Al escuchar entrar al nuevo visitante el Ruso vuelve la cabeza para poder ver la escena que quda a sus espaldas y que un intante antes intentaba eludir como si no fuera con él, atareado en la limpieza del material quirurgico que, presumiblemente, había sido empleada con Franky. Tras echar un vistazo superfluo al hombre, intenta determinar, casi por instinto su peso y complexión, la destreza de sus movimiento, así como dónde lleva armas, por suspuesto.
Tras eso, y con aire casual vuelve a su posición inicial aparentando que no presta atención, pero sin perderse detalle.
¿Me entero de esos detalles?
-No... eh... no... está bién.- Dice el chico esbozando una sonrisa mostrando su mugrienta dentadura. -Este maldito ruso no habla mucho, pero tiene buenas manos...- Tras decir esto ríe tímidamente ocultando el dolor que le producía.
-¿Y dices que nos traes trabajo?...- Pregunta mientras se enciende un cigarrillo que bailaba en su boca.
Lo oyes porque estas alli con ellos. Y ademas el gimnasio ahora estaba vacio.
- Sí, verás... -Miro al 'ruso' con curiosidad. Un escalofrío me recorre el espinazo pero intento disimularlo.- Davide me envía a recogeros. Nos espera en el Blue Note Club. Es importante.
Me refiero a la complesión y armamento del recién llegado.
Supongo que lo conozco, ¿no?
En efecto, lo has visto mas de una vez.
Se trata de otro de los hombres de confianza del Don. No suele pisar este lugar, pero es conocido por su habilidad de timador. De los que vacían los bolsillos sin necesidad de pegar un solo tiro, ya me entiendes. Además, siempre oculta su expresión en la sombra que le proporciona el sombrero de ala ancha.
No se trata de un tipo de complexion muy fuerte, pero se le ve despierto y atento a su alrededor. La cartuchera que disimula debajo de la americana te indica que es muy probable que sea diestro. Poco mas. Se trata de un joven bastante común.
A eso me refería, gracias.
Andrei poco más va a hacer de lo ya dicho. Hasta que no le obligen...
-¿Te envia Davide directamente?...- Pregunta Sangui pensativo. -Algo gordo habrá pasado... Mas vale que no hagas cabrear a tu padre Franky... esto me huele mal...-
Despues de una pequeña pausa se dirije hacia donde estaba Dylan. -Y bién, Dylan, ¿a quienes te ha dicho que mandases a avisar?-
- Vengo a por Franky y a por 'el ruso' - me giro hacia Franky- Estamos perdiendo el tiempo aquí. Puedes moverte?
Me ajusto el sombrero y miro a Franky. No quiero pensar lo que le dirá su padre cuando lo vea de esa guisa.
Si que habia especificado. Te habia dicho que trajeras a Franky y también al ruso. Modifica ese post.
Sies que..... xDD
funchin' fallo ;p sorry
Sangui tuerce su expresión en una sonrisa malévola.
-Vaya Bolkonski, al parecer esta vez incluso te reclaman a tí...- Dice acercandose a Franky y ayudandolo a caminar. Aunque ya se aguantaba mucho mejor. -... En el fondo puede ser divertido y todo.-
-Joder Sangui... me estas asustando...- Dice el chico con una grandilocuencia fingida. -... nunca antes te ví sonreir... que feo eres joder...- Y tras decir esto escupe dos sonoras carcajadas que le obligan a doblarse por el dolor.
-Mi viejo quiere que vayamos con El Ruso de paseo por el Blue Note... ¿Te gusta el Jazz Andrei?... si, esa música de monos... odio esa mierda...- Dice con desprecio. -En marcha.-
Sangui y Franky se dirijen hacia la salida del local y esperan el paso de los otros dos.
Miro al 'ruso' - Vamos - espero a que pase franky delante mio y lo sigo.
'Bonito gimnasio, quizás me pase en otro momento a golpear un poco esos sacos'
Al oir su nombre y el imperativo de Dylan, enarca una ceja sin dejar de poner su expresión tipica de tapia. Con este mismo semblante se vuelve y da la cara a los demás presentes en la sala mientras se seca las manos con un trapo. En su rosotro se lee un atisbo de disgusto y mira fijamente a Dylan pensativo, directo a los ojos. Esto, teniendo en cuenta la estatura y complexión del Ruso, es un comportamiento notablemente llamativo, a pesar de lo cual, se puede percibir en él una inmensa tranquilidad.
Su posicion es desafiante, como si su meditación estubiese relacionada con quién demonios se creía ese ganstercillo que era para darle ninguna órden, aunque, si bien no muy contento, unos segundos después decide no complicar la situción. Haciendo del trapo una bola y arrojandolo sobre la camilla en la que unos minutos antes había operado a Franky, se dispone a acompañarlos, no sin antes arreglarse la camisa y coger su americana de la percha. Todo ello sin decir una palabra, con gesto decidido, expresión experta y la seguridad que da haber aprendido a recibir los golpes.