Ariarkus observo como su última ráfaga iba a concentrarse sobre el último enemigo, pero esta tenia unos sentidos muy agudos, tal vez maximizados por la armadura, pues logro esquivar algunos de los proyectiles. Y luego desaparecer. Su Capitán se había predispuesto para arrojarse en su persecución y las palabras de Deuteros eran de lo más acertado.
- Capitán, el hermano Deuteros tiene razón. Su deber y obligación esta para con nosotros, los únicos que quedamos. ¿No cree? – comenta el Ultramarine mientras recambia el cargador de su Bolter Pesado y dispuesto para lo que podría llegar de nuevo. – Tal vez deberíamos de contactar con el resto de escuadras de hermanos y ver que tal les van las cosas. ¿No cree Capitán?
El capitán no respondía, los hermanos que quedaban vivos vieron como su casco rodó al interior de la sala dejando claro que no quería oír nada... no era propio de un ultramarine esa actitud, y todavía menos de un capitán de compañía... ¿Que buscaba? ¿Su propia muerte?
Deuteros empezó a mover la cabeza en signo de desagrado por lo que acababa de ver, en parte lo entendía, pero sabía por propia experiencia que un superior no debía demostrar tal comportamiento.
Entonces empezó a hablar por la frecuencia general del comunicador.
- Aquí Deuteros de los Ultramarines, nos encontramos en la sala de Control Ambiental, y de momento todo despejado, ¿cual es la situación en otros frentes? Solicitamos refuerzos para seguir protegiendo el sistema, hemos sufrido graves bajas y solo quedamos 3 hermanos para defenderlo.