Partida Rol por web

Tras el golpe final la criatura cae inerte al suelo. Girandose hacía el arbol donde se había refugiado Quivalian se dirigio hacía él con la intención de sanarlo.

Soltando su arma al llegar a su altura, comenzo a examinar las heridas de su compañero de viaje, la carniceria que había cometido aquel ser era espectacular y horrorosa a la vez, en su vida en la milicia nunca había visto algo parecido.

La fortuna te sonrio después de todo, amigo!

Poniendo sus manos sobre su costado musito unas palabras de poder divino -Curare -irradiendo una luz azulada a través de la palmas de sus manos, revigorizando la vida en el elfo.

Necesitarás descanso, en poco tiempo recuperaras tu vigor. Dandole una palmada, levantandose a continuación y ayudandolo a incorporarse para llevarlo hasta la carreta.

Una vez reunidos todos, exclama la mujer de pelo carmesí:

Sabeís, se cosas de esta criatura, como que las glándulas almacenan un ácido potente y muy corrosivo, pueden almacenarse en un frasco y usarse como arma. Se pueden llevar las glándulas directamente, pero se corre el riesgo de que en cualquier momento se revienten
La otra cosa (y más valiosa) de utilidad son los huevos de Ankheg, un huevo bien vendido podría venderse por varias monedas de oro*

Primero explorare el cadaver y luego bajare a investigar a ver si tiene algún nido, el humo ya dejo de salir hace tiempo y ya habra aire respirable, iluminare el camino con un conjuro de luz.

Bran, compañero! Revisa los cuerpos de los esclavistas por si hubiera algo interesante, cojamos sus armas y demosle sepultura.

Comenzando a explorar y a extraer las glandulas con sumo cuidado. Botes de cristal, seguro que llevais en esta carreta odres, dadmelos para ir llenandolos. Tambien exploro en busca de huevos, por si los tenía en algún conducto de su cuerpo o adheridos a alguna parte.

Tras acabar, se dispuso a bajar asiendo una cuerda en busca del nido de la criatura, quizas hubiera algo interesante.

Quien me acompaña? Dijo enarcando una ceja.

Bajando a la cueva e introduciendose en ella, tras caminar un rato por los pasillos horadados bajo tierra, llega a un punto que parece ser una especie de nido.

Bien, veamos que hay de interesante!

Aunque la sacerdotisa se había detenido a hablar con Quivalian, el cual gracias a los dioses había sobrevivido, Arast lo que hizo fue correr hacia su caballo, montando con la mayor celeridad posible.

- Veré si aún se puede dar con ese jefe de esclavistas.

Dado que no había pasado demasiado tiempo tenía la oportunidad de cazarlo. El hombre había comenzado ya a sudar y aunque se alegraba por aquella victoria, no iba a cesar en su empeño de detener también la otra villanía con la que se habían encontrado.

- Si lo podemos detener ahora, mejor que mejor.

Oteó los alrededores dispuesto a ir tras él y atacarle directamente. No le iba a dar tiempo a escabullirse pues eso le obligaría a volver en otro momento en su busca. Tendría que rendirse o morir. Eso era lo que le esperaba, o al menos lo que el paladín tenía por objetivo ahora que al ankheg había sucumbido ante todos ellos.

- Gracias...gracias- respondió Quivalian a la clérigo.

Apenas podía articular palabra entre los estertores, la tos que dejaba su boca sangrante y esa sensación de que la cabeza se elevaba a algún lugar distante.

Dejó hacer a la muchacha y pronto sintió un calor que le recorría todo el cuerpo, renovando sus fuerzas y devolviendo su espíritu a su cuerpo.

Le ayudaron a levantarse y se subió al carro, todavía recuperándose, mientras sus compañeros decidían el siguiente paso a seguir. El elfo se dejó caer en la superficie de madera, mirando al cielo, mientras dejaba que su cuerpo dolorido recuperaba las ganas de volver a moverse.

Sin dar espera, Arast montó su enorme y fino semental, un paladín no dejaría que esa alimaña escapara para hacer un mal mayor.

-Pero Arast, espera! -Espetó Tharis, su escudero pero las palabras cayeron en oídos sordos. Su sirviente Dan, ayudaba a Xune con el malherido Quivalian.

