Partida Rol por web

La prueba de Pintura se lleva a cabo en un saloncito del área central del castillo, adjunto al área de artesanías generales, y opuesto en su ubicación a la biblioteca. Resulta muy pequeño, impregnado del olor a pintura, a pesar de las varias ventanitas abiertas.  Apenas tienen espacio suficiente para estar de pie frente a los caballetes con sus telas, pero se han colocado biombos de madera a modo de separadores entre todos, para evitar que las obras sean espiadas.

-Las reglas de la competencia son sencillas. Tendrán toda la hora para pintar una obra, lo que sea que florezca bajo su pincel. +proclama con su afeminada voz el joven Grulla+ Al finalizar, serán evaluados, tomándose en cuenta la originalidad, destreza y significancia del trabajo. Los tres mejores, serán proclamados para los puestos. No hay ningún criterio o temática específico sobre el que deban expresarse, quedando a su total albedrio. Pueden comenzar.

Setsuko no era muy buena que dijera en pintura, sus dotes estaban más inclinadas a la música como lo había mostrado en el día anterior, sin embargo ella quería dejar un buen recuerdo en el lugar, más que ganar incluso esperaba que su participación comenzara a brillar, pues los días anteriores con las pruebas marciales y el alboroto causado por el ... por ese ronin más bien había sido deficiente. Bueno, excluyendo un par de cosas, rogaba en su interior poder mostrarle todas las cosas que tenía para ofrecer, su arte, su compañía y hacer más llevadero el amargo momento... pero por ahora solo le quedaba destacar.

Se detuvo un momento ante el lienzo, reviso la paleta de colores, no saturaría la tela con decoraciones recargadas ni florituras exageradas, a veces un solo trazo puede ser tan contundente como el golpe más certero de una espada, su tema ya estaba definido desde el principio del día, sería un paisaje, uno como el que la rodeaba, la austera geografía de las tierras gorrión invitaba a la meditación, a pensar en el vacío y fundirse con el entorno, los rastros de la lluvia de la temporada ocultando los pocos árboles que como valientes guerreros se mantienen erguidos ante las inclemencias del clima, custodiando su preciado tesoro...

eso, precisamente eso quería retratar, la nobleza que inspiraba un paisaje como el del Kyuden, la belleza profunda de las cosas sencillas que hacen que el resto sea mero capricho, vana ilusión.*

La mente de Hiroto seguía dando vueltas pero al sentarse frente al lienzo algo le llamo a la calma, los colores desaparecieron y en su mente solo se proyectaron las sombras, los tonos grises pero aun sin una imagen fija hasta que la claridad de pensamiento dio comienzo entre un fondo que lentamente iba cobrando vida. En ella no existía la profundidad pero si las siluetas  de dos espadachines en un combate a muerte, el enojo y la pasión podían verse allí o eso esperaba.

Cada detalle con que cobraba vida la pintura parecía tener un significado único para la mente exhausta del Escorpión, el árbol de sakura, el bambú e incluso el pequeño pájaro significaban algo plasmado desde el corazón. Hiroto respiraba lento con cada trazo buscando el equilibro en su persona, intentando que la lucha interna que tenía tuviera un ganador.

Al final quedo observando su pintura, el paisaje, los combatientes, el ave y las rocas junto con los árboles que allí estaban, una mueca extraña le devolvió la sonrisa.

-La mente- Susurro

Higetora se rascó el mentón. Pintar en un cuadro no debía ser muy diferente de escribir caligrafía, no? Las mismas herramientas: pincel, un tinte, y una superficie sobre la que aplicar el segundo con el primero. Sin embargo, la propia comparación le recordó su fracaso en una prueba que había considerado trivial, y un Cangrejo sabía escoger sus batallas; por lo que Higetora declinó amablemente la invitación a participar en la prueba.

El grulla se sentía con el ánimo alto tras la conversación con la joven Kakita, quizás inspirado por la fortaleza de aquella mujer, pero aunque intentó llevar lo que había en su cabeza a la tela, sus manos no correspondieron sus pensamientos y solo fue capaz de hacer unos pocos trazos burdos que no se parecían a nada remotamente reconocible.

Finalmente, la hora pasa y las obras son evaluadas. Por respeto a los ojos del público, las del Daidoji y Tsi son rápidamente vueltas a cubrir… Chomei mira a su yojimbo francamente horrorizado. Seguro se impondrán clases de pintura mas tarde...

El resto son evaluadas, sin duda resaltando pronto las de Hiroto y Setsuko, cuya sensibilidad tanto hacia los hospedadores como al diario debatirse de un samurái. Kakita Tomoe, quien hubiera debido ser la más peligrosa competidora, queda muy cerca, habiendo debido decantarse por una rápida escultura en arcilla debido a la desicion de los jueces. Es una curiosa tortuguita, sencilla en apariencia pero con detalles delicados, como las arrugas en su cabeza y las placas del lomo.

No obstante el premio se lo lleva el más insospechado.

La obra del Yasuki es un arranque brillante de inspiracion, sencilla pero significativa. En especial para quien conoce los origenes de los Suzume y los Yasuki. Con una leve sonrisa, mirando mas alla de los jueces, la presenta

-Amistad+proclama sencillamente, mostrando las dos grullas, ennegrecidas, a la luz del sol naciente, sobre un amplio mar dorado. Una con las alas desplegadas, la otra bajas. Incluso la negra linea en el horizonte, no deja de tener su simbolismo. Con un lento cabeceo de asentimiento, en especial del juez Grulla, es declarado vencedor.

Seguidamente, las tres obras principales son tomadas por los sirvientes, mientras que las demas se regresan a sus creadores... salvo las del Daidoji y Tsi. Educadamente se les pide si los sirvientes tambien pueden llevarlas. El lienzo todavia puede dar buen uso... como para limpieza.