Partida Rol por web

Me quedé observando a esa criatura con miedo al principio, totalmente sobrecogida, pero poco a poco me di cuenta de que no quería hacer ningún daño a nadie, simplemente estaba asustando, como un cachorrillo cuando está sólo, sintiéndose acorralado.

- Parad! - Dije a los hombres que estaban conmigo. - No desea hacer daño a nadie, está sustado. El nos tiene más miedo a nosotros que nosotros a él.

Tras ello le entregué mi arma a Jack y me acerqué un par de pasos a la criatura levantando un poco las manos, enseñándoselas para que viera que no tenía ninguna intención de atacarle.

- Siento lo que te han hecho, pero ya es demasiado tarde para cambiar las cosas. No tengas miedo, no queremos hacerte daño, pero tu reacción nos ha asustado. De verdad, tienes que creerme, si no nos haces daño no dejaremos que ese maldito doctor se vuelva a acercar a ti. ¿ Verdad señor Pendragon que así será? - Pregunté con la esperanza de que respondiera de forma afirmativa y pudiéramos relajar al ser.

Ante tu reacción, el monstruo parece confundirse. Péndragon, quien aun mantiene su escopeta apuntando, no dice nada. solo espera la reaccion del monstruo. Éste, viendote fijamente a los ojos (los suyos son de distinto color cada unos), se acerca y te dice:

- ¿Quien eres tú, mujer? ¿No sabes que soy un insulto a Dios? ¡Yo mate gente por pura ira! ¡Merecía el castigo de estar muerto en vida!.

Continué mirando a los ojos a aquella criatura, sabiendo que en realidad no quería ocasionar mal alguno, tan sólo que la dejaran en paz, cosa que me temía qie no llegaría a ocurrir nunca.

- Mi nombre es Wilhelmina Murray, aunque puedes llamarme Mina. No sé lo que has hecho antes, pero quizás esta vuelta a la vida te permina corregir esos errores del pasado. ¿ No te has paradoa pensar que salvar una vida sería una buena forma de enmendar el haber quitado otra?

la criatura parece admirada por tu coraje "Eres experta en tratar con monstruo, por lo menos eso dijo pendragon" piensas, pues el monstruo esta conpungido tratando de entender todo lo que implica lo que lke propones. Entonces, con una calma que incluso lo hace parecer majestuoso, te dice:

- Pareces sincera, mujer. Pero te advierto que no quiero estudios ni nada. Los ayudaré en lo que pueda y volvere al norte. Ahora si no le molesta, puede decirle a su amigo que baje su arma y traerme un poco de ropa.

Por un momento sentiste la surealista sensación de estar hablando con un caballero extranjero y no con un muerto hecho con parte de cadaveres. No obstante, Pendragon aun apuntaba con su rifle a la espera de lo que le dijeras.

Al menos parecía que había conseguido lograr que aquella criatura se calmase, aunque si no fuera por las extrañas y soprendentes habilidades de Pendragon, ahora mismo estaría muerto, aunque yo tampoco estaría ahí arriba si no le hubiera visto caer. De todas formas, al mirar a Jack recordé todo lo que me había dicho ahí abajo y mi caracter hizo mella esta vez.

Me volví hacia Jack:

- Baja este arma y volvamos al interior. Él - dije mirando a la criatura - vendrá ahora y le buscaremos algo de ropa que se pueda poner.

Esperando que hicieran lo correcto cmencé a caminar hacia el interior del edificio. Confiaba en que los hombres me iban a seguir.

Pendragon se preocupa de Strogoff antes deir tras de ti. Con cuidado, ayuda a bajar de la torre al militar ruso mientras le pide a los tecnicos que vayan por Bond que aun se encuentra inconciente arriba. Así, mientras el monstruo era llevado a que se vistiera. Pendragon te mira seriamente y dice:

- ¿Vio, miss Murray? Yo no hubiera podido calmar a la criatura, perom usted cuenta con ese don. Debe confiar ma en si misma, Mina.

Mostré una sonrisa, pero no era una sonrisa agradable era más bien una sonrisa de descontento, totalmente irónica, sobretodo porque estaba conteniendo el impulso de soltarle un tortazo desde hacía ya un rato. Al menos, a pesar de tener mucho caracter también tenía mucho autocontrol, lo que me sirvió para contener el impulso y tras coger aire, responder como debía hacerlo, no como quería.

