Uy... Kathrina... Kathrina, por favor, bájale al suelo. Estoy segura de que no lo ha dicho con esa intención.
Anna se agachó tras el mostrador de la recepción y sacó una jaula de madera que tendió a Sapo.
En un momento dado, una luz se hizo visible en el interior de la jaula.
Su nombre está en la lista de clientes cuya cuenta pasaremos al Consistorio, ¿no, hermana? El alquiler del fuego fatuo no te costará nada, gnomo. Ya nos lo devolverás después. Acerca la jaula a cualquier monstruo que os ataque por la calle y el fuego fatuo le soltará una descarga.
Kathrina se vió satisfecha por poder ganar dinero a costa del erario público con la colaboración de Sapo, así que el viento menguó hasta dejar a Sapo de nuevo en el suelo.
Puedes usar la jaula del fuego fatuo como un ataque de toque cuerpo a cuerpo que hace 2d8 puntos de daño por electricidad.
- ¡Ay, ay, ay!- Sapo trataba de mantener la verticalidad elevado pro una misteriosa corriente de aire.- No lo he dicho con esa intención,no lo he dicho con esa intención,no lo he dicho con esa intención.- Repetía como un loro Sapo hasta que volvió a posarse en el suelo. Técnicamente Kathrina no le había tocado por lo que pelillos a la mar.
- Iremosh a la herborishtería a ver.- Mintió tomando la jaula con el fuego fatuo. Lo que necesitaban es que la tío o la prima del enano vinieran a ver el estado de su amigo, puesto que Sapo no tenía ni pajolera idea de qué le pasaba.- Anna la guapa, Kathrina la...suertuda.- Anotó mentalmente pero en voz alta. Su maestro decía siempre una frase que decía "la suerte de la fea la guapa la desea". Kathina tenía mucha suerte de que Sapo no manipulara su mente y la dejara como un vegetal babeante. Temeroso de nuevas reprimendas salió correteando al exterior.
¡Cuidado, idiota!-advirtió Kathrina, al ver que el gnomo se dirigía a una muerte segura.
En el umbral de la puerta, los zarcillos y las lianas se constriñeron para agarrar a Sish, lo cual significaba aplastar al gnomo que lo llevaba bajo sus ropas. Al correr, Sapo logró pasar por debajo de las plantas tentaculares. Su corta altura jugó en su favor. Cuando las defensas de la posada se volvieron a replegar, también salió el enano Wendel a la calle.
A la herboristería entonces...-dijo Wendel, acelerando el paso para ponerse a la altura de Sapo.
Sapo se detuvo. Wendel le miró con esos ojos de panoli redomado. Cuando el gnomo entró en explicaciones, Wendel asintió.
Ajá.
Wendel cambió el rumbo, guiando a Sapo a quién sabe dónde...
La calle estaba vacía. Unas vasijas de barro junto a las paredes de las casas. Puertas y contraventanas estaban cerradas. Un viento frío arrastró un matojo por el solitario paraje. Algunos pequeños arbolitos bajos, como arbustos, estaban salpicados allí o allá. Todo iba bien.
Uno de los arbustos se transformó en una especie de humanoide primitivo. Luego otro... Y otro. Y otro. En total, cinco de aquellos monos-arbusto les miraron con ojos sanguinarios.
Motivo: Iniciativa trasgos bosquimanos
Tirada: 1d20
Resultado: 18(+2)=20
Si igualas iniciativa 20 o la superas, puedes actuar.
Todo parecía tranquilo. un agradable paseo nocturno para alguien cuya vista estaba adaptada a la poca luz que emitía el fuego fatuo. Más sencillo que sumar uno más uno. Pero entonces unos arbustos cambiaron de forma delante de sus narices. Mejor dicho, de la nariz del enano Wendel pues Sapo aún no había recompuesto la suya.
- Ilusiones, seguro que son ilusiones que engañan nuestros sentidos. Soy un experto.- Entrecerró los ojos y fijó, dentro de sus límites, la mirada en los monstruos esos para discernir si eran reales o no y, sí lo eran, qué demonios eran.
