¡Guau! ¡Guau!
Los ladridos llegaban desde la otra punta de la calle. El gran san bernardo estaba siendo cabalgado por un mediano que sostenía una antorcha.
¿Qué hacéis aún aquí? La ciudad está siendo evacuada. ¡Seguidme!
Ernst agarró a Alarico y lo subió a su espalda como un fardo de heno. Empezaron a alejarse, pero de pronto una erupción de la nube escupió un lago de magma humeante que les cortó el paso cubriendo todo el ancho de la calle y parte de los edificios que la flanqueaban.
Atajemos por el interior de ese edificio-dijo, señalando una de las casas-. Tirad la puerta abajo.
Ya que Ernst estaba cargando con Alarico, le tocaba a Quiora la responsabilidad de abrirles paso mediante la fuerza bruta, que siempre es la mejor y más divertida de las fuerzas posibles.
Tira fuerza CD 13 para derribar la puerta y poder continuar.
Quiora se quedó maravillada ante el caos en el que habían aparecido. Era la Ciudad de las Mil Puertas donde habían aterrizado? Tenía una habilidad especial para caer en situaciones desesperadas. Pero ante situaciones desesperadas, nada como hacer uso de la fuerza bruta!
Activó la magia que le quedaba en los guanteletes pues no quería que le cayera una vomitona de esa nube tan rara y maravillosa, y descargó un golpe tremendo con el hombro sobre la puerta de la vivienda. Quizás se había pasado un poco con la pobre puerta...
Motivo: forzar puerta con guantelete
Tirada: 1d20
Dificultad: 13+
Resultado: 19(+7)=26 (Exito) [19]
últimas 2 cargas de los guanteletes.
Con la puerta derribada, cruzaron el salón hasta una ventana que daba a otra calle. Benn la abrió, el perro saltó, Anren trepó por la pared y luego por el marco de madera... Al final todos salieron fuera, con especial dificultad para Alarico y su bendita armadura, siempre retrasándoles. Por encima de los tejados vieron que la nube se alejaba en otra dirección, dándoles un respiro.
Nueve... ¿Qué ha pasado?-el niño siguió a lomos de su perro guiándoles, sin decir nada-Maldito mediano, habla de una vez. ¿A dónde nos dirigimos? ¿Dónde están los pesos pesados de la ciudad?
Bajó la mirada, apesadumbrado.
Esa cosa apareció hace tres horas. Le bastó tres horas para sumir a este semiplano en el caos. Apareció sobrevolando la Academia Drwu'ndel de los magos, y lo primero que hizo fue tragarse al sol alquímico dejándonos a oscuras. No era trabajo para la guardia de la ciudad, fueron los magos a por ella. La atrajeron a los talleres para dar tiempo a los demás a escapar por la Torre de los Portales. Mi tío... snif... Mi tío fue uno de esos magos. Hace dos horas que no se ve magia surcando los cielos contra el monstruo, ya no queda ningún mago para hacerle frente. Nadie se acercó a ver lo que quedaba de ellos. Ni siquiera yo me atreví.
Anren puso una mano en el muslo del pequeño jinete.
Ea-ea... Ea-ea... Anren saber cómo sentir niño montaperros. Anren tener dos arañas cuando vivir en selva. Arañas morir, y dejar agujero aquí-pasó la punta de la pinza trazando un círculo sobre el pecho-. Anren llenar agujero con sed de venganza, bonita y simpática sed de venganza. Sed de venganza ayudar a niño montaperros.
La magia no siempre es la solución. Esa criatura tendrá resistencias. Todo lo grande es difícil de matar al principio. Tiene que haber otro modo de acabar con la amenaza. Si tan solo volara lo suficientemente bajo como para golpearlo...
Hay cosas que podríamos intentar. En la biblioteca habrá información sobre ese ser, alguien en algún momento debió saber qué era esa cosa y cómo se podía derrotar. Los Cancilleres de la Ciudad de las Mil Puertas seguro que están tomando decisiones en este momento. O podríamos ir a la Academia, es allí dónde empezó todo. O a los Talleres para buscar a algún mago superviviente. Tal vez deberíamos separarnos.
Malahierba miró a Alarico. El humano aún estaba hecho unos zorros desde la incursión en el castillo de los pelirrojos con faldas.
Lo primero es llevarle a un lugar seguro. Ernst es lo suficientemente fuerte como para cargar con él. ¿Qué estoy diciendo? Tal vez deberíamos descansar todos.
Quiora se sacó un moco bastante grande de su aplastada nariz verduzca en lo que los demás discutían teorías y posibles soluciones. Observó el moco con detenimiento; estaba bastante reseco, síntoma sin duda de que necesitaba comer y beber algo. Hizo una dura pelotilla entre sus dedos y lo lanzó al suelo.
- Descanso? Alguien ha dicho descanso? Yo me apunto!
La nube no era asunto suyo ni tenía intención de hacer nada al respecto a no ser que alguien la pagase por ello. Lo que le recordó que el último trabajo lo habían hecho gratis. Tsk!
Sin dinero u otro tipo de recompensa de por medio, Quira seguiría al más fuerte o a quien le convenciera de seguirla.
