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Granjero Busca Esposa

• Cita romántica [Sam + Emma] •

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22/02/2020, 18:24
• Granjero Busca Esposa •

Cita romántica

Marzo 2020

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01/03/2020, 22:15
• Granjero Busca Esposa •

DIA 1

 

El calor de la tarde apretaba. Las pretendientas iban a empezar a disfrutar de su granjero, pero por turnos. Un jorobado como el romántico hay que saborearlo primero despacio, y sin otra boca que te quite tu parte. Luego ya se puede compartir, o no. Primero le tocaría a Emma con Sam y después a Susie. En una granja como la de los McCarthy habia mucho por hacer. Limpiar estiércol de las cuadras, montar a caballo como Westley y Buttercup de la princesa prometida, enseñar el granero y demostrar empíricamente que no se puede encontrar una aguja en un pajar, pasear por el terreno con una bonita estampa bucólica de campo verde y fresco, ir a bañarse al río porque hace mucho calor, a la piscina del granjero (si tiene), recitar poemas, hablar de pelis románticas... lo que se tercie.

 

 

Notas de juego

Roleo libre. El granjero se encarga de tomar las riendas de la escena :P

El equipo de cámaras les persiguen allí donde vayan. Si no ven cámaras no importa, igualmente las hay, y micros por todas partes. No dudéis de la profesionalidad de James Cameron.

La cita durará aproximadamente unos 20 minutos on-rol. Tenéis una semana entera para rolear. Los findes no es obligatorio postear, entre semana si. La cita concluirá el 8 de marzo a las 23:59 horas.

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02/03/2020, 13:17
Sam "Mac" McCarthy

El día había resultado ser largo y duro, más por los constantes revolotéos del equipo de grabación que por los quehaceres diarios de la granja. Blake, su beodo coach que lo único que podía enseñarle. era a empinar el codo con estilo, le había dicho que su cita era Emma. Le preguntó por detalles sobre ella para poder preparar una cita en condiciones, ya que su madre le había amenazado que le dejaría de cocinar en caso de no portarse bien con las chicas, pero el cenutrio no sabía nada., solo decía que él estaba allí para asesorar y que el amor fluyera, que su contrato no decía nada sobre conocer a las participantes y que eso era un donutazo. Lo miró incrédulo intentando dar sentido a la palabra pero estaba claro que no le iba a sacar más, pues ya estaba empinando el codo de nuevo con la tercera botella de lambrusco que le había caído en sus manos.

Intentando hacer memoria de la presentación recordó que Emma era una chica morena, no demasiado alta y que le había parecido ser buena persona, tal vez demasiado buena persona como para participar en aquel show. Seguro que la habían engañado como a él, prometiéndole algo de dinero por hacer bulto y que luego se había visto atrapada en todo el embolado. Para ella montaría una cita bonita, al menos todo lo bonita que diera su hacienda. Se puso elegante, al menos para sus estándares, acostumbrado a las camisas de cuadros y los pantalones de montar, y se dirigió hacia la cocina a poner sus planes en marcha

Si algo tenía ser hijo de irlandés e italiana era que la cocina no le era extraña. Preparó una cesta para el picnic y puso un poco de aquí y allí al desconocer que comería Emma, en aquellos tiempos de veganos, frutivegatarianos, donutivoros cualquier precaución era poca. En la cesta metió unas aceitunas neras, unas brusquetas con pomodoro e balsamico, fromaggio, un piccolo assortimento di salumi y lo más importante una botella de prosecco de las que traía en sus viajes a Italia, un pequeño tesoro que esperaba que supiera apreciar. La cesta se completó con servilletas de tela, dos copas de cristal, un abridor de botellas, dos platos (tampoco se sabía si su pareja resultaría ser una pija finolis de las que no comen con las manos) y cubiertos.

Con todo preparado se dirigió al establo, lugar donde estaba previsto que comenzara su cita. Se había levantado muy temprano para adecentarlo. Todo estaba en su sitio, la paja estaba limpia, los caballos relucientes y ahora solo faltaba porque ninguno de ellos tuviera ganas de obrar mientras ella estuviera allí, ya lo decía Elmo, cuando tienes que ir es que tienes que ir. Miró a sus caballos con orgullo y se acercó a susurrarle a Luna, una preciosa yegua de 2 años de color blanco que lo miraba atenta y con las orejas erguidas. Le acarició el hocico con cariño mientras le decía

"Luna, hoy te va a montar alguien que seguramente no habrá visto un caballo en su vida. Ten cuidado, trátala bien, que sino la mamma no me volverá a hacer tortelloni ni Tiramissu, se buena. Parece una buena chica y no sé porque se habrá metido en este circo....buena chica, mi Luna es una buena chica. Una buena chica montada por otra..... sí, funcionará" Recorrió el establo repartiendo palabras dulces a los caballos mientras esperaba. Goliath, Saturno, Danzarín, Sol, Cornuto magnifico (no era un nombre muy bonito pero si que era adecuado después de haberle coceado en sus partes a las dos semanas de vida), Allegra, y esos eran solo los caballos que estaban siendo entrenados actualmente para competir.

El ruído de coches anunció la llegada de Emma. Sam salió del granero sonriendo y se fue directo a abrirle la puerta del coche. La tomó de la mano ligeramente para ayudarle a salir y le dijo

"Bienvenida a mi lugar de trabajo, el establo. Quisiera presentarte a alguno de mis caballos, bueno, en realidad son algo más que caballos, son como si fueran mis hijos. Te gustan los caballos Emma? Espero que sí porque había pensado en que podríamos dar un paseo y que te enseñara todo esto mientras hablamos y nos conocemos. Ves el caballo grande y negro y parece que tiene ganas de escapar y matarnos??" dijo señalando a la cuadra de Goliath

"Ese es mi caballo, se llama Goliath y aunque parezca un pendenciero es manso como un corderito. He pensado que te iría mejor montar en Luna" dijo llevándola frente a la yegua blanca que la olisqueó con curiosidad "Es muy buena y creo que ya le gustas. Has ensillado alguna vez un caballo? No es difícil y permite hacer más fuerte el vínculo entre jinete y montura. Ven, te enseñare cuales son los arreos y como hay que ponerlos. Luna te ayudará, ya está acostumbrada a ello"

Sam le enseñó un armario donde había una manta y una silla de montar y le dijo. "Coloca debajo la manta para que no le roce la silla la piel y luego la silla, yo me encargaré de las cinchas para que estés segura"

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02/03/2020, 17:32
Emma Vaughan

¿Qué se pone una para una cita en una granja? Emma no tenía ni idea de cuál era la respuesta correcta a esa pregunta, nunca había estado en una y tampoco había tenido antes una cita así con un desconocido. Pero estaba sumergida en el ambiente bucólico y romántico de aquel lugar de ensueño. Así que aunque no supiese la respuesta, sí sabía que quería sentirse como una de las heroínas de sus novelas. 

Optó pues por un vestido rojo y blanco. Su amiga Nella le había dicho una vez que el estampado parecía el de un mantel, pero a Emma le pareció de lo más apropiado para el entorno campestre. En los pies llevaba unas bailarinas rojas, a juego con la cinta que ceñía el vestido en su cintura. Se dejó el pelo suelto tras un buen cepillado y las gafas puestas. Se miró al espejo y le dio un poco de reparo salir así, con los hombros al aire, así que cogió una chaquetita roja y se la puso por encima. 

Ya preparada se montó en el coche que la llevaría al lugar de la cita, junto a su granjero, y cuando vio que le abría la puerta, como uno de esos galanes de novela, le latió el corazón tan fuerte que lo escuchó en sus oídos. Lo miró a los ojos mientras se ayudaba de su mano para salir del vehículo. Emma no era la chica más alta, la más guapa o la más llamativa. Era más bien una chica normal, del montón. Pero tenía unos ojos azules, enormes y expresivos, que miraban con dulzura todo cuanto la rodeaba. Era una lástima que normalmente los llevase ocultos tras las gafas. 

Pisar el suelo irregular se le hizo raro. Era muy distinto del asfalto al que estaba acostumbrada. Pero estaba tan encandilada con la situación en sí que hasta eso lo encontró encantador. Siguió al hombre hacia las cuadras mientras lo escuchaba con una sonrisa tímida y cuando le preguntó por los caballos, asintió con la cabeza. 

Me encantan —aseguró, convencidísima, aunque la verdad era que nunca había visto uno de verdad, de carne y hueso, así, delante de ella. 

El hombre hablaba un montón y eso le gustó. Le daba espacio para ir sintiéndose cómoda y superar poco a poco la timidez inicial. Entró en el establo mirándolo todo con una enorme curiosidad y hasta se atrevió a tocar la madera con la punta de los dedos, comprobando así que era de verdad, no una imitación de cartón piedra o aglomerado del IKEA.

Un paseo a caballo le pareció el mejor plan que podría haber imaginado. Había pocas cosas más románticas que pasear a caballo por el campo en una bonita tarde. Su mente iba por delante de ella y ya se estaba imaginando una carrera romántica, con un picnic romántico, un lago romántico y una manta sobre la que tenderse a mirar las nubes. Románticas, claro está. Tuvo que contenerse para no suspirar sólo con la idea de la maravillosa tarde que les esperaba. 

Era cierto que el granjero era menos guapo que los hombres de las novelas con los que soñaba, y también parecía más mayor. Pero todo en ese lugar era tan encantador que no le daba demasiada importancia a su aspecto. 

Impresionada con las bestias se acercó al tal Goliath primero y le enseñó la palma de la mano delante del hocico, como si fuese un perro. 

Hola, Goliath, bonito —saludó, mientras pensaba que ese bicho con pinta de asesino era mucho más grande de lo que ella había imaginado. ¿Tendría tantos dientes como parecía?—. Yo soy Emma y nos vamos a llevar genial, ¿a que sí? 

Luego se acercó a Luna y volvió a hacer lo mismo con la mano. Le encantaban los animalitos, aunque desde luego estos eran muchísimo más grandes que los gatos de su vecina Lorraine. 

—No lo he hecho nunca —respondió, atreviéndose a tocarle el morro a la yegua. Se encogió graciosamente de hombros—. Pero no puede ser muy difícil —declaró, con un optimismo desmesurado—. Y eso del vínculo suena genial. No tanto como el de un humano con su daimonion —Se rió con la referencia literaria—, pero seguro que es muy guay. 

