El viejo letrero aún cuelga de la fachada del edificio: "Taller Caruso & Son"
Cada vez que lo ves recuerdas a tu padre y las circunstancias que le dieron muerte. Como si de un recordatório se tratase; "Ten cuidado, Frank, y no hagas tratos con la hampa"
Al entrar en la vivienda que se encontraba justo encima de lo que fué el taller, ves a tu madre sentada en la butaca con dos agujas y un ovillo tejiendo lo que podría parecer una bufanda.
-Hola Frank...- Te saluda al verte entrar y te muestra su trabajo -..., seguro que a Alberto le quedará a juego con su mono de trabajo...- En realidad has llegado a la conclusión de que ella aún cree que Alberto, tu padre, regresará algún día. -...ya veras que contento se pone al verla.-
Frank cerró la puerta, dejando la gorra en el sombrerero que había al lado. Luego, dejó las llaves de casa colgadas en el pequeño marco que había al lado. Caminó hasta el salón, quitándose la chaqueta, y vió a su madre tejiendo. Al escucharla, le recordó lo de siempre. Ya estaba algo harto de vivir con tanto dolor, de verla sufrir a ella, de autoconvencerse de ese modo. Sin enmbargo, discutir se había vuelto inútil, y solo conseguía hacerla llorar y que no le hablara durante días, hosca.
-Claro que si, mamá -le dijo, dándole un beso en la frente.
Realmente, despues de aquel día desastroso, de los tiros, la sangre en el asiento trasero y el interrogatorio policial, no estaba muy de humor para ponerse a discutir sobre la salud mental de su madre. Tampoco es que él fuera un ejemplo de felicidad: solterón, con 30 años y cuidando de su madre. No era, precisamente, el sueño americano.
-¿Que hay de cenar, mamá? -preguntó, mientras se quitaba el chaleco y se quedaba en camiseta interior.
Buscó en la nevera una cerveza y echó un vistazo en la cocina a ver si había algo en los fogones o en la nevera, susceptible de ser calentado y consumido sin muchas más florituras.
Comes un plato de sopa que tu madre te había dejado en un puchero que acompañas con un cacho de pan duro. Poca chicha, pero deliciosa. Apesar de vuestras dificultades económicas, siempre habías encontrado la manera de que no faltase un plato en la mesa. Y te sentías orgulloso de ello, apesar de que muchas veces no era suficiente como para acallar tu conciencia.
Te sientas en la cama con la cabeza llena a rebosar de lo sucedido durante el día. No puedes sacarte de los pensamientos el rostro perdido en la desgrácia de Pol.
Aunque has tenido el placer de conocer personalmente al señor Millers, hubieses preferido que fuera en otras circunstancias. Aquel hombre era el dueño de la mitad de los negocios del estado de Nueva York. Entre ellos la empresa de Taxis donde tú trabajabas. Realmente te había impresionado.
Sin querer evitarlo tus ojos se cierran y te fundes en un nuevo sueño. Mañana será otro día.
Luego te hago la siguiente parte.
Te despiertas sobresaltado.
Un fuerte golpe en la puerta de la entrada del taller te hace incorporar de la cama. El chirriar de la puerta metálica te alarma. Alguien había entrado en el taller de tu padre.
Todavía no había amanecido, aunque no sabrías decir exactamente el tiempo que pasaste dormido. Una luz aparece por debajo de la puerta. Al parecer tu madre se habría despertado y salido al pasillo.
Temes por la seguridad de tu morada, pero sobretodo por la de tu madre. Recuerdas el viejo revolver de tu padre. Un Smith Wesson del calibre 38 que guardaba en un cajón de la entradilla. Si alguien quisiera haceros daño, sería una buena defensa.
¿Intrusos? Malditos bastardos. Robar en un taller de mecánica. Hay que ser muy cabrón para ello, en verdad. Hay lugares más productivos para robar, como los bancos o las joyerías. Las llaves inglesas y las bujías no cuestan mucho dinero, y andarse llevando piezas de coche y neumáticos es algo aparatoso.
Sea como fuere, allí estaba él, desvelado y procurando parar bien el oído. Su madre se había despertado, y eso le inquietaba. Con todo lo mal que ella estaba, se había percatado del asunto. Asi que, sin perder el tiempo, salió de la cama y se puso las zapatillas de estar por casa, deslizándose silenciosamente al pasillo.
-Madre, vuelva a la habitación. Iré a mirar -le susurró.
Tras cerciorarse de que obedeciera (más bien dicho, mientras lo hacía), se acercó en silencio hasta la entradilla, buscando el revólver y metiéndole las balas, mientras vigilaba los ruidos y su naturaleza. Realizó una llamada telefónica al 911, dando un aviso en voz baja a la policía de que su taller estaba sufriendo un allanamiento. Luego, apagó la luz para no llamar tanto la atención y se asomó por la mirilla de la puerta, a ver si veía algo.
No le gustaba la idea de tener que salir, pero si estaban robando debía hacerlo. Aquel era parte del pan de cada día en aquella familia, y debía salvaguardarlo.
No se si he hecho muchas acciones en poco tiempo. Ya me dirás :)
Observas el rostro asustado de tu madre justo antes de cerrar la puerta de su habitación. No te gustaba verla así, piensas que quizá luego habría tiempo para tranquilizarla y consolarla... si todo iva bien...
