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Regreso de la primera misión
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El general estaba sentado, no os miró cuando entrasteis en la habitación, y es que ojeaba varios papeles que habían sobre la mesa, algunos de ellos eran pequeños mapas de las regiones del oeste.
Cuando el último cerró la puerta Elroth saludó.
Saludos compañía, no quiero aventurarme tan pronto pero... supongo que no todo ha ido bien, ¿cierto?
No parecía estar muy concentrado en la conversación ni en vosotros, parecía algo abstraído.
Ireth siguió al mariscal y al resto de la compañía a ver al general. Entró a su despacho y se quedó a un lado, aguardando a que los invitaran a tomar asiento o a hablar. Sin embargo al general se lo veía distraído, comosi su atención estuviera a kilómetros de allí.
Escuchó su saludo y respondió con respeto y luego calló. Esperaba el informe de Laern antes de hacer alguna intervención.
Laern se aclara la garganta y se envara para ganar aplomo ante las palabras difíciles que de nuevo le tocaba transmitir a su superior.
-Señor, hemos interceptado a un grupo de bestias que saqueaban pueblos enteros que se negaban a unirse al falso dios. Su líder es Huart Mildor, y lo hemos aprehendido también. Sin embargo... -mira al resto, como buscando algo de ayuda o reuniendo voluntad, pero recupera la compostura casi al instante- Sin embargo entre ellos viajaba otro maldito hechicero camuflado. Escapó con sus malas artes, convirtiéndose en insecto, pájaro o lombriz, burlando nuestras espadas. El hobbit que de tan buena gana habíamos reclutado resultó ser su espía. Recomiendo interrogar al desgraciado y al gigantón, Mildor, con especial atención. El personaje de ropajes oscuros es un espía de un reino enemigo que perseguía al mismo brujo y, como tal, debe ser ajusticiado. Previo interrogatorio.
Todo el mundo sabía a lo que se refería con la palabra "interrogatorio" que tan a ligera empleaba Tidarion.
El general seguía mirando los papeles, en concreto un mapa de la frontera donde transcurría la guerra.
¡Lo tengo! dijo de pronto a la vez que dio un brinco de sus sitio.
Elroth fijó sus ojos en el mago Zarek.
Zarek, debe abandonar el grupo y dirigirse de inmediato a la fortaleza de Oster, allí recibirá instrucciones del capitán Melson, parta de inmediato, dispone de varios caballos en el establo, rápido.
Se detiene medio segundo y luego mira al mariscal.
Laern, necesito que sigas con la búsqueda del falso dios, hemos descubierto varias cosas gracias a Kaëm, mañana tendré el informe completo encima de mi mesa, así que descansen y veámonos mañana, eso es todo.
Como ordene, General. -dijo en un último suspiro.
Señores, me despido. Espero que ahondéis en todo este asunto. Máster, por favor, mándame un vip, que no me quiero perder quién es realmente Morz, entre otros, XD.
saludos!!
Solo un sordo gruñido como asentimiento expresa mi parecer. Entro y salgo de la estancia en silencio, todavía con el peso de una misión incompleta. Me siento como un niño a quien acaban de reprender por algo que ya sabía que ha hecho mal.
Nos queda una noche de espera antes de reemprender la tarea inconclusa y voy a aprovecharla. Al salir me despido de mis amigos.
Voy a desoxidarme. Ya sabes donde encontrarme si me necesitas. Esto lo digo a Laern, que sabe que lugares suelo frecuentar. Mañana estaré en la sala a primera hora.
Laern se espera en silencio a que salga también la Elfa, con toda la pinta de querer tener una charla a solas con el general.
A pesar de que el general no había hablado con reproche la elfa sintió que había fallado otra vez. Como poco más podían hacer allí salió detrás de Görg para dejar que el mariscal tuviera la privacidad que a la legua buscaba.
Sin embargo Ireth necesitaba despejarse, cambiar su humor. -Espérame Görg, iré contigo si no te importuna. Me hace falta un poco de distracción y si voy ahora a mi cuarto lo único que haré será dar vueltas hasta el amanecer sin descansar para nada.
Eso tiene solución elfa, yo pienso descansar. Te invito a que me acompañes porque quizá descubras nuevos métodos de relajación. Se lo digo guiñándole el ojo y después suelto una estruendosa carcajada, de esas que hacía muchos días que no dejaba escapar ni una.
No te asustes, te aseguro que te gustará. Confía en mi.
Todos menos el mariscal salen de la habitación, sin duda Laern tenía lago de lo que hablar con el general.
Lo siento por la tardanza, pero sobre todo por no avisar.
Cambio de escena para algunos.
El general no dice nada, se limita a esperar tus palabras.