En realidad le habría gustado que compartieran montura, eso sí que sería súper romántico. Pero tal vez pudieran hacerlo a la vuelta, después de que se torciese un tobillo y él la salvase románticamente. 

Se puso manos a la obra y se fue hacia el armario para sacar la manta primero. Colocó la manta, que eso era lo fácil, mientras evitaba acercarse demasiado a las patas de la yegua —que eran muy grandes—. Y luego se fue a por la silla. La silla tenía pinta de pesar un montón y pensó que no iba a poder ella sola. Seguro que por eso el granjero le había dicho que la cogiese, para poder ayudarla cuando no pudiera. Románticamente, claro está.

Aún así, trató de levantarla ella sola. Pero el único deporte que hacía Emma era el levantamiento de libros al colocarlos en las estanterías de la biblioteca y fuerza, lo que se dice fuerza, pues no tenía demasiada. 

Ouch, pesa mucho —dijo, con una sonrisilla revoloteando en la comisura de los labios cuando se giró para mirar al hombre, que debía tener unos brazos fuertes y musculosos debajo de esa camisa. Como buen protagonista de novela, claro—. Vas a tener que ayudarme, Mac. 

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03/03/2020, 12:08
Sam "Mac" McCarthy

Era bonita. No había otra palabra para definirla, bonita como un amanecer, bonita como una noche estrellada, bonita como un potrillo recien nacido. Mac no pudo evitar sonreír al verla caminar con inseguridad en sus primeros pasos en la granja, bamboleante como un bebé que empieza a andar. Cuando afirmó categórica que le gustaban los caballos Mac sonrió con dulzura y le dijo
"Estoy seguro que a ellos les vas a encantar tú, tenemos caballos de todos los tipos y colores. Siempre hay un caballo para cada tipo de persona, solo hay que encontrar el tuyo, pero no debes preocuparte, soy un experto, aunque muchas veces es el caballo el que nos elige."

La vio pulular por el establo con los ojos llenos de curiosidad, tocando los objetos e interaccionando con los caballos de una forma peculiar. La miró con una sonrisa mientras decía
"No te preocupes, no muerde, Goliath solo se hace el duro, en cuanto le acaricies el morro un par de veces será como un gatito" - Goliath piafó y Sam rio con ganas mientras decía "Aunque no son perros les gusta que los acaricien y que les hablen con cariño. No lo haces nada mal Emma, debes tener un don con los animales, basta con ver como te aceptan sin conocerte" Le sonrió con amabilidad y le dijo "Eso debe ser porque eres buena persona, los caballos son capaces de notar esas cosas mejor que los humanos, ellos son más sensibles e inteligentes y por eso amo mi trabajo. Daimonion?" sonrió con interés "Así que te gusta leer, eh? Tenemos que hablar de libros cuando nos hayamos conocido un poco. " Miró a Goliath y con tono conspirador le dijo "Goliath es mi daimonion, pero no le digas que te conté el secreto, se enfadaría conmigo"

La veía demasiado lanzada, y sin bien era cierto que montar a caballo no requería estudios de física nuclear tampoco era tan sencillo como caminar. Ese comentario y ver como iba vestida le dijo que era mala idea dejarla montar sola. Muy mala, a pesar de que sería Luna la que la llevaría más que al revés, pero que pasaría si espoleaba a su montura? si creía que podía hacerla saltar la valla de las granjas vecinas como si estuviera en los juegos olímpicos? Si se creía que estaba en el Grand National y que iba a ganarlo?. Era como poner una pistola en las manos de un bebé, mala idea, muy mala idea. Le dejaría que pusiera la silla, que le diera una manzana y montaría con ella. Para ello debía ensillar a Goliath con la silla para dos, algo más ancha para que pudieran encajarse tanto el culo de la señorita como sus piernas. Le lanzó una mirada discreta al culo mientras hablaba a los caballos y suspiró aliviado al ver que, al menos, no era especialmente culona y que podrían montar juntos sin problemas.

Primero la dejaré a ver que hace con la silla, no es peligroso, no se puede hacer daño. Como mucho le resultará demasiado pesada.... A ver que les enseñan en las ciudades, una chica de las de aquí las levantaría con una sola mano.

Como imaginó en las ciudades les enseñaban cosas como el pilates, el yoga y ese tipo de moñadas, pero fuerza, lo que se dice fuerza, no tenían demasiada. Se acercó rápidamente antes de que se pudiera desgarrar el deltoides con el esfuerzo y con una sonrisa le dijo. "Será un placer. Fíjate, se hace así, se utilizan las dos manos, una coge del pomo, otra de aquí" dijo enseñando la parte trasera de la silla "y arriba." Levantó la silla como si fuera una pluma y la subió encima a la yegua mientras le daba un par de afectuosas palmadas. Se giró para ver la reacción de la mujer mientras sacaba de su bolsillo una manzana y le dijo "Dásela a Luna, con cuidado, no te morderá" Con gesto experto ató las cinchas bajo el vientre de la yegua y se dirigió hacia Goliath observando de reojo como interaccionaban mujer y yegua.

Ensilló al semental con la silal doble y lo sacó de la cuadra, colgándole de las alforjas todo lo necesario para una merienda junto al río. Miró alrededor y encontró lo que buscaba, un pequeño escalón que la ayudaría a subir sobre el caballo.  Cogió al semental por las riendas, lo acercó y miró divertido como se entendían la mujer y la yegua. "Emma, ven, te ayudaré a subir. Sube al escalón, pon un pie en el estribo y yo te ayudaré a subir.  Tienes que dejar los pies hacia afuera, no te preocupes, yo te cogeré e iremos despacio"

Saltó al caballo y esperó con una sonrisa paciente a que la chica se pusiera en posición mientras le tendía la mano para que se cogiera y pudiera subir. Ya tenía la ruta decidida, pasaría por la escuela al paso, para que Emma no se asustara y luego irían a un trote ligero hasta el río. Sonaba bien para romper el hielo. En cuanto estuviera en el caballo le preguntaría sobre ella. Apenás sabía nada de ella, su nombre, que no debía haber visto una granja en su vida y que era bonita, bonita como una tostada de pan recien hecha junto a un café recién molido.

Que no se caiga.....que no se caiga o con ese vestidito se le va a ver todo el donut.....

Notas de juego

He pensado en tirar más hacia delante pero igual querías caerte del caballo, de una forma romántica, o esas cosas..... Si quieres que le dé para delante me dices y así te ahorras un post. A tu gusto :D

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03/03/2020, 20:04
Emma Vaughan

«Como las varitas», pensó Emma al escuchar que eran los caballos los que elegían a sus monturas. Pero esa vez no lo dijo en voz alta, que tampoco quería parecer una friki. Pero entonces el granjero, Mac, demostró que sabía lo que era un daimonion y los ojillos de la bibliotecaria brillaron al mirarlo. 

—¡Me encanta leer! —declaró, con vehemencia—. Los libros son mi pasión, con ellos puedes viajar a tantísimos mundos diferentes sólo a través de la imaginación... Y vivir muchísimas aventuras. —Ese era, en gran parte, el problema de Emma, que se había dedicado a vivir aventuras en su mente mientras se quedaba cogiendo polvo en la biblioteca—. Oh, sí, tenemos que hablar de eso. Quiero saber cuáles son tus libros favoritos. Siempre he pensado que se puede conocer mucho a una persona sabiendo qué le gusta leer, ¿no te parece? 

Se rió por lo bajo al escuchar que Goliath era su daimonion. Mac parecía un hombre dulce, no le pegaba nada tener como alma un caballo asesino. O tal vez tras esa fachada amable había un espíritu indómito por descubrir. Eso sería muy propio del protagonista de una novela. Las mejillas de Emma se apretaron guardando en secreto una sonrisa ante esa idea. 

No se equivocaba al pensar que Mac le había dicho lo de la silla para ayudarla. Le quedó claro en cuanto vio cómo se acercaba a ella dispuesto a coger aquel armatoste tan pesado. Ella revoloteó a su alrededor, observando cómo lo hacía con los labios entreabiertos por la curiosidad y los ojos enormes. Bueno, la mirada se le fue por un instante a los bíceps que se marcaban en la camisa por el esfuerzo y contuvo un suspiro. 

En cuanto vio aparecer la manzana la cogió y sonrió ilusionada. 

—Me gustan los animales. Todos. Bueno, menos las arañas. Tienen demasiadas patas. Y las cucarachas, puaj. —Estiró la mano, con la palma abierta hacia arriba y la manzana sobre ella, ofreciéndosela a la yegua—. Toma, Luna, bonita —canturreó con dulzura—. ¿Quieres una manzana? Estás siendo una chica muy buena. Vamos a ser muy amigas, ¿verdad que sí?

Le dio un poco de susto cuando el animal abrió la enorme bocaza para coger la manzana con los dientes. Unos dientes gigantes con los que le dio la impresión de que podría arrancarle una mano. Pero no pasó. Luna cogió la fruta con delicadeza y Emma suspiró aliviada por seguir teniendo las dos manos. Acarició el cuello de la yegua, emocionada por lo bien que había salido aquella primera aventura. 

Que bonita eres —murmuró bajito—. Gracias por no comerme la mano. Te daré todas las manzanas que quieras.

Cuando escuchó que el hombre la llamaba, dejó la yegua y salió tras él. Escuchó sus instrucciones y lo miró, ya montado en el caballo, pero no entendió una parte. 

¿No iba a montar yo a Luna? —preguntó, un poco confusa.

Tal vez lo había entendido mal, o quizá Mac había cambiado de opinión porque prefería ir con ella en el mismo caballo, lo cual era muchísimo más romántico. Seguro que era eso. Se le encendieron las mejillas y su sonrisa se volvió tímida y soñadora. Se apresuró a ir hacia él antes de que cambiase de opinión otra vez. Desde luego, ella prefería que montasen los dos en el caballo medio salvaje. Se imaginaba la escena y era como la portada de una de esas novelas que leía a escondidas.

Se subió al escalón muy decidida. No se había montado nunca en un caballo y estaba altísimo, pero estaba convencida de que no debía ser tan difícil. Cogió la mano de Mac y puso un pie en el estribo. Menos mal que leía muchísimo, porque si no, no habría sabido ni qué era. 

