Junio de 1899.
Hacía años que no salías de Mompracem y recordabas que la ultima vez fue debido al mismo hombre. Hace diez años unos nuevos piratas asolaron los mares de Malasia. Se trataba de la hermandad Singh, que no diferenciaba entre la gente de esas tierras o los colonozadores europeos, simplemente arrazaban con todo. Entonces ustedes recibieron el llamado de un europeo para limpiar los mares del orientes, se tratataba de un frances ya mayor y su nombre era Edmond Dantès, también conocido como el Conde de Montecristo. Junto a él, a tu gran amigo Yañez de Gomera, a un hombre enmascarado que se hacía llamar "El fantasma que camina" y un chico hindú criado por lobos llamado Mowgli. La lucha fue larga pero lograron reducir a la armada Singh.
Ahora, acompañado de Yañez se encuentran en el hogar de Edmond, ya que su esposa (Haydèe, la princesa de Janina) Los ha llamado debido a que Edmond está agonizando. En el vestibulo del pacio te encuentras con el rsto del grupo, Mowgli y el Hombre Enmascarado. Todos a la espera de la noticia fatal. lo más llamativo de todo es que el "Fantasma que Camina" no parecía haber envejecido nada en esos años. Quizá eran ciertas las historias de los bengalíes que decían que era inmortal.
El rencuento es triste, pues todos tienen buenos recuerdos de Edmond. Todo se resuelve cuando el anciano mayordomo de la familia, Bertuccio, se cerca y les informa:
- Siento ser portador de esta noticia, pero el señor Conde acaba de expirar.
Un pard e cosas. Siento no haber empezado antes con tu personaje, pero la idea era que empezaran todos en momentos diferentes para no tener problemas cuando tenga que juntarlos. La verdad es que me demoré mucho con tus otros compañeros, así que te pido disculpas. Espero que no sea mu tarde para captar tu interés.
El viaje había sido largo desde su hogar en Sumatra. El Tigre de Mompracem había envejecido bien, al igual que el bueno de Yañez, su inseparable compañero, su hermano. Sin embargo, semejante travesía podía muy bien acabar con la salud de cualquiera.
El motivo del viaje, además, no ayudaba. Edmond. El misterioso Conde de Montecristo. Alcanzada su vendetta particular hacía mucho tiempo, el viejo Dantés se había encargado de reunir a los más aguerridos hombres del mundo conocido para acabar con aquella tres veces maldita hermandad Singh. Los lazos formados en aquella época no se romperían jamás.
Bertuccio sacó a Sandokán de su ensimismamiento. Así que el final ha llegado. El hombre de piel canela se irguió, silencioso. Era el momento temido pero inexorable. Debían dar el último adiós a su amigo.
Sin esperar a que los demás lo hicieran, Sandokán se dirigió a Bertuccio. ¿Podemos verle?
No te preoupes, aquí me tienes :P
Posteo solo para el dire hasta que me digas.
Bertuccio aciente y les pido que lo sigan. Los lleva a las habitaciones privadas de Edmond, donde se encuentran con su esposa e hijos rodeanda la cama donde dejó escapar si último aliento. Haideè, al verlos sale a su encuentro y le agradece a cada uno que hayan llegado. Luego les dice:
- El les estaría muy agradecido por su presencia y amistad, pero ahora debo pedirles un favor. Sus restos serán cremados como pidió, pero también quiso que sus cenizas fueran esparcidas frente a su natal Marcella. Yo estoy muy anciana para hacerlo y ninguno de nuestros hijos heredó sus aptitudes de marino ¿Podría alguno de ustedes cumplir su última voluntad?.
Tras abrazar a Haideé y darle las condolencias, observando la relajada faz del difunto, Sandokán no pudo por menos que aceptar cumplir con la última voluntad de su amigo.
Por supuesto, querida amiga respondió al punto Mi nao siempre estará a vuestra disposición, y desde luego será un honor encargarme de llevar de vuelta a casa a Edmond... su espíritu descansará en paz ante el lugar en que nació
Haydeè te agradece tu ofrecimiento con un beso en tu mejilla y luego se retira para organizar el funeral de su marido. En ese momento Yañez, a pesar de la pena, te dice:
- ¿Piensas cruzar el Indico con una noa? Ya se por qué siós me puso en tu camino, viejo amigo. Debemos conseguir un barco a vapor, sino los ingleses perderán la compostura de tanto reirse de nosotros si cruzamos el canal de Suez en una noa a vela.
Antes de que puedas contestar, el hombre enmascarado se cerca ustedes y les dice:
- Yo podría facilitarles un carguero a vapor con el cual podrán viaajr a Europa. Siento no porder acompañarlos, pero los Singh nunca han desaparecido completamente y debemos estar vigilantes. Por otro lado, aprovechando que irán a Europa, me atrevo a pedirles un favor. En París hay un caballero muy importante y distinguido llamado Auguste Dupin. Me gustaría que le entregaran una carta de mi parte.
Cuando o escuchas hablar te das cuenta de que su voz no es la que recordabas, aunque el parecido fisico es mucho. Seguramente la inmortalidad de Fantasma que Camina se debe a que ahn sido diferentes personas. Algo muy ingenioso.