Mientras el Paladín se perdía de vista en el horizonte, Xune, Bran, Tharis y Dan ayudaban al Elfo a ponerse en pie. La clériga conjuró unas palabras y unos rezos a su deidad quien respondió llenando de vitalidad el malherido cuerpo del explorador. Una oleada animica invadió a Quivalian, pero sus heridas seguían sangrando.
Luego de unas vendas, el Elfo pudo ponerse de pie con la ayuda de la clériga. Caminó lentamente y se recostó en la carroza, con un dolor que invadía sus entrañas.

Xune decidió entonces explorar los túneles del Ankheg, sabía que los huevos de esas criaturas eran valiosos y quizá entre los túneles encontraría su nido con los huevos. A pesar de pedir ayuda, Bran prefirió quedarse en la superficie, su amigo estaba bastante malherido y lo defendería ahí mismo.

Así pues, Xune con la compañía de su luz mágica, desapareció por la entrada de la caverna del Ankheg.

Emprendiste la marcha en el caballo, las espuelas se clavaron en el animal el cual salió a correr como alma perseguida por baatezus. Perdiste de vista a tus compañeros y marchaste un tramo importante antes de dar con los esclavistas quienes jadeaban de cansancio tras la corrida que habían tenido.

A pesar del cansancio, observaron como te acercabas con la intención de atacarlos.

El líder, alzó su espada y ordenó a sus tres hombres que habían huído con él atacar al paladín. Siendo superioridad numérica, la valentía (¿?) volvía a apoderarse de los bandidos.

Podría ser un error para los bandidos confiados y convertirse en víctimas ante un paladín justo? eso estaba por verse, por ahora tenían deseos de combatir.

El túnel era oscuro y estrecho, la oración por luz había subsanado el primer problema, pero el segundo era completamente inalterable. Tu maul no serviría de nada en este pasillo.

Con los ojos bien abiertos caminabas sola, con precaución, a la espera de que algo pudiera saltar de repente. Pero si la lógica no fallaba los túneles tenían que estar desocupados, el mismo Ankheg debía haberse hecho cargo de ello, pero ¿Y si la lógica se equivocaba? ¿Y si en las entrañas del túnel había otro o más Ankhegs?

Esas y más preguntas pasaban por tu cabeza, pero la valentía superó el miedo y seguiste avanzando paso a paso entre la oscuridad y el silencio.

Observabas como en las paredes excavadas directamente de la tierra, las lombrices se retorcían y las diminutas arañas hacían de las suyas. Tras avanzar varios metros encontraste otro túnel que avanzaba en otra dirección.

De ahí en adelante la caverna sería una maraña de túneles excavados que conducían a una dirección u otra. Podrías tardar bastante tiempo en explorarlos y existía el riesgo de poder desorientarse, pero el precio de los huevos valía la pena!

Seguías adelante con la exploración? o te devolvías donde tus compañeros?...

Quivalian entrecerró los ojos y trató de recuperar fuerzas. Aquella bestia lo había dejado al borde de la muerte. Arast y Xune habían salido a liquidar los cabos sueltos de aquel fatídico encuentro. Quivalian pensó que no era una buena idea dividir sus fuerzas de aquella manera pero no tenía fuerzas para discutir o detenerlos. Cuanto antes se recuperase, antes podría ayudarlos.

No había esperado que los esclavistas se hubieran reorganizado. Ahora eran cuatro contra él sólo. Arast quería derrotar a su líder pero no sabía si sería fácil. Era posible que ese intento le costara la vida, pero su misión no dejaba la de enfrentarse al mal.

- ¡No seguiréis parasitando estos caminos! ¡Llegó vuestro final! ¡Por la gloria de Tyr, dios de la Justicia!

La exclamación iba destinada a atemorizarlos y también a buscar un estado de furia que le confiriera el valor que ahora había de demostrar. Sabía que su única oportunidad era acabar con el jefe y que el resto huyera. Cargó con una expresión fiera, deseando infundir desánimo en sus viles corazones. Alcanzó al enemigo y le asestó un fuerte espadazo con el que confiaba regar el suelo con su espesa sangre. No se iba a andar con rodeos, necesitaba acabar rápido con él o estaría perdido.