Motivo: Ini Sapo
Tirada: 1d20
Resultado: 8(+2)=10
Tirada oculta
Motivo: Saber arbustos monos
Tirada: 1d20
Resultado: 18
Dejo tirada de saber (dungeons, natulraleza y planos son +5, arcano +9)
Sapo se les quedó mirando, sin quitarles ni un ojo de encima. A ninguno de ellos. Mientras se avalanzaban sobre el gnomo y el enano, Sapo distinguió las facciones trasgoides de aquellos primates. Se trataba claramente de una familia de trasgos bosquimanos. Quizás lo más importante es que estos neardentales es que hablaban un idioma trasgo primitivo, y eso significaba que podía comunicarse con ellos.
Según veía a dos trasgos bosquimanos aproximarse con sus fauces abiertas, Sapo empezó a creer que ese no era el detalle más relevante para aquel momento.
Aquellas criaturas tenían la habilidad de amedrentar a las criaturas débiles, saltando y lanzando gritos agudos en un frenesí discordante. Gracias al cielo, Sapo ya iba teniendo un nivel, y no iba a dejarse asustar por unas tácticas tan poco efectivas. En cuanto a Wendel... tampoco parecía asustado. Más bien confuso. Como si no supiese a qué atenerse.
Otro de los rasgos distintivos de los trasgos bosquimanos, era su sensibilidad a la luz del sol y a conjuros como la luz del día. Cuando se encuentran en esa situación, la reacción de un trasgo bosquimano es huír o transformarse en arbusto. Por desgracia, la Ciudad de las Mil Puertas solo contaba con la luz del sol alquímico artificial, insuficiente para cegar a aquellas criaturas humanoides.
En cuanto a lo de convertirse en arbusto... Es una habilidad mágica que funciona como el conjuro de forma arbórea de los druidas.
Ya desde el punto de vista antropológico, los trasgos bosquimanos son capaces de confeccionar pequeñas herramientas con huesos y lascas de piedra. Lo más elaborado que pueden hacer es tejer una red que normalmente usan para cazar, pero en estos momentos ninguno de ellos portaba red alguna.
En ese impás en el que Sapo recordaba todos los detalles leídos sobre el tema, uno de los dos bosquimanos que le atacaban le mordió un brazo y Wendel noqueó a uno de los que le atacaban, dejándolo inconsciente.
Motivo: Mordiscos a Sapo
Tirada: 2d20
Dificultad: 15+
Resultado: 6(+3)=9, 16(+3)=19 (Suma: 28)
Exitos: 1
Motivo: Mordiscos a Wendel
Tirada: 3d20
Dificultad: 18+
Resultado: 7(+3)=10, 5(+3)=8, 14(+3)=17 (Suma: 35)
Motivo: Wendel, ráfaga de golpes, daño no letal
Tirada: 2d20
Dificultad: 14+
Resultado: 4(+5)=9, 19(+5)=24 (Suma: 33)
Exitos: 1
Motivo: Daño a Sapo
Tirada: 1d4
Resultado: 2(+1)=3
Motivo: Daño no letal a trasgo bosquimano
Tirada: 1d8
Resultado: 4(+1)=5
Sapo 17/20 pgs -hechizar persona. -hablar con los animales, -prestidigitación.
Trasgos bosquimanos (4). 4/4 pgs. CA 14, Toque 13.
- ¡Ay!- Gritó Sapo horrorizado por que aquella cosa hubiera osado a traspasar su espacio vital. Esquivó a uno pero fue incapaz de impedir que el otro le mordiera. Dio un pequeño paso atrás casi absorto en ver fluir la sangre de la herida.
Amasa, amasa, amasa.- La especial visión de Sapo le permitía ver el éter que lo impregnaba todo. Con movimientos frenéticos de sus manos amasó la arcilla mágica para darle forma de un precioso abanico de colores que se desplegó para repartir paz y amor a todas las razas que poblaban el mundo, fueran enanos, gnomos, o trasgos bosquimanos.
- Acción gratuita: Paso 5' atrás.
- Acción estándar: Conjurar rociada de color vs trasgos (2)- CD 18 (ilu)
Las luces irisadas multicolor hicieron que los dos asaltantes de Sapo sufriesen convulsiones y ataques epilépticos en el suelo de la calle, a sus pies.