Ese era Yañez. El bueno del portugués siempre ponía el sentido común a la pasión desatada del Tigre de Mompracém. A punto de replicarle sobre cómo demonios iban a poder procurarse un barco a vapor, el Hombre Enmascarado se acercó a ellos y solucionó sus cuitas.
Sandokán asintió a la propuesta de aquel hombre, sin duda un descendiente o pariente cercano del anterior Fantasma que camina. Era evidente por su porte, sus rasgos... aunque no era necesario sacar a colación tal secreto, no entre amigos.
Por supuesto, Hombre Enmascarado. respondió estrechando su antebrazo con un fuerte apretón de su mano. Bien sabeis que esa carta será entregada, por mi honor lo juro.
Yañez, será mejor ponerse en marcha cuanto antes. Debemos reunir a la tripulación, que comiencen a familiarizarse con la nueva embarcación.
Esa tarde todos asisten a la seremonia de cremación de Edmond y luego sus restos son recogidos y depositados en una ánfora. No obstante, tuvieron que esperar un par de días para que el Hombre Enmascarado volviera con un pequeño carguero y tus hombres se acostumbraran a coómo funcionaba esa máquina que produicía humo, calor y un ruido infernal. Al final, a la semana estaban en camino a Europa, cosas que nunca te hubieras imaginado.
Durante el viaje, Yañez no dejaba de hablarles acerca de lo bueno que será visitar París, una de las ciudades mas bonitas del mundo y en sonde no los mirarán feo por ser malayo, indio o por si llevabas un mono en la cabeza como sombrero. Además estaba el Molino Rojo, un lugar donde ustedes ver´ñian a las mujeres más hermosas del mundo.
Pero antes de París, estaba Marsella. frente al puerto ves un islote rocoso con una horrible fortaleza en lo alto. Se trata del Chateau d'If, del que tanto te habló Edmond, y nera justo frente a sus rocosas costas donde él deseaba que sus restos descansaran. Yañez te entrega el ánfora y para que tú hagas los honores, mientras todos esperan algunas palabras de tu parte.
Había llegado la hora. El último deseo de su buen amigo era descansaar mecido por las olas enfrente de aquel lugar que tanto amó. Toda la tripulación, Yañez y él mismo se encontraban en la balaustrada del buque a vapor.
Sandokán portaba la metálica urna que contenía las cenizas de su ya muerto camarada. El Tigre de Mompracem se situó junto a la barandilla de madera del barco, con el viento azotando su espalda, largando su melena en pos de las olas. El pirata sostuvo la urna, aún tapada, sobre las bravas aguas enfrente del Chateau d'If, y habló
Hoy estamos reunidos para despedirnos de un buen hombre. Un luchador aguerrido, valiente y sin miedo. Un amigo que acudió junto a nosotros en las horas de necesidad. Y un buen esposo y padre. comenzó a relatar, intentando que su voz sonara fuerte y poderosa en medio del inmenso mar. Edmon Dantés, el Conde de Montecristo sufrió lo indecible a causa de la envidia de los demás, encarcelado injustamente tras haber levantado un legítimo negocio que daba de comer a muchos buenos hombres. Y sin embargo perseveró. Luchó y luchó hasta que por fin pudo verse libre del yugo de la falsa justicia, reconstruyó su vida y recuperó a su familia, con la que por fin pudo vivir feliz.
Sienpre es duro despedirse de un amigo. Pero hoy lo hacemos sabiendo que Edmond disfrutó de su vida junto a quienes amaba, y no hay mejor forma de morir que esa.
Sandokán destapó la urna de metal y con un enérgico movimiento, lanzó las cenizas de Edmond lejos, mientras acababa su diátriba.
¡Descansa en tu hogar, Edmond, y protege tu legado y tu leyenda desde el más allá!
Tus palabras son sentidas por todos tus marinos y más de uno llora, ya que conocieron a Edmond y siempre lo consideraron un buen hombre. No obstante, había un segunda misión que cumplir y era entregar la carta del Hombre Enmascarado. En el sobre estaba escrito "Chavalier Auguste Dupin. Rue Morgue nº132. París". Yañez le echa un vistaso a la carta y dice:
- Creo que he oido hablar de ese sujeto. Es una especie de detective, dicen que se trata de una enciclopedia andante. A de ser interesante conocerlo.
Mi buen Yañez, en tal caso pongámonos ya mismo en marcha respondió Sandokan, aún conmovido por sus propias palabras. Debo admitir que no conoczco a este hombre a quien en tan alta estima tienes, bien sabes que me fio de tu criterio.
El Tigre de Mompracén arengó a su fiel tripulación para que pusieran en movimiento el barco a vapor, rumbo al puerto francés más cercano a su capital, París.
digo esto porque la verdad, no tengo idea de si París tiene puerto fluvial, o si el barco de vapor podría llegar hasta allí, de tenerlo
El camino a París era muy diferente a lo que estabas acostumbrado a navegar. El Atlántico es un mar frío y encabritado, en nada parecido al Indico, pero tú y tus marinos eran excelentes en lo que hacían y llegaron sin novedad a los puertos de París, ya que tu carguero era pequeño y podía perfectamente remontar el curso del Sena.