Xune sabía a lo que se arriesgaba, al ver que una red de tuneles aparecía ante ella, pudiendola confundir, así que opto por hacer señales en las paredes de tierra y en el suelo a modo de flecha para guiarla, así si se perdia podría recuperar el camino al encontrar la señal. 

Además pondría números y haría un mapa mental de aquella caverna, dibujandolo en algun papiro de los que poseía, hay pondría las indicaciones de las flechas y los números. Tambien dejaría algún trozo de tela a modo de aviso.

Con ese plan no se perdería. Sintiendose más segura y envalentonada comenzo la marcha al interior de la cueva, guardando su maul a su espalda, y cogiendo su cuerda, comenzo a soltarla hasta donde pudiera a modo de baliza y rescate por si se perdía.

Sólo esperaba que los ankegh fueran criaturas territoriales y no se llevará ninguna sorpresa desagradable.

Con el conjuro de luz guiandola por aquellos tuneles, se interno en busca del nido de la criatura. En su mano derecha portaba un vial de aceite por si tenía que lanzarlo a alguna criatura y en su mente guardaba un conjuro de llama.

Thorm, proteje a tu acólita! exclamó, dando un paso al frente.

Justo como había empezado el combate anteriormente, el líder de los bandidos optó cobardemente por quedarse atrás y enviar a la refriega a sus súbditos, gritando órdenes y maldiciones.

Los esclavistas te enfrentaron. Dos de ellos te agarraron para derribarte de la montura, lograste patear a uno de ellos y quitártelo de encima, pero el otro logró agarrarte bien y tumbarte del caballo. Caíste pesadamente al suelo pero con el espadón aún a tus manos, a pesar de la confusión que generó la caída, lograste ver al tercer bandido con su cimitarra bajando sobre tu cabeza.

En un giro espectacular (lástima que nadie estaba viendo) lograste desviar el golpe con la hombrera de la armadura y ponerte en pie de un solo movimiento. Tu objetivo era el líder, pero llegar a él implicaría comerse algunos ataques de los tres rivales, así que optaste por atacar a uno de ellos.
Tu gran espada cortó la carne del último atacante a la altura del pecho, el enemigo cayó de rodillas aullando de dolor por el gran tajo, sin embargo seguía con vida aunque malherido

ASALTO 2.

Al ver a sus súbditos desmontar al paladín  de su corcel, el líder se dignó a entrar al fragor de la batalla con su cimitarra. Cargó vehementemente contra el miserable, pero tu calma y técnica lograron rechazar los ataques sin ningún esfuerzo. Pero eran muchas espadas para aguantar, por fortuna ninguna llegó a penetrar tu piel y hacerte sangrar, pero el esfuerzo de esquivarlas con espada, pero algunas habían hecho alguna mella en la armadura y eso significarían hematomas. 

No sentiste miedo a pesar de encontrarte en mucha inferioridad numérica, pero si sentiste la posibilidad real de poder morir ante los cuatro rivales que tenías en frente.
Podrías rendirte de inmediato, podría matar al líder de un solo ataque ya que se encontraba herido y esperar que los esclavistas tuvieran sentido común y se rindieran.... O podrías enfrentar la muerte a su manera, hasta las últimas consecuencias. Quizá podrías acabar matando a los 4 enemigos y salvando a quienes estuvieran bajo su captura.

Valientemente y sabiendo lo que arriesgabas, te adentraste en el complejo de cavernas subterráneas.

La nieve derretida de la superficie se filtraba por la tierra y convertía el complejo en una zona bastante húmeda. A medida que avanzabas y dejabas marcas en las intersecciones con tus propias manos, la respiración se tronaba más difícil. Cuidadosamente caminabas paso a paso, pero a pesar de tu marcha a paso lento, sudabas como nunca y jadeabas para conseguir oxigeno.

Tu única arma eran los conjuros y tus manos y así, valiente (o temeraria), continuaste tu camino. Al haber explorado algunos túneles que volvían a salir a la superficie, regresabas sobre tus pasos y explorabas un nuevo túnel. Pero cada vez te confundías más sobre los pasos que dabas, esperabas que las marcas fueran suficientes en caso de querer regresar. 