Y, ya que estamos "a salvo", en un lugar "amistoso", dime quién eres, qué hacías en ese sitio lleno de pelirrojos con faldas - interrogó a Ernst -. Por qué el mago de la máscara quería que te sacáramos de ahí?
Esa era la forma de 'ligar' de la semiorca.
No sé mucho de mi pasado... El experimento al que me sometieron ha debido dañar mi memoria. No conozco a ningún mago con máscara, o puede que sí y sea uno de los recuerdos que he perdido. Esos pelirrojos no eran humanos, eran elanes. Son humanoides psiónicos que cazan personas y les lavan el cerebro para reclutarlos y crecer en número. Mi nombre ya te lo dije, pero aún no me he presentado al niño del perro: me llamo Ernst.
¡No soy un niño, soy un mediano! Y ya tengo quince años-o sea, aún un niño-. Conozco un lugar en el que podemos refugiarnos. Seguidme.
Nueve dio un tirón a las riendas y guió a su perro girando en la siguiente esquina. En la base de una de las casas había un agujero que llevaba a los cimientos. Nueve desmontó y se metió dentro.
Fiu, fiu, fiu... Vamos, Bernie, sígueme.
El san bernardo se tumbó y empezó a avanzar poco a poco hasta entrar en el túnel. Los piernaslargas que iban con Nueve tuvieron que imitar al perro para poder seguirles, avanzando con los codos y las rodillas mientras se arrastraban como serpientes. Al cabo de un rato y varios cruces de camino, llegaron a una cámara repleta de familias de gnomos y medianos, asustados y con las pocas posesiones que pudieron llevarse consigo al huir de sus hogares. Ese lugar ya era otra cosa, tenía el techo tan alto que permitió a la semiorca sentarse en el suelo y ponerse cómoda.
Bienvenidos a la Asociación Vecinal de Estatura Ligera (A.V.E.L.). Este sitio fue creado por Lord Avellanos, uno de los cancilleres de la Ciudad de las Mil Puertas, con el fin de que la gente pequeña tengamos un lugar en el que ponernos a salvo y trabajar juntos por la comunidad. Ni siquiera reconozco a esta gente, no bajas hasta aquí si no tienes un favor especial que pedirle a Lord Avellanos.
Había un grupo numeroso de gnomos que se arremolinaban con un pequeñe bebé de los de su especie.
Un mediano muy feo estaba solo y triste en una esquina.
Quiora reconoció al grupo de trasgos. Eran los que la liaron parda en el Bistró, qué recuerdos, parece que había sido ayer... ¡Espera, fue ayer! Se llamaban Fog, Fool y Frog.
Un gnomo le tiraba los trastos a una mediana con sombrero. ¿Por qué había semiorcas como Quiora o semielfos, pero nunca había visto a ningún semignomo?
Había un mediano mayor con dos chicas jóvenes, seguramente su harén. O sus hijas, pero sería más interesante que fuese un harén.
Creo que solo te habías cruzado hasta ahora con los trasgos. Si te suena alguna cara, te recuerdo el nombre.
Ey, colegas! Cómo estáis?- saludó alegremente al grupo de trasgos con los que había hecho un poco de ejercicio el día anterior.
El resto no le sonaba de nada, pero el bebé tenía muy buena pinta, rechonchete y con buen color.
- Y cuándo pasará la 'tormenta', alguien lo sabe? Suele haber muchas de esas por aquí?
Quiora buscó un lugar en el que poder tumbarse para dormir un rato. Estaba cansada después de la misión y tampoco parecía mucho más que hacer por ahí. Mientras, pensaba que quizás un buen golpe en la cabeza a Ernst le ayudase a recobrar la memoria. Ella era una buena samaritana, a veces.
Los trasgos saludaron a la semiorca con desgana.
Señor Urrik, usted fue bardo. ¿Conoce alguna historia sobre esa tormenta?
Uhm... Puede que tenga una pequeña historia al respecto, Lali. Acercaos...
Afinó su laúd. Los recién llegados eran demasiado altos como para formar un corrillo alrededor del gnomo, pero los pequeños coparon los mejores lugares.
Tommy era un novato aprendiz
del alquimista drow llamado Drizzt,
quedó al mando del laboratorio,
limpiando y cantando con jolrgorio
y tiró los matraces con la escoba:
aliento invernal de una invernal loba,
fuego del Inferno de olor a azufre,
al ver el lío causado Tommy sufre,
cuando la roca del limbo sale volando
contra el agua bendita del camposanto.
Y así se formó el primer omnimental,
de fuego y agua, de roca y vendaval.
El elemental de los cuatro elementos...
el primero del que luego hicieron cientos.
Eso le daba a la tormenta un nombre. Era más divertido golpear algo si sabías lo que era. La historia cantada por Urrick seguía, contaba cómo Tommy abandonó el laboratorio de Drizzt para perseguir al omnimental y enmendar los destrozos y el caos que su creacción accidental causaba a su paso. Después hubo un par de estrofas que hablaban de ser responsable de sus propios actos, aprender a pedir ayuda cuando tenías problemas y demás moñerías. Poco a poco, la semiorca quedó dormida.