Me llevé la mano a la cara, ahora toda roja, cuando la hermana me pegó una bofetada por mi lenguaje. Me recordó a mi madre, que me pegaba collejas cuando decía alguna barbaridad.
¡Ay! Me quejé. No sabía que podías sacar este carácter. Me gusta! Y le guiñé un ojo. Tenía que reconocer que las mujeres con carácter me la ponían dura.
Pero no era momento de ligar con chicas, y mucho menos con aquellas que ponían en peligro la vida de mi prima. La señora del otro sospechoso tenía razón, había que averiguar la forma de sacar a los nuestros de esta situación y por el momento necesitábamos colaborar entre nosotros, por lo que no dije nada más al respecto del tema, era mejor llevarse bien, al menos por el momento.
Me acerqué con los demás a aquél extraño tipo. Te importaría explicarnos que coj....iba a decir cojones, pero miré de reojo a la hermana de pick y rectifiqué, que pasa aquí?
Contraterrorrista estaba frio, tembloroso y sobretodo sorprendido, porque un animal había conseguido lo que él no pudo, mearse en Nº2, claro lo suyo era mas metafórico que físico, pero igual de contundente. Por otra parte.
Nº3 Dudo de salir corriendo en mas de una ocasión mientras el resto discutía como lo hicieran sus dueños, pero si no había tenido la oportunidad en los cuatro días anteriores, seguramente hoy no seria diferente, o tal vez sí.
La visión de un hombre nuevo, alguien que le recordaba a Vlad pero joven y apuesto, les ofrecía una salida y no se lo pensó demasiado antes de ponerse a la cola, fácilmente podría ser una trampa, pero ¿Cuando no ha caído él en el una?
-Pues... si se puede opinar a mi me parece muy locuaz lo que comenta la hermana del pirata. Y supongo que a mantenido un perfil bajo, mientras buscaba a los albinos, para que no lo ajusticien pronto. -Comento estando en la cola, como quien no quiere la cosa. -Por cierto Sr.Jack, ¿Como es que un loco sanguinario como usted esta con un loco reaccionario como él? -Y ya que estaba en la cola de Mickey haría tiempo.
Sonreí ante las palabras de Yidorac.
Puede, sólo hay que motivarme.
Apareció un tipo extraño, pero bastante tenía con mantener mi interés en las conversaciones aquí y en el otro lado.
Descubrió mi verdadera identidad, lo que significaba nombre completo y apariencia, y usó sus poderes oscuros para ligarme a él el resto de su eternidad. Creo que merecía estar en este lugar por mi cuenta, más que algunos "ilustres invitados" presentes en su primer día. Pero por otro lado, he acompañado suficiente tiempo al loco de Aleister para saber que, cuando se trata de sobrevivir, cuando más cerca de La Gran Bestia mejor.
El desconocido mira a la joven niña un poco sorprendido, cuando empieza a sisear. Se agacha, para estar a la altura de sus ojos para hablar.
- Un verdadero entendido de la magia de la lengua podría sugerirte que no la llamases antes de tiempo - Sonríe y se acerca un poco más a ella, en un tono confidente que todo el mundo escucha a la perfección - Pero es más que posible que tu don nos pueda ayudar a encerrarla de nuevo. Eres poseedora de una poderosa magia.
Con un gesto no carente de coquetería, da a la niña un toquecito en la nariz, antes de erguirse nuevamente.
- Bienvenidos. Gracias por confiar en mi - Mira hacia fuera un momento más para asegurarse de que no queda nadie en el exterior, antes de cerrar la puerta despacio - Hay algo importante que debo decirles, y no tenemos mucho tiempo antes de que la luz caiga, pero antes... ¡Aquí, Willy!
Da un toque en su pierna, como si no estuviese llamando a un inmenso lobo asesino, sino a cualquier chucho doméstico. Solo que... ¿Desde cuando tiene una chuleta en la mano? Jugosa, palpipante, reciente... El desconocido es capaz de soltarla sólo un instante antes de que las poderosas mandíbulas se cierren en el lugar donde antes estaba su mano, aunque no parece preocupado.
Aprovechando que el lobo está dando buena cuenta del filete, coloca una mano sobre su cabeza y entrecierra los ojos, murmurando algo. Magia, eso es evidente ¿Pero de qué tipo?
