Partida Rol por web

No puedo evitar reír con la discusión entre el pato y el goblin, después me llevo las manos a la boca, como si quisiera recuperar las carcajadas que se me habían escapado. Me noto enrojecer. Tal vez las damas de la corte no habían terminado con su trabajo de hacer de mí una señorita, al fin y al cabo.

-Si padre.- respondo poco después al rostro que se difumina, mientras una lágrima esquiva recorre mis mejillas. La muy traidora se había escapado mostrando lo mucho que echaba en falta la única familia que había conocido. Ahora que lo pensaba, nunca conocí a mi madre...

-Nacida del fuego.- Musito recordando.- Si... creo que sí. La primera sombra que encontré en mi camino, más grande que estas, me llamó... Niña del fuego, sabían de mi existencia. Entonces... ¿Debo buscar a los otros con esas afinidades? No, no puedo hacerlo todo sola... 

Miro a los presentes en la habitación, ¿En quien confiaba? La conversación sobre piedras de la fortuna no me interesa lo más mínimo. 

-Rendam, me haces más falta vivo que muerto. ¿Nos acompañaras a Dacen y a mi en el camino hacia los Montes Milenarios? Si es así, recoge tus armas.- Me aparto a un lado. Me acerco al maestro hechicero, anotando en mi propio mapa la ruta. Después deposito un suave beso en su frente y sin hacer un ruido, le digo, "Gracias", como si de un secreto entre nosotros se tratara.- Si prefieres enfrentarte a enemigos que no dan la cara,- continuo con el soldado.- sigue con tus combates una vez nos hayamos ido. Pero las luchas sin sentido, no tienen lugar en estos momentos.-" Ni en ningún otro." Me acerco a Pispan, y le cojo de las manos.- He de pedirle un favor, Maese Pispantorín, una tarea más que añadir a sus búsquedas, digna sólo de tan noble linaje como el suyo. ¿Aceptará la carga de encontrar a los otros herederos de los elementos y les mandará hacia el templo del Bien supremo en los montes milenarios? De todas formas, viajar de noche es peligroso, tiene hasta el próximo amanecer para darme una respuesta. Haremos noche aquí, aunque entre nosotros haya un traidor, será más seguro que salir a los caminos. 

Voy hacia la puerta, en la que espero a que Dacen termine su bebida. 

- Igual que en la ciudad de la tierra no me arriesgue a derramar sangre de inocente, no voy a participar en una caza de brujas aquí. Que lo dioses perdonen a los pervertidos por el Mal. Aprovechemos la tarde investigando la ciudad.

Entre toda esta gente, había muchos buenos corazones, muchos posibles aliados, pero... ¿Como iba a atreverme a pedirles que hicieran más por mi de lo que ya hacían por si mismos para luchar contra el Mal?¿Como iba a identificar al corrupto?

Suspira dejando ver que no estaba totalmente de acuerdo con su actitud respecto a los esbirros, pero no la podia contradecir o ordenar nada al ser la hija del rey. Se levanto luego de dar un largo trago. Compartiremos copas cuando vuelva pato. dijo volviendo a sonreir al extraño animal.

Me dirijo a la puerta, ya no solo por la obligacion del trabajo. Si no por una sincera preocupacion por la joven, que parecia tenerlo como una compañia obligatoria aunque siguiera sospechando de él. Vamos, que esta noche sera larga.

Escucho atento a las explicaciones del anciano. Nunca he visitado los Montes Milenarios, y aunque parecen interesantes, nos se si allí encontraré información sobre lo que busco.

Anciano, tú eres sabio y por lo que veo has vivido mucho. - Digo haciendo una reverencia ante Julius. - ¿Tienes algún conocimiento que nos permita saber donde podemos encontrar o identificar al Hechicero Negro? Estoy buscando al responsable de exterminar a mi clan, el clan Ilquar, y nuestras investigaciones me han llevado a sospechar que él puede estar detrás del ataque. Si no, ¿sabrías alguna forma de combatir con eficacia a eso que llaman "sombras" o de detectar su presencia para evitar nuevas emboscadas?

