Partida Rol por web

Ariarkus tenía una terrible sensación. Durante todo el descenso y el tiempo que tardaron en salir de las capsulas, sentía la opresión de la presencia de la Esfera. Y eso le preocupaba, pues sabía que esa sensación no era normal. Tal vez el Emperador les había proporcionado algo de ayuda, pero aun así era muy extraño.

Al iniciar el despliegue, recoger avituallamiento y preparar bien sus armas, con el Bolter Pesado en sus manos, se giro y las indicaciones del Capitán lo habían dejado claro. Es por allí.

Al iniciar su andadura, y observar que el camino establecido les llevaba por unas cavernas muy espaciosas, esperaba encontrar algún tipo de oposición o al menos presencia de los Xenos, pero no era este el caso. Estaba todo demasiado vacío y demasiado calmado.

Deuteros notó la presencia de la esfera, lo cual le llevo a pensar si estaban siendo hechizados por algún tipo de herejía, o si la propia esfera emanaba tanto poder, que incluso aquellos sin poderes psíquicos eran capaces de advertir la magnitud de dicho poder.

- ¿Recibís alguna lectura? Es extraño que no haya ningún enemigo a la vista...

Deuteros llevaba su rifle desenfundado, a la espera de cualquier cosa que pudiese suceder.

Ictarion llevaba el auspex sobre su mano izquierda mientras que el bolter lo llevaba en la derecha - No Deuteros... solo detectó el pico de la esfera... esto esta demasiado tranquilo - comentó compartiendo la preocupación que tenían sus hermanos

Augustus iba en cabeza, sin dejar de avanzar, muy seguro de si mismo - Vamos hermanos... la esfera esta realmente cerca - ordenó el capitán con una extraña confianza en su interior que se reflejaba de ese modo, con un avance seguro y si cabe, descuidado

Pero en seguida el grupo de Ultramarines dio con una caverna enorme... era natural, aunque en la entrada por que vinieron había signos de estructuras necronas... ese marmoreado negro brillante con letras verdosas, en el lado opuesto, estaba la enorme garganta que daba a la zona, una garganta enorme que los marines de la deathwatch describieron que fue donde encontraron la legión necrona con su líder transportando la esfera. Despedía un brillo verdoso dándole un aspecto cruel, pero lejos de preocuparse, Augustus se acercó a buen paso.

Indicó a sus hermanos con gestos de batalla que pusieran cargas de demolición en el pasillo por el que vinieron mientras que el mismo se quitaba el guantelete de su mano derecha y el casco... Deuteros ni Ariarkus lo veían, pero en sus ojos había un brillo demencial y a cada paso que daba, más cerca estaba de la esfera... a cada paso que daba, un retumbar sordo inundaba el lugar hasta que la tocó con su mano desnuda; una intensa honda de choque salió despedida que no hizo nada salvo empujar hacía atrás a Augustus, el cual estaba boca arriba a unos metros de la esfera y con los ojos cerrados... la mano derecha la tenía intacta pero humeaba.

Deuteros estaba terminando de colocar su carga cuando sitió la onda expansiva que derribo al Capitán

- ¡Capitán! ¿Qué ha sucedido? No escuché nada de que la esfera tuviera mecanismos de defensa...

Deuteros se adelantó algo para ver el estado del Capitán y ver si necesitaba algún tipo de atención médica.

Augustus tenía los ojos como platos y no miraba a un punto fijo sino más bien al infinito - he tenido... una visión... - dijo vacilante mientras se levantaba con dificultad - la esfera... es un artilugio, pero me... me ha hablado y se como moverla - dijo empezando a sonreír. Entonces todos se dieron cuenta, la esfera que hace unos segundos era verde como los ojos de un necron ahora era dorada y a todos se les antojó que era de un dorado como el palacio del Emperador en Terra. Se acercó a la esfera sin llegar a tocarla y extendió los brazos y sus manos - Hermanos... concentraos... - casi susurró

Ictarion imitó a su capitán y puso la misma pose cerrando los ojos con fuerza.

