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Nido de Elusive 

En aquel lugar remoto del Nuevo Mundo, había una fortaleza cuyo exterior era tan opulento y temible como sus adentros. El Nido de Elusive  se alzaba imponente entre las brumas eternas, bañada en una penumbra perpetua que parecía devorar la luz del sol. Los rayos solares rara vez penetraban las nubes oscuras que cubrían el cielo sobre este dominio temido, y la sombra constante se había convertido en una característica tan inherente a la fortaleza como sus muros imponentes.

El ambiente de la fortaleza era una mezcla inquietante de lujoso y aterrador. Las paredes estaban adornadas con esculturas de serpientes y detalles elaborados, pero su esplendor se veía ensombrecido por el aire denso y opresivo que envolvía el lugar. La oscuridad constante obligaba a las criaturas diurnas a adaptarse a un ritmo de vida nocturno, creando una atmósfera en la que hasta los animales se volvían silenciosos y cautelosos.

Dentro, en su gran salón privado, la figura de la jefa de toda aquella organización se encontraba de espaldas a los presentes. Una vez que las invitadas se acomodaron, ella giró lentamente en su silla, acompañada de una copa de vino y de su amigable mascotita. Era conocida como "la mujer de mil rostros", una maestra en el arte de la metamorfosis física, con el poder de transformar su apariencia a voluntad. El físico que allí esas piratas veían no era el verdadero, sino el que ella había escogido para la ocasión.

Desplegó un pequeño papel con los rostros de la banda de piratas lobos y los fue tachando.

—Así que tengo cuatro bajas y...dos nuevas incorporaciones. —Examinó los rostros de Sakura y Violet con detenimiento y sonrió—Perfecto, entonces. Kaede será la nueva capitana de la tripulación. En un principio seréis tres, pero ya me las apañaré para reclutar a más personal. Podéis iros, tenéis la semana de descanso.

Una vez que se quedó a solas, bebió de su copa de vino con una mano, mientras que con la otra parecía dibujar algo invisible en el aire. Apareció delante de su rostro una pequeña proyección púrpura en forma de pantalla de energía. A través de ella, se empezaron a vislumbrar imágenes de rostros como si aquello fuera un catálogo a elegir.

—Ah, el juego apenas comienza —murmuró, mientras sus dedos deslizaban sobre un rostro imagen y, rápidamente, adoptó su apariencia. Muy pronto...nos veremos.