Partida Rol por web

Al llegar junto a la chica te percatas que estaba acompañada de dos personas. Uno de ellos se trataba del saxofonista de color que le había acompañado durante toda la noche, el otro era un joven que no tenía nada de especial.

Los clientes ya habían empezado a salir del Blue Note, aunque con los que te ibas encontrando no despreciaban la oportunidad de felicitar tu actiación. Los empleados estaban haciendo un buén trabajo, esa noche realizaron una labor mas dura de lo normal. En realidad te sorprendía ver cómo se había llenado el local y, des del escenario, pudiste ver el abarrotado salon lleno de gente que estaba pendiente de tu canción.
Al cabo de un rato te encuentras con Davide junto con dos de sus matones.
-Ha sido maravilloso...- Dice el hombre esbozando una amable sonrisa. -... esta noche te has superado, Elisabeth.-
Entonces mira a su alrededor. -Y al parecer el negocio va viento en popa...-

Fuiste el último en abandonar el local. Dentro solo dejaste a Davide junto con Elisabeth.
A la salida te esperaba un taxi. El taxista te saluda mientras lanza el cigarrillo que estaba fumando y se dispone a arrancar el coche.
La luz del amanecer empezaba a teñir el cielo y una leve brisa levantó un par de hojas y algo de polvo arremolinándolo hacia una esquina de la calle. Esa sería una mañana fría.
-¿A donde le llevo jefe?- Te pregunta el taxista después de acomodarte en el asiento.

-Hola Joe, hola Jeremie -saluda a ambos al llegar junto a ella-. Ah, Jeremie, no sé qué hubiera pasado de no estar usted aquí. En verdad ha sido una suerte que nos encontráramos, ¿verdad? -dice con una sonrisa.

-¿Sigue Michael en mi camerino? oh no, siento deciros, chicos, que no podrá quedarse aquí a pasar la noche. La señorita Frances ha dejado algunas cosas claras, y no querría verme en problemas. Tendremos que acompañarle a casa. Jeremie, ¿podría ayudarme a llevar a Michael? -le dice al joven-. Joe, vete a casa. Ha sido una noche demasiado dura, no quiero que te pase nada.

-Buenas noches -responde con una sonrisa al hombre del traje blanco y continúa la conversación con Joe y Jeremie.

Entre las tres personas que se encontraban aún en la barra reconoció al saxofonista y aunque no por ello sintió la necesidad de unirse a la tertulia que mantenían los tres, era tarde y aun debía volver a casa a dormir al menos cuatro horas. Saliendo del Blue Notte descubrió como el tiempo había pasado veloz y que las primeras luces del alaba despuntaban en el cielo, el contraste entre el cálido y cargado ambiente del club con el fresco amanecer hicieron que se le erizase la piel obligándole a arrebujarse bajo su chaqueta.

Fuera un taxi le esperaba para llevarle hasta su casa, era habitual encontrarlos a la salida de algunos de los locales más selectos como este, por eso no le extraño su presencia allí, incluso era probable que hubiera acompañado a los que habían dejado el club antes que él. Agradeciendo refugiarse del viento frío que comenzaba a soplar, Frank ocupó uno de los asientos traseros mientras el taxista preguntaba el destino.- Ha St Marks frente al parque Tompkins

Abriendo la pitillera saqué un cigarro y lo encendí mientras el coche comenzaba a ponerse en marcha, las calles comenzaron a pasar frente a mi ventana, calles donde poco a poco la actividad de la gran manzana comenzaba a resurgir.

-Tienes razón Sally...- Dice Joe. -... ha sido un día duro. Aunque no debeis preocuparos por Michael, yo mismo me lo llevaré a casa.- Comenta limpiándose el sudor de la frente con la manga de la camisa. -Estará mejor junto con su família... y más después de lo ocurrido... Pobre Michael...-
-Y estoy seguro que Jeremie estará encantado de acompañarte a casa.- Dice mostrando de nuevo su peculiar sonrisa. Aunque esta vez notas un aire de picardía en ella.