Ante la pregunta del humano llamado Dacen, si entendí bien lo que dijo Lady Talashia, asiento y digo:

Si, nos encontramos con esas dos elfas en Ciudad del Agua. - Después me abstraigo un momento para recordar lo que ocurrió en Ciudad del Agua. - Estaban buscando provisiones y a alguien llamado... llamado... ¡Manfrost!, eso es, a un tipo llamado Manfrost. Cuando nos fuimos ellas se quedaron allí, pero una vez aquí oímos que la Ciudad del Agua estaba siendo asediada, por lo que no se si seguirán allí o en que situación estarán.

Cuando el humano se sienta junto a Rufus, este lo mira con curiosidad, sin dejar de beber por la pajita:

No, no me molesta la compañía, sobretodo si eres una compañía de las que pagan cerveza. - Dice antes de girarse hacia el posadero y gritar: - ¡Otra cerveza de trigo, que paga el melenas este! - Se gira nuevamente hacia el arquero y antes de terminar la cerveza que le queda dice: - Además, siempre es agradable hablar con alguien que no tenga voz de pito y que tenga el suficiente cerebro para ser considerado inteligente, no como el verdoso este. Por cierto, he viajado mucho junto a Cornelius y tu acento me resulta extraño, ¿de donde eres?

Me giro nuevamente hacia el humano cuando este termina de hablar con Lady Talashia.

Estoy de acuerdo con vos en que es importante solucionar este tema cuanto antes, pero no estoy de acuerdo en lo de arriesgar la vida de Lady Talashia de forma innecesaria. Creo que lo más sensato sería que se fuera de la ciudad acompañada por el Maese Weispell y por Lady Baesa, incluso por Maese Julius.

Parece que Lady Talashia ya tiene un plan en mente, y comienza a moverse y a hablar organizando todo a su paso. 

Llevaos con vos también a Lady Baesa, Milady. - Digo cuando le pide a Rendam que la acompañe en su viaje. - Tengo el presentimiento de que os será de mucha ayuda allí donde vais y que aún se guarda alguna sorpresa.

Cuando se acerca y me coge de las manos me pilla por sorpresa, no me esperaba que se acercara, ni que me pidiera algo, ni mucho menos que me llame Maese a mi, que soy un simple goblin errante, sin clan, ni familia, ni destino, ni futuro.

Pero... pero... - Me quedo sin palabras ante la niña humana. - Yo no... no... no soy digno, Milady. - Consigo decir antes de caer de rodillas frente a ella. - Soy... soy un goblin errante en busca de venganza.

¡Hostia puta! - Grita Rufus entre graznidos similares a una carcajada. - Por fin alguien ha hecho que el puto verdoso se calle la boca, ¡enhorabuena, Talashia! Nunca pensé que vería algo así.

Ignorando al pato, saco mis viejas dagas del Clan Ilquar, las cruzo delante de ella y asiento para aceptar su encargo.

Cuando consigo recuperarme veo que se dirige hacia la puerta para investigar en la ciudad, algo que llevo queriendo hacer desde hace tiempo, por lo que la acompaño para ayudarla en la investigación.

Es mejor apoyar que ir cada uno a investigar por nuestra cuenta. - Le digo al humano.

Maxra había sentido que las fuerzas le fallaban por un momento y por eso hizo acto-reflejo de desmayarse, en realidad solo cerro los ojos cansada. Y se hizo la dormida todo el tiempo mientras oía la conversación tratando de identificar a quien pertenecía cada voz. Sí estuviera ilesa se pensaría en dar acto presencial, sin embargo tal como estaba prefería no dar penas con su voz que miedo le daba escupir a medio mundo por el problema con sus pulmones sangrantes.

Miro a Maxra, y me acerco a ella, coloco mis manos sobre ella y cierro los ojos concentrandome y luego canto una musica relajante cantada en elfico.

Las manos de Baesa brillan y todos notáis una cálida sensación. En especial Maxra, que ya se encuentra mucho mejor y sus heridas parecen haber desaparecido por completo.

Día 3 Turno de día - EVENTO ESPECIAL

De repente, el ambiente comienza a llenarse de una preocupante neblina y todo parece estar mas oscuro a pesar de ser de día. Escucháis los gritos de la gente pero no les veis, tan solo estáis vosotros, rodeados de sombras. Pero no os atacan. De entre ellas surge una figura mas imponente, un caballero oscuro.