Deseaste haber tenido contigo alguna tiza o tinta y un papiro o pergamino para poder trazar el mapa y poderte guiar mejor, pero infortunadamente no contabas con dichos elementos así que continuaste con la táctica de marcas. 

En uno de los túneles, avanzabas con precaución y justo antes de dar un paso, lograste ver una fina capa de telaraña que cubría el suelo del túnel. Al alzar la vista, lograste ver como algo de telaraña se esparcía por todo el túnel. Una araña pequeña e inofensiva no haría aquello, eso sin duda era el producto de una (o más) araña gigante.

Quivalian se postró en la carreta y empezó a meditar de la forma en que los elfos lo hacen, por un momento se olvidó deldolor y las heridas y solo se dedicó a descansar y entrar en un trance, mientras Bran y los sirvientes de Arast exploraban el terreno circundante.

El combate se encarnizaba. Los esclavistas lo habían derribado y a la vez le atacaron parecía que innumerables veces. Arast estaba furioso.

- ¡Enfréntate a mí si eres tan valiente! ¡No pongas delante a tus camaradas para que mueran en tu lugar, cobarde! ¿Y vosotros seguís a este hombre?

Tenía que intentar minar la moral de esa gente o sería imposible derrotarles. Necesitaba la ayuda de su dios para tumbar a su jefe pero sus siguientes espadazos se le antojaron lentos, seguramente porque debía prestar atención a demasiados frentes ahora. Tenía que confiar en su armadura ahora para aguantar los siguientes embites, pero no tenía clara la victoria. Si tan sólo hubiera logrado atravesar a ese rufián que les comandaba.

No termino de entender el turno anterior. Primero me hicieron 2 intentos de tumbarme del caballo y luego cinco ataques. Me debo estar perdiendo algo.

Bueno, te lo explico de forma rápida. Haz otro post si hiciese falta.

Resulta que en el primer asalto, querías atacar al líder. Hasta ahí todo perfecto.... Hasta que tiraste una MUY MALA iniciativa. Por eso, en el primer asalto pasó lo siguiente (en orden):
- El líder no hizo nada
- 2 bandidos intentaron derribarte (el primero falló,el segundo lo logró)
- El tercer bandido te atacó estando en el suelo (acertó, pero solo te restó Pg así que no recibiste heridas físicas).
- Era tu turno y al ver que no podías atacar al líder (o recibías AdO), decidiste atacar a un bandido que dejaste moribundo.

El siguiente asalto inició y como eras el último en actuar, decidí seguir con mis muchachos:
- El líder te encaró y falló
- Los tres bandidos te atacaron y algunos acertaron
- AHORA es tu turno en este asalto

Si no podía alcanzar al jefe esclavista lo habría intentado retar o algo así. Aparte, creo que me han hecho un ataque de más y que no se ha descontado -3 de daño por cada ataque. Diría que sólo me hicieron 7 ptos de daño en total porque me libro de 9 gracias a mi dote.

En eso si me pifié yo, no tuve en cuenta tu dote en armaduras que descuenta 3 puntos de daño cada que te impactan. Menos mal tú si conoces a tu PJ y me haces caer en cuenta de ello.
En cuanto al ataque de más, creo que ahí están.
2 derribos y 1 ataque (con ventaja por estar derribado) en el primer asalto.
1 ataque del líder (ataque con ventaja,por eso 2d20) y 3 ataques de los bandidos en el segundo asalto.

YA MISMO MODIFICO EL POST

Se supone que ya ascendí de nivel!!
la cueva se amplía para utilizar el martillo?

Mmmm por puntos de experiencia adquiridos, claro, ya eres de nivel 2. Sin embargo, hasta no completar un descanso corto tu nivel no se hará efectivo. Así que para efectos prácticos sigues siendo de nivel 1.

LA cueva sigue siendo la misma excavada por el (o los? Muajajaj) Ankheg, así que no, el Maul no es una opción. O mejor dicho, puedes usarlo, pero tienes desventaja con sus ataques.