En el primer intento se le resbaló el pie del escalón y se quedó colgando de la mano del hombre y del estribo. Se le aceleró el corazón y esta vez no era por romanticismo, sino por el susto. Con la otra mano se agarró al pantalón de Mac a la desesperada y consiguió volver a poner el pie en el escalón. En el segundo intento, aún le duraba el susto por aquella casi caída y no cogió impulso suficiente más que para hacer que oscilase su pelo. Tomó aire. Se concentró. No podía ser tan difícil, todas las heroínas de las novelas lo hacían. Tenía que superar esa primera prueba para poder seguir con su excursión romántica. 

Lo logró a la tercera. Para entonces tenía las mejillas como cerezas maduras y las gafas un poco torcidas. Pero todo valía la pena por estar ahí, sentada en el mismo caballo que aquel granjero fuerte y aguerrido, dispuestos a cabalgar con el cabello al viento sobre aquella bestia asesina. 

Claro, que entonces se dio cuenta de que la falda se le había subido hasta medio muslo, dejando sus piernas de piel blanca a la vista, y se murió de vergüenza. Le dio algunos tirones para bajarla, pero la tela daba lo que daba y no daba para tanto. 

—Creo que mejor montaré de lado —declaró, como si supiera de lo que hablaba, aunque no tenía ni idea—. Como en las películas. Será más divertido. —Y con «divertido» quería decir: «al menos así no se me verán las bragas».

Empezó entonces la odisea para girar sin caerse y sin que se le subiera más la falda. Primero movió el culo hacia un lado y luego empezó a mover la pierna por encima del cuello del animal. Muy despacio y sujetando el borde del vestido. Seguramente se habría ido de morros al suelo en el primer minuto si no estuviera Mac ahí, dispuesto a sostenerla de la cintura —románticamente—. Porque lo estaba, ¿verdad?

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03/03/2020, 22:58
Sam "Mac" McCarthy

Sam sonrió con dulzura cuando supo que Emma era una ávida lectora. La miró divertido al ver como se emocionaba con la lectura y la pasión que le ponía. La verdad es que le pegaba y su alegato por la lectura le convenció que probablemente no habría viajado mucho. Debía ser de esas mujeres que viven toda la vida en una ciudad y no sale de ella nunca, por lo que el paso inseguro en el terreno irregular de la granja debía ser debido a eso, a que no estaba acostumbrada a nada que no fuera pavimento y asfalto. Se encogió de hombros e intento contener el entusiasmo pero para darle algo que considerara le dijo "Estoy de acuerdo, dicen mucho de una persona, pero no solo lo que lee sino cuando o donde lo hace. Yo suelo leer antes de dormir, me sirve para desconectar de un largo día. Luego hablaremos de libros pero he te admitir que uno de mis favoritos es Orgullo y Prejuicio, y" dijo riendo "admito que cada cierto tiempo tengo que leer Ana de las Tejas Verdes. Como ves suelo leer más clásicos pero a veces leo algo moderno"

Rió en cuanto se refirió a las arañas y las cucarachas. La miró dudando en si debía decirle la verdad o sería demasiado para ella. Con una sonrisa le dijo "No te preocupes, aquí no hay cucarachas, solo viven en las ciudades y las arañas de la casa son muy amables y no te molestarán". Se quedó mirando como interaccionaba, entre fascinada y asustada con la yegua y aplaudió apreciativamente cuando consiguió darle la manzana aunque le advirtió "No se le pueden dar demasiadas manzanas o tienen problemas dentales, es como una especie de golosina, pero de vez en cuando es bueno que coman, aunque su alimentación normalmente es heno o pasto"

La llamó para que subiera a Goliath se rascó la cabeza y sonrió. Había una manera de decirle que no podía dejarla montar porque se le iban a ver las bragas?. Debía mentir, buscar algo para impedirle hacer el ridículo y salvar su dignidad así que le dijo

"Sí, pero acabo de recordar que Luna se torció un tobillo hace un par de días y le conviene descanso, pobrecita. Además, había pensado que siento la granja romántica, te gustaría montar conmigo. Tranquila, no correré demasiado, será solo un agradable paseo" - Le sonrió esperando darle confianza mientras le tendía la mano caballerosamente para ayudarla a subir, algo que hasta una niña de 5 años debería poder hacer sola teniendo el escalón y una mano para ayudarla.

No pudo decir que no lo intentara, la verdad es que era enternecedor ver las ganas que le ponía pero la primera vez estuvo a punto de tirarle del caballo. Falló al poner el pie en el estribo y aun así saltó, quedándose colgada del aire y de su pantalón, pataleando desesperadamente en búsqueda del escalón. Su mano era suave y delicada, carente de fuerza, y Sam se preguntó en que trabajaría, si es que trabajaba. Le sonrió y la animó con paciencia "Lo has hecho muy bien, nadie sube a la primera". Lo volvió a intentar y se escuchó decirle con la misma paciencia "Ni a la segunda, pero a la tercera, a la tercera siempre va la vencida"

Sam empezó a mirar alrededor buscando la grúa que utilizaba para subir las balas de paja al altillo del granero, solo por si acaso, aunque, afortunadamente el tercer intento lo consiguió. Con un gesto tierno le tocó las gafas para ponérselas rectas y todo parecía estar solucionado hasta que le empezó a dar el baile de San Vito, en cuanto se dio cuenta que la falda se le había subido al muslo. Aunque no lo pretendió se le escapó una mirada apreciativa y tuvo que reconocer que tenía buenas piernas, no bonitas, no, tenía un muslos preciosos, así que no la ayudó demasiado a tapárselos hasta que estuvo a punto de caerse dos o tres veces del caballo. La tuvo que agarrar un par de veces para que no se desequilibrara, no es que quisiera meter mano, pero si no lo hubiera hecho se hubiera partido la crisma y podía imaginarse como tendría que enfrentar las demandas de los familiares de Emma y del programa. Se quitó la chaqueta en un gesto fluido y se la dio con una sonrisa mientras le decía

"Póntela en las piernas, el viento puede ser muy frío cuando se monta a caballo, y no me gustaría que te resfriaras"

Si no fuera porque hace más calor que en el donut de la Miley esa igual colaría, pero tampoco hace falta decirle que se le van a ver los ositos de las bragas. Así estará cómoda, al menos hasta que consiga que se baje del caballo de una pieza.

Con una sonrisa repleta de seguridad le dijo "Lista? Arre Goliath, despacio, vamos al trote, luego galoparemos". Puso al caballo al paso aunque anunció que irían al trote para que no se sintiera mal y dirigió al semental negro hacia el norte, a un cercado donde se podían escuchar voces de niños. Allí había varios niños abrazados a caballos rodeados de monitores que reían y se relacionaban con los animales.

"Hola chicos, saludad a Emma." Los chicos la miraron con una sonrisa y gritaron en diferentes tiempos y tonos de voz "HOOOoloolLLLLAaaaaAAA eEMMmmmmmaa, Hoooooola Maaaaaaac". Sam se despidió de ellos y cuando estuvieron algo lejos le dijo a Emma "Son chicos con necesidades especiales a los que nuestros caballos ayudan. Normalmente tienen problemas de relación, a veces de equilibrio, y no hay animal más paciente y noble que un caballo. La escuela la lleva mi mamma, es italiana, creo que te gustará. Y ahora vamos a poner el caballo al galope... Lista?, no tengas miedo, Goliath no te dejará caer, y yo tampoco"

Puso a Goliath a un trote cochinero y le dijo "Tenemos cinco minutos hasta llegar al río y me gustaría saber de ti. Además de leer a que dedicas tu tiempo libre? En que trabajas? La verdad es que me resulta extraño que una chica tan atractiva venga al campo a pretender a un tipo como yo."

Pues a que va a venir...por la fama, o por el dinero. Al menos se ha visto bien el centro de equinoterapia, así podré ayudar a más niños...... -Miró al cielo y buscó una señal de que su difunta esposa aprobaba lo que estaba haciendo, pero el cielo debía estar apagado o fuera de cobertura porque nada llegó.

Notas de juego

Ale, ya tienes para entretenerte en la madrugada :P

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04/03/2020, 17:30
Emma Vaughan

Apenas llevaban unos minutos juntos y el granjero ya había acudido en su rescate varias veces. Emma podía sentir sus fuertes manos sujetándola románticamente para que no se fuese de morros al suelo y el corazón le latía con fuerza. Lo de sentarse de lado era más difícil en la práctica de lo que había parecido en su mente y Mac volvió a rescatarla una vez más, ofreciéndole su chaqueta. 

La aceptó sin dudar y lo miró con ternura y un suspirito ahogándose en su garganta. Era todo un caballero, como buen protagonista. Así que volvió a mirar hacia delante y se puso la chaqueta como si fuera una manta. No hacía frío, pero prefería pasar un poquito de calor que estar enseñando todo durante el paseo.

—Gracias, Mac —dijo, para después asentir con la cabeza—. Estoy lista, listísima. ¡Vamos a galopar!

El animal empezó a moverse y ella se agarró corriendo donde pudo al notar el bamboleo, que resultó ser una mano al pomo de la silla y la otra a la rodilla del granjero. Aquello no se parecía en nada a ir en su bici, pero tras los primeros segundos de impresión le empezó a parecer bastante divertido. A ver, ella se imaginaba que el caballo iría mucho más rápido, pero había dicho que primero trotarían nada más, así que lo bueno llegaría después. 

Las voces de los niños atrajeron su atención y cuando los vio, cada uno con su caballito, se le derritió el corazón de ternura. Le gustaban los niños, al menos los que iban a la biblioteca cuando había actividades infantiles y que eran los únicos que conocía. Se agarró fuerte con la mano del pomo y levantó la otra para saludarlos al pasar. 

¡Holaaaaa, chicoooos! —dijo, alegre, alargando las letras como ellos. 

Por el momento todo aquello de la granja le estaba pareciendo maravilloso y el granjero tenía que tener buen corazón para haber montado una escuela para niños especiales. Emma se sentía flotando encima de una nube rosa de algodón de azúcar. 

—Oh, ¿así que eres medio italiano? —preguntó, curiosa, mientras se agarraba bien a la silla con las dos manos—. A mí me encantan los macarrones del Ginos. Estoy lista, pero si vamos a ir muy rápido cógeme de la cintura, que así me dará menos miedo —pidió, aprovechando que él estaba detrás y no vería cómo se ruborizaba hasta el escote al pensar en cabalgar con él sosteniéndola románticamente.