Su arma emite un brillo que jamás habíais visto. Sin duda, su estocada podría ser mortal. No hay preguntas, no hay conversación, el tiene un propósito y vosotros buscáis la supervivencia. No hay mas que decir.

Sin dudarlo, se lanza contra Dacen con fiereza, ante la impotente mirada del resto.

Me quedo sorprendida por todo lo que está pasando, todos están como locos y casi nadie atiende a razones. Abaliv y Rendam me ignoran por completo en mis preguntas y parece que la niña del fuego llega y en un momento toma el control de toda la situación. Por si fuera poco soy considerada sospechosa de intentar atacar a Rendam por la noche porque soy la última que ha llegado.

-Está bien, no me hace ninguna gracia que se me considere sospechosa de haber atacado a nadie durante la noche cuando hasta ahora siempre he puesto mi vida en peligro para servir al Bien. No pretendía revelar mi identidad por cuestiones de mi propia seguridad, pero me veo en la necesidad de hacerlo ante tales acusaciones. Podéis desconfiar de Abaliv, como yo hago, ya que yo sí que pertenezco a la Orden de la Luz y a él lo desconozco por completo. Puede que hayas sido entrenado por la Orden pero ahora mismo no tengo constancia de que seas uno de nuestros miembros. -relato mirando a todos a mi alrededor y fijando la vista en Abaliv en mis últimas palabras.

-Talashia puedes preguntarle a tu padre por mí, de seguro él sabrá que lo que digo es cierto. Esto es todo lo que ahora mismo os puedo decir, podéis creerme o no, lo único que tengo por seguro aquí es que yo no he atacado a Rendam durante la noche. -tras decir esto me acerco a una mesa y me siento a observar.

Todos aquí hablan demasiado para mi gusto y se pierden en tonterías la mayor parte de las veces. -Creo que deberíamos centrarnos en la misión de encontrar a ese Hechicero Negro y proteger a los que tengan la capacidad de hacer frente al Mal. -Continúo desde mi asiento, aunque probablemente nadie me preste atención.

Sigo sentada escuchando qué hace cada cual mientras pienso qué debería hacer yo o si alguien va a tener en cuenta mis palabras cuando de repente algo irrumpe en la taberna. No tiene nada buena pinta. Un caballero oscuro surge de entre las sombras y se lanza a atacar a Dacen. Me incorporo rápidamente y saco el arco y las flechas. Me mantengo preparada para disparar si es necesario.

Dacen se encontraba esperando por si alguien mas se agregaba a su investigacion. Pero por una razon que desconocia en el momento todo el ambiente cambio a uno mucho mas oscuro y comienzan a oirse gritos de gente que no esta. La posible razon de todo esto aparece, siendo un caballero oscuro que sin la menor advertencia lo ataca.

"Maldito..." pienso luego de realizar una maniobra agil por debajo del ataque de su espada. Rapidamente me paro y apunto con el arco en respuesta al ataque.

- yo no os considero sospechosa, Lady Ela. - Le digo a la humana. - Aunque la verdad, sospechaba que erais de la Orden también. Y por cierto, como vos, yo también creo que es importante averiguar más cosas sobre el Hechicero Negro. Si no tenéis inconveniente, me gustaría acompañaros en vuestra búsqueda.

Cuando aparece el Caballero Oscuro, desenvaino la espada y avanzo contra él para ayudar al humano.

Al ver que el humano se libra del ataque del Caballero Oscuro, me lanzo a donde contra él para que no tenga tiempo de repetir su ataque o de atacar a alguien más.

- ¡Por los Ilquar! ¡Muere maldito!

-Yo soy Braka. -respondió el orco cuando le nombraron. -Y por lo que sabemos hasta ahora esta perla trae la buena suerte al principio y luego puede matar al portador. Si solo pongo en peligro mi vida que así sea, pues deseo cumplir mi venganza aunque ello me lleve a la muerte. Los siervos del Mal Supremo me lo han arrebatado todo, solo la venganza me ata a este mundo aparte de la esperanza de volver a ver a los míos...de nuevo, aunque aquí la suma sacerdotisa Baesa dice que es imposible. -dijo el orco con ironía y rencor en su voz. -Sabio anciano, no sé cómo llamarte...pero necesito de tu sabiduría. ¿Podría de alguna forma resucitarse a los miembros de mi clan orco que fueron exterminados por las fuerzas del Mal? Daría hasta mi vida por ello... -dijo el orco empezando a acompañar al anciano antes de que la sombra se hiciera con el lugar y surgiera el caballero oscuro...

