Partida Rol por web

Tranquila, eso no va a pasar a menos que tu sangre se mezcle con la mía, pero si tanto temor te da tocar a otra persona, mañana voy a comprar unos guantes pata ti, con ello será muy poco probable que pueda arañar a nadie, confía en mi, yo voy a cuidar de ti ustedes en estos días y voy a encontrar la forma de curarte a ti y a Nager, eso te lo prometo. - digo con una sonrisa cálida mientras me acerco a ella y la abrazo con ternura.

Bueno Berta, lo mejor es que vayas a descansar, mañana será otro día yo debo revisar mis libros y en un rato ya me iré a dormir, mañana os ayudaré con las labores del salón pues creo que un par de manos extras no les vendrán nada mal. - añado con tranquilidad mientras junto me aparto de ella y le acaricio la mejilla con delicadeza.

¿Es por la sangre?... Se queda un poco pensativa, intentando entenderlo.

El abrazo la pilló por sorpresa, y al principio se quedó totalmente descolocada, pero al poco notas como te devuelve el abrazo y parece que se se aparta un poco cuando se siente un poco más vulnerable.

Sí... Estoy un poco cansada, la verdad. 

Al acariciarle la mejilla ella se deja acariciar, notas su piel la notas suave al tacto, aunque parece como si hubiese habido ciertos cortes hace mucho tiempo allí. Puedes ver como sus ojos de un color ámbar te miran con bastante cariño directamente a tus ojos. Sabes perfectamente que esa tonalidad de ojos es totalmente extraña para los humanos, y solamente personas que hayan trascendido u obtenido algún poder tienen esa tonalidad. 

Si quieres en... En mi cuarto hay un pequeño balcón interno, y si aún hay luz de luna debe haber suficiente bastante luz para leer... Quiero decir... Se pone un poco roja y mira al suelo rápidamente. ¿Podrías enseñarme lo que tienes en esos libros?... Allí... Allí se puede estar sin mayor problema.

Me parece una gran idea. - respondo con una sonrisa mientras me dejo guiar por Berta hacia su habitación.

Sabía perfectamente que, mientras me mantuviera alerta y mi sangre no se mezclara con la suya, no habría ninguna clase de problema, así que, bien podía pasar la noche con ella sin ninguna clase de problema.

Una vez en la habitación de Berta dejo mis cosas cerca de la ventana y tomo asiento en la cama junto a ella para mostrarle mis libros de conjuros.

Esta lengua es dracónico, el lenguaje de los dragones, en el cual está escrita casi toda la magia, aunque hay cierta magia que no se puede escribir, aquella que surge de las emociones de las personas. - comento mientras le muestro los diversos glifos que obran en mi grimoro.

Durante los primeros años de formación de un mago, lo segundo que aprendemos es a leer esta lengua, lo primero que nos enseñan es a limpiar tinteros y desempolvar viejos tomos. - digo como broma mientras le muestro el libro.

En cuanto entras a la habitación lo que ves es una habitación bastante amplia y luminosa, Tiene un pequeño balcón interno con una cristalera que da a una de las secciones de bosque que rodean al pueblo. Tiene un tocador y algunas cosas como peines, y lo que parece ser una caja de maquillaje. Tiene una estantería que tiene algún que otro libro, lees los lomos para saber de los títulos, algunos de ellos te son desconocidos, pero los que reconoces, la mayoría, te suenan de ser libros para jóvenes, de aventuras, romances y fantasía en general.

Ella se muestra bastante interesada en los libros y en tus explicaciones sobre la lengua de los dragones.

¿Los dragones son los primeros magos entonces? ¿La magia funciona por emociones? Yo pensaba que era una receta, como si cocinases algo... Ella te hace muchas preguntas respecto al tema de la magia. A medida que te va haciendo preguntas sobre ello ha dejado caer tímidamente su cabeza sobre el hombro del elfo. No parece que tenga demasiada idea de lo que hay en el mundo, pero parece realmente interesada en aprender y conocer.