La ciudad luz era imprecionante, en primer lugar por que era una de las más grandes que habías visto después de las de la India, aunque acá la misería no era visible, aunque de seguro que existiría.
Tú y Yañez bajan a tierra en busca del sujeto al que tenían que entregar la carta. Recorren un montón de calles, preguntando acerca de la dirección del sobre. Era una suerte de que Yañez hablaba francés y llegaron a una casa antigua peroi bien mantenida. En la puerta se encontraba un anciano bajo, impecablemente vestido pero de gesto huraño. Al verlos, les dice:
- ¡Más turistas! ¡No voy a seguir contando mis historias por hoy! ¡Spy un anciano y tengo derecho a descansar!.
Sandokán sonrió ante la vhemencia del anciano. En su mundo, en su cultura, los ancianos eran muy respetados por su sabiduría, y quizá aq´´i, en Europa, ocurriese o mismo, puesto que aquel hombre parecía estar cansado de compartir su conocimiento.
Tranquilizaos, buen hombre dijo Sandokán chapurreando el francés, lo poco que sabía. Yañez, por favor, dile que aunque nos honraría escuchar sus historias, venimos a ver a Auguste Lupin, quizá lo conozca...
El anciano, al escucharte, te responde en un ingles - idioma que dominas mejor - muy marcado por su acento francés. Parece que tus palabras le han molestado, pues levanta su bastón y con el te apunta al pecho cuando dice:
- ¡DUPIN! ¡Chavalier Auguste Dupin! Una letra puede producir una diferencia abismal en los conceptos, y en este caso, la diferencia entre un caballero y un ladrón*.
No era tu intención molestarlo, pero ese anciano cascarrabias no tomo a bien tu error. No obstante, como si fuera lo más natural del mundo, les suelta:
- Ahora me pueden decir por qué el afamado pirata malayo Sandokan y su compañero portuguez Yañez de Gomera se presentan en la puerta de mi casa.
La verdad es que tú jamás habías visto a ese hombre antes, por lo cual no puedes saber cómo los ha reconocido. No obstante, Dupin parece satisfecho de la sorpresa en sus caras.
* Arsenio Lupin es otro personaje de la época, pero se trata de un ladrón de guante blanco.
Sandokán dio un paso atrás entre divertido y sorprendido por la reacción de aquel hombrecillo. No obstante, no deseaba ofenerlo, de modo que procuró apaiguarlo.
Mis disculpas, messieau dijo chapurreando el idoma natal del anciano a modo de ofrenda de paz. Temo haber cometido un error de bulto, espero no haberos ofendido. No obstante, estamos en desventaja, pues parece usted conocernos muy bien, mientras que nosotros tenemos el gusto ahora mismo.
Mi estimado amigo Yañez y yo venimos a traeros esta misiva de un amigo común. le explicó mientras el anciano desentrañaba las mal pronunciadas palabras en inglés del pirata. Se trata de un mensaje de... bueno, un fantasma, ya me entendeis.
Aaaah, no es culpa míaaaa :P
Cita:
Dupin toma el sobre que le entregas y lo abre, leyendo la misiva que se encuentra en su interior. Después dice:
- El joven Will a tomado el lugar de su padre en el negocio familiar... mmm pero quiza estoy siendo infidente en demasía... ¡Cosas de viejo! Por favor, disculpen mi falta de cortesía y pasen un momento. Me gusta hablar con visitantes interesantes, pero me molesta los turistas que vienen para que les cuente historias.
Dupin los invita a entrar a su hogar, una casa antigua pero muy limpia y ordenada. Ahí se encuentra un joven sujeto sentado en un escritorio leyendo de un enorme libro que no alcanzan a saber de qué se trata. Al verlos entrar el sujeto - bajo, de cara redonda y con un traje impecable - les saluda en francés, pero Dupín se adelanta y les presenta a este personaje:
- Este caballero es el señor Hercule Poirot, un novel detective belga empesinado en aprender mis técnicas. Pereo luego hablaremos de eso, pues no siempre se tiene a dos afamados piratas en la sala. No creo que hayan venido a París solo para traer una carta a un anciano.
El malayo sonrió al escuchar las palabras que escaparon de la boca del anciano. Como sospechaban, el hijo del Fantasma que camina había decidido perpetuar al tradición familiar. Una mala noticia para los malvados, sin duda.
Una vez dentro, el señor Dupin les presentó a un joven detective, un chaval que bebía las palabras más que leerlas, del libro que tenía en las manos.
Es un placer, señor Poirot. Mi nombre es Sandokán, y éste es mi fiel amigo, Yañez presentó cortésmente
Lo lamento, señor Dupin, pero en realidad sí hemos venido a traerle la misiva. El otro motivo que nos trajo a Europa, cumplir la última voluntad de un buen hombre, ya ha sido llevado a término. Temo que no albergamos más intenciones que esas. explicó una vez hechas las presentaciones.