En ese instante el tiempo casi se detuvo para Braka, el señor de la guerra orco. Notó un fuerte latido en el pecho, y el armado caballero oscuro dio un paso hacia su objetivo. Otro latido y éste desenvainó y se dispuso a atacar. La cosa estaba clara. Braka desenvainó a la par que sus músculos se tensaban y todo su cuerpo se preparaba raudo para el combate. Un potente grito de batalla fue todo el preludio para el ataque del orco. La tensión, los latidos, la respiración, los movimientos...todo se acompasó para desatar un potente golpe de hacha orca sobre la grisácea armadura del extraño caballero oscuro.

-¡Dacen!- noto el corazón en un puño cuando el caballero salido de la niebla le ataca. Sin pensarlo empuño la lanza, presta a enfrentarme a ese maldito. Pasando el bastón que compone la empuñadura por mi espalda, cojo fuerza para descargar el golpe describiendo un amplio arco sobre el tipo armado.

Nuevamente me acusan, una mujer que no ha presentado prueba alguna de ser una paladín y que no me suena. Sin embargo no tengo tiempo para responder pues un ser de oscuridad se aparece y trata de matar a Dacen. El joven esquiva el golpe del arma mortífera pero es buen seguro que un solo toque de esta y su vida se extinguirá. 

No puedo sacar el arco pues ya hay demasiados combatientes y lo último que necesito es herir a alguien en la reyerta por lo que desenfundo mi espada y me lanzo contra el enemigo lanzando una ágil estocada de mi espada corta.

De hacerme la dormida a sentir una suave sacudida en el corazón, hasta mi alma se sintió renovada. Palabras no alcanzaban para dar las gracias así que me levante de un brinco muy enérgica, le tome las manos a Baesa y con lagrimas de felicidad le dije - Muchas gracias, me siento devuelta a la vida, no se como puede esta gnoma agradecer su obra, pero le doy mi palabra que Maxra-me señalo a mi misma- le prestará cualquier ayuda cuando la necesite - Le hago una gran reverencia y cuando estaba a punto de entrometerme en el camino de los otros, noto el cambio para peor en el clima. 

De repente, un oscuro caballero se revela y ataca a Dacen. Yo no pude hacer nada, pero apenas se lanzo a atacarlo tome con firmeza mi hacha y aunque no gustará de batallas, me abalancé para aportar mi jugada a la de los otros.

-De nada me sirven ahora tus palabras después de sembrar la duda sobre mí, Pispantorín. Y no pienso ir sola con nadie en ningún momento y menos durante la noche, prefiero ir completamente sola como he tenido que hacer al separarme de mis compañeros. -Le contesto al goblin. El que en un principio comenzó resultándome gracioso cuando llegué a este lugar y del que ahora mismo no me fío lo más mínimo.

-Lo que tengo claro es que no pienso dejar que Adaliv se vaya con Talashia, demasiada duda se cierne sobre él para acompañarla. Sólo la acompañarán quien ella considere de su confianza, parece que ella puede ser una pieza clave en esta lucha y mi deber me obliga a protegerla de la manera que sea posible. Y ya que no soy de confianza ahora mismo, no la acompañaré, pero no dejaré que él lo haga. -Aunque no es momento para este tipo de charlas en pleno ataque, me parece que la situación merece de este aporte por mi parte, viendo además que somos muchos para ayudar y que Dacen se las apaña bien solo. -Tuviste tu oportunidad de contarnos la verdad sobre tu pertenencia a la orden cuando te pregunté antes, Adaliv, y preferiste obviar mi pregunta. Sabía que me sonabas de algo y ahora lo recuerdo, tuve una conversación tiempo atrás con Cassandra en la que me habló sobre ti y que habías estado en la orden pero que un buen día desapareciste y nos abandonaste... -le suelto al que se hace pasar por paladín, sin ningún tipo de pudor -Ya tienes un nuevo objetivo para tu próxima noche. Aquí me tienes.

