Todos accedemos a depositar nuestra sangre y el pelo en el cuenco, no nos queda otra más que confiar en los poderes de Fladnag. Trago saliva al observar al hechicero con los rituales de creación del portal, pero a falta de uno, crea dos, uno al lado del otro. Sonríe y nos da a elegir cual queremos tomar, ambas opciones tienen sus pros y sus contras, más decisiones…
- Malditos bastardos, lo pagaran caro – digo al escuchar en boca de Fladnag que esta muerto – Lo siento de veras, amigo. Te debemos mucho, tanto por lo que hiciste en nuestro tiempo como por la ayuda que nos estas brindando ahora. Darle su merecido a ese mal nacido, se que no fallareis en vuestra misión – respondo antes de que marche corriendo hacia el monasterio.
- Nos toca elegir una vez más, lo lógico sería seguir con nuestro plan inicial de ir a la ciudad del fuego para ayudar con la defensa del castillo del rey, pero creo que Fladnag nos ha dado una pista con lo de que podemos encontrar conocidos en las tierras heladas. Me inclino más por esa opción, reorganizarnos allí y trazar un plan para acabar con el hechicero oscuro.
La muerte... es sólo un paso.
Digo, mirando hacia el portal de hielo, al parecer Gys piensa igual que yo, así que no veo necesario decir nada más, salvo ponerme a su lado, alerta a cuanto pueda suceder.
El hechicero cumple con lo pactado, creando no uno, si no dos portales antes de despedirse dejándonos con el mal sabor de boca al descubrir que en nuestro tiempo está muerto. -Suerte y ánimo. Venceréis. -le dije escuetamente antes de mirar al grupo. -Todos sabéis que siempre me inclino a la lucha y todo indica que ir a la Ciudad del Fuego nos dará una buena dosis de acción. Pero tenemos que ganar esta guerra, aunque eso signifique perder alguna batalla. Fladnag ha dejado claro que en las Tierras Heladas encontraremos a caras amigas... yo creo que se podría referir al resto de los elegidos. -miré al goblin. -¿Con ese pergamino podremos hacer "despertar" al resto? -le pregunté pues no sabía muy bien cómo funcionaba esto.
-Yo opto por ir a las Tierras Heladas, reagruparnos y dar por el culo al enemigo.
Una vez que todos hemos depositado tanto nuestro mechón de pelo como nuestra sangre en el cuenco, Fladnag comienza a realizar el ritual para que podamos volver a nuestra época, si bien no me gusta irme y dejar atrás una buena pelea, una de las grandes, comprendo que es lo mejor que podemos hacer en estos momentos, aunque no me guste.
Cuando el ritual termina, aparecen dos portales frente al mago, uno a la Ciudad del Fuego y otro a las Tierras Heladas. En el primero nos esperan la muerte y la desolación en el segundo nos recibirán con los brazos abiertos. Esto me recuerda un poco a las adivinanzas de la Tata Boggart cuando era un pequeño gobbo, en una mano tienes una golosina y en la otra un castigo. Al menos Fladnag nos dice cual es cada uno, aunque puede ir al despiste, como antes, pienso mientras asiento antes sus palabras antes de decir:
Comprendo, todos debemos pasar por el mismo portal o no estás seguro de lo que podría llegar a pasar, correcto. - Miro a los demás antes de decir. - Si bien cuando llegué a las Tierras Sómbrías quería regresar a la Ciudad del Fuego, creo que en estos momentos lo más inteligente sería ir a las Tierras Heladas, ya que debemos encontrar al resto de… esto… si, de los colegas de Gys, tenemos que encontrar al resto de los colegas de Gys.
Las últimas palabras de Fladnag me hacen levantar una ceja por el asombro:
¿Que quieres decir con eso? ¿Esto tiene algo que ver con lo que dijiste, antes de empezar con el ritual, de que habían accedido? ¿Quien ha accedido a la Torre y te ha atacado? - Por desgracia, para nosotros no parece muy por la labor de compartir esa información y se va corriendo para ayudar a los Elegidos de esta época. - A pesar de todas tus rarezas nos has ayudado y nos has traído hasta aquí por un buen motivo. Tu muerte será vengada.