-Por supuesto!- Dice el chico servicial. -No hay problema, tengo el coche allí fuera.-
-Y no me den las gracias. Soy un medico con vocación.- Dice con el rostro iluminado por una preciosa sonrisa. -Ademas, para mi ha sido un placer conocerla, señorita Sally... y a usted también, Joe.-

Conseguí escabullirme amablemente de los clientes mas rezagados, que pese a su poca consideración para con los que trabajaban en el local y querían terminar su turno, eran verdaderamente amables al felicitarme por mi canción y el espectáculo. Finalmente lejos de sentir un duro golpe o ver como los clientes se preocupaban mas por lo que ocurría en las puertas que fuera, me sentía mas que satisfecha con el resultado del trabajo de todos los que dependían de mi.

De lejos pude ver la inconfundible silueta del Don escoltado, como siempre, por dos de sus perros fieles. Tragándome los comentarios que dedicaría a esos deleznables personajes, me arme con una amplia sonrisa y caminé directa hacia él extendiendo mi brazo derecho para recibir su mano y su agradecimiento. Gracias querido, lo cierto es que ha sido una noche muy larga y si no fuese por ti no me habría subido a las tablas.

Engarce su brazo con el mio y miré atentamente a sus dos acompañantes para discernir si eran los mismos que se habían reunido con él cuando yo abandoné la mesa o por el contrario eran los sabuesos inquietantes de siempre. Espero que la noche haya salido como esperabas... obviamente mi comentario iba mas haya de una simple formula de cortesía referida a las delicias del local y las copas. El negocio hoy ha brillado mas que nunca, el trabajo de todos ha sido excelente.

-No, no, no, Joe, no voy a insistir -le dice cogiéndole una mano-. Jeremie y yo te acompañaremos a casa. Créeme, no debes andar con Michael por ahí como si nada, los tipos que hicieron esto... -hace una pequeña pausa-, no son de fiar.

-Además, estoy segura de que a Jeremie no le importará acercarte a ti primero antes de acompañarme a casa, ¿verdad, cielo? -se dirige ahora al joven.

-Ai, Joe -dice caminando ya hacia la salida-, no quiero que te suceda nada. Vamos, trae a Michael, te esperaremos aquí.

Andrei permanecía sentado, y eso era casi lo único que se podía decir de él ya que, a pesar de todo lo que en ese instante acontecía en su entorno, él se mantenía impertérrito. No miraba a su acompañante en ningún momento en la mesa de Davide, pero sin embargo lo había observado bien... No era la primera vez que veía al Señor Leyton. Tampoco prestaba atención al espectáculo; ya sabía lo suficiente sobre su protagonista, Elisabeth, la regente del Club, solo atendía a Davide... y solo cuando así lo requería.

Cuando este se dirige a él asiente solemne a sus palabras y lo mira tranquilo, o más bien, sin alterarse lo más mínimo. Incluso cuando el Don le hace participe de su descubrimiento, nada cambia en su rostro. Pero sin hacer falta decir nada, la situación en su entorno se vuelve más tensa. A poco que se conociera a Andrei se sabía la prioridad de ese tema para él, la importancia capital... Y eso a pesar de los años que hacía de ello. Aún con todo nada varió en su estar, excepto el rapido y dicreto gesto para coger y guarda en el bolsillo interior de su modesto traje. Todo en completo silencio y zanjado con un asentimiento de agradecimiento. Con el tiempo Davide y Andrei habían aprendido a entenderse muy bien sin necesidad de palabras...

-No hay problema.- Dice el chico justo antes de acomodarse el sombrero. -Les espero en la puerta.- Y con un gesto se despide y se dirije hacia la salida con paso decidido.

