No es tan sencillo Vadia. Si mis pensamientos son acertados puede que uno de ellos ya esté en otro lugar con la llave, por lo que los que queden allí merecen ser asesinados inmediatamente. Puede que aún permanezcan los tres allí, unos dignos rivales, y nuestra victoria nos cueste sangre, tal vez demasiada. O puede que otro de ellos haya viajado hasta el Valle y solo uno de nosotros pueda entrar, lo que significará su muerte -respondo a Vadia, aún pensativo -La verdad, no se bien que debemos hacer. Esos estúpidos han encontrado información sobre lo que deben hacer, sobre rituales, formas de enfrentarse a nosotros y un sin fin de medios y objetivos. Nosotros somos pocos y estamos confusos, necesitamos algo que nos ayude. Varania, decidme, ¿como podríamos acelerar el regreso y aumentar la fuerza de nuestro señor? ¿como podríamos volvernos más poderosos? ¿como podríamos reclutar a más de los nuestros o volver a la vida a algunos de nuestros caídos? ¿Quedan más zonas que puedan sernos útiles? Muchas preguntas, tantas como problemas tenemos -pregunto pues, pese a ser un ser de fuerza increíble y presencia aterradora aún conservo toda mi sabiduría y perspicacia.
En este caso podria examinar a uno de los que enfrentaste en el valle para identificar si tiene la llave. le explico con respeto ante su nueva forma. Aunque tambien puedo identificar los poderes de los demas seres, no solo aca si no en todos los lugares de este continente. le aclaro.
Quienes fueron los que te vencieron en el valle, aun no nos has dicho. comento mientras hablaban entre ellos.
Yo ire si es necesario al valle, si aun sigo siendo inocente en sus mentes no me pasara nada. Podria estar como infiltrado... sugirio a los presentes.
Braka, Raehnmi y Ragkrul. Investiga al primero. Si vas al valle tal vez puedas infiltrarte pero no nos servirá de mucho. Lo que necesitamos no es información sino matar a nuestros enemigos. Y tal vez sospechen de ti y te maten, algo que no nos interesa en nada -respondo a Dacen -la verdad, nuestra situación no es la mejor y no se exactamente que podemos hacer. Quedamos solamente cinco y solo en el valle tenemos tres enemigos y al menos seis o siete más en otro lugar.
Nuestro señor resucitará mañana al alba, Orión está encargándose de ello. Llegado ese momento lo tendremos mas fácil pero, aún así, los elegidos podrían suponernos un problema.
Somos fuertes, Abaliv, pero no lo suficiente como para rivalizar con ellos. Al menos no si van juntos...
El Mal Supremo te convirtió en su lugarteniente, al igual que a mi hace mucho tiempo. Si todos adquirieseis ese poder, la cosa cambiaría pero, en ese sentido, el Mal es igual de testarudo que el Bien, solo le entrega el poder a quien considera es merecedor de el. ¿Y como conseguirlo? Haciendo algo que llame su atención... ¿Pero el qué? No lo se...
Mas no se deciros...
Gracias Varania. Destruyamos esta ciudad, las almas que otorguemos a nuestro señor, Morgaron, lo fortalecerán y, tal vez, nos premie por ello. Luego iremos a por Braka y los otros dos, es arriesgado pero la muerte de tres de sus más fuertes paladines podrá beneficiarnos. Varania, tu vendrás conmigo. Intentaré que vosotros dos vengáis pero, como no se si será posible, quiero que venga aquél más preparado para el combate -ordeno a mis dos subordinados, informándoles de mis planes.
A continuación llevo mi mano a la daga que guardo desde el principio. Su oscuridad es igual que la mía por lo que este hecho es solo una costumbre pero me siento mejor al tocarla -Mi señor Morgaron, os entregamos las almas de todos los habitantes de esta ciudad para fortaleceros y acelerar vuestro regreso y triunfo. Espero que las vidas que segaremos ahora en vuestro nombre os sirvan para fortalecernos y para aumentar nuestras posibilidades de victoria. La Ciudad del Agua será conocida a partir de ahora como la Ciudad de la Sangre. Os ruego que nos otorguéis alguno de estos dones. Poder para uno de mis subordinados, más poder para mí o la posibilidad de debilitar brevemente la magia del Valle de la Desolación para que los cuatro podamos entrar en él y aniquilar a nuestros enemigos. Mi vida es vuestra y pronto os alimentaréis con la vida de todos estos parásitos.
Tras mis palabras entro en la taberna donde conocía a Pispas y el resto, ahora mis enemigos. Allí comienzo a expandir la caída de la ciudad. Me acerco al posadero sin dejarle ni un instante para reaccionar y le arranco el corazón con mis garras, llevándomelo a la boca y degustando tal manjar. Lanzo su cuerpo inerte contra los clientes, evitando que escapen de la posada. Repito con ellos mi nuevo ritual, saciando mi hambre con sus corazones y, a continuación, me acerco a los cadáveres. Vuestra vida insignificante ha acabado, ahora obedecéis a un patrón que se merece vuestra total lealtad y obediciencia. Alzaos ante mí, libres de ese corazón corrupto por las mentiras de ese falso dios, y traedme los corazones de vuestros antiguos compañeros. Ellos también serán liberados.