Mientras, a Wendel aún le quedaban dos rivales. El enano aprovechó la mala suerte y la inercia con la que el primero se avalanzó sobre él para proyectarlo por el aire y dejarlo noqueado. Después esquivó al segundo y le pinzó el hombro con los dedos aplicándole la llave del sueño.
Todo fue un visto y no visto. En cuestión de segundos, entre los dos, habían derrotado a toda una familia de trasgos bosquimanos endogámicos. Wendel le puso ojitos a Sapo, ya que sentía que había confraternizado a un nivel más profundo tras haber luchado juntos...
Formamos un buen equipo. ¿Nos damos un abrazo, nuevo mejor amigo?
Motivo: Voluntad
Tirada: 2d20
Dificultad: 18+
Resultado: 8, 5 (Suma: 13)
Motivo: Mordiscos a Wendel
Tirada: 2d20
Dificultad: 18+
Resultado: 1(+3)=4, 14(+3)=17 (Suma: 21)
Motivo: Wendel, ráfaga de golpes, daño no letal
Tirada: 2d20
Dificultad: 14+
Resultado: 2(+5)=7, 12(+5)=17 (Suma: 24)
Exitos: 1
Motivo: Daño no letal a trasgo bosquimano
Tirada: 1d8
Dificultad: 4+
Resultado: 3(+1)=4 (Exito)
Con todos sus enemigos convulsionando o inconscientes Wendel miró a Sapo con ojos golositos pero eso el gnomo autista no sabía interpretarlo. En cambio, lo del abrazo, le hizo dar un pequeño salto hacia atrás, como un gato con el lomo encorvado y erizado.
- ¡NO!- Gritó horrorizado por la idea. Ya le habían mordido como para que lo abrazaran. Su maestro le había intentado enseñar los complicados tejemanejes de los convencionalismos sociales pero el contacto físico no lo soportaba. Para Sapo su pequeña persona estaba rodeada de una burbuja invisible para los demás en la que se encontraba a salvo, limpio y seguro. Cualquier intromisión en su zona le parecía una afrenta. ¿Por qué era tan complicado de ver para el resto del mundo? Cuando le pasaban estas cosas y su maestro aún estaba presente, siempre le decía que debía mentir.
- No puedesh tocarme. Shoy contagiosho. Todo el que me toca muere entre inshoportablesh doloresh.- Siseaba cuando mentía.- ¿Vesh?- Rebanó el cuello con su daga al trasgo que le había mordido y que se tambaleaba. Ahora descansaba en paz.- Seremos amigos en la distancia. Sin tocar. - Dicho esto se puso a lavarse la herida. Frotaba y frotaba desesperado, aguantando el dolor, esperando que la mugre ni el desagradable olor se le quedara pegado.
A-mi-gos...-dijo, poniéndose colorado.
Pero cuando Sapo le dió el golpe de gracia a uno de ellos, Wendel se sintió algo incómodo.
No estoy seguro de que eso haya estado bien. ¿Y si eran seres inteligentes?
Lo eran. ¡Oh, sí! Sapo lo sabía: los trasgos bosquimanos eran primitivos, pero manejaban la herramienta rudimentaria del lenguaje. Un lenguaje también primitivo, pero lenguaje después de todo. Otra cosa muy distinta es que los trasgos bosquimanos fuesen inteligentes a los niveles de inteligencia que exigía Sapo para considerarlos inteligentes. Entonces la respuesta era no. Y Wendel, con esa mirada bobalicona que tenía, tampoco iba a pasar ningún test de genialidad.
En la ceremonia de investidura se nos dijo que los humanoides inteligentes deberían ser capturados con vida y llevados a prisión. No digo que sea este caso. Pero si nos encontramos con... yo que sé... ¿orcos? No hagas lo de cortarles el cuello. Esos sí irían a la cárcel, no se les mata. No te estoy juzgando. Solo te informo para la próxima, porque eres mi... a-mi-go-se volvió a poner colorado.
Los orcos eran ligeramente más inteligentes que los trasgos bosquimanos, era lógico que tuvieran más consideración y mejor trato que una muerte horrible. Aunque como todo, depende de los gustos de cada uno. Un orco muerto es una obra social: sería más cruel darle un zapato y que intentara deshacer el nudo de los cordones.