¡Ahora sí que iban rápido! Era muy emocionante y durante algunos segundos estuvo demasiado concentrada en mantener el equilibrio con dignidad y que no se le cayese la chaqueta-manta como para responder. Pero cuando se fue acostumbrando a la velocidad y los saltitos que daban encima del caballo, ya sí que empezó a parlotear.

Pues soy periodista, pero trabajo en una biblioteca. Supongo que entonces no sirve de nada que te diga lo de periodista, ¿no? —Se rió de sí misma—. Debería decir que soy bibliotecaria sin más. Pero estudié periodismo, sólo que luego me dediqué más bien a los libros. Mi tiempo libre lo dedico a leer y escribir sobre todo. Pero no te creas que soy una aburrida, también salgo con mi amiga Claire. Y me gusta ir al cine. A veces voy a una residencia de ancianos para charlar con ellos, porque se aburren un montón, ¿sabes? Cuentan unas historias bárbaras, quiero escribir sobre eso alguna vez. 

Entonces se calló de golpe al darse cuenta de lo que Mac había dicho. ¿La había llamado atractiva? Su corazón se aceleró y sus mejillas se pusieron como tomates. ¿Eso quería decir que le gustaba? ¡Por favor, qué explosión de emociones! Cabalgando encima del caballo salvaje, con un hombre fuerte y salvaje, que acababa de decirle que era atractiva como si nada. 

—¡Oye y cómo corre Goliath! —comentó, con una carcajada, nerviosa—. Es genial que te guste Ana de las Tejas Verdes —dijo, recordando lo que él había dicho antes—, es una de mis sagas favoritas de toda la vida, ¿sabes? En parte por ella quise participar en el programa. Bueno y por muchas otras novelas. Nunca había estado en el campo, en Boston tenemos muchos parques y jardines, pero claro, no es lo mismo que esto —declaró, con ojos soñadores—, tan salvaje y bucólico y encantador. ¿Y a ti qué te gusta hacer? —preguntó, y dudó un instante si lanzar la siguiente duda, pero estaba ahí para vivir su gran aventura. Así que bajó la mirada con timidez y lo hizo—. ¿Y por qué un hombre tan atractivo buscaría esposa en un programa?

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04/03/2020, 22:11
Sam "Mac" McCarthy

Sam sonrió mientras asentía, mirando de reojo la posición de la mano de Emma en su rodilla. Con naturalidad le dijo "Soy mitad italiano, mitad irlandés, aunque los McCarthy llegaron a Alabama hace 5 generaciones. Mi madre, `la mamma'" dijo remarcando la palabra en italiano "conoció a mi padre en una feria de ganado y se enamoraron, según ella en 7 minutos. Sabes eso que dicen que si miras a los ojos a un desconocido durante 7 minutos te enamoras?" Dijo sonriendo "Pues a mis padres le sobraron 6. Ya conocerás a la mamma, y verás como es una mujer a la que es difícil decir que no. " Puso cara extraña cuando le mentó un sitio llamado Ginos y se encogió de hombros. Seguro que era un sitio de esos de la ciudad, que se vendía como italiano pero que en la cocina tenían a un coreano, un senegalés y un mexicano. Sam le dijo "En la cesta tengo un pequeño tentempie veramente italiano, espero que esté tan bueno como el de Ginos, aunque no hay macarrones, ojalá hubiera sabido que te gustaban, se me da bien la cuccina pero no como a la nonna. Así que estás preparada para galopar, eh?. Agárrate, que vamos"

Dio un ligero toque en el lomo a Goliath y aceleró a un medio trote, algo vergonzoso para un pura sangre criado para correr en los hipódromos pero lo máximo que podía soportar Emma por el momento. La agarró por la cintura, más por seguridad que por romanticismo, y puso rumbo al río dudando en si serían capaces de llegar antes de que la cita acabara. No estaba acostumbrado a ir tan lento y el caballo intentó acelerar en un par de ocasiones pero las riendas de Sam lo impidieron. Sam la miraba, intentando captar señales de que estaban yendo demasiado rápido, en el caballo, bueno, también en su cita, pero parecía que ella se estaba relajando y empezó a contarle algo sobre ella

"Así que bibliotecaria?, vaya, suena interesante, con total acceso a libros. Debe ser una profesión bonita, algo así como la de ranchero, pero guiando los libros a sus estantes en lugar de los caballos a sus establos" dijo sonriendo para finalmente torcer el gesto "Yo no pude estudiar, pero es algo que me gustaría haber hecho. Un rancho lleva mucho trabajo y mi padre murió joven y me tuve que hacer cargo. La verdad es que no me arrepiento, adoro mis caballos y cuando veo a los chicos interaccionar con ellos creo que vale más que una carrera, pero a veces..." se encogió de hombros "Me hubiera gustado ser escritor, escribir una novela de esas que pasa de mano en mano, de generación en generación, haciendo soñar a jovencitas y jovencitos." Rio mientras miraba el reloj disimuladamente y apretaba un poco el paso del caballo que se puso a un trote firme mientras seguía agarrando a Emma, con firmeza pero sin propasarse "No pienso que seas una aburrida, de hecho yo creo que soy más aburrido que tú. No tengo mucho tiempo así que el poco que tengo trato de leer, me gusta la música y toco el banjo y la armónica, ir a pescar, montar a caballo, a veces escribo, pero nada demasiado bueno. Así que ancianos, eh? Te gustaría contar un cuento a nuestros chicos? Podría decírselo a la mamma, seguro que les encantaría y ellos tienen una forma única de ver el mundo, te sorprenderán. "

Parecía que Emma estaba disfrutando del paseo aunque Sam sabía que luego tendría que volverlo a sacar porque no había ni roto a sudar. Los caballos necesitaban cuidados y ejercicio, y aquello lo único que estaba haciendo era inquietar al animal, pronto llegarían y lo podría dejar suelto. Volvería a él cuando lo llamara, siempre educaba a sus caballos para que vinieran ante su silbido. Sonrió ante el comentario de la velocidad de Goliath y le dijo

"Has visto? Y no te ha hecho nada. Es un chico grandote y de aspecto rudo pero en el fondo es un animal muy noble. Así que Ana de las Tejas Verdes fue lo que te motivó eh? La verdad es que a mi me apuntó la mamma, me engañó, me dijo que si iba a la tele me dejarían hablar del centro de equinoterapía y me darían 500 dolares, así que imagina la sorpresa cuando me eligieron, sobre todo con ese granjero tan guapo." Rió e hizo ese gesto tan italiano de juntar la yema de los dedos mienntras orientaba los dedos hacia arriba "Casi me gustaba hasta para mi. Así que en un mundo normal estarías ahora con Romeo Spears, cabalgando arriba y abajo, el sabría que decirte, cosas bonitas, de esas que se aprenden en las universidades, y en cambio" Sonrió amigablemente hasta que le hizo la pregunta del millón. Los ojos de Sam se cerraron durante un instante, intentando ocultar la punzada de dolor agudo en su corazón. Suspiró y negó con la cabeza muy despacio, incapaz de decir nada durante unos metros hasta que una voz con un regusto triste le dijo

"Se lo prometí a alguien, que cuando pasaran siete años la olvidaría. La mamma, me lleva empujando durante años y no he sido capaz. Así que me apuntó al concurso." Sonrió con dulzura mientras se acercaba a un árbol con una hermosa sombra a la orilla del rio y la ayudaba a bajar del caballo, cogiéndola de la cintura, no fuera ser que se le ocurriera saltar y se partiera los tobillos, las rodillas y los piños, sería una pena, tenía una sonrisa bonita, bonita como un día lluvioso en pleno verano, como los primeros copos de nieve del invierno, bonita, esa era la palabra.

Extendió el mantel, sacó la comida y abrió el vino. Hacía al menos 7 años que no hacía algo así, y ahora lo estaba haciendo para Emma, y millones de televidentes. La sirvió primero a ella, luego a él y sugirió un brindis

"Porque el romanticismo nunca muera, y por Ana de las Tejas Verdes"

El prosecco estaba fresco y bajó por su garganta como un torrente que apagó la tristeza de su corazón. Sonrió y le dijo

"Se lo prometí a mi difunta esposa, Sylvia, que cuando pasaran 7 años buscaría a alguien, y ya se han cumplido. Alguien con quien poder compartir la vida sencilla y ser feliz. El cáncer me la arrebató, pero la quise hasta el último día y sé que ella no quería que estuviera solo. Así que voy a intentar darme una oportunidad" dijo sonriendo antes de decirle para quitar un dramatismo que no desapareció de sus ojos "Aunque sea para que la mamma deje de insistir. No hay nada más insistente que una siciliana"

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05/03/2020, 04:16
Emma Vaughan

Había pocas cosas en el mundo tan románticas como los italianos. O eso pensaba Emma en ese momento, escuchando al granjero intercalar en su discurso palabrejas que no entendía. Bueno, estaban los franceses, claro. Ellos eran como la máxima expresión del romanticismo, sin duda. Pero después de París, estaba Roma, la siguiente en su lista mental de lugares más románticos del universo. 

Los irlandeses en cambio no le parecían muy románticos. Si al menos fuese medio escocés y medio salvaje, como Jaime Fraser... eso sería otra cosa. Ella podría ser su Claire y viajar a través del tiempo para encontrarlo. 

Se dio cuenta de que se había quedado ensoñada pensando en los escoceses, mordiéndose ligeramente el labio y con la mirada perdida. Pestañeó rápido y trató de retener en su mente lo que había dicho el granjero mientras tanto. 

—¿Siete minutos, en serio? —preguntó, curiosa—. Nunca había oído nada así. —¿Se atrevería a decirlo? ¿Sería capaz?—. Deberíamos probarlo cuando bajemos del caballo, ¿no te parece? —¡Sí! ¡Se atrevió! Emma estaba lanzada, sus mejillas rojas lo corroboraron de inmediato. 

Se rió por lo bajo, más por los nervios y la timidez que porque nada le hubiese hecho gracia en sí. 

Luego, cuando ya iban al galope, escuchó sobre los sueños que Mac había dejado atrás y su corazoncito se dolió por él. Su granjero era un poeta frustrado, que leía por las noches y ahogaba la pena de no poder escribir tocando instrumentos rurales como el banjo o la armónica. Porque estaba claro que eso sólo lo tocaban en las granjas y los cantautores hipsters que se creían que hacían folk fusión o alguna cosa de esas modernas. 