Deuteros se acercó dubitativo a la esfera y comenzó a concentrarse, no le gustaba mucho la idea ya que sus sospechas sobre la esfera seguían ahí, y la actitud del Capitán era extraña...

Ariarkus no era menos que sus compañeros y al observar todo lo que iba sucediendo y a pesar de que no se sentía demasiado contento con las acciones, se acerco junto a estos y uniéndose a sus hermanos y Capitán, miro la esfera dorada que en ese momento relucía para ellos, casi como una señal divina del Emperador. Su mente se expandió y se unió a sus hermanos en el ruego que el Capitán había iniciado.

Un temblor hizo que la caverna desprendiera piedras por todos lados... varios cascotes cayeron sobre los ultramarines pero que no perdieron un ápice de su concentración; en sus mentes se desdibujaban batallas antiguas, compañeros caídos, mundos salvados y batallas perdidas para dejar paso al infinito, la eternidad... todo se volvió dorado, intenso como el brillo de una estrella, brillante y cálido a la vez... se sintieron como cuando fueron niños, antes de ser seleccionados para luchar como la élite del imperio, la inocencia, la bondad en sus corazones...

El temblor se hizo muy seguido y aumentó su intensidad considerablemente, pero ahí seguían, Augustus, Ictarion, Ariarkus y Deuteros, los cuatro supervivientes de una gran familia estaban obrando lo imposible... la intensidad de su visión alcanzó al cenit cuando una figura humanoide, de extrema belleza se les apareció; era realmente difícil discernir quien era, pero tenía el pelo largo y negro, portaba una armadura dorada llena de emblemas de águilas y una mirada cargada de orgullo, tan solo pudo asentir a los ultramarines, pues en seguida abrieron los ojos y se miraron... los corazones latían con intensidad, sudaban profusamente dentro de sus armaduras pero entonces repararon en que la esfera había iniciado un vuelo desandando lo que los necrones le hicieron avanzar...

¡Corred! ¡Seguid a la esfera! ¡Vamos! ¡Aprisa! - apremió Augustus que empezó la carrera desesperada por seguir a tan deseado objeto...

Nada más inició su vuelo, la caverna cobró vida, como si las alarmas hubieran saltados, se pudo oír un enjambre de pasos y aleteos que se aproximaban a la posición de los marines.

- ¡Ictarion! ¡Vuelalo! - bramó sin dejar de correr ni mirar atrás - ¡Está volviendo a la barcaza! ¡Lo presiento!

Ictarion apretó el detonador remoto cuando avanzaron unos metros, la detonación no se hizo de rogar y la entrada por la que vinieron los hijos de Macragge notaron como se derrumbaba un mar de piedras de considerable tamaño - ¡Corred! - se unió el hermano Ictarion a los gritos cuando parte de la caverna se estaba desmoronando a cada paso que daban los marines.

Deuteros comenzó a correr tras la esfera a la vez que trataba de encontrar algún modo de ascender y llegar antes de que la esfera alcanzase la barcaza.

- Espero que no nos encontremos mucha resistencia delante, después de haber llegado hasta aquí...- Decía Deuteros según corrían.

Ariarkus inicio la carrera junto a sus hermanos y al Capitán siguiendo la esfera que ahora parecía que tenía ideas propias. Pues sus movimientos y la referencia a la barcaza dicha por Augustus se habían quedado gravados en su memoria. La esfera retornando a la Barcaza, ¿Qué seria lo siguiente?. Los pensamientos del Ultramarine se habían quedado allí, pero no defraudaría a sus hermanos ni al Capitán. Continuo corriendo mientras trataba de ver y buscar algún lugar donde les podrían preparar alguna emboscada en su trayecto. 

