Partida Rol por web

Todo lo que pase mientras camináis por las calles de la capital.

Dejas atrás el castillo y paseas un rato por las calles de la ciudad, está prácticamente igual que la última vez que la visitaste, los puestos son los mismo y los tenderos también. La gente que camina siempre cambia pues Talona está llena de viajeros.

Las tabernas están a rebosar y los mercados son prácticamente imposibles de visitar sin chocar constantemente con los transeúntes.

Me doy una vuelta por la taberna a ver "que se cuece".

Después de salir de la taberna, observo la calle y me doy una vuelta.

Busco a alguien que esté haciendo algo "que no debe".

Anioz caminaba por las cercanías del castillo cuando vio a Laern, junto a él habían un par de mozos que intentaban cargar los sacos de dinero que estaban en el carro. Laern ya había cogido uno de ellos.

-"Señor, ¿necesita un par de manos mas para cargar los sacos?" Pregunta Anioz a Laern viendo que había trabajo que realizar

Laern, que estaba cargando con un saco, se sorprende a ver a Anioz.

- ¡Vaya, capitán! ¡Te hacía lejos! Pues sí, vamos a llevar el oro a la tesorería. Si quieres, muchacho, coge otro y síguenos.

Dicho esto, le saluda con la cabeza en un gesto de asentimiento y vuelve a entrar en el castillo junto con los sirvientes.

-"Claro, sin problema".

Anioz coge un saco de oro del carromato y sigue a Laern.

Salís del castillo y llegáis a las concurridas calles de la capital, lugar donde todo tipo de personas iban de aquí para allá, mercaderes, campesinos, guardias e incluso ladronzuelos.

Adelante mi señora, sígueme y confía en alguien que mantiene el ceño fruncido tanto tiempo que sabe como y donde relajarlo cuando es preciso.

Dando conversación intrascendente a la elfa la llevo a una casa de masajes que tiene reputación de casa de citas. Guiñando el ojo a la elfa insisto en que confíe en mi. Entre las cortesanas del lugar hay algunas que realmente saben dar masajes y eso es un auténtico lujo.

Un buen baño jabonoso, un masaje completo, un suave licor, unas hierbas aromáticas y se obrará el milagro de destrabar mis músculos, haciéndonos olvidar tensiones y cansancio.

Al acabar la sesión (a la que invito) me siento dispuesto a acudir a alguna de mis tabernas favoritas en busca de una buena cena y sobre todo me siento capaz de disfrutar esa suculenta cena.

¿Me acompañas a cenar también? Aunque te advierto que en cuestión de alimentos soy mucho menos exigente.

Ireth salió junto a Görg a las calles de la ciudad. Al ver hacia donde se dirigían no pudo menos que mirarlo entre extrañada y sorprendida. ¿Qué se proponía el enano?

Sin embargo, al llegar al lugar y recibir las atenciones de las masajistas, cualquier suspicacia que podía albergar se disipó totalmente. Tantos días a caballo, durmiendo donde lo dictaba el camino habían hecho mella en sus músculos, así que los aceites perfumados y los suaves golpeteoss que las mujeres dieron a la elfa obraron maravilla no solo físicamente si no que levantaron su ánimo también.

Una vez acabada la sesión y luego de un relajante baño de sales aromáticas, la elfa estaba dispuesta a seguir a Görg hasta el fin del mundo si se lo proponía.

-Amigo enano me has sorprendido con este lugar. Gracias por este relajante descanso. Por más que anuncies que no eres exigente con la comida no dudo que me llevarás a una buena taberna donde podamos saciar nuestro apetito y apagar la sed. Guíame por estas calles que esta vez invito yo.

Sonriendo Ireth hizo un ademán a su compañero como cediéndole el paso.

Continúo dando conversación intrascendente mientras llegamos a destino. Una posada apartada que goza de buena cocina. Comida casera a precio moderado, sin grandes lujos pero en cantidad suficiente y cocinada con mimo.

Verás, esa fama de tragaldabas que arrastramos los enanos es sin duda merecida pero no se corresponde con todos nosotros. Cierto es que quemamos más rápido las energías que nos aportan los alimentos y por eso debemos comer más cantidad y con mayor frecuencia pero . . . no hay que exagerar.

Creo que lo que nos hace destacar es nuestra desmesurada afición a las carnes. Tiene cierta verdad ese arquetipo del enano con una jarra de cerveza en una mano y un trozo de rusiente carne en la otra. Pero hay mucho más allá de esa imagen.

Y así continúo sin darle apenas tiempo a intervenir hasta que estamos sentados ante unos humeantes platos de caldo servidos por un casi anciano posadero y cocinados por su casi anciana esposa.

La compañía de Görg resultó ser mucho más grata de lo que la  elfa imaginaba. El enano disfrutaba en grande los placeres de la vida y tenía una energía contagiosa. Para cuando llegaron a la tabernas, las tribulaciones del viaje habían quedado a un costado y tan sólo tenía ganas de  una buena comida, un rato de música y charla que no tuviera que ver con el trabajo.

-No te aflijas por mi Görg... no podré seguirte el ritmo con la comida pero la voy a disfrutar igual. No te preocupes que te acompañaré mientras degustas los platos de este lugar- la elfa sonrió. -¿Qué me recomiendas para comenzar?

Aunque sea difícil de apreciar sonrío bajo mi poblada barba y bigote.

Ya que lo preguntas te diré que las verduras que preparan aquí resultan extremadamente sabrosas para ser simplemente vegetales. No puedo evitar cierta cara de asco al decirlo. Y luego no dejes de probar el pescado si lo disponen hoy. Solo sirven pescado fresco y te garantizo que aquí lo es o no lo tienen.

La carne es opcional para ti, muy recomendable pero no te sientas obligada. Eso sí, reserva un hueco para las tartas de la casa, exquisitas. Las hay de todo tipo, mi preferido es el pastel de carne pero quizá a ti te guste más la tarta de frutas del bosque.

¡Ah! Todo ello regado con un suave vino para ti y una amarga cerveza para mi, si te parece bien, claro.

Ireth comió y bebió a la par del enano a pesar de que había alegado que no podría seguirlo. Necesitaba una buena noche de distracción, llenar bien el estómago, cosa que en campaña nunca ocurría, y disfrutar de una velada sin preocuparse por los problemas que tendrían que afrontar la mañana siguiente.

-Bueno amigo Görg, ha estado estupenda la cena. Recuérdame que la próxima vez que estemos en Talona sin obligaciones venga a este sitio.

Luego de despedirse del enano, la elfa se dirigió a su barraca para descansar un poco hasta el alba.