Acto seguido Joe saca a Michael del interior del camerino y, juntos, os encaminais hacia la salida donde había Jeremie esperando de pié junto a su auto. Un flamante Ford série A de un color azul y cromado.
Al veros llegar abre una de las puertas de los asientos traseros y ayuda a Michael a sentarse detrás. Junto a Michael se sienta Joe.
Después se acerca a la puerta del acompañante y te invita a sentarte con un gesto.
El motor ronroneaba en un relentí pausado y suave. En el receptor de radio, que había en el panel tallado de madera, sonaba la emisora Radio Row con su habitual programación matinal.

Después de la pieza suena una voz femenina con esa monotonía típica de los locutores radiofónicos.
"... y las ganancias de la superproducción han ido a parar en el beneficio empresarial. Economistas aseguran que la politica creditícia del presidente Hoover es de un grave peligro a causa del endeudamiento de los ciudadanos. Apesar de todas las evidencias, el gobierno sigue sacando madera al asunto...."

-Esto acabara mal...- Comenta Jeremie mientras toma asiento en el puesto del conductor.

-Por supuesto, querida. Todo ha salido según lo previsto.- Te dice el hombre con una amplia expresión de tranquilidad. -Siempre adulando a los empleados...- Comenta divertido mientras observaba como los camareros terminaban su faena. -... si, estoy satisfecho. Cada día que pasa el Blue Note toma más importancia dentro de esta locura de ciudad...- En ese momento parecía perdido en sus pensamientos cuando, de repente, vuelve de nuevo la mirada hacia ti y te dedica una amable sonrisa antes de proseguir. -... quizá algún día nos visite el presidente Hoover!- Exclama, y crees que bromea de nuevo.
-Estarás cansada, querida. Les diré a los chicos que se marchen.- Dice ahora mirando de reojo a uno de sus matones, el cual entiende a la perfección el mensaje y se aleja junto con su compañero.

-¿A qué me habías dicho que te dedicabas, querido? -pregunta a jeremie al ver el coche con el que les espera a la salida-. Bonito coche para un simple estudiante de medicina...

-Gracias -dice al joven cuando este le abre la puerta para sentarse en el coche-. Llevemos a Joe primero. Joe, guíale para ir hasta tu casa. Lo mejor será que Michael pase la noche contigo.

-Tampoco me huele bien todo este asunto -dice-. No entiendo de economía, francamente, ni quiero; pero sí veo cómo amigos cada vez tienen menos dinero. De eso entendemos todos, créame.

El coche se pone en marcha y poco a poco recorren las calles que les llevan a casa del músico.

Respondo a todos sus comentarios con una sonrisa divertida alabando de esta forma sus ocurrencias. Que cosas dices...el presidente Hoover ¡aquí! Me agarro a su brazo mientras termina de comentar los agraciados momentos de la noche. La verdad es que por un momento me preocupé de verdad cuando todo se estropeo en la calle... hago un mohíno de chica desamparada. Por suerte esta noche estabas aquí para solucionar el altercado con una simple palabra, es impresionante lo dominados que tienes a tus chicos.

El simple comentario que lance al aire tenia un doble objetivo, el primero dejar que el don se sintiese satisfecho de si mismo al llegar al rescate de su dama en apuros, acabando con la guerra y poniendo paz como un Cesar ante sus legiones. La segunda intencion de mi comentario no era otro que hacer sentir a sus queridos matones como lo que eran. Unos hombres sin escrúpulos que obedecían ordenes de cualquier voz autoritaria que les llenase el bolsillo lo suficiente como para cerrarles el pico y apretar los puños hasta dejar los ojos negros a los demás. Llevándome los dedos a las sienes me las masajee un poco mientras cerraba los ojos. Tienes razón estoy agotada, solo sueño con un coche que me lleve a casa a descansar para mañana. Abrí los ojos buscando su rostro. Sino por la mañana tendré una jaqueca y un cutis fatal.

Deje que mi risa resonase en la sala casi vacía del local, riéndome de mi misma y mi acostumbrado tono utilizado siempre con los clientes que me consideraban una mujer bonita pero sin luces para dirigir aquello. Seguramente esos mentecatos mientras pagaban las copas de mi local me imaginaban pululando por la sala como una bonita mariposa, pero dirigida por los tirantes hilos de un hombre serio. Cuanto mas lejos de la realidad. Dejando a un lado la actuación retorne a mi propia personalidad. Me alegra saber que la noche ha sido redonda, ¿quien era el hombre con el que hablabas durante mi actuación? si crees que no me he dado cuenta te equivocas, yo siempre me entero de todo...