- Ha sido un placer poder ayudar. - Fue mi escueta respuesta, aunque mis ojos avisaban claramente de que no me había gustado un pelo su forma de hablarme y que por mí, podía ser el dueño del mismísimo infierno que no se lo iba a tolerar.

Pendragon te queda mirando con el ceño fruncido. Al parecer tú expresion de digna indignacion no le amedrentaba, sino que lo hacía sentir algo semejante a furia. Entonces, explota y te dice:

- La verdad es que no entiendo que tienen ustedes, los ingleses, dentro del pecho. Arde de ganas de romperme la cara de una bofetada, pero opta por parecer la mujer dueña de sí misma. Eso de ser la nacion más civilizada del mundo solo les ha servido para matar la pasion del ser humano y parecer automatas ¿Por qué si estás tan enojada conmigo no haces lo que te manda tu instinto?.

En ese momento, Pendragon se acerca a Mina desafiante, instandola a que le golpee.

Pendragon te queda mirando con el ceño fruncido. Al parecer tú expresion de digna indignacion no le amedrentaba, sino que lo hacía sentir algo semejante a furia. Entonces, explota y te dice:

- La verdad es que no entiendo que tienen ustedes, los ingleses, dentro del pecho. Arde de ganas de romperme la cara de una bofetada, pero opta por parecer la mujer dueña de sí misma. Eso de ser la nacion más civilizada del mundo solo les ha servido para matar la pasion del ser humano y parecer automatas ¿Por qué si estás tan enojada conmigo no haces lo que te manda tu instinto?.

En ese momento, Pendragon se acerca a Mina desafiante, instandola a que le golpee.

Pendragon te queda mirando con el ceño fruncido. Al parecer tú expresion de digna indignacion no le amedrentaba, sino que lo hacía sentir algo semejante a furia. Entonces, explota y te dice:

- La verdad es que no entiendo que tienen ustedes, los ingleses, dentro del pecho. Arde de ganas de romperme la cara de una bofetada, pero opta por parecer la mujer dueña de sí misma. Eso de ser la nacion más civilizada del mundo solo les ha servido para matar la pasion del ser humano y parecer automatas ¿Por qué si estás tan enojada conmigo no haces lo que te manda tu instinto?.

En ese momento, Pendragon se acerca a Mina desafiante, instandola a que le golpee.

Mi expresión cambió al darme cuenta de que había sido demasiado evidente el querer darle una bofetada, pero mostré una sonrisa esta vez con picardía, cambiando así mi actitud.

- Hay momentos en lo que una mujer tiene que ser correcta y otros momentos en los que se tiene que dejar llevar por sus emociones, señor Pendragon. Las emociones suelen acabar en conflictos y abogados, así que por experiencia le puedo asegurar que saber ser comedido es una virtud, no matar el ser humano.

M quedé mirando al hombre, dándole a entender que no iba a darle la bofetada que tanto parecía ansiar.

Pendragon se te queda mirando por un buen rato. Después deja escapar su aliento en un resoplido y te dice:

- La verdad es que con los ingleses son un caso perdido. Aunque pasen mil años mas, nunca los voy a entender... ¡Y pensar que son desendientes de barbaros comedores de carne cruda!... Bueno, ya esta, Miss Murray. Creo que llego la hora de que volvamos a Londres.

No obstante, antes de que pudieras responderle cualquier cosa, aparece Bond, algo pálido, pero mas repuesto de su encuentro con el monstruo y les dijo:

- Siento interrumpirlos, pero nos llego un telegrama de Londres de parte del señor Cratchit. Por lo que parece, una banda de desconocidos asalto la casa de Pendragon. Es la única información de la que disponemos.

No me molesté en disimular la sonrisa triunfal que se dibujó en mis labios al ver como fue Pendragon el que cedió, en vez de hacerlo yo. Al menos parecía estar descubriendo que quizás si que hubiera en el mundo gente aún más terca que él y en este caso, era una mujer inglesa.

- Sí, creo que eso de volver me parece una grandísima idea.. - Respondí, aunque me giré al ver por el rabillo del ojo que Bond se acercaba a nosotros.

Sus palabras no eran lo que se dice precisamente agradables, sobre todo, porque conociendo a Pendragon iba a estar taciturno y con ganas de matar a alguien hasta que pudiera ver qué era lo que había sucedido con sus propios ojos.