Partida Rol por web

- "Vaya, parece que el Soldado Burnette se lleva con los juegos de azar igual de mal que yo." -

Thomas no respondió, sólo dedicó una cálida sonrisa a su compañero de escuadrón antes de marcharse.

Estoy ebrio, es un hecho que ya no puedo seguir negando. En todo caso darme cuenta me ayuda, trataré de no interactuar mucho para no hacer ningún papelón. Relleno una vez más mi vaso, tampoco es cuestión de no divertirse, y me pongo a dar una vuelta por el salón sin dar mucha importancia al juego del que si participara terminaría pelado. Voy a dar una vuelta por las mesas de la flota a ver si son tan estirados y egocéntricos como se rumorea.

Sonia sonrió a "Billy" por lo que dijo de Mackeyn y, cuando ella se fue para unirse a la partida de póker junto a otros, alzó la jarra para despedirla, diciéndola:

- Dales duro, Wallace.

Cogió el trozo de tarta que le tendía Sonny, alzando una ceja por lo que dijo. Luego, en privado, le daría una contestación más adecuada, pero ahora lo mejor era decirle algo cómo:

- Y eso me lo dice el pendejo que traga todo lo que puede y más - rió con suavidad -. Un día estallarás de tanto comer y espero que no me pille cerca.

Se fue comiendo su pedazo tranquilamente, bebiendo algo de cerveza cuando hacía falta, mientras las otras mesas se iban animando y se preparaba no una, sino varias partidas de póker entre unos y otros. En esas cosas, Burnette se levantó y se excusó, diciendo que no se le daba bien, y se marchó del salón. Eso le hizo pensar a Sonia, ¿cuándo debería irse... y hacer que Sonny se reuniera con ella?

Unos por un lado, otros por el otro. Y mientras tanto, yo como un poco más, haciendo como que ignoro el comentario de la Cabo, hasta que me termino la última pinchada. -Hago ejercicio más que suficiente -cejas alzadas- para rebajar todo esto. Además, nuestra tribu es una gran cazadora, y siempre hemos tenido comida más que suficiente, así que hemos mejorado hasta poder elegir lo más apto y no quedarnos con el resto. Nada de grasa, solo músculo. -Termino, relajándome en la silla un momento. Por un lado, el Sargento y el Sargento Mayor parecen ocupados jugando, con sus respectivas parejas. Más allá, la partida de dardos con alguno más. Los consejeros discurren el uno con el otro. Uno de los nuevos se ha ido a ligar con la flota, aunque no tengo claro con cuál de los dos sexos pretende conseguir algo. Y el médico le sigue algo después. Prácticamente, se podría decir que Sonia y yo estamos solos en la mesa. -Cabo, si me disculpa creo que voy a dar una vuelta por la nave. Dicen que la vista de la roca helada es preciosa a esta hora de la noche, antes de bajar a pegarle un par de buenos cañonazos. -Me pongo en pie, con una sonrisa suave, y le guiño un ojo asegurándome que nadie, en ninguna mesa, lo ve. Y luego me encamino hacia la puerta.

A medida que todos se estaban dispersando y abandonando la mesa, ellos dos se iban quedando sólos en la misma. Sonny siguió comiendo y no respondió ante la broma de la latina hasta no terminarse el último pedazo. Incluso le pareció intuir una indirecta en la primera frase, al verle con las cejas alzadas. Sutil, si no se sabía lo que pasaba entre ambos. Ella había terminado también su tarta y estaba con la jarra en una mano, con el otro brazo sobre el respaldo de la silla. Una postura cómoda y desenfadada, no del tipo de las que tomarían muchos oficiales. Pero claro, ella no terminaba de verse como tal.

- Incluso con tanto músculo - le respondió, sonriendo de lado - a veces pareces un muerto de hambre.

Estuvieron un poco en silencio, rompiendo este Canowicakte con algo que, la verdad, no solía pegarle. Se alejó, con la chica siguiéndole con la mirada, y Ramírez sonrió para sus adentros al ver la sonrisa y el guió. Espero un poco de tiempo, por prudencia, antes de apurar la jarra, levantarse e ir detrás de él, aprovechando que los demás ya habían encontrado manera de entretenerse y no se fijaban en ellos.