—Oh, sí —dijo, encantada, a la pregunta sobre contar el cuento a los chiquillos—. Eso sería genial. A veces en la biblioteca hacemos actividades, los sábados por las mañanas. Otra compañera y yo nos encargamos de contar cuentos a los niños, hacer marionetas o prepararles algún juego. Es muy divertido y siempre vienen unos cuantos. Nella dice que sus madres nos los dejan como si la biblioteca fuese una guardería, pero yo creo que eso es lo de menos. Lo importante es ver sus caritas y sus ganas de aprender.

Las explicaciones sobre cómo había terminado apuntado al programa la intrigaron. ¿Estaba dispuesto a casarse sólo por ganar quinientos dólares? Con el rancho que tenía tan grande y tan bonito no le había parecido que fuese a necesitar dinero con tanta desesperación. Aunque tampoco estaba entendiendo muy bien lo que decía el hombre.

¿Quién es Romeo Spears? —preguntó entonces, intentando hacerse una idea de lo que hablaba Mac—. ¿Es uno de tus terratenientes o algo? ¿Por qué ibas a dejarme con él?

Sintió un poquito de miedo de repente. ¿Sería que el granjero no quería estar ahí con ella y quería encasquetársela a un amigo suyo? ¿Preferiría estar con Susie? No le extrañaría, era tan guapa y tan simpática. Sobre todo simpática, después de conocerla en el coche a Emma le habían dado ganas de darle un premio por su simpatía y todo. 

En eso iba pensando cuando llegaron junto al río y todos los temores se evaporaron de inmediato de su mente ante aquella visión hermosa y bucólica y encantadora. Y por si fuera poco Mac la ayudó a bajar del caballo cogiéndola por la cintura. Emma sintió que en ese mismo instante podría desmayarse lánguidamente en sus brazos y él la sostendría románticamente y ahí comenzaría la novela de la que ambos eran protagonistas.

Cuando pisó el suelo y Mac se puso a preparar el picnic, Emma suspiró profundo. Tenía que recomponerse de aquel ataque de romanticismo si no quería perder el sentido antes de que acabase la cita. Acarició el cuello del caballo varias veces y en un impulso lleno de osadía se acercó para darle un besito rápido. Se apartó corriendo por si acaso a Goliath no le gustaban los besos y le daba un cabezazo. O un mordisco, mucho peor. Y luego se acercó dando saltitos alegres al mantel. 

Se sentó junto al granjero y pensó que aquel picnic era románticamente perfecto. Levantó su copa con el brindis y rió, encantada de sus palabras. Luego bebió un sorbito, pequeñito, que no quería que se le subiera a la cabeza, y se dispuso a escucharlo. 

Pero entonces comprendió el drama de aquel granjero, con esa pérdida que lo hacía aún más protagonista, más melancólico y más atractivo. Suspiró, encandilada, y alargó una mano para ponerla sobre su brazo y apretarlo en un gesto cálido de ánimo.

—No lo sabía, lo siento muchísimo. Seguro que era una mujer muy especial para ti. Pero no tienes que olvidarla aunque se lo prometieras, su recuerdo siempre vivirá en ti y en todos los que la conocieron —¿Eso era de algún libro? Podía ser, al oírse decirlo le sonaba de algo. Apartó rápido ese pensamiento—. Claro que tienes que seguir adelante como ella querría. Todavía eres joven y puedes ser muy feliz. Pero eso no quiere decir que tengas que olvidarla, no lo hagas, Sylvia se merece que la recuerdes. 

Ni la conocía, que a lo mejor era una cabrona de cuidado y estaba mejor bajo tierra que sobre ella, pero en cosa de dos segundos Emma ya se había montado su película romántica del pobre viudo que había perdido al amor de su vida y trataba de rehacer los pedacitos de su alma. Estaba tan enredada en la historia que se estaba inventando que iba a ser difícil sacarla de ella.

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05/03/2020, 16:27
Sam "Mac" McCarthy

Sam no pudo evitar reírse ante la sorpresa de Emma con los enamoramientos a los 7 minutos. No rió porque no creyera en el amor a primera vista, pues el mismo se había enamorado de Sylvia con solo verla, aunque, para ser enteramente sincero, a ella le había costado unos cuantos vistazos más, tantos como un año de hacerse el encontradizo mientras se sonrojaba cada vez que lo miraba. Con una sonrisa y encogiéndose de hombros le dijo

"Creo que es una de esas cosas que sale en los libros de autoayuda, o de Paulo Coelho, en que el universo parece conspirar para que pase algo" sonrió como si estuviera diciendo algo divertido para guiñarle luego el ojo y decirle "Tal vez tendremos que dejarlo para el último día, no crees? Si no los productores se enfadarán con nosotros por quitarle toda la emoción a la audiencia. " Rió y apretando el paso al caballo se dirigió hacia el río, no demasiado deprisa, no fuera que Emma volará por las orejas del caballo y se pegara un golpetazo tal que en vez de en granjero busca esposa saliera en urgencias bizarras, jackass o vídeos de primera.

Sam la miró de reojo. Era bonita, y encantadora cuando se ponía roja, pero estaba empezando a notar como la pierna se le gangrenaba por la falta de riego. Se lo debía estar pasando muy bien a tenor de las risitas que emitía yendo al trote, pero la fuerza de la mano que se estaba cerrando sobre su rodilla era tal que por un momento dudó en si le estaba metiendo mano o le estaba haciendo una resonancia al palpo.

Sonrió en cuanto aceptó lo de contar cuentos pero la miró extrañada cuando habló de las guarderías "Entonces los niños en las ciudades no están con sus padres? Que triste. Aquí los niños pasan tiempo con sus padres después del colegio, son felices, la verdad es que no me imagino la vida en la ciudad. Aquí nos conocemos todos, nos ayudamos, pero es muy bonito que os encarguéis de que los niños se diviertan y no estén tristes. Es muy bonito..... Nuestros chicos te encantarán y estoy seguro que tú les encantarás a ellos"

Si no les encantaba es que no tenía corazón. Tenían sus cosillas. Algunos apenas hablaban y comunicarse era una odisea, otros apenas podían soportar la cercanía de otra persona sin ponerse nerviosos, otros hablaban demasiado, otros chillaban pero se les cogía cariño y eran muy agradecidos. Ver como te abrían una puertecita a sus vidas, normalmente cerrada para el resto, era lo más bonito del mundo, bueno, lo segundo, lo primero era un buen caballo de carreras ganando el grand National, pero estaba cerca, muy cerca.

Parecía que no sabía quien era Romeo. Seguramente la producción no les había contado nada a las candidatas así que bajando el tono para adoptar uno de confidencias le dijo "El granjero romántico en teoría estaba amañado por el concurso para que el ganador fuera Romeo Spears. Según nos contaron era una especie de granjero de Hollywood de unos 20 años, con el pelo largo, de esos de las películas, guapo, alto y bohemio. Todos pensábamos que iba a ser el seleccionado, así que, me lleve una sorpresa enorme cuando dijeron que yo había sido el seleccionado. Yo soy algo mayor que Romeo, no tan guapo, sin experiencia en televisión....Pero yo no te dejaría con él, al menos no voluntariamente. Está claro que mereces algo mucho mejor" Se encogió de hombros y sonrió "Pero soy mucho mejor montando al caballo, agarrate, que ahora vamos a ir a galope tendido". Aceleró el caballo a un trote ligero para que les diera de llegar al río antes de que se acabara la cita. Al llegar la tomó por la cintura y al bajarla se dio cuenta que Emma tenía un tipito torero de aupa, no es que tuviera buenas piernas solamente, no, es que tenía un tipazo para morirse. Era bonita y tenía un tipazo y él, él era un zopenco de campo sin más estudios que la básica. Debía estar allí para hacerse famosa. Seguro. Sam Suspiró y empezó a montar el mantel mientras Emma acariciaba un Goliath mucho más pacífico de lo que esperaba la mujer, ya que no solo no la mordió sino que frotó su morro con la mano. Le faltó darle un lengüetazo y darle la patita, pero por lo demás se podía dar por totalmente conquistado por Emma.

Una cosa llevó a otra y, no supo porqué le habló de Sylvia. No pretendía hacerlo, pero detrás de las gafas parecía haber unos ojos expresivos y despiertos, unos ojos que mostraban un gran corazón y unos bonitos sentimientos. Seguramente había hablado por eso, tal vez se sentía solo, tal vez hacía demasiado tiempo que no se sinceraba con nadie, así que, una vez hecho lo único que podía hacer era no darle demasiada importancia, pasar de página y no quedar ante todo el mundo como un viudo llorón.

"No pasa nada, de verdad. Hay que mirar adelante, aunque sea para que la mamma se pueda morir tranquila. Bueno, suficiente de hablar de cosas tristes" dijo con una sonrisa de las que no toca los ojos "Te voy a explicar lo que tenemos hoy para comer. He preparado unas brusquetas de tomate y albahaca, un poco de carpaccio de ternera con parmesano, ensalada caprese y un poco de embutido, bresaola, jamón de parma... Espero que te guste, salud" dijo levantando la copa y dándole un trago a la copa moderado y mirándole a los ojos. Era el momento de hacerle la pregunta del millón. Era bonita, de ciudad, y estaba tan fuera de lugar como un potro en una plataforma petrolífera. Podría tener un buen novio en la ciudad, una buena vida. Bebió otro sorbo de vino y le dijo

"Y por qué te gustaría cambiar tu vida Emma? El campo es muy distinto de la ciudad y estoy seguro que una chica tan guapa como tú no debería tener problemas en tener un buen novio. Que te ha traído al programa? Buscas el amor? Una nueva experiencia?" Sonrió amablemente al decirle "Quieres conocer a las Anas de las Tejas verdes del mundo real?"

No se había planteado nada cuando le dijeron que le iban a enviar a dos mujeres a su granja, pero ahora que estaban allí, no sabía que iba a pasar. Estaba solo, y un corazón romántico no está hecho para la soledad.

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06/03/2020, 18:39
Emma Vaughan

Emma sintió el aplazamiento de ese experimento romántico como un rechazo, pero disimuló y no dijo nada. Aunque ella ya se había quedado con ganas de probarlo. Ojalá encontrase algún hombre especial y romántico que estuviera dispuesto a mirarla a los ojos durante siete minutos. Su cerebro le decía que eso no podía funcionar, pero su corazón latía con la fuerza de las decenas de novelas que había devorado y cada latido la impulsaba a probar. 