Xune se jugaba mucho en su estado, lo que creía una tarea sencilla se complicaba. Esa telaraña la conducía a un peligro seguro y desconocido. A pesar de querer seguir la valiente norteña se planteó por un momento si sería más adecuado hacer un descanso allí o en la superficie para recuperar energías y planear un modo de tener éxito en su búsqueda.
Mmmmmm,será mejor que regrese a la superficie y tranquilice a mis compañeros de viaje. Cogere herramientas adecuadas, como papel y tiza para hacer un mapa en condiciones. Una lanza o espada me vendrá bien. Quizas Arast haya regresado y me eche una mano o el silencioso Bran se atreva a bajar conmigo. Pensó.
Dándose la vuelta comenzó a desandar el camino de regreso a la superficie.
La norteña era una mujer de voluntad indómita y regresaría.
Tras un largo caminar consiguió salir a la superficie.
Quivalían descansaba en el carro, mientras que Bran se había dedicado a saquear los cuerpos de los bandidos.
Miro a ver que armas le podían ser útiles de las que habían allí y luego se permitió descansar un rato.
La jornada había sido agotadora y le vendría bien recuperar fuerzas.
Incluso se le paso por la cabeza tender una trampa a la araña o arañas con uno de los cuerpos de los bandidos, podría rociarlo con aceite y dejarlo como reclamo, quizás si se precipitaran sobre el, podría quemarla viva. Intento recordar algo útil sobre las arañas, algo que le diera ventaja.
Tras descansar cogio los útiles que le hacían falta e intento convencer a sus compañeros de que la acompañarán. Comenzo por Bran al que parecían brillarle los ojos al hablarle de los tesoros que podían encontrar.
Luego paso a Quivalían al que vio aun más animado.
Necesitaba de su ayuda para lograrlo.

Creyó ver que sus palabras hacían dudar a los allí presentes, pues abrieron ligeramente su cerco e incluso su líder, al tratar de llamar la atención al resto perdió la noción de la peligrosidad del paladín. Arast no tardó en aprovechar el descuido colectivo y lanzó un poderoso ataque que fue bien dirigido, impactando e incluso atravesando completamente el cuerpo del hombre, ya herido. Ahora parecía que su destino había llegado a su fin y los dioses realmente se ponían de parte de su fervoroso siervo...
 

El paladín exhortó al líder al combate singular para terminar el combate sin que resultaran más personas muertas e hizo dudar a los súbditos sobre las pretensiones de su líder. Un gesto noble, pero aquel despreciable ser no conocía el honor en su lengua y para él no importaba el cómo sino el qué.

Ignoró la propuesta de Arast con una carcajada, pero los argumentos eran sólidos e hicieron dudar al resto de esclavistas, quienes vacilaron unos instantes y sopesaron la idea de huir del combate. Al ver tal reacción en sus esbirros, el líder puso cara seria y tono beligerante -Qué están pensando perros, este hombre no los dejará irse sin acudir a la justicia, muerte o cárcel imbéciles. Ahora ataquen o se las verán con la furia del supremo.

Ante tal mención, los hombres volvieron a empuñar sus armas con más fuerzas, con la intención de acabar con Arast, pero ese tiempo de vacilación y duda había sido suficiente para que el paladín volviera a lanzar otro ataque...

El ataque feroz cogió por sorpresa a todos, incluso al líder que no se lo vio venir, la mandoble de Arast hizo un corte en la barriga del líder de los esclavistas y un chorro de sangre salió despedido de él, aún bastante herido seguía con vida y con ganas de matar a ese miserable.

Volvió a atacar a Arast con furia implacable, pero los movimientos le abrieron las heridas más de lo que pensó y no pudo finalizar el ataque como esperaba.
Los 3 esclavistas se lanzaron contra el campeón de Tyr quien se movió como todo un guerrero de mil batallas alrededor del campo de batalla, esquivando cada uno de los golpes con su espadón y con su armadura de bandas, las espadas se estrellaban contra el acero de la armadura que empezaba a tener abolladuras por todas partes y ya no era tan perfecta y reluciente como cuando estaban en Argluna.
Uno de los espadazos logró atravesar la armadura, en una de las articulaciones donde una banda se unía con otra y alcanzó a hacer un pequeño corte al paladín que por primera vez empezaba a sangrar.