Cuando un hombre intenta ahogar su dolor.
Lentamente la conciencia vuelve a ti. Abres los ojos lentamente sin ver nada varias veces, y todo empieza a enfocarse. Probablemente es de agradecer que todo esté en semioscuridad. Te incorporas lentamente sobre un catre metálico sin colchón y el dolor persistente tras la sien derecha hace que te lleves la mano hacia allí en un acto reflejo.
¡Joder!- Notas un pequeño bulto en forma de venilla o cablecillo que continúa hasta detrás de tu oreja. De repente el catre metálico se ha convertido en mesa de cirugía y la sala oscura en un apagado quirófano hipertecnológico. Y recuerdas...
Los soldados a los que te entregaron en el edificio penal de Redvine, te hicieron subir en un jeep y te llevaron al puesto avanzado DN-2. El trato con la juez de alistarte en la milicia confederada, no incluía la Resocialización neuronal, lo que agradeciste pues conservar los recuerdos de tu juventud junto a Marilyn te ayuda a mantenerte con vida y a levantarte cada mañana en esta vida que tan poco te merece la pena. Decidieron darte un arma y hacer de sus objetivos tu razón de ser. Pero se te nota a la legua, vives para luchar y morir peleando, y no lo ocultas. Ya no tienes porqué. Nada te ata aquí sin ella.
Llegásteis al pequeño bastión con muros de duralita, artillado y preparado para aguantar un duro castigo y os adentrásteis en él. Tras dejar el vehículo en un patio atestado de marines y civiles atendiendo tanques y naves de combate entrásteis en el edificio central. Cruzando varios pasillos, llegasteis a una sala y un hombre con bata blanca y gafas reflectantes os recibió con un gesto, que indicaba... esta sala. Te enfureciste y recuerdas un duro golpe en la cabeza que te aturdió lo bastante para que pudieran esposarte con los gruesos grilletes metálicos a la mesa. Luego el hombre de la bata se te acercó, te inyectó algo y con un sonido de motor pequeño comenzó a provocarte un dolor terrible que solo lograste mitigar liberando tus gritos de dolor, mientras hurgarba en tu cráneo con sus instrumentos. No sabes si la inyección era un anestésico y te hizo efecto o fue el dolor, pero terminaste por desmayarte.
Tras unos momentos recordando te percatas de la cámara de vigilancia con su parpadeante indicador de funcionamiento fija en ti. Y entonces oyes ruidos tras una puerta metálica a tu derecha, por donde entraste en esta cámara de horror.
-Que cojones pasa aquí ahora.
Observo un poco mi alrededor, sin saber que es todo lo que me rodea y ni quiero imaginarme para que sirve. ESpero atentamente para ver quien va a entrar. Los grilletes e sujetan fuerte, pero aún así ya no me interesa hacer daño a quien pueda acceder desde la puerta, ahora no. No se si es por el cansancio o el dolor, pero no quiero buscare problemas innecesarios en este momento...aunque dentro de 5 minutos...
Saboreo un segudo el perfume de Marlyn en mi memoria...y fugazmete desaparece.
Parece haber algún que otro grito fuera, o al menos eso crees mientras el zumbido de tus oidos se disipa.
Y de repente la luz.
Tardas algo en adaptarte y ver más allá del cuadro de luz que acaba de abrirse en la entrada del quirófano, y cuando lo consigues la alta figura de un soldado armado te indica desde la entrada que salgas. Te incorporas dándote cuenta de que tienes ambos pies sujetos por grilletes unidos entre sí por una sólida cadena.
Grilletes...bueno...me los quitarán pronto y no pienso escapar.
-¿Solo soy chusma verdad?...pues pienso repartir tanta muerte com o cualquiera de vosotros. -O mas.
Rabia, furia y sed de combate. La muerte le esperaba a cada paso que daba, la deseaba y la ansiaba igual que vivir un instante mas para seguir luchando. La vida le habia jodido y queria devolverselo.
Al pasar por la puerta no pudo contenerse.
-A ver que cojones me haceis ahora bastardos...solo quiero que me deis un arma...