Los trasgos bosquimanos que noqueó Wendel tardarían horas en despertar, pero el trasgo bosquimano que seguía inconsciente por la rociada de color se recuperaría en cuestión de segundos. Despertaría ciego, pero su vista se habría recuperado para cuando Wendel y Sapo estuviesen haciendo el camino de vuelta con la pariente del enano que necesitaban para despertar al humano dormilón. A no ser que... a no ser qué Sapo también le rebanase el cuello.
Le costaba entender todo aquello. Lo de "humanoides inteligentes" para Sapo era algo a lo que pocos en el mundo podían aspirar a llegar a ser. Se cogió la oreja como una reacción a la frustración que sentía cuando no entendía algo. Podía descifrar complicados enigmas, vislumbrar el éter que lo rodeaba todo, pero las normas sociales del común de los mortales le sumían en un estado de ansiedad. Sin Lentejuela ni su maestro allí no sabía cómo actuar.
- Fue en defensa propia y yo no era conocedor de esas estúpi...de esas normas. No estuve en esa ceremonia de investidura.- Se justificó.- Éste se va a quedar ciego un rato pero dejará de convulsionar en seguida. Déjalo inconsciente y, si tienes una cuerda, podemos atarlos a todos para que los apresen.- ¿Qué iban a hacer si se encontraban con orcos? Sapo había convivido con un par de hermanos mestizos y ya eran grandes de cojones, como para lidiar con un orco de pura cepa. Él era pequeño y frágil.- ¿Dan alguna recompensa por los prisioneros?
Yo he mirado y no tengo cuerda.
En estado de personajes tienes que poner que usé rociada de color.
Yo no llevo ninguna cuerda. Si vas acompañado de un guardia, el guardia anota en una libretita lo que vayas cazando o capturando. No sé si estos contarán o no, pero por lo menos sería una buena obra.
Uno de los trasgos bosquimanos se incorporó, girando la cabeza en distintas direcciones. Wendel le dió un golpe con el lateral del puño en la coronilla, y el trasgoide volvió a perder la consciencia.
Tendríamos que desviarnos un poco de nuestro destino... Ahora que son cuatro, yo puedo llevar dos al hombro, y tú a los otros dos-propuso, como si Sapo pudiese levantar dos cuerpos de su mismo tamaño-. Si los dejamos aquí, podrían huir, y la recompensa la cobraría otro... o podrían ser devorados por algún monstruo. ¿Qué quieres hacer?
Entregarlos a las autoridades estaría bien, podrían entregar a los dos trasgos que llevara Wendel a cuestas y quizás ganarse unas monedas. O podrían dejar los trasgos bosquimanos aquí, e ir directos hasta la prima de Wendel.
Sapo se quedó mirando a Wendel totalmente absorto. ¿De verdad creía el enano que Sapo podría con dos?
- Yo puedo llevar a estos otros dos mañana.- Dijo como si así lo explicara todo. Si descansaban y preparaba el conjuro de Disco de Tenser podría llevar los dos cuerpos sin problema.- U hoy si vamos a por Lentejuela y los lleva ella. Yo no tengo fuerza.- Se quedó pensando como si estuviera descifrando un complejo problema matemático.- Si no tenemos cuerda y no podemos dejarlos atados, y no puedo rebanarles el cuello con una daga, no hay mucho que podamos hacer. Llevemos a los que podamos. - Y el voluntarioso y escuálido gnomo trató de cargar con uno delos trasgos, o tirar de las piernas para arrastrarlo. Como no era muy empático lo manipulaba como si de un saco de patatas se tratase, sin importarle si se golpeaba la cabeza con el bordillo.
Sapo puede con un trasgo, con dos o con ninguno?
Sapo venció su miedo a tocar al trasgo simiesco y cargó con uno a su espalda. Wendel llevó a dos, uno bajo cada brazo. Quedaron en la calle el cadáver del cuarto, y el cuerpo inconsciente del quinto.
Callejeando un poco, llegaron hasta la calle que separaba la prisión (a la izquierda) del cuartel (a la derecha):
¿A dónde quieres llevarles...?
¿Sapo?
Wendel miró a izquierda y derecha. Era como si se hubiese abierto una grieta dimensional en el suelo y se hubiese tragado al gnomo y al trasgo bosquimano que llevaba. Las aventuras de Sapo tomaron un camino inesperado...