Ves que el hombre te dedica una breve mirada justo antes de contestar.
-No es más que un conocido, querida...- Te contesta tras una breve pausa. -...Negocios, ya me entiendes...-
Apesar de su escueta contestación, y por lo que pudiste observar de aquel tipo, de bién seguro se trataría de algo mas que un simple conocido. Ya lo habías visto en otras ocasiones pero nunca te llamó la atención, aunque su presencia en el Blue Note encendió tu curiosidad sobre aquel tipo vestido de blanco. Nunca antes habías recibido su visita.
Entonces, aun perdida en tus pensamientos, subes acompañada de Davide el último escalón al pié de la 3th justo a la salida del local. Uno de los empleados cierra la persiana y las luces que iluminaban aquel esplenduroso letrero se apagan.
Un chófer de Davide aguardaba de pié sosteniendo la puerta abierta del auto, un flamante Ford clase A de color granate oscuro que se encontraba aparcado justo enfrente del local.
Davide entra por el otro lado y os encontrais sentados en los sillones traseros del auto cuando el chofer cierra con un sordo sonido la puerta del conductor tras tomar su asiento.
El motor ronroneaba en un relentí pausado y suave. En el receptor de radio, que había en el panel tallado de madera, sonaba la emisora Radio Row con su habitual programación matinal.

Después de la pieza suena una voz femenina con esa monotonía típica de los locutores radiofónicos.
"... y las ganancias de la superproducción han ido a parar en el beneficio empresarial. Economistas aseguran que la politica creditícia del presidente Hoover es de un grave peligro a causa del endeudamiento de los ciudadanos. Apesar de todas las evidencias, el gobierno sigue sacando madera al asunto...."

-Es posible que tengas razón, Elisabeth...- Dice de repente Davide. -...No creo que venga el presidente...- Y tras una dulce sonrisa indica al chofer que ponga en marcha el coche.

Despedirme todas las noches del club provocaba sentimientos contradictorios en mi. Por un lado agradecía que su luz nocturna me dejase descansar durante unas horas, alejarme de sus clientes, su ruido y su bullicio. Pero no podía evitar pensar que cada vez que apagábamos el cartel obligábamos a una poderosa criatura a dormir durante unas horas, cuando su verdadera intencion era seguir activa durante el máximo posible. El Blue se había convertido en mi fuga, mi propio teatro personal en el cual recrear mi propio y perfecto personaje, trabajado hora a hora, palabra a palabra.

Esta noche había algo diferente, la respuesta esquiva de Davide, la presencia de ese tipo en el local cuando nunca antes había pisado su suelo. No todos los negocios que llevaba Davide se desenvolvían en el club, y no todos los hombres con los que trataban conocían su afición por el local ni su propiedad. El tipo del traje blanco manejaba mas información que otros con los que el Don se reunía y tenia que averiguar que tipo de influencia causaba en él y por qué era digno de su confianza. El crujir del cuero de los asientos me relajó dejando el asunto pendiente durante unos momentos.

Sonreí ante el comentario jocoso a cerca del presidente. Ya sabes que las mujeres somos adivinas, me daba en la nariz que algo así estaba pasando para que no viniese a nuestro local. Una risa relajada surgió en mi garganta mientras me recostaba contra el asiento y me liberaba de los tacones. Creo que cuanto mas altos mas me gustan y mas me castigan. Un suspiro de cansancio acompaño el gesto mientras recogía los pies en el asiento apartándolos de los altos zapatos de tacón durante unos minutos. He pensado en traer poco a poco nuevas actuaciones, hoy ha dado muy buen resultado la chica nueva, no deberíamos dejarlo en algo esporádico ¿que te parece?