Las acusaciones no cesaban de caer sobre Abaliv, pero mis habilidades se han visto puestas en evidencia ya dos veces en mis fallidos ataques contra el autoproclamado paladín. Ya apenas me quedan fuerzas para seguir acusándole, pero ver de nuevo el rostro del Rey en aquella extraña hoguera y la nueva misión que Talashia me pide me hacen asentir, mientras me agacho para recoger mis espadas.

- Sólo daré un último aviso. Abaliv, seas o no el que intentó acabar con mi vida, abandona la nación de los magos antes de que anochezca y márchate muy lejos de aquí. Si vuelvo a verte juro que ataré las espadas a mis muñecas para que la suerte no esté de tu parte otra vez más. - le digo mientras le señalo con el dedo - Estás avisado. -

Poco después de que mis palabras salgan de mi boca el lugar parece cambiar y oscurecerse, mientras la figura del terrible caballero de la oscuridad se materializa para atacar al joven del arco que amenazó con dispararme si seguía atacando a Abaliv. Parece esquivar el golpe, así que me lanzo contra el monstruo oscuro para acabar con su existencia.

"No sabia que tenia tantos amigos" penso con algo de humor en esta situacion.

Aunque observandolos como cada uno iba a atacar de cerca se empezo a preocupar. No se precipiten de esa manera con él! grito pensando en la gran espada que poseia el caballero y el posible daño mortal que podria hacer en mas de uno. De igual manera tenso su arco y disparo enseguida la flecha, debia caer antes de que pudiera realizar otro ataque.

Ela, siento si no te contesté antes, no debí escucharos por alguna razón. Pero estoy de acuerdo con todo lo que has dicho. Talashia debe partir solo con aquellos que son de confianza y para mi solo es Baesa. Yo por mi parte seguiré con mi misión, aquella por la que desaparecí hace tiempo de la sede de la orden, como tu misma has dicho, pues fui mandado por los altos mandos -respondo a Ela, teniendo por fin a alguien que, pese a tratar de menospreciarme, apoyaba mis palabras -Y, por cierto, para ser una paladín como yo has estado muy callada mientras trataban de matarme por no creer que soy miembro de la orden. Pero bueno, el destino me está dando señales respecto a lo que tengo que hacer.

Me giro a continuación hacia Rendam -Me marcharé Rendam, ya lo tenía pensado, no te preocupes, pienso igual que vosotros sobre Talashia. Si vas con ella espero que la protejas pues, como me entere de su muerte, yo mismo acabaré contigo. Ella es, sin duda, una de las elegidas para derrotar al mal. Y, por cierto, un consejo, sería mejor que te dedicaras a lanzar tus cuchillos, seguro que algún hechicero puede hacer algún sortilegio para que vuelvan a tus manos cada vez que caigan. Y lo digo en serio.

Las palabras de Lady Ela me confunden, ya que no recuerdo haber sembrado ninguna duda sobre ella y aún en el fragor del combate contra el Caballero Oscuro, intento hacer memoria. 

Lo siento mucho Lady Ela, pero yo no os he acusado de nada en ningún momento, ni he sembrado nada contra vos. Es más, cuando hice el resumen de los acontecimientos os descarté como sospechosa, e indique los tres a los que no podía descartar y también al que yo creo que puede ser el asesino. - Me encojo levemente de hombros antes de continuar. - Por supuesto, respeto vuestra decisión y no insistiré más, sólo os pido que hagáis memoria y veréis que yo no os acusé de nada ni dije nada contra vos ni contra vuestra sonrisa.

En el fragor del combate el humano que se llama Dacen grita que no nos precipitemos contra el Caballero Oscuro:

Llevo mucho tiempo esperando la oportunidad de vengarme de aquellos que mataron a los míos, y no pienso renunciar ahora que tengo un objetivo claro y definido. - Respondo manteniéndome en guardia. - No se seguro quien es el asesino, aunque tengo mis sospechas, pero desde luego este engendro no matará a nadie más.