Era curioso observar a la gente desde la ventana del despacho. Los festejos que se solían preparar en Primavera a lo largo de la calle Canal, se desarrollaban como cada año con gran espectación, incluso en la pequeña Italia.
A Connors le preocupaba el hecho de que la familia De'Eustachio pudiera divertirse la mitad de lo que se merecen. Y es que aquella familia mafiosa y de la hampa dominaba la mitad de los negocios sucios de la isla de Manhattan. Desde boletos de lotería clandestinos, hasta el trafico de licor en plena ley seca.
En realidad, a Astor, no le importaba ningún negocio o delito que pudieran concurrir aquella chusma, lo unico que quería era ver hundida a esa família mafiosa de la misma forma que lo hundieron a él ya hacía algunos años.
De repente sonó la puerta justo antes de abrirse.
-Hola Connors- Dijo el hombre con autoridad. -Al parecer no te pierdes detalle de las fiestas...- Hizo una pequeña pausa antes de proseguir: -Tenemos localizado a Franky...- Se interrumpió de nuevo y se quedó observandote. Conocías a Harris de hacía unos años, y apesar de ser tu superior, se había creado un hilo de amistad entre vosotros mas bién propiciado, crees, por un sentimiento paternal hacia tus problemas. -...te lo tenía que comunicar.- Concluyó desviando la vista hacia la calle.
Franky De'Eustachio era el hijo menor de la familia y un perla de mucho cuidado. El muy bastardo se divertía torturando y apalizando a sus protectorados cuando esos no pagaban. Un perro desgraciado que no merecía nada más que el desprecio.
El día era hermoso, iluminado y alegre, la gente se divertía y entretenía como si no supieran las oscuras acciones que movilizaban la máquina motora de la ciudad.
Sin duda el clima primaveral del que todos disfrutaban este día soleado contrastaba con mi clima interior, lleno de negra oscuridad una oscuridad que solo podía ser saciada con justicia.
El superindentende entra en mi oficina sin esperar permido, es lógico, él no lo necesita, siempre está bienvenido.
La noticia que tiene hoy para mi muestra un poco de luz al final del túnel.
Ese bastardo...
¿Donde lo encontraron? pregunto mientras enciendo un puro, uno de los pocos hábitos que calman mi alma, aunque también reconocía que era una especie de autodestrucción.
Harris rebusca en el interior del bolsillo de su chaleco y saca un papel que lo desdobla con parsimonia.
-Bianchi's bar...- Dice leyendo en el papel. -Conozco ese sitio, esta en la West 8th Street. Cerca de ese club de jazz...- Con la misma parsimonia de antes, vuelve a doblar el papel y se lo guarda de nuevo en el bolsillo.
-Ve con cuidado... ya sabes lo que hará Davide De'Eustachio si sabe que alguien ha jodido a su hijo...- Te dice antes de encaminarse hacia la puerta de tu despacho.
Davide era el padre de Franco. Uno de los capos mas importantes de Manhattan.
Si no sabe quien fue, seguramente le echará la culpa a una familia rival digo con un sonrisa, el humo del puro sale por mi boca mientras menciono cada palabra. Sonrío brevemente y levanto los pies sobre mi escritorio, miro por la ventana los festejos de la primavera.
Es un lindo día para un funeral
Termino mi puro y lo apago sobre el escritorio, me coloco mi sobretodo y mi sombrero como es mi costumbre.
Una taza de café me vendrá bien. En Bianchi's deben servir unas buenas. Reviso que mi arma esté cargada y lista, lo mismo hago con la que siempre llevo en el tobillo izquierdo, una vez que ambas están bien, escondo mi navaja en mi espalda bajo mi traje y mi sobretodo. Luego parto en dirección del club de jazz para buscar ese dichoso bar.
Blue note Club. Un letrero de esos colgantes indica la situación de la entrada hacia uno de los locales musicales mas concurridos de la pequeña Italia. Un sitio donde la diversidad y la buena música están servidos.
En la West 8th Street se amontonaban multitud de comercios y locales variopintos. Justo cuando empezabas a pensar que sería dificil encontrar el bar de Bianchi, diste con él justo en la acera de enfrente.
Al entrar en el local descubres a Franky, junto con uno de sus matones en la barra charlando con el barman y una chica.
Pasamos a la otra escena.
Al entrar en tu despacho, descubres a tu pesar que esta todo patas arriba.
Al parecer alguien se ha divertido desbaratandolo todo. Y ves como ardía una papelera llena de papeles.
Malditos mafiosos me palpo para ver si al salir de prisión me dieron mis armas, ya que no lo recuerdo...
Apago con el agua de un florero el pequeño incendio que hay en el bote e intento leer los papeles que estaban quemando. Mientras los leo, me viene un pensamiento Los que hicieron esto no deben estar lejos si el papel no está muy consumido
Rápidamente, con los papeles en la mano busco en los recovecos de mi oficina donde solía esconder armas, a ver que encuentro.
