Partida Rol por web

Dalia permaneció con la mirada perdida mientras Tinyel hablaba aunque prestaba mucha atención a lo que decía. Se giró hacia ella cuando sostuvo la flor, viendo como la extraña marca se fundía con su cuerpo. La semielfa arqueó la ceja al ver aquello mientras buscaba una explicación a todo aquello.

Se mantuvo en silencio un rato más, hasta que Bran se acercó a ella y la entregó unos pergaminos. Su mirada estaba fija en el héroe, como quien mira a un extraño del que no se termina de fiar.

- Nos contratasteis. - dijo con tono seco rompiendo el silencio que había mantenido durante largo rato. - Pudisteis ir a cualquier otro pueblo o ciudad. Pudisteis contratar a gente con experiencia en combate. Pero nos elegisteis a nosotros. Simples pueblerinos que no habíamos salido nunca de nuestro puedo. Y además, nos pagasteis un suma muy elevada por acompañaros. Todo porque según vosotros, las señales os guiaron. - continuó hablando con la mirada aún fija en Bran, a pesar de que el héroe ya se había alejado de ella.

- Sabíais que había rumores de que este fragmento del nombre de Adani estaba en este lugar. Sabíais también que otros lo buscaban, de ahí vuestra prisa por llegar. ¿Por qué no nos dijisteis esto mismo en el camino? - en el momento en el que preguntó, miró hacia Tinyel. - Vosotros nos contrastasteis. ¿Por qué no decirnos la verdad? Hubiéramos estado más preparados para una confrontación que era muy posible que llegara.

- Tal vez no os fiabais de nosotros. Pero no somos mercenarios que cambian de bando dependiendo de cuanto puedan cobrar. Nosotros nos hubiéramos mantenido a vuestro lado como lo hemos hecho. Al acompañaros, sabíamos que nuestras vidas podían correr peligro. Pero vosotros sabíais que la Orden buscaba esto. Que nos podíamos encontrar con ellos. Decís que son fanáticos y que no dejan cabos sueltos. Nos habéis puesto una diana a la espalda y no nos lo has dicho hasta ahora.

- Nos has obligado a escoger un bando en una guerra que ni sabíamos que existía. Y ahora nos dejáis solos. - el tono seco y duro se convirtió en otro mucho más dubitativo. Dalia miró a sus compañeros preguntándose si le estaría dando demasiada importancia a todo aquello. Ninguno de sus compañeros parecía estar en desacuerdo con la actitud de los héroes.

- Lo hecho, hecho está. Estamos en vuestro bando, ya que el otro nos quiere muertos. - continuó la semielfa. - Necesitamos saber más. Dices que tuviste una revelación. También hemos visto esa marca con forma de flor. ¿Eres una especie de recipiente para recoger los fragmentos del nombre de Adani o algo parecido?, ¿tal vez una futura reencarnación? - preguntó siendo consciente de que podía estar diciendo tonterías. - ¿Cuántos fragmentos se han encontrado y cuántos quedan por encontrarse?, ¿cuántos tenéis vosotros y cuántos tiene la Orden?

- Devin tiene razón. No podemos regresar a nuestro pueblo por si nos siguen el rastro. Debemos continuar nuestro camino y ahora mismo lo único que tenemos es la información que nos has revelado. ¿Qué podemos hacer? - concluyó. Dalia no podía evitar ponerse en lo peor. Tal vez les siguieran el rastro a Kawalapiti o tal vez pudieran saber del pueblo aunque no regresaran. El líder del grupo habló de visiones que les habían llevado hasta allí. Visiones de un tal Arconte. Era imposible saber lo que podía haber visto y lo que no. Lo mejor que podían hacer era ayudar a los héroes y debilitar a la Orden.