Y es que Emma estaba decidida a probar cosas, para eso había salido de su biblioteca justamente. Vender su timidez para acudir al programa había sido el primer paso, y desde ahí sentía que podía abrir las alas y entregarse al romance. 

Reaccionó cuando Mac le preguntó por los niños de la ciudad. Se rió un poquito con esa ingenuidad que no había esperado de un hombre hecho y derecho como él. 

En la ciudad hay poco tiempo para nada —le explicó—, la gente corre de un lado a otro. Los niños van al colegio y luego hacen actividades extraescolares. Y los fines de semana muchos padres buscan dónde dejarlos un rato para poder descansar de sus trabajos. La vida es muy agitada allí. 

Luego escuchó toda aquella explicación sobre el tal Romeo. Al escuchar la descripción del chico se imaginó un joven Brad Pitt montando a caballo a lo «Leyendas de pasión» y tuvo que contener un suspirito. Aunque si sólo tenía veinte años sería muy joven para ella, que en unos meses iba a cumplir treinta. Tal vez por eso habían cogido finalmente a Mac como granjero. No sabía cuántos años tenía, pero sin duda debía estar más cerca de los cuarenta que de los veinte. Y Susie también había dejado la adolescencia ya muy atrás, parecía lógico que escogieran a un hombre más mayor que ese chico para el concurso.

Sonrió con timidez cuando dijo que ella merecía algo mejor. Mac tenía su corazoncito en un vaivén constante. Le decía que era atractiva, pero luego no quería mirarla a los ojos y luego le decía que merecía más... Ya no sabía si le estaba gustando o todo lo contrario. Qué complicado era todo cuando una se abría a vivir nuevas experiencias. 

Ya sobre el mantel escuchó aquel repaso del menú y abrió los ojos impresionada. El granjero había preparado muchísimas cosas y la mayoría ella no sabía ni qué eran. Pero tenía todo una pinta buenísima. Y era súper romántico que el protagonista cocinase para su cita. Tanto que hasta se le olvidaron las dudas que había tenido sobre el caballo. 

¿Lo has hecho tú todo? —preguntó, alzando los ojos de la comida para mirarlo a él—. Seguro que me gusta, aunque no me lo voy a poder comer todo si no quiero explotar. —Se rió al decir aquello—. ¿Por qué me recomiendas que empiece? ¿Cuál es la sugerencia del chef?

Llegó después su pregunta y Emma tuvo la sensación de que eso ya se lo había preguntado antes, como un déjà-vu. De lo que no estaba segura era de si le había respondido o se había quedado ensoñada con algo y le había dejado sin respuesta. A veces le pasaba, se enredaba en su propia imaginación y dejaba a la gente con la palabra en la boca. 

Oh, bueno... —Espera un momento. ¿La había llamado guapa otra vez? Sus mejillas se encendieron y sus ojos bajaron tímidamente hacia la comida—. Pues es que estoy a punto de cumplir treinta, ¿sabes? Y me he dado cuenta de que toda mi vida he estado queriendo hacer muchas cosas, pero sin atreverme a hacer ninguna. —Se rió bajito y alzó los ojos de nuevo—. Quiero vivir un gran romance, Mac. Experimentar el amor de verdad. Eso no se encuentra en la ciudad, allí todo se siente por encima, pero pocas cosas calan hasta dentro. —Su voz era cada vez más vehemente y hasta cambió un poquito la postura. Movía las manos, gesticulando, con la copa en una de ellas y el vino oscilando en su interior—. No quiero conocer a Ana, quiero ser ella. Y conocer a mi Gilbert y adorarlo con toda el alma. Quiero enamorarme hasta los huesos y vivir una historia de amor que me deje las piernas temblando y el corazón abierto. 

Tanto se había exaltado con su discurso, tan soñadores brillaban sus ojos y tan amplia era su sonrisa, que ya ni se acordaba de que tenía algo en la mano. Y pasó lo que tenía que pasar. En uno de sus aspavientos el vino decidió que ya había sufrido bastante mareo y salió alegremente a ver mundo. Todo el contenido de la copa de Emma voló hacia ella y se derramó por su cuello y su escote.

Notas de juego

Sólo he corregido una letra, no hace falta releer ni nada.

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06/03/2020, 20:39
Sam "Mac" McCarthy

Sam sonrió y asintió mientras abría los brazos señalando todo el mantel. Se encogió de hombros y dijo "Sí, lo he hecho yo solo, han sido 10 minutos de nada, bueno, tal vez media hora pero es que no sabía que te gustaría" dijo riendo "En la ciudad tenéis gusto por la comida muy extraños, que si veganos, frutivarianos, lechuguinos, así que hice un poco de todo. Si tuviera que recomendar algo serían mis labios... uy, que diga, mis brusquetas, están muy buenas y son saludables"

Sam se puso visiblemente rojo Mientras le preguntaba que buscaba en el concurso. Era más joven que él, unos 6 o 7 años calculaba y era indecisa, sobre todo debía serlo en el amor. Sonrió con sinceridad y ternura al contestarle

"Parece que has pasado de no atreverte a hacer nada a intentar dar un triple salto mortal carpado y con tirabuzón" dijo riendo "Aunque, supongo que lo mismo se puede decir de mi. Así que quieres ser Ana y vivir el amor, vaya." Sam sonrió y dio otro trago de vino antes de decirle "Yo también me quiero enamorar como Ana, y lo de las piernas temblando suena bien, muy bien" - La miró con otros ojos. Era una soñadora y su sonrisa era bonita, muy bonita, y romántica, muy romántica, aunque el movimiento espasmódico de los brazos le hizo dudar que pudiera estar algo bebida.

Solo se ha mojado los labios, no puede estar umbriacca...non e possibile...dentro de nada irá más torcida que la Torre da Pisa, madona mia, como la voy a subir al caballo si está pedo?

La excitación de la mujer acabó con la copa sobre su escote. Sam la miró con una sonrisa y una mirada explícita que se trastocó en una de pánico mientras saltaba sobre ella. Cualquiera diría que el romántico granjero estaba aprovechando que la mujer llevaba un vestido abierto para meterle la mano en la entrepierna, evidentemente excitado por el prosecco recorriendo el escote de la mujer, de hecho parecía estar bebiéndoselo porque tenía la cabeza sobre sus senos. Entonces Sam rodó sobre ella estirando algo de debajo de su vestido, sacando la cabeza  de una serpiente que había aprovechado la abertura para buscarse un donut donde anidar. El granjero parecía poseído mientras luchaba con la serpiente que intentaba morderle.

"Maldito bicho, ni te acerques a Emma...está bajo mi protección, es mía."

No sabía porque había dicho eso pero no tenía tiempo de pensarlo porque la serpiente intentaba zafarse y no para darle un mordisquito de esos sexys en el cuello. No podía mirar que tipo de serpiente era. Intentaba mirarle si tenía cascabel o no pero se movía demasiado para verlo, así que, en cuanto rodó un par de veces a un lado a otro consiguió lanzar la serpiente al aire que casi impactó en uno de los cámaras.

Corriendo se giró en dirección a Emma y la miró a los ojos. Con inquietud le dijo "Estás bien???? Te ha mordido??? Yo, no la vi, no estaba pendiente....lo siento, lo siento... estás bien, Emma?" Cuando había saltado sobre ella se le habían torcido las gafas, dándole un aire desvalido encantador. Se quedó mirándola a los ojos durante un tiempo indeterminado y no pudo mirar nada más. Necesitaba saber que estaba bien, sentía una presión en el pecho que no le dejaba respirar. Si algo le hubiera pasado no hubiera podido seguir bebiendo, que diga, viviendo.

Un trueno resonó en Tuscaloosa, pero Sam no parecía haberse dado cuenta pues solo miraba a Emma con una mezcla de ternura y preocupación, y algo más, algo involuntario y no controlable que hacía que sus ojos se dirigieran de forma involuntaria en dirección al escote.

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07/03/2020, 01:49
Emma Vaughan

Por un momento a Emma le había dado la sensación de que el granjero había hablado de sus labios. Pestañeó y dudó si lo había dicho de verdad o se lo había imaginado ella. Tenía tantas ganas de que le dijese cosas románticas que lo mismo su mente le había jugado una mala pasada. 

Total, tampoco tuvo mucho tiempo de pensar en eso antes de terminar con el vino por encima. Dio un respingo al notar que se empapaba y miró hacia abajo con la boca abierta. Nella se habría alegrado de ver la mancha granate en el vestido que tan poco le gustaba, pero Emma se puso tan roja como su vestido. 

Muchas cosas pasaron entonces. Tantas, que ni siquiera le dio tiempo a reaccionar y ya tenía al granjero sobre ella. Por un momento pensó que el vino deslizándose por su clavícula hasta sus senos había despertado los instintos más primarios del hombre, que al fin y al cabo, vivía en el campo y era tan varonil y fuerte y salvaje. Ahí se estaba viendo ese caballo desbocado que debía llevar dentro. Puso una mano en su hombro, la otra seguía sujetando la copa ya vacía, pero antes de que ella también pudiera entregarse a la pasión sintió una aguda punzada en la pierna y soltó un gritito.

Mac rodó llevándose a la serpiente y Emma contempló la escena con la boca abierta. La lucha entre la criatura salvaje y la serpiente, que diga... entre la serpiente y aquel hombre, rudo y aguerrido. Al final la bicha voló por el aire y ella suspiró profundo, sintiendo que ahí delante tenía a un héroe. 

Cuando el granjero se giró hacia ella la encontró despeinada, con las gafas torcidas y expresión fascinada. Tenía la falda revuelta y el vino aún se deslizaba por su pecho sin que ella le prestase ya ninguna atención. Aún sin reaccionar del todo lo contempló boquiabierta y asintió despacio con la cabeza. 

—Estoy b-bien. Sí, bien. Pero... pero creo que sí que me ha mordido.

Con las mejillas como tomates se subió la falda hasta medio muslo y ahí, en la pierna derecha, cerca de la rodilla, tenía dos marcas circulares y rojizas, el mordisco que la víbora le había regalado antes de que Mac la capturase. Sus ojos, azules, enormes y alarmados buscaron los del granjero, con expresión de corderito desvalido. 

—No era venenosa, ¿verdad? —preguntó, sin notar el sonido del trueno que había sonado—. ¿O... o sí? Ay, madre. ¿Lo era? 

