Los llamados Harris y "Nitro" se acercan hasta tu máquina con total confianza, y mientras el último se encarga de liberar algunas pernos del habitáculo, el otro saca un soplete de fusión de mayor tamaño que el de Brian y comienza a cortar sin contemplaciones cerca de donde tu pierna debe estar atrapada. Demasiado cerca. Cuando tu preocupación por volver a andar sin emplear prótesis se vuelve urgente al ver cuanto apura y vas a gritarle que tenga cuidado mueves el armazón del Goliath al girarte reflejamente hacia él.
- Tranquilo vaquero, no necesitas sudar.- Al parecer lo tiene todo controlado al milímetro. El otro hombre ríe la broma y un momento después ambos se apartan para dejar caer una considerable parte del frontal del habitáculo.
- ¿Tienes todo en su sitio?- Pregunta con amabilidad el tipo del cutter de fusión. Al verte mover la pierna recién liberada con precaución, comprobando que no hay nada roto, asiente y baja de un salto al suelo.
Mientras escucho las instrucciones que estaba dando el motorista, se me viene a la cabeza la ayuda médica que hacía un rato nos había ofrecido para Brian y pienso en alguna manera de transportarle en la moto hacia donde nos iban a llevar.
Voy hacia el lugar donde se encontraba tendido el recluta y me agacho a recogerlo, crujiendo todos los huesos de mi maltrecho cuerpo -Joder, parecía que el suelo estaba más cerca-. Cargándolo al hombro me encamino hacia la vulture, dejando en el suelo un pronunciado surco con los pies de Brian.
Colgando el rifle a la espalda caminó hacia una de las motos, arrastrando los pies. No tenía tiempo ni ganas de intentar usar sus habilidades para mejorar la situación. Mucho menos delante de estos desconocidos. Salvadores, sí, pero desconocidos.
Se recostó contra la moto y trató de contener un acceso de tos sin mucho éxito, por lo que sangre volvió a manchar el suelo y su labios. Sangre espesa, oscura, típica de hemorragia interna. Se limpió los labios con el dorso de la mano y con un quejido de dolor subió a la moto.
Desde mismo momento odió al piloto, a la maldita moto, al desierto, aún mas a esos malditos xenos pero sobretodo a sí misma por su debilidad, tan evidente, que mostraba que los temidos Fantasma podían sufrir y necesitar ayuda.
Cita:
Eso ha sido un jodido chiste ?
El pensamiento estuvo acompañado de una mirada fija e inamovible que no dejaba lugar a dudas sobre donde podía meterse las bromas aquel chistoso piloto. Sin embargo no moví nada más, no fuera a aprovechar para abrirme una brecha del tamaño de una mis múltiples cicatrices, viejas heridas de guerra.
- Vamos, vamos. - dije animando con una mueca tiesa de resistencia al dolor. Mis dientes bien apretados parecían estar a punto de romperse en mil pedazos - Sácame de aquí de una jodida vez.
Y de pronto sentí una liberación en mi cuerpo que no había sentido desde que perdí el conocimiento antes de estrellarse la nave prototipo, y los músculos, tensos e hinchados, consiguieron al fin relajarse.
- Eso parece. - dije sin mirar - Os agradezco vuestra ayuda. - dije frotándome el cuerpo para despertarlo completamente.
- Se puede saber quién diablos es ese "gran jefe" ? Si no es demasiada molestia la respuesta - pregunté con sarcasmo. Al mismo tiempo me subía al asiento trasero de la Vulture de uno de los pilotos que me había sacado de mi prisión de acero. Desde luego no pensaba quedarme solo en medio del desierto a pocos cientos de kilómetros de aquellos depredadores xenomorfos.
Por un instante retuvo el primer impulso de apear al piloto de su puesto y tomar los mandos de la Vulture. ¡Cuanto hacía que no pilotaba una de esas motos!
Torció el gesto dibujando una media sonrisa y se puso detrás del piloto preparado para contrarrestar la inercia del movimiento inicial de la moto.
