Partida Rol por web

¿No conoces a Iuchi Karasu? ... El busca muerte...

Es uno de los shugenjas más poderosos del clan Unicornio, se enfrentó con el terrible Moto Tsume, el general de los Moto Oscuros en las Tierras sombrías, y el enfrentamiento le dejó marcas en su rostro y en su alma.

Se dice que desde entonces tiene una manera de luchar terrible, y que sus enemigos conocen el dolor que
él mismo experimentó en aquellos días. Lleva una máscara que oculta sus cicatrices y su dolor.

Iuchi Karasu es hijastro del Daimyo, y parte de su familia ha sido asesinada por los Soshi...

Cuando regrese a su hogar y sepa lo que ha pasado...
Los escorpión no encontrarán donde esconderse.

         ...

Agradezco tu preocupación, Satoru-kun.
Esto es terrible, lo admito... pero he visto cosas horribles desde que trabajo para el Campeón Esmeralda.

Estamos aquí para impartir justicia y devolver a esta gente la razón. Confío en la paz.

Estoy segura de que nos podremos encontrar cuando vengáis a tierras unicornio. Podremos tener tiempo para conversar... estoy segura.

Una charla siempre resulta enriquecedora. ¿Ahora mismo?

Si dijo contundentemente haciendo un gesto para abandonar la sala.  

Hizo un saludo de despedida al resto de los presentes y abandonó la sala.

Tras unos minutos caminando en silencio Megumi intentaba ordenar sus pensamientos. No era su mejor aptitud sin duda, siempre había sido mas de hacer y menos de decir y eso había tenido graves consecuencias en su pasado, y aunque en la actualidad pensaba mejor sus acciones, lo cierto es las palabras no había mejorado. Irónico, viniendo del Dojo de la palabra perfecta, aunque Megumi siempre había pensado que ese nombre debería haber sido destinado para la escuela Doji. 

Clavó sus ojos en el fénix antes de empezar, estudiando sus rasgos pues quería ver los cambios en su rostro mientras convesaban. 

Isawa-san, tengo fama de desconfiada y controladora. No estoy acostumbrada a trabajar en equipo pero considero que siempre es esencial llevar a un shugenja en el grupo. 

Caminó unos pasos más hasta sentarse al lado del estanque. No tengo toda la experiencia que me gustaría pero he visto y leído mucho, los dragón somos grandes observadores pero simplemente hay cosas que no podemos ver.  Necesitaré por tanto vuestra ayuda para escudriñar los mundos espirituales. Los valles ojatara son una zona que lleva en conflicto muchos años, son muchas almas perdidas que no realizan su viaje al Meido de la forma que deberían. Muchas de ellas caen al Toshigoku, al Gaki-do incluso al Jigoku. De todos es sabido que otros reinos espirituales pueden afectar al Ningen-do, por lo que tenemos que estar atentos y confío en usted para poder cubrir esta área de la investigación. 

-Alguien que se ha enfrentado con Moto Tsume y ha sobrevivido… aunque después de algo así, es difícil saber si la persona que ha regresado es la misma que la que se fue. Pero es alguien con quien no querría tener que enfrentarme.

-Sea como sea… y quien sea… cuando Iuchi Karasu regrese, deberá ser capaz de calmar su sed de venganza. Lo último que necesitan estos valles es que comience otro baño de sangre que cause aún más sufrimiento.

-Cuento contigo y con tu padre para que le hagáis entrar en razón. Son los magistrados quienes deben hacer justicia, no él. De todas las personas a las que conozco, Hikari-san, puede que seas la más capaz de alejar la oscuridad de un alma.

Suspiró. Las noticias sobre Karasu no eran un buen augurio. Un shugenja poderoso, probablemente más que él mismo, y además orientado hacia el combate… un hombre acostumbrado a sufrir e infligir sufrimiento. Un hombre capaz de enfrentarse a los Perdidos. Si decidía tomar el camino de la guerra, sería difícil detenerlo.

-En todo caso… -Añadió, cambiando de tema. -¿Habéis podido verificar algo de las acusaciones hacia los Iuchi? El ataque a los Soshuro… el templo… la interrupción del duelo… y los campos salados. Especialmente esa última parte. En el resto puede haber mentiras, pero nadie en su sano juicio sala sus propios campos.

-Pronto llegaremos a Shiro no Soshi, después de visitar al ejército Dragón, y querría estar preparado para lo que podemos encontrar allí.

- Tienes toda la razón, Satoru-kun...