La larga carrera estaba durando ya más de cincuenta minutos, aquello obviamente no era nada para un marine espacial, pero la sensación de que un enemigo poderoso y mortal les pisaba los talones les quitaba el aliento que necesitaban para seguir el ritmo de la esfera, la cual avanzaba muy pero que muy rápido.

En ese lapso de tiempo, los marines habían alcanzado ya el pecio que una vez su morada durante diez largos años de misión. La barcaza estaba destrozada, pero la esfera se había situado sobre ella, donde tiempo atrás habían luchado codo con codo los supervivientes junto a Haydn Bernhard contra oleadas y oleadas de pieles verdes que agitaban sus rebanadoras y acribilladores... pero no había tiempo que perder, estaban a unos cuarenta kilómetros del extrarradio de la ciudad necrona, bajo un sol abrasador. Ictarion miraba al resto de hermanos con gesto solemne y luego miró al capitán.
Augustus había sacado del hueco de almacenaje de su pierna derecha una pequeño aparato que depositó sobre el suelo, activó una runa y como una exhalación salió una antena que se desplegó con un sonoro "Clank!"

- Aquí el Capitán Augustus, Capitán de la tercera compañía de Ultramarines. Código de capitanía marine 58-Ω36-ἒ26-µ promuevo la Orden de Actuación Epsilon Ultra. Fijen mi posición para coordenadas de desembarco, despliegue total.

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En la nave de mando, la Imperator, las comunicaciones habían sido desviadas a un despacho en concreto dejando al puente de mando y a Carbey fuera de juego. Una mano negra estaba dando luz verde a la Orden de Actuación Epsilon Ultra, pero firmaba por muchos... Isabella Kraj, El mariscal Zakkai, la inquisidora Kathrine... tres votos positivos eran suficientes para que la orden fuera ejecutada, y ya estaban todos ellos listos...

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En unos segundos toda la flota estaba bullendo de actividad, los Puños Imperiales estaban desembarcando a todos sus marines en capsulas de desembarco, tácticos, devastadores, de asalto, grupos de exploración, marines sellados en sus sarcófagos blindados y blindados transportados en thunderhawks... todo el ejército imperial embarcaba en sus transportes y pronto todo el espacio estuvo lleno de pequeñas naves de transporte llevando dos compañías completas de infantería directas hacía el planeta.

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En pocos minutos, los cuatro marines espaciales de Ultramar pudieron alzar sus cabezas y poder vislumbrar como la atmosfera se llenaba de cápsulas de desembarco y naves de transporte.
Los primeros vehículos necrones en llegar eran pequeños aerodeslizadores con forma de media luna, tan pronto como tenían una thunderhawk a tiro la acosaban, pronto el cielo estaba cubierto de pequeños combates, las valkririas y demás transportes pesados de la guardia imperial se unían al combate aéreo.

Mientras aquello pasaba sobre sus cabezas, decenas de transportes llegaban a tierra y desembarcaban a sus soldados... El amarillo de los puños imperiales cerraban filas mientras el Capitán de la compañía se acercaba a buen paso a donde estabais.

- Lo has logrado maldito loco... - su voz sonaba contrariada pero también aliviada - buen trabajo... deduzco que no te quedan más hombres ¿no? Entonces deja a mis puños liderar la defensa para la extracción -

Augustus no se negó, los hijos de Dorn tenían a cien hermanos y el solo a cuatro contándose a sí mismo.

Ya había pasado media hora y el cielo ya pertenecía al Imperio, la fuerza aérea necrona era débil y más después de la gran perdida en la gran batalla naval en su órbita donde los marines de la Deathwatch jugaron un papel crucial al impedir que su acorazado llegara al espacio; fuere como fuere, se había establecido un perímetro defensivo de un kilometro de radio al rededor de la esfera, pero una preocupación se hacía muy presente ¿Donde estaba la compañía de blindados de la guardia imperial? Esos seis baneblades eran cruciales además del apoyo de artillería... la defensa pintaba muy difícil.