Salgo de la taberna con la mandíbula manchada de sangre y comienzo a hacer lo mismo con cada ciudadano que encuentro, ya sea en la calle o en sus propios hogares. En primer lugar les arranco el corazón con mis garras, lo devoro ante sus ojos vacíos y, por último, hago que sus cadáveres vuelvan a la vida. Si alguno trata de huir invoco zarcillos de oscuridad que se enredan en sus pies, una magia que me permite ver como sus corazones se encabritan por el terror antes de ser devorados.
Traedme vosotros también sus corazones o haced lo propio. Hoy devoraremos la Ciudad del Agua -ordeno a Vadia y Dacen, pues Varania está por encima de mí pues, aunque ambos somos lugartenientes de Morgaron, la respeto por encima de cualquier otro ser vivo.
Cuando llego al gran templo de la Ciudad del Agua noto como la oscuridad en mi interior se revuelve, iracunda. Por un momento me aparto de la matanza, dejando bien atados a mis suculentas presas, y destrozo las puertas del templo. En su interior las estatuas de santos y del dios marchito me reciben inmóviles. Nada pueden hacer por salvarse de la destrucción, igual que ocurrirá con los elegidos cuando mi poder aumente aún más. Tras acabar con las estatuas destrozo varias columnas que sirven para sostener la casa del falso dios y salgo de allí, ayudando a que el edificio se desplome empujando sus muros ahora debilitados.
Mientras efectúo la matanza tengo en mi mente un último objetivo. Acercarme a la tumba del Agua y tratar de abrirla o destruirla. Mis nuevos poderes tal vez me permitan hacer algo con ella.
Motivo: Inteligencia
Tirada: 1d10
Resultado: 3(+2)=5
Bueno, yo roleo y si el director dice que ocurre algo lo obviamos. En principio arraso la Ciudad del Agua (y de paso me pongo las botas comiendo que mi nueva forma tiene hambre).
He tirado inteligencia por si puedo hacer algo con la tumba.
Cojo una flecha de mi carcaj y la undo en el pecho de cualquier ciudadano arrancandole el corazón con el y metiendolo en un saco que tengo para entregarselos a Abaliv. Después me acerco a la Tumba de Agua y me fijo en ella.
Motivo: Inteligencia
Tirada: 1d10
Resultado: 3
La tirada la hago para buscar cualquier cosa interesante en la tumba y ayudarle así a Abaliv.
Obedesco a Abaliv y cierro los ojos para hacerla investigacion que me mando a hacer. Mientras espero la respuesta me pongo a ayudar en la destruccion de la ciudad del agua. Subiendo a mi caballo empezando a dispararala gente desde este. Matando y arrasando como tan bien hacia mi pueblo.
Mientras busco cualquier objeto valioso que pueda tomar para ayudarnos en nuestra mision.
Motivo: Inteligencia
Tirada: 1d10
Resultado: 6(+1)=7
Día 7 - Turno de día
El día había llegado, los mayores temores del mundo se habían cumplido: El Mal Supremo había regresado al mundo, dispuesto a arrasarlo todo... Muchos habían caído por el camino y todos los actualmente supervivientes de esta cruenta batalla tenían claro que entre hoy y mañana, todo quedaría decidido.
Muchas eran las profecías que llevaban ya días escuchándose: El octavo día se decidirá el destino de la humanidad; ¿Triunfará el Bien o lo hará el Mal?
Solo había una forma, inevitable, de averiguarlo...
NORMA ESPECIAL: Durante todo el día 7 podéis cambiaros de localización en cualquier momento. Vosotros ponéis "me muevo a la ciudad del aire" y os muevo en el acto. Entendiéndose "os muevo en el acto" como "cuando me conecté al ordenador" que no estoy a todas horas aquí delante, así que sed pacientes en ese aspecto (Y tenéis que ponerlo en "notas" para que lo de por válido. Una vez que os mueva no vale arrepentirse, así que pensároslo bien). Una vez movidos, podréis cambiar nuevamente de lugar una vez pasen 24 horas reales, no de juego, y nunca podréis cambiar de localización si estáis en medio de un combate.
La ciudad del Agua queda arrasada a vuestro paso. Abaliv no encuentra muchos a los que devorar pues son pocos los supervivientes que se encontraban en la ciudad. Lo que tenéis claro es que ya no queda ninguno. Los no muertos invaden la zona.
No lográis encontrar nada interesante, salvo la tumba. Con su nuevo poder, Abaliv logra destruirla por completo, y al hacerlo todos podéis escuchar una voz.
No te servirá de nada, otro ha ocupado mi lugar... y te derrotará...
Y tras la voz, el silencio pasó a reinarlo todo.
Vamos todos al Valle de la Desolación ¡ahora! ¡Rápido! -grito a mis compañeros saliendo de la ciudad en ruinas con rapidez -Los rumores se habrán extendido por todos lados y los siervos del Bien vendrán a por nosotros. Siento que en el valle solo queda una víctima y voy a matarla. Vamos.
Me largo al Valle de la Desolación.
Veo que solo queda un ocupante, razón por la que todos podemos entrar.
Dacen admiro un poco el estado de la ciudad y asintio al comando de Abaliv.
Voy al valle de la Desolación.
Vadia hace caso de lo que dice Abaliv y se va con ellos al Valle de la Desolación.
Yo también voy al Valle de la Desolación.