Termino de ajustar la ballesta y la dejo sobre la mesa mientras reviso y preparo para el viaje el resto de mis escasas pertenencias. Una vez listo, sujeto la ballesta con fuerza y la cargo, para poder disparar a la mínima oportunidad y sujeto otro virote con la mano de apoyo, para poder recargar sin demora en caso de necesidad. Después me muevo agilmente hasta donde están los demás y me paro un par de pasos a la derecha de Gys antes de decir:
¿Y bien? ¿Que elegimos? ¿Palo o zanahoria? - Digo con expresión sombría. - Por una vez, y sin que sirva de precedente, elijo la zanahoria. Vayamos a las Tierras Heladas a intentar acabar con todo esto de una puta vez. Tengo ganas de matar a alguien o algo.
No es que las palabras de Fladnag me dejen muy tranquila por lo que pueda pasar y no me equivocaba. No nos pueden poner las cosas fáciles por una vez, a falta de un portal tenemos dos. Al menos tenemos alguna pista de lo que pueda ocurrir en ellos, aunque viniendo de Fladnag no sé si deberíamos tenerlo muy en cuenta.
Pienso en mi cabeza las dos opciones que tenemos, en un principio mi intuición me dice que el mejor camino pueden ser la tierras heladas y antes de poder decir todo lo que se me pasa por la cabeza, mis compañeros ya han decidido, y para mi sorpresa estamos todos de acuerdo -Veo que vamos convirtiéndonos en un grupo y pensamos todos parecido. Eso sí, debo advertiros, yo ya he estado allí. No hay nada más que nieve y un camino helado que asciende hasta la cumbre de una montaña coronada por un castillo. Parece ser que allí viven una raza de enanos pero entrar no va a ser fácil entrar. -Inspiro, recuerdo lo sucedido cuando estuve allí, los miro a todos y cada uno, asiento y continúo -El castillo está rodeado por una muralla de hielo pulido cuan espejo. Cuando la toqué, nuestros reflejos atravesaron la muralla y nos hicieron pasar una prueba para entrar, la mayoría de los que allí estaban conmigo fueron atacados por sus propios reflejos con sus mismas armas. Estad preparados para eso o algo peor.
Busco en la mirada de mis compañeros su aprobación para continuar el camino que hemos decidido a pesar de lo que les acabo de contar -Aún así, pienso que es la mejor opción, lo que podemos encontrar allí puede sernos de ayuda en esta lucha, al menos eso cuentan las leyendas. -Entonces preparé mi arco y me encaminé con mis compañeros hacia la entrada del portal que nos llevaría a las tierras heladas.
Escuché atento las palabras de Ela y cogí mi lanza, presto a defenderme si ocurría algo. -Pero nosotros contamos con uno de los Elegidos entre nosotros. Eso debería ayudarnos ¿no? -comenté mientras caminaba hacia el portal junto a Ela, colocándome delante de Gys por si al cruzar nos tendían una emboscada.
Al menos todos tenemos bastante clara cual es nuestra opción, la de tomar el portal que nos lleva a las tierras heladas, eso si al escuchar lo que nos cuenta Ela sobre el lugar, paso mi mano por mi barbilla, algo preocupado.
- Es una buena forma de mantener el lugar seguro - comienzo a decir - Esperemos no recibir ningún ataque y nos dejen pasar sin necesidad de pruebas. Además toca jugarsela, quien no arriesga no gana, ¿no? o eso es lo que dicen - sonrío y veo como Palandras se coloca en vanguardia protegiéndome.
Por los dioses, no merece la pena decir nada. Total no conseguiré que se aparte - pienso extrayendo el arma de su vaina.
- Adelante, Palandras, crucemos el portal hacia las tierras heladas.
Toda la comitiva se mete al portal y deja Los Montes Milenarios para dirigirse a las Tierras Heladas.