—A mí en realidad me da igual dónde vayamos. Volver al pueblo, al menos hasta que ese dios recupere todos sus fragmentos. Porque imagino que una vez que esa gente vea que no tienen razón, dejarán de perseguirnos. O al menos, tendremos un dios que nos protegerá, ¿no? —dijo el gnomo de forma pragmática.

Tras escuchar a Dalia, añadió—. Bueno, yo supongo que, al igual que tendrían un motivo para no contarnos nada, tendrán igualmente un motivo para que no les acompañemos. Digo yo. En cualquier caso, da igual donde vayamos. Yo tengo claro que no debemos ir a Kawalapiti... Ni a Fornergos. En general, diría de evitar cualquier sitio que tenga una gran afluencia de gente. Cuanta más gente, más nos verán.

-yo...- Dije, hablando por primera vez en todo este asunto. -Yo tengo un objetivo... En el momento en el que salí del pueblo ya lo tenía en mente, y no lo pienso abandonar tan fácil. Yo digo que debemos ir con ustedes. Cambiabolsa tiene razón, si hay más gente más nos van a ver... Pero estamos hablando de Isora que es azul, yo, que soy un Tieflin con cola y cuerno y Devin que va pintado, con ese punto en mente, para que no nos vean será mejor si los tres estamos en una ciudad diferente cada uno o si acaso nos disfrazamos o algo...- Entonces enfoqué mi vista en el grupo de los héroes. -Quiero pensar que esos fanáticos que los seguían decidan seguirnos la pista a nosotros, cuando ustedes ya tienen ese fragmento del Nombre... Ya sea si los seguimos o no por mi está bien, pero tengo un par de preguntas, y según Tinyel, quien me puede ayudar en este momento es Bran, así que a menos de que estén apurados, o esperan unos minutos para yo hacerle las preguntas, o todos nos ponemos sobre esos círculos.-

-será más divertido si seguimos viajando juntos - con un guiño a Leucis - El viejo Ben, Pik, Dalia, Cambiabolsas, Devin tu y yo. Y hasta Abian - ríe - Podríamos... Em... ¿Disfrazarnos? - Se echa a reír, de buen humor. No tenía ni idea de cómo se hacía eso de disfrazarse, pero sonaba bien. 

Como ha dicho Bran -hablaba con un aire maternal-, los círculos son de un solo uso. No podemos llevaros con nosotros, aunque estoy segura de que vuestra verdadera luz no ha hecho más que empezar a prenderse.

Su gesto se suaviza cuando fijó su atención en la semielfa.

Pensábamos que llegaríamos antes. Les sacábamos bastante ventaja, pero no contamos con la visión del Arconte Greysi. Siento mucho que hayáis terminado tan involucrados. Pero las cosas suceden por algún motivo, aunque no lo comprendamos.

Sonrió con cierto pesar. Negó despacio.

No lo sé, es el primer fragmento que encontramos y no esperaba esta reacción. Es... maravilloso, se siente cálido en el pecho. Hay muchas respuestas que no tengo, pero sé que hay que hacer algo -una mirada fugaz a Isora-. Como dice tu amiga, el Nombre ha estado demasiado tiempo fragmentado y eso afecta a nuestro mundo. Un mundo en el que se avecinan cambios importantes. Tengo que hacer algo y vosotros también, aunque aún no sé cuál es vuestro papel.

Si iba a decir algo más no quedó claro, ya que alguien puso una mano en su hombro para tomar el relevo.

Claro que puedes preguntar lo que quieras. No pretendíamos sembrar dudas en vosotros, pero debéis comprender que muchas veces las señales no son claras ni precisas. Es comprensible la frustración ante la ceguera que representa el desconocimiento, arrojaremos luz a vuestras dudas.

Luego lanzó una mirada a Cambiabolsa y a Leucis.

A la Orden le gusta presumir que tiene un control y alcance mayor que el que tiene en realidad. Incluso suponiendo que cada templo y cada seguidor de Adani estuviesen bajo su dominio, tardarían semanas en informar a todos, incluyendo métodos mágicos.