El viejo revolver seguía guardado en un rincón olvidado de la cajonera junto con seis balas que colocas con cuidado en el tambor. El sonido metálico que surje te produce un leve escalofrío. Aquella tensión no era habitual en tu estado habitual de ánimo. Tras dar el aviso a los servicios del orden tragas saliba y decides mirar por la mirilla.
De repente cesaron los ruidos, la penumbra que había en las escaleras que descendían hacia el taller no dejaba ver más alla de un par o tres de metros. Insuficiente. No podías ver que sucedía allí abajo. Solo te quedaban dos opciones; bajar y jugartela o esperar a que viniese la policía rezando para que a esos que estaban allí abajo no se les diese por asaltar la vivienda...
Tranquilo, esta bién. Tu tira las acciones que creas... dentro del sentido común... tu ya me entiendes...
Mierda, mierda y más mierda.
Era el taller de su padre, fruto de sus esfuerzos. No podía dejar que lo robaran, porque cuando la policía llegase quizá sería demasiado tarde. Por otra parte, quizá iban a por él, por haber visto aquel tiroteo en el Blue Note, o simplemente querían robar su casa y matarles mientras dormían.
Amartilló el revólver, despacio, como le había enseñado su padre. Así el gatillo quedaba más plegado, mucho más suave al tacto y fácil de apretar. Respiró hondo, despacio, se metió la llave de casa en el bolsillo, procurando no hacer ruido (no quería quedarse fuera si la puerta se cerraba sola), y con cuidado abrió la puerta, bajando despacio, pegado a la pared. Paso a paso, intentando controlar la respiración, no sentir miedo. Eso era bastante dificil, pero imaginaba que cualquier ruido fuerte podía alertar a los que estuvieran abajo. Su intención, sin prisa alguna, era asomarse con disimulo allí abajo, pero atento en todo momento a si alguien subía por la escalera para apuntarle con la pistola.
¿Que estás haciendo Frank? Se preguntaba a cada peldaño. Sin embargo, sacó fuerzas de flaqueza y, movido por un instinto casi paternal, se convenció de que ese riesgo lo tomaba por su bien y el de su familia, y también para honrar la memoria y el trabajo de su padre.
Bajas las escaleras con todo el sijilo de lo que te crees capaz de conseguir. Sabías que un resbalón sería fatal... y no por el golpe al caer precisamente.
Mientras desciendes los peldaños dejas de oir aquellos ruidos aunque la luz seguía encendida.
Hazme un chequeo de Destreza (-5) con una dificultad de 10.
Madre mia... no tengo perdón. Me olvidé de ti...
Tirada: 1d20(-5)
Motivo: Destreza
Dificultad: 10+
Resultado: 1(-5)=-4 (Fracaso)
¿La hostia padre? xD
Y digo yo... ¿Si bajo las escaleras pegao a la barandilla, en vez de escoñarme no hago más ruido, me medio caigo o algo así? ¿Se puede tirar para no pegarme el guarrazo agarrándome a la barandilla?
Si es que yo y las tiradas... xD
Mark para el coche frente lo que parecía un taller mecánico. Aunque por el aspecto paracía mas bien un garaje abandonado.
Franky abre la puerta y recoge uno de los bates mientras Mark hace lo mismo pero, en vez de un bate, saca una palanca de debajo del asiento. Palanca que sin lugar a dudas usará para forzar la puerta del garaje.
En efecto, ves como con un crujido estalla el candado en mil pedazos y la puerta se bate a media altura propiciando un fuerte chirrido.
En su interior descansaba un taxi y multitud de herramientas perfectamente ordenadas en sus bancos de trabajo.
-Maldita sea Mark!- Escupe Franky dandole un collejón a Mark. -Habrás despertado a todos los jodidos vecinos!-
Sobretodo ojo a quien me seleccionas xD
Cojo el bate y lo examino. En el fondo estoy deseando no tener que usarlo, empiezo a sentirme nervioso como siempre antes de 'hacer una faena', pero esta vez es distinto... Esta vez voy con Franky y eso me preocupa.
Salgo del coche y le hecho una mirada asesina a Mark -Joder Mark! - intento reprimirme las ganas de gritar.
Intento adelantarme y me agacho para mirar el interior. Una vez controlado, entro rapido intentando no hacer ruido.
Mola! jaja
De repente escuchais un fuerte golpe. Como si alguien hubiese caido desde algun sitio.
Os dais cuenta que la puerta que daba acceso a las escaleras que subían hacia la vivienda recibe un fuerte golpe. A lo que Mark Reacciona.
-Vaya vaya...- Dice el hombre al ver a Caruso sentado en el suelo después del golpe. -... mira quién tenemos aqui...- El rostro de aquel tipo dibujaba una asquerosa sonrisa.
-Davide te manda recuerdos...- Dice ahora borrando esa expresión estúpida.
Detras suya había otros dos tipos que empuñaban un bate de baseball cada uno mientras el te apuntaba con una Colt.
Te faltaba sumar el 4 de tu nivel de destreza... pero aun asi fallas. Un 1...
No te preocupes. En ocasiones fallar la accion es preferible que llevarla a cabo xD
No digo que sea este el caso.