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07/03/2020, 21:08
Sam "Mac" McCarthy

La voz de la mujer lo sacó de su ensoñación aunque llegaron tarde a su cerebro, más pendiente de como se alzaba el vestido a lo que le decían. Aquel círculo rojizo con dos pequeñas incisiones tenían sentido en alguna parte de la mente de Sam, algo le decía que aquello no era bueno, que algo había pasado que no debería haber pasado y que no estaba bien. Miró la torneada pierna de Emma, lo blanco de su piel, lo bonita que era su piel y lo sexy que era ese lunar junto a la mordedura de serpiente.

Sam palideció y dio un salto para verla más de cerca, levantando un poco el vestido por encima de lo que tenía hasta algo más de medio muslo. No había duda, la había mordido, un mordisco como la copa de un pino y por un momento envidió a la serpiente, fue solo un segundo pero rápidamente cobró control de la situación. No recordaba que tipo de serpiente era, aunque estaba claro que no era una cascabel porque hubiera hecho sonar su apéndice cuando la había cogido, no sabía si era un crótalo de Alabama, una culebra de los pantanos o un mocasín de río. Creía que había sido un crótalo de Alabama y si ese era el caso, la serpiente era venenosa, nada demasiado peligroso si se atendía la mordedura y se aplicaban los cuidados necesarios, y siempre que no fuera una hembra, el veneno de hembra era particularmente peligroso.

Sam la miró a los ojos y le dijo "No, estoy seguro que apenas era venenosa, pero por si acaso, hay que, bueno" dijo enrojeciendo "el veneno, hay que chuparlo, yo, te prometo que es solo con fines científico-sanitarios, lo prometo....así que, relájate, estoy seguro de que nos reiremos de esto dentro de poco ja ja ja" La risa nerviosa de Sam no auguraba nada bueno pero él ponía todo de su parte para que estuviera tranquila. Se agachó con decisión a la zona de la mordedura y puso su boca sobre ella, succionando con firmeza y suavidad la zona mientras sus manos se cerraban sobre su muslo. Succionó y succionó hasta que tuvo la boca llena de una mezcla de saliva, veneno y sangre y escupió al suelo. Volvió a enterrar la cabeza en el muslo pero esta vez le dio un suave beso en la mordedura mientras le susurraba "Sanna, sanna, culino di rana"

Bajó el vestido para que no se le viera la pierna y con un gesto rápido se quitó la camisa dejando su torso desnudo. La enrolló hasta hacer una tira y con gesto experto la enrolló en torno a la pierna para hacerle un improvisado torniquete. Con una sonrisa tierna le dijo

"No tienes que preocuparte, esto solo es una prenda de amor, es así como decimos en Sicilia que una chica nos gusta, no pasa nada malo, ahora si me disculpas un segundito, tengo que ir a mirar una cosa. Quedate cerca de Goliath, así si vuelve la serpiente él la pisará" . Sam silbó metiéndose los dedos en la boca y el caballo fue hacia el árbol donde estaba mientras Sam, con el torso desnudo se dirigía en la dirección donde la serpiente había volado. No le costó mucho localizarla, y, como se temía era un crótalo de Alabama, pero tenía que saber si era hembra o macho para poder atender a Emma en condiciones.

Sin más y al grito de "Vendeeeeetttaaaaaaa" saltó sobre la serpiente, agarrándola de la cabeza y forcejeando con ella. Sam sabía que para saber el sexo de una serpiente solo había una manera, meterle un dedo en el donut serpentil y ver que había. Las serpientes eran bichos muy estrechos, tanto que el petarle el donut le costó su trabajo y lo que tocó no le hizo gracia. Hembra. Había que correr.

La serpiente volvió a volar en otra dirección y Sam corrió junto a Emma con una sonrisa

"Oh, solo era una serpiente pequeña macho, casi no tienen veneno, pero por precaución mejor vamos volviendo eh? Tengo una yegua a punto de parir y estoy seguro que te gustaría verlo. Va benne?. Ven, ahora vas a montar como una amazona de verdad, como la de las leyendas. Estoy seguro que cuando te vean los espectadores será sobre la música de la cabalgata de las Valkyrias."

Trajó el caballo hacia los dos y lo apoyó contra el árbol mientras le tendía una mano con una sonrisa "Andiamo, vamos, Emma, yo te ayudo a subir"

Notas de juego

Día para dejar de fumar..... siento que se me haya ido tan tarde

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08/03/2020, 13:56
Emma Vaughan

Los ojos de Emma se abrieron como platos al escuchar lo de chupar el veneno. Claro que había leído casos así, miles de veces, y claro que había fantaseado con estar en esa situación, miles de veces también. Nunca había pensado que realmente llegase ese día y el estómago le cosquilleó, por el susto, sí, pero también por algo más. 

El granjero se reía mientras se agachaba para pegar sus labios a su pierna y Emma se ponía roja, rojísima, como un tomate, desde la raíz de los cabellos hasta el escote. El momento era sensual, románticamente sensual, y ya ni se daba cuenta del escozor de la mordedura. Ya sólo podía pensar en los labios de su héroe salvándola del veneno con tantísima sensualidad romántica que alguien debería estar grabando esa escena para que quedase registrada para siempre. Ah, espera... la estaban grabando, claro. Para el programa. Por momentos Emma se olvidaba de las cámaras, envuelta como estaba en su nube rosa. 

Se le agitó un poquito la respiración, que Emma tampoco era de piedra, pero todo de una forma muy tierna. Y cuando el hombre volvió a inclinarse para dejar un beso en su piel, la joven sintió que iba a derretirse ahí mismo. Le sonrió con dulzura, mucho más sosegada una vez que se creía libre de peligro. 

—Muchas gracias, Mac, me has salvado otra vez. —Iba a decir algo más, incluso había abierto la boca para seguir hablando, pero entonces el hombre se quitó la camisa y la boca se le quedó así, abierta, sin emitir ninguna palabra más. 

¡Qué virilidad! ¡Qué exaltación mientras se lanzaba de nuevo a por la serpiente como un depredador! Y luego le preguntaban que por qué había ido a una granja a buscar el romanticismo. Como que iba a encontrar en la ciudad un hombre así, aguerrido y medio salvaje, capaz de enfrentarse a una serpiente a pecho descubierto después de sacarle el veneno de la pierna con sus labios. 

No entendió para nada lo que hacía con la serpiente cuando la atrapó, pero al final la bicha voló de nuevo y ella aprovechó para colocarse las gafas y alisarse un poco la falda. Estaba fascinada, asombrada, encandilada, y muchas otras cosas que acababan en -ada. 

—Uy, ¿de parir? —preguntó intrigada, volviendo en sí cuando el granjero regresó a su lado y se puso a hablar con prisa.

Se rió, divertida al verlo tan agitado, y se puso en pie. Ella estaba totalmente despreocupada, le escocía un poco la herida, pero se creía a salvo total. Aún así, el rubor de las mejillas ya no se lo quitaba nadie, que seguía teniendo al granjero ahí, medio desnudo. Y no parecía que tuviese intención de vestirse ni nada. Estaba listo para protagonizar una portada de novela rosa. 

—Claro, me imaginaré que soy Pentesilea, a punto de enfrentarme con los malvados griegos —Se rió mientras caminaban hacia el árbol, cojeando un poco—. Aunque, si me preguntas, preferiría ser Boudica, aunque no sea una amazona. Pero fue una reina guerrera y también montaba a caballo. ¿Y si yo cabalgo como una valquiria, quién serás tú?

Se detuvo al llegar a él y le cogió la mano, pero antes de subir se puso de puntillas para darle un beso en la mejilla. 

—Nos debe quedar poco tiempo, así que quería darte las gracias por la cita, has sido genial.

Lo miró un momento a los ojos, apretó las mejillas con una sonrisa tímida. Y luego empezó otra vez la aventura de subir al caballo. Que más que darle la mano lo que Emma necesitaba era que la cogieran de la cintura y la subieran. Pero ella lo intentaría todas las veces necesarias, con empeño y decisión. Si quería ser la protagonista de una gran historia debía portarse como una.

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08/03/2020, 18:01
Sam "Mac" McCarthy

Le había costado casi toda su voluntad el separarse de aquel muslamen, tan bien torneado, con una piel tan suave y tan cerca de, de, de su corazón, eso, de su corazón. Tenía que hacerlo, si le había picado un crótalo de Alabama hembra tenía 15 minutos, tal vez 10 con la complexión de Emma, así que ya habría tiempo para besos, abrazos y carantoñas cuando le hubiera puesto el antídoto porque sino, no solo tendría la muerte de Emma en su consciencia y sería el hazme reír de Tuscaloosa durante generaciones, sino que la posible demanda que le iba a poner el estirado ese del Cumberbatch le podía desposeer de su rancho, sus caballos y a poco que se descuidara hasta de la nonna y sus cannoli.

Sam sonrió con dulzura antes de decirle "No, no ha sido nada, estoy seguro que tú habrías hecho lo mismo por mi, seguro, segurísimo. Esto, tengo que ir a comprobar una cosa, me esperas un segundo? No te asustes, los hombres de Alabama llevamos haciendo esto desde los indios iroqueses". Le sonrió antes de acariciarle el rostro con dulzura y dirigirse con grandes paso a enfrantarse a su némesis serpentina.  El análisis reveló lo que se temía, hembra, malo, siempre malo, lo único que podría hacer peor la picadura es si fuera una suegra, esas si que sabían donde picar y como envenenar aunque, desgraciadamente, los análisis veterinarios no podían revelar el árbol genealógico del oficio.