—¿Sigo sin saber tu nombre, socio? —dijo resarciéndose del escozor de haber reprimido el primer impulso para pilotar la moto—. ¿Por cierto, quien es ese gran jefe del que tanto hablas?
El motorista que había mantenido la voz cantante en la conversación iba al frente con el grueso de la banda, a suficiente velocidad como para permitir que vuestro pequeño grupo se una a ellos una vez a bordo de las motos. Cada piloto gira el acelerador al máximo, y el grupo de Vulture en que estáis subidos arranca con violencia. No os lleva mucho alcanzar al resto y dejar de masticar polvo.
- Parecéis nuevos en este lugar.- los comunicadores transmiten la conversación de corto alcance que se mantiene en las distintas motocicletas. El piloto con quien Marron está conversando habla despreocupadamente- Ya tendréis tiempo para respuestas. Más vale ser precavido en estos días, hay una guerra en curso ¿sabes? A nadie le gusta que le vuelen la cabeza por decir inconveniencias. Si no te han dicho nada más debe ser por una buena razón.
- Amén, tíiiio.- corea otra voz cercana.
- Ja, me encanta cuando le llama Gran Jefe. Como si le debiera algo.- se ríe el motero que lleva a Teddy - Me da mala espina troncos. Menos mal que nos guía un líder de verdad.
- Le encantará que se lo digas en persona, Nitro.- le provoca otro.
- Ah, cállate capullo.
En estos términos estaban conversando los moteros cuando el grupo cambia repentinamente de dirección, como una bandada de aves. Hasta el momento la dirección que llevaban resultaba errática, en dirección a la base confederada. Tras el viraje el sol queda tras vosotros, por lo que el nuevo recorrido lleva hacia la región montañosa septentrional.
- La señal se ha perdido definitivamente. Regresamos.- Es el escueto mensaje que el líder motorista transmite por el comunicador.
Quién os dirige... Quién es vuestro jefe? La operativo tenía la mente aún embotada y el firme condicionamiento hacía de las suyas.
Patrón de acción Omega-417/2A-704...
Se dejó llevar, abrazada al piloto, intentando contener los accesos de tos sin mucho éxito. La sangre mancha sus labios y ahora no podía intentar mejorar su situación.
Subido en la moto y con el recluta Brian a mis espaldas peinso: -¡Joder! a ver si la princesita se despierta, ¡que me está jodiendo la espalda!
Los intercomunicadores emiten conversaciones cruzadas entre los motoristas, trato de averiguar de quien procede cada una de las voces, intento fijarme en las caras de éstos, pero entre el polvo cegador, los casos que las tapan, la velocidad y los aspavientos que hacemos en la moto me resulta imposible. Así que dejo volar mi imaginación y recuerdo mis tiempos mozos antes de estallar esta guerra.
Permanecí en el asiento de copiloto de la Vulture durante todo el trayecto mientras intentaba no perder detalle de la conversación que entre los pilotos se iba sucediendo.
No me daba buena espina lo del Gran Jefe, parece como si se rtratara de una simple tribu nómada perdida en mitad del desierto. Pero hasta ahora eran la única esperanza de sobrevivir, así pues les seguimos el rollo. Ya veríamos bienm pronto de quién se trataba realmente.
Sumidos en sus propios pensamientos, el grupo de supervivientes del ataque xenomorfo a DN-II desaparece en el horizonte dejando tan solo polvo y supicacia tras de sí.
El pedregal queda en silencio, con las partículas de polvo y arena evolucionando en complejas piruetas a lomos del viento. Al cabo, un ser vivo interrumpe la quietud del paraje. Olisquea el aíre, chasqueando un doble par de mandíbulas aserradas. Gruñe, satisfecho y reanuda su marcha con el veloz galope que le trajo hasta aquí.
Nuevamente todo queda en silencio.
Continuamos en La verdad de lo inesperado.