Partida Rol por web

El gran monje aparece detrás de la pequeña y se introduce como un león silencioso en la sala. Rodea el futon y se coloca al otro lado de Kitsune-san, donde puede mirar mejor la herida. Su ceño solo se frunce levemente.

- Una herida seria y casi letal… +comenta. Luego alza la vista a los samurái reunidos.+ Después me contareis todo, pero ahora quisiera que los que no van a asistirme se retiren. Necesito examinarla por completo. Vayan a prepararse para la cena… y para hablar con Mukashino-sama. 

No se mueve de su sitio, pero alza la vista un segundo de sus quehaceres.

-Me quedare a ayudar y de paso le explicare todo a Lanei-sama, Daidoji-san. +suspira con alivio de que un médico mucho mejor este aquí+ Podéis iros… y ya veremos esta noche como obrar, si Kakita-san se mejora.  

Sus palabras mueren ahí, pero la implicación latente es vaga. El torneo ha terminado. Mañana todos partirán a sus casas. Si la joven Grulla no despierta… no habrá acusación que valga cuando Kin ya no este aquí. 

Junichiro asintió

- Así lo haré, Lanei-sama. Estaré cenando; si me necesitais para esclarecer este asunto, no dudeis en hacerme llamar

El grulla abandonó la estancia, haciendo un gesto a Suzue para que le acompañara. No sabía como sentirse; estaba entre furioso, apenado, preocupado y avergonzado. Aquel maldito torneo no había sido nada positivo para él, y empezaba a albergar serias dudas acerca de casi todo lo que antes no se había cuestionado.

Con un gesto obedeció la orden, pero antes de despedirse hizo una pequeña observación:

con todo el respeto, entiendo perfectamente que esta misión puede ser llevada a cabo por cualquiera de nuestras bushiko, pero debo aclarar dos puntos.

primero, ya cuento con una ventaja y es la confianza del joven gorrión, eso sin dudas facilitaría la tarea.

segundo, si bien exprese mi opinión sobre la tarea, no quiere decir que en ningún momento me niegue a hacer todos los sacrificios necesarios que se deban hacer si es lo mejor para el clan. su señoría sabe que es lo mejor para todos, y si sacrificarme lo es, entonces no tengo absolutamente nada que discutir, tan solo aproveche esa pequeña libertad para expresarme con franqueza.

con una graciosa inclinación la samurai se despidió: Mi señor, iré a engalanarme, si le parece también alistare mi maleta, si reconsidera enviarme con el gorrión lo haré, si no... espero tengamos un buen viaje a casa. 

seguido de esto salió cruzando los dedos para que el cortesano decida enviarla, esperaba que no pareciera como iniciativa suya, sino como parte del curso lógico a seguir, aun por mucho que los sentimientos de ella la empujaran a los brazos del gorrión tenía su orgullo de escorpión y no podía permitirse deshonrar su posición demostrando ansias que fueran más adelante consideradas una traición a los suyos. Al fin y al cabo para las de su posición el amor es solo cosa de libros y teatro, no algo propio de una samurai-ko.