reduje apenas mi carrera al tiempo que me agachaba protegiéndome cómo podía de la onda. Pasó por encima de nosotros y miré con horror cómo caían delante de nosotros destrozando el helicóptero. Me detuve un segundo y miré la pistola que aún sostenía. ¿Le quedaría munición? ¿Seria capaz el GEO de acertar al mutante? ¿Y por qué cada vez tenía más la impresión de que era a mí a quién buscaba?

- Joder, joder, joder - murmuré entre dientes buscando protección.

Con un último estruendo, el rastro de horror culmina. Un amasijo de carne humeante y arañada queda empotrado en el chasis de un furgón blindado de Prosegur.

Sin embargo, los restos del Eurocopter EC135 han salido disparados en todas direcciones y...

Lo vi venir, los pedazos del helicóptero y, no quería pensarlo pero sabía que era así, los restos de la policía que iba dentro, salieron despedidos en todas las direcciones. El impacto lo había destrozado por completo y lanzó pedazos de metal en todas las direcciones. Reaccioné por instinto, cogí la mano del subinspector y me lancé al suelo. Ya tendría tiempo para preocuparme después por lo demás pero de momento, me conformaba con que los pedazos candentes de metal y plástico pasaran por encima de nuestras cabezas. Incluso, de forma ligeramente egoísta, busqué que él quedase encima de mí. Me tapé la cabeza con las manos y cerré los ojos, aunque ya lo había visto, un pedazo ensangrentado de fuselaje pasando justo por encima de nosotros. Y trozos de vidrio. Y un pedazo de hélice.

Me quedé inmóvil un segundo. Habían pasado justo por dónde estaban nuestras cabezas.

Los ayes de los moribundos resuenan por todas partes. Os levantáis con cuidado. Estáis en mitad de una pista devastada, un paso de bestias antediluvianas. Es imposible distinguir la sangre del aceite derramado. Miráis a vuestro alrededor conmovidos.

En este silencio subsiguiente, la voz del subinspector te sobresalta. Está hablando a través de su comunicador:
-¿Sí? ¿Qué? Pero ¿cómo? -Te mira con preocupación. -Ajá. Sí. Entendido.

Cierra la transmisión. Te mira con severidad.

-Chica, será mejor que salgas de aquí. Tengo órdenes de arrestarte y, francamente, esto que acabas de hacer... Tengo una corazonada, así que vete.

Miré al tipo por un segundo, acababa de confirmarme que quien había atacado a mi familia estaba en el gobierno. Asentí con la cabeza.

-Gracias, cuida también tus espaldas. Diles que estaba en el helicóptero, tardarán tiempo en confirmar que es mentira.

Luego salí corriendo. Mi forma física no era precisamente buena, pero tal vez consiguiera llegar hasta algún sitio donde perderme. Me sabía mal dejar a todas las víctimas y no saber qué diablos había pasado con Taz y con el otro. Pero también era consciente de que si no salía de allí, los verdaderos culpables de toda aquella matanza se librarían.

Maldije entre dientes, se suponía que los héroes de la familia eran otros, no yo.

Mientras corres, en algún lugar de tu mente se descorre un telón, y se manifiesta el dueño de aquella voz misteriosa del almacén.

Era la voz de Alfredo Pérez Rubalcaba, actual candidato a la presidencia del gobierno por el PSOE, y ministro del interior hasta hacía pocos meses.

Has llegado a Getafe haciendo dedo; la estación de autobuses es el lugar en el que dos hippies vinculados al movimiento 15-M, Nacimiento_26 y Primer Orador, vendrán a recogerte. Van a ser las dos de la tarde, y la red está colapsada con las siguientes noticias:

-Un bloque en Madrid aterrorizado por un conflicto entre mutantes. Los hechos tuvieron lugar en torno a las siete de la mañana y ocasionaron un muerto (con identificación falsa), una mujer herida y luego desaparecida (supuesta vecina del bloque) y el histerismo de una mujer y sus dos hijos. La policía cree conocer la identidad de la mujer, quien fue trasladada al Centro Médico de San Bernardo. Se la busca intensamente.

-Sobre las once y media de la mañana un mutante sudamericano detuvo el AVE en la proximidad de Atocha y escapó atravesando con su cuerpo una de las ventanas de emergencia. La policía ha realizado un retrato robot y se trabaja en su identificación. Se le busca en la comunidad de Madrid.

-Atentado a las doce de esta mañana en la Plaza Dos de Mayo. La policía recibió un aviso de bomba veinte minutos antes, pero a pesar del despliegue, los culpables no han sido detenidos. Hay imágenes de fotógrafos amateurs: un norteafricano y un caucásico están en busca y captura. Al menos el primero era un mutante, según los testimonios, y provocó la muerte de un tetrapléjico, dejándolo terriblemente desfigurado. El caos se adueña del centro de Madrid capital y ocasiona decenas de heridos. Los vecinos del bloque número 3 de la Calle Espíritu Santo salen de sus casas aterrorizados.

-Espectacular ataque mutante terrorista en la M-50 a seis kilómetros de la salida de Alcorcón. Tuvo lugar a las doce de la mañana y ha causado sesenta muertos (incluyendo al mutante abanderado de la justicia Torbellino), veinticuatro heridos, un socavón en el asfalto que colapsará el tráfico durante días y más de coches destrozados.

De improviso, una chica sale de detrás de una máquina de chocolatinas y tropieza contigo. Ha cambiado su aspecto –justo lo que tú querrías hacer-, pero te llevas una sorpresa morrocotuda al reconocerla como uno de los sujetos que examinaban el libro junto a ti en el sueño misterioso.