Por suerte mi padre y el padre del Daimyo actual serán capaces de controlar a Iuchi Karasu si regresa a su hogar. Por eso es prudente quedarnos allí cuando lleguemos.

    No te voy a mentir. Las cosas que les han ocurrido a los Sohi han sido horribles. Pero mi padre tiene dudas razonables sobre algunas de las acusaciones. Lo apunta todo en su diario, pero comparte pocas de sus observaciones.

Trataré de concretar algunas cosas, y cuando nos encontremos podremos comparar notas.
Te esperaré en Shiro Iuchi. 

Ten mucho cuidado. Te esperaré.

-En una guerra con tanto dolor… no creo que haya nada blanco o negro. A veces, cuando el alma se envenena con muerte y odio, hay hombres que son incapaces de vislumbrar otro camino. Rezo a los kami para que seamos capaces de iluminar la senda hacia la paz.

-Contactaré contigo siempre que me sea posible, Hikari-san. Si las investigaciones no merman mis fuerzas y mi tiempo, trataré de que mis palabras te alcancen cuando Amaterasu y Onnotagu se encuentren.

-Habla con tu padre, también. Si hay algo que queréis que pueda investigar por mi cuenta en Shiro no Soshi, házmelo saber cuando volvamos a hablar. Ya sabes que los kami ven incluso el corazón de los hombres… y nadie puede esconderse de sus propias mentiras.

-Tened cuidado vosotros también. La guerra puede haber parado, pero tengo la sensación de que la muerte aún no ha abandonado estos valles.

Las cejas del joven shugenja se alzaron ligeramente por la sorpresa cuando la magistrada comenzó la conversación de forma tan abrupta como la había solicitado. Lo cierto era que había esperado órdenes, incluso una recriminación por no haber estado de acuerdo con su idea anteriormente, pero no que le diera explicaciones.

Aunque, cuando siguió hablando, Satoru sintió una punzada de decepción. Simplemente le estaba encargando ser sus ojos en el mundo que ella era incapaz de ver. Pero, de algún modo, parecía que sólo lo hacía por verse obligada a ello… que si tuviese el don de hablar a los kami, ni siquiera lo hubiera necesitado. Un leve suspiro inaudible se escapó lentamente entre sus labios.

-Nadie puede tener toda la experiencia… ni hay ojos en ningen-do que puedan verlo todo, Mirumoto-sama. –Contestó con tranquilidad, tratando de escoger palabras que no los llevaran al conflicto. -Incluso el primer Hantei, elegido Emperador, se dio cuenta de que no podría hacerlo todo él mismo y confió en sus hermanos para llevar a cabo lo que él no podría abarcar. Es… una lección de la que todos podemos aprender. El mundo es un todo.

Se acercó al estanque, y extendió la mano hasta sentir la frialdad del agua entre sus dedos.

-En cualquier caso, aunque no podemos descartar que la influencia de los Reinos Espirituales pueda dejarse sentir en los Valles… mi opinión es que la mayor parte de los secretos que habremos de desvelar estarán guardados por los corazones de los samuráis, no por los kami.  

-En uno u otro caso, podéis contar conmigo para ambas cosas. –Añadió, levantándose, y se alejó unos pasos del estanque, dando por un momento la espalda a la magistrada mientras admiraba el verdor del jardín.

-¿Confiaríais más en mí si supierais de lo que soy capaz, Mirumoto-sama? –Dijo, aún de espaldas a la Dragón, sin que ella pudiese ver su rostro en ese instante.

¿Confiaríais más en mí si supierais de lo que soy capaz, Mirumoto-sama?

Megumi se detuvo a estudiar el rostro del shugenja un instante. 

La confianza en vuestras capacidades ya la tenéis maestro de los kami, de otro modo no hubierais sido elegido por Doji Satsume, eso es suficiente garantía para mi. Pero hay otro tipo de confianza que de debe de ganar con los actos y no con las habilidades. Afortunadamente tenemos un largo camino por delante para ello. 

La magistrada se puso en pie con intención de despedirse, pues poco había ya que añadir. Buenas noches Isawa-san, descansad que mañana tenemos un largo dia por delante.  

Por supuesto Satoru-kun
        hablaremos en persona y trataré de convencer a mi padre para compartir toda la información con vosotros.

Anhelo encontrarme de nuevo contigo
Escuchar tu risa y compartir algo más que cosas sobre este infierno.

Ve con cuidado y espero que tengas la compañía adecuada, encontraréis cosas horribles que presenciar...

Te esperaré....