A Jack no se le pasa el comentario acerca de tu pequeño y en ese momento saca de su chaqueta un papel y te dice:
- Iba a decircelo a su camarote - por alguna razón al decir eso se pone rojo - pero la cosa es que el señor Cratchit me envió un telegrama desde Londres. Ha conseguido que su marido acepte que usted pueda visitar a su pequeño sin ninguna restricción. Cuando volvamos usted tendrá acceso a él de la manera que mejor le parezca, aunque la tuición sigue en manos de su ex esposo.
La verdad fue que cuando me dijo aquellas palabras, las cuales sin duda no esperaba me quedé con una de esas caras de sorpresa que por um instante no se sabe si son para bien o para mal, aunque no tuvo que esperar demasiado para ver como se me dibujaba una enorme sonrisa y las lágrimas de felicidad se agolpaban en mis ojos.
Volviendo a perder del todo mi compostura y casi sin que se lo esperara, me abracé a Jack fuertemente.
- Gracias!! creo que nadie ha hecho nunca por mí tanto como estás haciendo tú.
Jack responde a tu abrazo y se quedan así por un momento así. Habías olvidado lo reconfortante que era el contacto humano y la verdad es que se siente muy bien. No obstante, cuando elevas los ojos te encuentras con Jack mirándote y nuevamente recuerdas lo que te dijo Ogu acerca de que te miraba con cara de tonto. Sin embargo, Jack reacciona y te suelta del talle. Es casi divertido verlo nervioso cuando te dice:
- Yo solo intento ayudarla porque es injusto lo que han hecho con su hijo... yo... yo me alegro que las cosas vayan bien... ahora creo que me iré a dormir.
Me sorprendí a mí misma increiblemente agusto entre los brzos de Pendragon, quizás, porque aunque me empeñara en querer estar sola, todos necesitábamos a alguien cerca de vez en cuando y desde que me había ido a mi retiro, él era la persona a la que más me había acercado y eso, que no se me había pasado por la cabeza nada que no fuera una amistad.
Me volví a sorprender de nuevo levantando la vista al recordar las palabras de Ogú, queriendo averiguar si lo que él había deducido pero yo todavía no, era cierto y la verdad es que no me dio tiempo a darme cuenta de mucho, pues me soltó nervioso, cosa normal si teníamos en cuenta que yo sola acababa de perder de nuevo todos los modales, aunque no me hubiera importado hacerlo.
- Perdona por mi reacción.. yo.. - Bajé la cabeza sonrojándome por haberle abrazado de aquella manera y me alejé un poco de él, dejando el espacio de rigor entre nosotros para que ninguno de sintiera aún más incómodo. - Buenas noches Jack..
No pude levantar la vista por la vergüenza que estaba pasando en aquel momento, pero por un instante sí que pensé en que portándose así conmigo podría caer rendida a sus encantos fácilmente, aunque en seguida me grité en mis propios pensamientos porque precisamente mis malas elecciones con los hombres eran lo que me habían llevado a estar sola y peleando por mi hijo como tenía que hacer ahora. Eso por no decir que no tendría gracia hacerse vieja al lado de alguien que no envejecía, lo que me llevaba a pensar que los hombres no me duraban tanto como para que me vieran envejecer demasiado..
Sí, definitivamente me iría a mi camarote. Al menos, podría mirar el techo agusto, porque ya no volvería a dormir aquella noche.
Aunque no te atreviste a levantar la vista mientras salias de ahí, sabías que que Jack te siguió con su mirada, con los ojos triste de quien ha vivido más de lo que debería. Cuando llegaste a tu habitación, el corazón aún te latía con fuerza y por primera vez en muchos meses recordaste que seguías siendo mujer y a pesar de todo te sentiste viva. Quizá Jack fuera una mala elección, pero no por ello dejaba de alagarte. No dormirías esa noche, estaba claro, pero de vez en cuando sonreirías al mirar el techo.