Máster, tu me dirás que encuentro
Te alivia el rozar la culata de tu revolver. Justo antes de salir de la comisaría te devolvieron tus armas. Al fín y al cabo, aún no tienen nada que pueda incriminarte en el asunto, y tu preséncia en el lugar de los hechos no era motivo suficiente como para mantenerte encerrado más de los estríctamente necesário.
En realidad, lo que tendría que darte vueltas por la cabeza en estos momentos es el asunto D'Eustachio...
Te pones a rebuscar entre los papeles medio calcinados unos y otros aún humenado. Encuentras poca cosa aprovechable. Te pones a sacar los papeles y descubres muy a tu pesar gran parte de tu trabajo de investigación de las famílias italianas mas importantes de Nueva York. Todo el trabajo hechado a perder. Y, casualmente, la mayor parte de la información perdida tiene que ver con los negocios sucios de Davide D'Eustachio... Demasiadas casualidades para un solo día.
Encima de tu escritório encuentras una nota. "questo e' alla fine quello que habrai si vi disturbi. Andiamo per te."
Apesar de tu pesimo italiano, deduces una amenaza de estas palabras.
Levanto el papel entre mis manos y lo arrugo con furia... Malditos mafiosos de porquería. Todo salió mal, ahora saben quien soy y que estoy tras ellos, tengo que cambiar mi juego
Levanto el teléfono y llamo a la comisaría... El primer tono no se hace esperar... luego el segundo y finalmente una voz me contesta...
Si, quiero reportar una irrupción en mi despacho, soy Ástor Connors...
¿estoy esperando algo?
No, no, disculpa. Solo es que ando justillo, siento que tengas que esperar. Luego me pongo contigo.
Ah, esta´bien, era para saber nomás, no te preocupes, tómate tu tiempo tranquilo, en serio
-¿Una irrupción?...- Repite una voz impersonal. -... un momento por favor...-
Al cabo de unos instantes habla una voz que conoces.
-¿Connors?...- Dice Harris al otro lado del teléfono algo nervioso. - La has cagado, Connors... te advertí... ahora no puedo ayudarte...- Apesar de todo deduces un resentimiento en su tono, como si estuviese disculpándose. -Connors... van a por ti...- Tras decir esto oyes como se cuelga el teléfono con un estruendo al otro lado del interfono.
Perdona por hacerte esperar :(
Al oir esto, cuelgo el teléfono y y preparo mi arma, el sonido del arma cargada me tranquiliza un poco, tomo mi sombrero de al lado del teléfono y busco las llaves de mi auto, al encontrarlas salgo de allí corriendo hacia mi auto...
Tal vez no sea seguro manejar ahora pienso mientras corro hacia allá... Antes de subirme será mejor que lo revise bien
Sigo corriendo bajando por las escaleras y me sigo pensando que hacer, a donde ir, a quien llamar... y viene a mi la imagen del cantinero... Él tiene que saber algo
me digo a mi mismo mientras llego a la planta baja y comienzo a correr hacia mi auto sin olvidarme de que debo revisarlo...
No te hagas problema
Justo después de salir por la puerta escuchas un fuerte ruido procedente del callejón. Como si alguien hechase una puerta abajo con violéncia y el astillado de la madera.
Llegas a la calle, tu auto estaba aparcado justo al otro lado de la acera y te lanzas a la carrera para cruzar la ancha avenida. Alguien te perseguía, aunque con la oscuridad de la noche y el estado de nervios que llevabas en ese momento no definías de quién se trataba o cuantos eran.
Apesar de la hora, la avenida aún llevaba algo de tráfico y sortear los coches a la carrera suponía una gesta difícil, como mínimo. Escuchas disparos.
Bien. Para llegar al coche sin rasguños deberas superar una tirada de rapidez (-5) con una dificultad de 10.
Tirada: 1d20(-5)
Motivo: Rapidez
Dificultad: 10+
Resultado: 6(-5)=1 (Fracaso)
No se si está bien así la tirada, pero si está bien, me parece que me comí un auto.
Jadeas por el esfuerzo mientras corres como un poseso para cruzar la calle enmedio de pitidos y luces que pasan rozando tu americana.
Un traspié casi apunto está de hacerte caer y al mirar a tu izquierda te ves deslumbrado por dos faros que centellean justo antes de recibir un fuerte golpe en el costado que te proyecta algunos metros tras un fuerte chirrido de los neumáticos al frotar el pavimento. No notas dolor. Todo se vuelve negro y silencioso.
Faltaba sumarle el valor de rapidez. Aun así fallas.
No te preocupes, no estas muerto. Abriré otra escena y seguiremos alli.