Con una sonrisa tierna y la voz ligeramente temblorosa le dijo "Sí, es algo muy bonito, es como ver el national geographic pero en plan rural, muy bonito, es lo más parecido a un parto humano con epidural, porque emociona pero no duele. Ven, creo que va a llover, Goliath está inquieto y tu cita con Evon debe estar a punto de empezar. Cabalgaremos como Penty eso, sí o como Bonica" - le dijo preguntándose quien sería esa Pentisi, Penten, Pantenilea,...coño, la griega de los huevos, y no contenta con eso le hablaba de Bonica, que tampoco sabía quien sería pero al menos tenía un nombre más sencillo. Sonrió ligeramente turbado y le dijo "Sí tu cabalgas como una valquiria, yo solo podría ser Thor, bueno, un poco más bajito y moreno pero en una noche de luna nueva y cielo nublado todos los gatos son pardos"

Emma le cogió de la mano y se puso de puntillas para darle un beso en la mejilla. Sam se quedó parado por un momento, no sabía si había esperado algo más, porque de hecho, se había jugado la vida por ella, pero estaba bien, había sido un beso tierno e igual era tímida. No había tiempo para reproches o lamentaciones había que correr, así que la cogió de la cintura y la levantó con fuera metiendo la chepa en sus posaderas para hacer fuerza, aunque claro, eso no contaba como meter mano, porque con la chepa no valía, no contaba. Le miró las piernas y vio que el vestido se le había subido, pasado medio muslo así que se dirigió al mantel, dio un tirón y la comida salió volando en todas las direcciones, el cristal se rompió pero no miró atrás, simplemente se la puso sobre las piernas mientras le decía con ternura

"Esto es para que no tengas frío"

Las cámaras se habían acercado para un primer plano de las piernas de Emma pero se encontraron con un gruñido de advertencia de Sam, mientras se abría paso hasta la grupa del caballo y cogía una cuerda. La pasó por debajo del caballo y sobre las piernas de Emma mientras hacía un nudo fuerte mientras le sonreía y le decía

"Questo es un cinturone de sicurezza, de seguridad, para poder correr. Sí?"

Sam saltó al caballo como en las películas, hizo un floreo para orientarlo a la granja y le dijo al caballo "Goliath, enséñale a Emma lo que es la velocidad y la premura" y clavó los talones en sus costados, unos talones que no tenían espuelas puesto que Sam amaba a sus caballos de corazón. La velocidad era el triple de antes y el brazo de Sam, protector y firme se ciñó a la cintura de Emma mientras le decía al oído

"No tengas miedo, no te caerás, yo te sujeto"

El caballo corría, por algo era un caballo de carreras, resoplando por sus hollares como si fuera el caballo de Sleepy Hollow, pero sin fuego ni olor asqueroso a azufre, devorando los metros de camino hasta las granja, como si le hubieran metido un chile chipotle por el donette, como si le hubiera metido el nitro en una de esas películas de Fast & Furious, mientras la preocupación iba creciendo. Sam se volvió a acercar y hundió su rostro en el cuello de Emma para que lo escuchara y le dijo

"Quédate conmigo, capisci?, quédate conmigo" - Lo había visto en las películas de guerra, cuando alguien se moría había que decirle que no se fuera, eso funcionaba, pero había que entretener a la otra persona, porque una persona que se aburría se moría, era algo matemático, así que con su voz de tenor empezó a cantarle al oído

Antes de que pudiera acabar con la canción llegaron al rancho, el caballo derrapó dejando una gran marca en el suelo,  y Sam saltó de él casi en marcha, como esos dobles de las películas del oeste mientras corría en dirección a la casa y sacaba un botiquín en las manos. La miró con una sonrisa mientras la bajaba del caballo como si no pasará. Se acercó a su oído y le dijo

"Necesito ponerte una pequeña inyección para que la picadura de serpiente no te dé....dolor de cabeza, eso, dolor de cabeza.. pero tiene que ser en las nalgas, yo, yo no miraré ni dejaré que nadie lo vea, palabra de caballero Irlandés"

Dios, aquella cita había sido un desastre. Le iban a demandar. Seguro. No la iba a volver a ver. Seguro. Y su madre se iba a enfadar, muchísimo más seguro, por no saber echarle lazo a aquella mujer. Le podía decir adiós a la pasta a l'amatricciana.... Ciao Ciao Bambino!

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08/03/2020, 20:25
Emma Vaughan

Emma se reía mientras se acomodaba sobre el caballo. Mac tenía tan poca pinta de Thor como ella de valquiria, pero era divertido imaginarse cabalgando por los cielos a lomos de los corceles de Odín. Lo vio ir y venir, con el mantel, tirándolo todo, luego con la cuerda... y tuvo la sensación de estar perdiéndose algo. Le pasaba con cierta frecuencia, se quedaba despistada un instante y cuando quería darse cuenta pasaban cosas a su alrededor y no sabía ni por qué. En ese momento no estaba segura de si el hombre estaba nervioso por el final de la cita o la batalla con la serpiente le había llenado de energía y ahora necesitaba desfogarla. Se le veía inquieto y ella lo contempló con curiosidad mientras se movía con prisa de un lado a otro. 

—Oh, vaya... —Se le escapó un suspiro al ver cómo se subía sobre Goliath como si estuvieran en una película, y luego se le aceleró el corazón al sentir su brazo rodeándole la cintura y apretándola contra él. 

Las palabras en su oído ya terminaron de nublar su entendimiento y la imaginación de Emma volaba lejos. Todo aquel romance y sensualidad... era mucho mejor vivirlo que leerlo en las novelas. Pero entonces Goliath empezó a correr como un loco y ya no pudo pensar mucho más, porque estaba demasiado ocupada temiendo irse de morros al suelo en cualquier momento. El brazo de Mac amortiguaba los botes, pero ella se sentía igualmente zarandeada como si estuviera en una montaña rusa. Oía a Mac pedirle que se quedase con él y no entendía nada. ¿Adónde se iba a ir? Si la había atado con una cuerda a la bestia salvaje y la sujetaba con su brazo con la fuerza de una viga de hierro. 

Me quedo, me quedo —dijo, aunque no estaba segura de si él la oiría con todo el ruido que hacía el caballo al galopar. ¡Qué locura! Si más que cabalgar parecía que estaban volando.

Por si fuera poco se puso a cantar. Justo en su oído. En italiano, el segundo idioma más romántico del mundo. Entre la carrera, y su voz tan dulce Emma creyó que iba a sufrir una explosión sensorial. Todo aquel romanticismo impetuoso la tenía en vilo, no sabía qué haría Mac a continuación, pero no quería perdérselo. Por fin sentía en sus propias carnes lo que tantas veces había leído y hasta se había quedado sin palabras.

Y de pronto ya habían llegado y Mac echaba a correr hacia la casa. Emma no entendía nada, se había quedado ahí, atada por la cuerda y de repente notaba el frío de su ausencia en la espalda y echaba de menos su voz junto a su oído. Empezó a desatarse ella sola, mirando a los lados, de nuevo con la sensación de que se estaba perdiendo algo. ¿Se habría acabado el tiempo y no le dejaban estar ni dos segundos de más? Cuando se quitó la cuerda miró desde arriba hacia el suelo. Ay, madre. Me voy a matar. Estaba altísima, no podía saltar desde ahí ni loca. 

Por suerte el granjero regresó de vuelta cuando ella estaba valorando la posibilidad de dejarse caer de lado y que pasara lo que tuviera que pasar. La bajó como si nada, pero lo hacía todo con tanta prisa que ni le dio tiempo a imaginarse que se desmayaba lánguidamente en sus brazos. Sólo alcanzó a mirarlo confusa.

¿Que qué? —preguntó, boquiabierta—. ¿Una inyección? ¿En las nalgas?

Dudó si le estaría tomando el pelo, pero Mac parecía hablar totalmente en serio. Eso sí que era fuerte e inesperado. No había contado con enseñar el culo en la tele, ni tampoco al granjero en la primera cita. Pero se fiaba de él, que no en vano la había salvado de la serpiente, así que cerró la boca. Miró a un lado y a otro, con los ojos muy abiertos y totalmente sonrojada.  

—A ver... Bueno, si es necesario, vale. Pero qué vergüenza, ¿no? —Se rió. Una risa nerviosa, porque no sabía ni dónde meterse.

Por suerte se había puesto unas bragas bonitas, granjeriles, con un lindo conejito dibujado en el trasero. Ella creía que le darían suerte, pero no esperaba que nadie más que ella las viese. En fin, qué remedio. Se dio la vuelta y escondió la cara en el costado de Goliath, muerta de vergüenza... y de algo más, que el cosquilleo no había desaparecido y Mac seguía sin camisa y ahora le iba a levantar la falda y todo aquello le estaba dando un montón de calor.

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08/03/2020, 22:51
Sam "Mac" McCarthy

La preocupación de Sam fue en aumento cuando creyó escuchar a Emma decir "Me muero, me muero". Espoleó a Goliath más rápido mientras le cantaba algo para entretenerla y no fuera hacia la luz blanca.  El hecho de que estuviera tan quieta mientras le cantaba le puso tan nervioso que saltó del caballo al llegar al rancho, sin parar y sin desatarla, mientras corría alocadamente buscando el botiquín. Al salir vio que la mujer se estaba desatando y corrió hacia el caballo, temiendo que pudiera caerse y romperse el cuello. La cogió y la ayudó a bajar mientras la abrazaba. Entonces le dijo que necesitaba inyectarle el antídoto en las nalgas, bueno, en cualquier sitio valdría, pero bueno, el trasero era tan buen sitio como otro cualquiera.

Con una sonrisa de disculpa le dijo  "no te preocupes, nadie te va a ver nada, vamos a hacer manteling, es algo que se hace en estos programas para que nadie vea nada". En realidad lo que se solía hacer era edredoning, pero en este caso no tenían edredón a mano y había que improvisar. Abrió el botiquín y sacó con una aguja hipodérmica una dosis de antídoto contra veneno de crótalo de Alabama y se envolvió a los dos con el mantel. No había demasiado espacio, así que sus cuerpos quedaron pegados. Necesitaba las manos para trabajar así que le pidió "Puedes agarrar el mantel? acabaré enseguida, prometido, es para que no te duela la cabeza, las picaduras de serpiente son como estar con la suegra una tarde." Emma obedeció y las manos de Sam bajaron la espalda de la pretendienta mientras buscaba el bajo del vestido para levantarlo. En cuanto la encontró lo subió lentamente e introdujo las dos manos bajo el vestido, subiendo por las piernas con mucha delicadeza hasta que se encontraron en posición. Le miró a los ojos y le dijo "Emma, será solo un pinchazo...y nadie te verá"

Estaba tan cerca y era tan bonita, que antes que se diera cuenta la estaba besando. Aprovechó el momento para inyectar el antídoto y retirando las manos de forma perezosa.

El corten del director llegó cuando no sabía el tiempo que llevaba besándola. Se retiró de ella y le sonrió, ligeramente ruborizado, mirándola con ternura le dijo

"Gracias por la cita Emma. Grazie mille....non ti dimenticherò, no te olvidaré, Ci vedremo subito"

Notas de juego

Y....escena cerrada!

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09/03/2020, 00:07
• Granjero Busca Esposa •

Escena finalizada