¡Pik dizfraz!

Dijo animado, sin que Alani le permitiera moverse de su lado. La muchacha tenía un aire de resignación, pero el kóbold parecía animado con la idea de embarcarse en nuevas aventuras con el grupo.

Vuestras opciones inmediatas son:

Uno, salir de las ruinas y elegir un nuevo destino.

Dos, seguir explorando las ruinas y quizá ganar algo más de poder.

No sabemos cuánto más habrán limpiado, pero no parecen haberse esforzado mucho en saquear, sin embargo es invertir tiempo.

De todos modos, en algún momento tendréis que salir. Si conseguís llegar a alguna gran biblioteca, en casi todas conocen a Bran y quizá puedan ayudaros.

Las opciones les habían quedado claras, se separarían de inmediato y quedarían a su aire sin un destino concreto. - Salgamos lo antes posible de aquí, si las criaturas vuelven a aparecer podremos tener grandes problemas con ellas. Se giró hacia Bran para hacerle una solicitud. - No sé si sería mucho pedir, pero ¿nos podríais dar un mapa y explicarnos hacía los lugares que podríamos ir?

No tenía ni idea de cartografía pero esperaba que el viejo Ben o la propia Dalia los entendieran y pudieran decidir un destino. Sus compañeros hablaban de disfrazarse y sin embargo el ya no estaba conforme con eso.

- Me costó mucho dar el paso y he estado taciturno desde que salimos de Kawalapiti con miedo de lo que pudiéramos encontrar. Miedo de no estar a la altura. Miedo de que se descubriera mi maquillaje. Miedo a mis sueños y el origén del poder que se desarrolla en mi interior. Sin embargo, esa luz brillante ha abierto mi mente después del sacrificio, me liberé de mis miedos y de alguna manera siento que no necesito ocultarme de nuevo o retener este poder. Que no debo esconder quien soy como hasta ahora. hizo una pirueta hacia un lado poniéndose al lado de Pik.

- Ese nombre, o el poder que tenga, me ha echo sentir que estoy entero a pesar de mis manchas. Al que no les guste que no les miré y si nos persiguen y encuentran se sorprenderán esos fanáticos de nuestras habilidades. No necesitamos disfraces para ocultarnos, sólo para divertirnos. dijo tratando de levantarles la moral ya que gran parte parecía dependiente de los héroes. - Hace poco eramos gente común y corriente con ciertas habilidades que nos hacían diferentes de las gentes de Kawalapiti. Hizo una cabriola saltando sobre su eje. - Yo entretenía a las gentes y sin embargo, he descubierto que soy mucho más que un trilero. Soy Devin Liupsick.

Con un impulsó golpeó la lanza contra el suelo y las sombras recorrieron la lanza haciéndola mucho más grande y aparatosa pero que parecía manejar con soltura mientras esta se transformaba en una guja oscura con el filo de metal resplandeciente.

Se acercó a los héroes y les saludó en agradecimiento sin perder de vista a Udomiel. - Gracias por traernos hasta aquí y haber sido complices de la liberación del nombre, que por lo menos a mí, me ha liberado de un gran peso.

Se volvió al lado de Isora y le pasó el brazo sobre los hombros. - Seguro que encontramos un montón de gente a la que conocer y ser sus amigos. La dijo con una sonrisa sincera como no habían visto desde que salieran.

—Bueno, pues si esas son nuestras opciones... Creo que lo mejor sería terminar de explorar estas ruinas. No sabemos qué más vamos a encontrar aquí, nadie nos dice que no habrá tesoros que nos puedan ser útiles o incluso otro pedazo de un dios —dijo el gnomo, tal vez con cierta sorna.

Mientras decía esto, miró las paredes, para decir—. Al fin y al cabo, ya estamos aquí. Tenemos la mitad del camino hecha, solo es terminar lo que hemos empezado.