El lobo se sacude un escalofrío y lo mira, como si midiese hasta qué punto podía convertirse o no su siguiente tentempié - Ahora mejor. Creo que la charla será más productiva si nos puede entender y comunicarse, guardián de muertos vivientes.*
Extiende ahora la mano hacia Samara, con una inclinación tan sumamente cortés que ella se descubre a sí misma aceptándola por instinto, y siendo conducida hasta una mullida silla. ¿Y de dónde salía de repente aquel maldito olor a perfume? -
Piacere di conoscerla, signorina - un quedo beso, apenas tan suave como el aleteno de una mariposa, se posa en las puntas de los dedos de la casta Samara. Algo en la forma en la que la mira un instante después haría ruborizarse a casi cualquier mujer, pero en lugar de continuar, le da la espalda, devolviéndole de golpe el aire que había desaparecido de sus pulmones.
- Ya imaginarán por qué les he traído, pues... - Ahora, en lugar de acercar a la dama a la silla, lo que hace es acercar una silla magestuosa hasta Elizabeth, invitándola a sentarse como lo haría un fiel mayordomo. Sin embargo, cuando ésta toma asiento, rápido como una flecha él se inclina desde atrás al cuello descubierto de ella... deteniéndose de golpe a apenas dos centímetros de distancia, para tan sólo aspirar, oliendo la fragancia de la dama sangrienta - Cuando deseo... - murmura en su oído antes de retirarse, dejándola también con la palabra en la boca como si nunca hubiese pasado.
Y al acercarse a Lola telefunken, ella ya parece estar advertida, por lo que trata de dar un paso hacia atrás cuando él estira una mano hacia una cortina que ocultaba... algo que hace que a lola se le abran los ojos por el deseo.
Una tele. Gorda. Enorme. Perfecta para sus pies, en el lugar presidencial del salón - Por favor, acomódese - La invita él con una nueva inclinación, esta vez abiertamente divertido.
Oliver va a protestar, hasta que desde debajo de la mesa baja frente al televisor, el desconocido saca un cubo de cervezas y tequila sumergidas en hielo. Oliver mira al desconocido, como si se tratase de un duelo de voluntades. El contrario sonríe y señala al sofá junto a las cervezas. Oliver frunce el ceño, resistiéndose - Se van a calentar... - Susurra el desconocido. Oliver está sentado en el sofá, abriendo la primera cerveza.
Ahora pasa junto a una caja de naranjas bajo la que se podría esconder una persona. Una persona como el Contraterrorista. Y usarla como francotirador, de paso. Nadie sabe dónde se ha metido el Contraterrorista.
Se ha acercado ahora al destripador, la Gran Bestia, y su gesto es de disculpa - Tendrá que disculparme, pero su deseo tardará... - mira hacia su reloj imaginario - unos minutos más en complacerse.
Y por fin llega a la bruja Yidorac, sólo que en lugar de ofrecerle nada, pone un solo dedo sobre sus labios, en una pose que clama silencio, como si fuese un chiste sólo entendido por ellos.
Entonces mira otra vez a su reloj imaginario - ¿Tan tarde es?... parece que el anochecer está sobre nosotros. - mira a unas caras y a otras.
- Quizás no sea justo explicarles aún quien es ella. Quizás no sea justo contarles por qué está aquí y cual es la forma de encerrarla nuevamente.
Levanta la barbilla, dejando vagar la vista en algún punto más allá de aquella sala, en sus recuerdos - Si tan solo lo que va a pasar en unos minutos estuviera más claro... pero por primera vez, el destino de todos los presentes me es desconocido.
Aparentemente la sala de los placeres ocultos hace buena gala de su nombre.
* Puedes entender y hablar, si te apetece. Eso de no ser más que un can tiene su gracia, pero no eternamente.
- Con la caída de la última hora cierra los ojos y asiente. Así... que eso es lo que el espejo ha decidido mostrar. Apuestas arriesgadas.
El desconocido parece encontrar aquello tremendamente divertido.
- Decidme ¿Cual de las estatuas creen que ha caído por el peso de las miradas? Oh, pero disculpadme no debería ser cruel. Al fin y al cabo, sólo les he traído aquí para hablarles de otra cosa.
Otra silla aparece entre las sombras. La sala no parece dejar de cambiar una vez tras otra, amoldándose a los deseos más caprichosos de los presentes
- Mientras empuñan sus filos, respondedme a esto.
¿Cómo enamoraríais a un monstruo?