A tu broma te responde con una agradable risa, mientras que pone de nuevo su mano sobre su rodilla. Aunque esta vez no la ha quitado con miedo como antes, aunque parece que es consciente de sus uñas, y está alerta de no ponerlas.

La actitud de Berta me resulta bastante agradable, así que me relajo y procedo a saciar su curiosidad con algo de información general sobre la magia y su origen.

Es tal como lo dices, los dragones fueron los primeros magos, ellos compartieron los secretos de la magia con los mortales y luego, los magos empezamos a profundizar en el arte.

Con el tiempo, los magos y dragones se distanciaron y el resto es historia, una historia llena de altas y viejas torres, así como polvorientas bibliotecas con muchísimos tomos protegidos con múltiples guardas y custodias. - comento mientras recuerdo un poco de mis lecciones sobre historia de la magia.

Pues, es un poco de formulas, otro tanto de emociones y en ocasiones de linaje, pues a diferencia de los magos, quienes manipulamos la urdimbre a través de complicadas fórmulas, los hechiceros, lo hacen de forma natural, a ellos les surge de forma espontánea. 

Su nexo con la urdimbre es mucho más fuerte que el de cualquier otro practicante de la magia, pues, por sus venas corre sangre de dragón, aunque bastante diluida. - añado mientras hago un leve paralelo entre ambos.

En cuanto a las emociones, pues bien, estás no definen la magia, pero en ocasiones las condicionan y mucho, pero eso es algo bastante complicado de explicar. 

Dime Berta, ¿Te gustaría aprender? - pregunto al tiempo que acaricio el dorso de su mano, mientras aparto brevemente mi libro de conjuros y acaricio la mejilla de Berta.

Berta cada vez parece más y más interesada en lo que le dices, y a medida que vas hablando vas notando como ella se va acercando a ti con cierta timidez.

Aunque notas cierta confusión en su rostro a medida que le vas contando más y más datos, parece que ella va entendiendo los conceptos de los que les vas hablando y cómo funciona la magia.

¡Claro que me encantaría! Estoy deseosa de aprender más del mundo exterior, y de cómo todo funciona todo...

Te sigue el juego de caricias, aunque con cierto recelo. En cuanto dejas el libro a un lado, y le acaricias el rostro, puedes ver como tiene el rostro bastante cálido y rojo de cierta vergüenza. A medida que la conversación fue avazando, os habéis ido acercando poco a poco, dándoos cuenta, o sutilmente, y ahora estando lo suficientemente cerca, puedes notar como sus pulsaciones están un tanto aceleradas. Aún así ella sigue cerca de ti sin apartarte la mirada, sin desistir en su lento acercamiento.

Con delicadeza acaricio la mejilla de Berta y cierro mis ojos mientras sello sus labios con los míos en un beso, el cual lentamente va ascendiendo en intensidad mientras pego mi cuerpo al de ella y, ella me lo permite, me recuesto con ella en la cama, listo para dejarme llevar por la pasión del momento.

Berta, con una mezcla de impresión y nerviosismo te devuelve el beso, ella estaba claramente bastante nerviosa, pero se dejó llevar por el momento y la pasión.

(...)

Los primero rayos de sol y el canto del gallo os sorprenden al final de aquella noche entremezclada con ternura y pasión. Aunque en el primer beso pudiste sentir como Berta aún tenía mucho por aprender en cuanto a relaciones físicas se refiere, ella aprendió muy rápido con unas simples explicaciones verbales y no verbales.

Durante los dos días siguientes no podía evitar que ciertos coloretes se viesen crecientes en sus mejillas cuando estábais cerca en la propia taberna, y a la otra noche, antes de que llegasen los demás, parecía que todo lo llevado a cabo la noche anterior lo había llegado a dominar, y estaba deseosa de repetirlo y aprender más.