La luna ya brillaba alta en el cielo cuando Robin, Luffy y Chopper regresaron, sus figuras recortadas por la luz plateada que atravesaba la espesura de los árboles. El aire nocturno se sentía denso, como si la propia isla estuviera conteniendo la respiración tras la tensa votación que había tenido lugar durante el día. Al llegar al centro, los pocos supervivientes los esperaba en completo silencio. Las caras eran sombrías, y el cansancio moral se reflejaba en cada expresión presa del horror.

Robin miró a los presentes:

-Vaya... no habéis escogido a nadie. Supongo, que no sospecharéis de nadie, aunque tengo la sensación de que no ha sido así...

Pensaba que habiamos escogido a alguien. Quien queda?

¿Cómo que no hemos escogido a nadie? ¿A caso Aldric era uno de los malos y ahora va a vengarse de nosotros? Ay madre, pero, ¿qué hemos hecho, Sakura?

Para nuestra desgracia quedamos muy pocos, yo sigo sospechando de Charlotte… mientras la miro fijamente, hay algo en ti que no me trae buena espina.

Fin de la noche