Partida Rol por web

Los banderines colgaban y los olores embriagadores del alcohol y de la comida recién hecha se iban mezclando alrededor de varias largas mesas. La gente os veía y os aplaudía, parecía que pese a la hora, el alcohol había sido ya repuesto

¡Hombre, aquí estáis! 

Nager se acercaba hacia vosotros con rostro alegre, dándoos un abrazo

Cuando volvió solo Nornas nos preocupamos, pero sabíamos que vendríais, aquí... Aquí tenéis.

Os da una bolsa de 10 monedas de oro para cada uno

No es mucho, pero es lo prometido. La comida y la bebida corre por nuestra cuenta. Recordad que siempre que necesitéis un techo bajo el que dormir y una mesa en la que comer aquí en Garedoth siempre tendréis una plaza para vosotros

Os guiña un ojo mientras vuelve con los demás pueblerinos

Berta fue la siguiente en correr hacia vosotros, aunque en esta ocasión fue directa a darle un abrazo a Eladamri, os saludó a todos con bastante calidez

¿Habéis acabado con esa gente? ¿No? ¿Qué pasó allí dentro? Nornas nos dijo que había algo como un cerebro con patitas, como si de un perro se tratase, pero yo no le creo 

Se ríe con alegría, ella junto con el ambiente parecía que se habían quitado un peso de encima

Al llegar al pueblo el ambiente y la música me bañaron llevándose el cansancio que me había acompañado durante el camino de regreso. Pronto tenía una jarra de cerveza en la mano y estaba aplacando la sed con un buen trago. Tomó la bolsa de monedas que le daba Nager casi sin darse cuenta. Por un momento pensó en devolvérsela, pero quizás los podrían ofender. Ya habría tiempo de donarlo al pueblo u olvidarlo convenientemente en un sitio donde Nager o Berta pudieran encontrarlo.

- Muchas gracias, Nager. – le contesté con una amplia sonrisa – Me sentiré muy honrada de poder volver aquí en el futuro. – di otro trago a la cerveza.

- Acabamos con ellos y es mejor no hablar de lo que pasó ahí dentro… - dije un poco más sombría – hacían experimentos… no estaba bien lo que hacían y ya no lo harán más – di otro trago a la cerveza – Aunque lo del cerebro con patitas es verdad. – dije con una sonrisa quitando hierro al asunto.

El aspecto del pueblo a su vuelta era completamente distinto a como lo habían dejado. La algarabía y el olor a alcohol pronto embriagaron los sentidos de la bárbara. Tanto que antes de llegar hasta el posadero ya se había pimplado un par de jarras.

—Gracias, viejo —le dijo al oído mientras se abrazaban, tendiéndole luego la daga que le había prestado—. Puedes sentirte orgulloso de este viejo metal. Hizo chillar de dolor a ese cabronazo. Ya no os molestará mas. Perdona, no he conseguido quitarle toda la sangre...

Hrönn sonrió al ver a Berta abrazada una vez mas al elfo. La muchacha probablemente no sería correspondida, pero le ayudaría a crecer. Debido a todo lo que había sufrido era ya una joven fuerte y astuta.

—Es... complicado —respondió a la camarera, en referencia al final de los esclavistas—. Pero no te preocupes. Tu pueblo está a salvo, y el gremio se asegurará de que siga así por mucho tiempo.

—Chica, todo lo que te diga ese clérigo es cierto. ¿Cómo puedes dudar de él, con la cara que tiene? —dijo luego sobre la cuestión del cerebro andante, antes de emitir una carcajada y mojarse los labios una vez mas—. Si, era una bola asquerosa con patas, muy peligrosa. Y no era lo único que habitaba allí. Pero ya no hay nada por que preocuparse.

Las pintas se reponían con rapidez. Aunque en principio tenía la intención de irse a descansar pronto, la gratitud de los aldeanos la "forzaron" a quedarse y sumergirse en el ambiente festivo. 

A la llegada de regreso al poblado la recepción por parte de los aldeanos fue genial. Hasta la seria Alatia tuvo que sonreír frente a la alegría general que la rodeaba.

Poco acostumbrada a las multitudes recibió el dinero que se le ofreció con agradecimiento, pero apreció mucho más el aprecio que la rodeaba. Desde que recibió la maldición y huyera de su aldea natal no existía ningún lugar al que pudiera llamar hogar. Si bien ciertamente Garedoth no lo era, al menos era un sitio donde sería bien recibida en un futuro. En su situación ese era el mejor regalo que le podían hacer.

- Gracias Nager, siempre recordaré este sitio.

Tras los saludos iniciales, Alatia se sumergió enteramente en la fiesta y por unas horas se sintió libre de su pasado.

Nuestro regreso fue motivo de algarabía para todo el poblado poblado, rápidamente empezaron las preguntas, a las cuales le siguieron las explicaciones y narraciones épicas.

Sin embargo, cuando todo se fue calmando, me senté en un lugar apartado para hablar con Berta, tenía muchas cosas que contarle y otras tantas que preguntarle.

El gremio ahora velaría por la seguridad del pueblo y yo tenía que partir en una misión importante, pero ya había hecho acuerdos con Lucien para tratar la condición de Nager y Berta, pero ahora quedaba lo más importante, indagar si Berta quería viajar conmigo o no.

Yo podía instruirla en el arte arcano y juntos seríamos un equipo bastante fuerte, pero la decisión final era de ella, sin importar la decisión que tomara, yo siempre volvería al pueblo a revisar que todo se encuentre en orden.

En medio de algún chascarrillo la norteña recordó a los animales que habían ayudado tanto en la huida del fuerte como en la defensa del pueblo. Avergonzada por haberse olvidado de ellos y no haberlos ido a ver cuando llegaron, pidió a los camareros que les llevaran algo de comida, pues ella ya no se encontraba en condiciones. Los aldeanos le confirmaron que se encontraban bien, y eso era mas que suficiente por ahora.

Entre cerveza y carcajada la festolina transcurrió con rapidez. En determinados momentos se juntó con sus compañeros y recordando lo sufrido juntos rio con ellos, pidió las disculpas que hicieran falta por lo hecho o dicho, y limó asperezas con la bruja. Su fuerte carácter en ocasiones podía provocar fricciones con otras personas, sobre todo con las que no le parecía que hablaran claro o que escondieran algo importante. A ella le gustaba ser sincera, ir siempre de frente. