Partida Rol por web

La rampa comienza a elevarse, mientras Brian y Connor efectúan un barrido de fuego de cobertura, lo que combinado con el movimiento de la nave, lento al principio pero ganando en velocidad, obliga a sus perseguidores a dispersarse.

Por fin se cierra el acceso. Dentro de la zona de carga se siente la potencia ejercida por los motores al elevar la nave, mientras Jonas inicia un brusco viraje para encarar el morro en la dirección a seguir. Un golpe metálico y un leve bandazo indican que un obstáculo se ha cruzado con el prototipo, pero éste ha tenido suficiente potencia para apartarlo.

Varios golpes a ráfagas impactan en el suelo, apareciendo en varios puntos perforaciones a causa de los proyectiles que la atraviesan el casco dejando tras de sí algunas gotas de líquido verdoso.

La nave se inclina y comienza un ascenso a mayor velocidad, haciendo que sus pasajeros se vean arrojados por el empuje contra la hilera de asientos de la pared posterior y la puerta del compartimento de almacenaje. Nexus se sujeta a las jambas que dan a la estrecha cabina del piloto para no caer. Varios golpes suenan contra el costado izquierdo, incluso contra el techo.

Nexus entra en la estrecha cabina ocupando el poco espacio tras el asiento metálico, bloqueando completamente la entrada. Jonas maniobra girando y modificando la velocidad. A su izquierda una pantalla de holografía indica el relieve detectado por los sensores de la nave así como diversas señales parpadeantes en movimiento. Dicho sensor parece haberse vuelto loco con incontables parpadeos.

Dejando atrás los contenedores metálicos y habiendo elevado casi dos metros la nave, el casco vibra. Un monitor de estado indica diversos impactos en la zona inferior del casco. Durante el giro puede verse como a la izquierda de la nave queda el Goliath que ya estaba recuperando el control tras los efectos del bloqueo. Sin posibilidad de esquivarlo, la nave da un pequeño bandazo al impactar el motor principal derecho contra el bípode. El impulso actual más un pequeño aporte adicional de potencia por parte de Jonas, logran derribar al bípode y abrir camino.

Ya encarados en dirección a la salida del hangar, puede contemplarse un terrible espectáculo. A la izquierda queda la entrada sur del hangar de la que no paran de surgir innumerables xenomorfos de al parecer dos especies distintas. La escasa guarnición restante abre fuego con desesperación desde la improvisada barricada, que no tarda en caer ante la avalancha de salvajes criaturas que despedazan con facilidad a marines y militares. Los Goliath crean brechas con su poderoso armamento en la marea de alienígenas, hasta que una serie de explosiones verdosas a lo largo de su superficie conllevan la explosión del vehículo. Otro bípode más cercano recibe igualmente impactos de lo que visto más de cerca asemeja enormes espinas dentadas, antes de caer bajo el asalto de media docena de de ágiles criaturas que golpean el metal con sus garras en forma de guadaña. Al llegar a la sabina, se ensañan cruelmente con el aterrado piloto del Goliath.

Ganando altura y evitando los ganchos de las gruas de carga que penden del techo, la nave se sitúa en vector apropiado para abandonar el hangar. Una explosión cercana la desequilibra levemente cuando las criaturas hacen explotar una nave cercana que también intentaba abandonar el lugar.

El exterior se hace una realidad cuando la aceleración comienza a ser realmente importante. En la zona de carga se escuchan golpes, mientras Nexus se ve obligado a sujetarse a los laterales de la puerta de acceso a la cabina para no salir despedido hacia atrás. La nave acusa dos impactos más en el blindaje superior, y varios más a babor. Pero el cielo ya está ahí. Unos metros más y Jonas habrá sorteado la abertura, enviandoos a los cielos, lejos del infierno que han desatado las criaturas bajo vosotros.

Esas últimas señales del monitor de impacto deberían haber sido más breves. No indican daños por suerte, así que de momento tan solo debe haber unos agujeros despreciables en el compartimento de carga. Si tus tripulantes son espabilados los sellarán con un cuter de fusión antes de que la falta de presión en el interior del casco resulte molesta.

Con la nave ya enfilada hacia la salida y los motores rugiendo por el aumento de potencia solo te queda afinar para evitar que la nave deje algún trozo importante al abandonar el hangar. Sonríes, y accionas el acelerador.

Caminaba por el bosque, con el silencio solo roto por sus pisadas desnudas sobre la nieve. Caminaba desnuda, con pasos elástricos, sin sentir frio a pesar de la nevada. Pues el frio era una emoción física creada y dirigida por la mente y hacía muchos años que dominaba cada brizna de su mente. Los cristales de nieve se fundian en contacto con su piel, clara y suave, en una nubecilla de vapor por lo que parecía envolverla un manto.

Pero la nieve comenzaba a caer negra, viscosa, como gotas de brea. El suelo del bosque comenzó a ensuciarse, a pudrirse. Su piel se irritaba y le salían llagas y ampollas por el contacto. A penas tuvo tiempo de cubrir su cuerpo con un manto blanco, antes de que se desatase la lluvia viscosa. Encontró refugio bajo un gran abeto, donde la lluvia no podía alcanzarla pero no sabía cuanto duraría ya que se empezaban a formar charcos y a correr regerros de miasma por todas partes.

Finalmente escuchó su aullido. Disforme, salvaje y primitivo pero con un fondo de... de qué? No sabía decirlo, pero algo tenía que dirigir a los lobos salvajes. Se escondía como podía, junto al tronco del abeto, pero cada vez estaban mas cerca, olfateando, relamiéndose. Buscaban por grupos, metro a metro, como si se comunicasen entre sí, como si una entidad superior los guiase. Como si algo o alguien la buscase.

Y Uriel tuvo miedo...

Los golpes post escapada me balancean bruscamente por la bodega de la impresionante nave. Estábamos vivos, no podía pedir más. Abajo quedaba una maraña gigantesca de aquellas bestias xenomorfas revistiéndose en un baño de sangre humana, los mismos bastardos que instantes atrás intentaban matarnos. Se lo merecían, por hijos de puta.

Sin embargo aún quedaba la cuestión más importante. Qué hacer o dónde ir ? Parecía claro que el Alto Mando nos dio por muertos. Pero vendieron la piel del oso demasiado pronto.

- Maldito piloto. Va a conseguir que nos estrellemos antes de partir siquiera. - intenté acomodarme en algún rincón de la oscura estancia - Pues bien. Parece que nos han tomado por un puñado de jodidas marionetas a las que dar por el culo mientras ellos escapan de las fauces de la muerte. Escucha fantasma, deberías explicarnos qué diablos eran esas cosas. Me he percatado de tu relación con los oficiales de más alto rango, y estoy seguro de que escondes algo. Vamos, empieza a escupir.

El pecho de la fantasma subía y bajaba acelerado mientras el cuerpo estaba en tensión, tanta que parecía a punto de romperse.

Parecía que ignoraba a Connor ya que se dirigió a la pared cercana para activar el comunicador con la cabina.

- Jonas... Revienta la nave si es necesario, pero... - Tragó saliva y los jadeos ahora eran audibles. - cuando oigas mi señal, dobla la potencia, lo que sea, pero sácanos de aquí... Como si tu vida fuese en ello. Corto.

Soltó el comunicador, esperando que el piloto demostrase ser tan bueno como se jactaba, lo iba a necesitar para el plan que se le había ocurrido.

Por fin miró a Connor, retirándose la máscara. Tenía el rostro pálido como un cadaver y empapada en sudor.

- Siendo breve, soy una Fantasma, me muevo en las sombras y a niveles jerárquicos restringidos. Lo de antes no fue "conexión con los altos mandos" si te refieres a los Alphas... Fue un choque de voluntades. - Jodidos alphas, murmuró por lo bajo antes de continuar. - La misión que me trajo aquí es Alto Secreto y no aplica su relación con estos hechos. Los xenomorfos que nos han atacado, son desconocidos, no hay constancia de su existencia hasta el momento del ataque.

Con lentitud, gruñendo de dolor, se sentó en unos de los bancos laterales, amarrándose fuertemente con el arnes de seguridad. Luego volvió el rostro, despacio, con una expresión de cansancio extremo a Connor. Su habitual tono de prepotencia y desprecio por los que consideraba inferiores, había desaparecido.

- Le recomiendo, sargento, que se abroche cagando leches. Ahí fuera hay algo con consciencia psíquica. Algo tan grande y poderoso que ha acabado con los dos Operativos que me acompañaban... Y voy a descubrir quién es por lo que esto va a ser MUY movidito. - Escupió a un lado, estaba temblando, volvía a sentir frío, dolor. Sus escudos psíquicos estaban a punto de alcanzar masa crítica.

Por un momento dejó de parecer una Fantasma y no era mas que una chica, apenas superada la adolescencia, muy guapa, preciosa y dulce, aterrada de miedo, muy cansada y sufriendo.

- Si muto voladme en pedazos... - Añade lacónica apoyando la cabeza contra el asiento, mirando ladeada a los soldados sin fuerzas para seguir hablando, esperando su reacción. Al fin y al cabo, sin su colaboración no puede hacerlo.

Casi no escuchaba las palabras que le llegaban al intercomunicador. Su mirada estaba fijada en el frente, en el curso que debía seguir la nave para salir por el agujero del techo.

—Sí, sí, sí. Lo que tu digas nena —dijo.

En el mismo instante en que se cerraba la conversación el piloto aceleró la nave desoyendo las indicaciones de la fantasma. El momento era este. Jonas no pensaba quedarse un minuto más en este sitio.

—Por cierto muñeca, en mi nave las órdenes las doy yo, ¿estamos? —volvió a decir en un tono más rudo.

La nave acelera. Y medio metro de guadaña ósea aparece perforando el techo sobre vuestras cabezas. Un aullido bestial y siseante se produce al entrar la luz del día por las estrechas escotillas laterales del recinto. Los latidos de los tripulantes recuperan su ritmo normal cuando gotas de un líquido rosáceo resbala por la guadaña y una gota de éste cae lánguidamente hasta tocar el suelo.

En la cabina las señales de impacto que detectaba el monitor de integridad se extinguen. Jonas ha logrado sacar la nave del hangar, pero desconocéis si el peligro habrá terminado con el despegue.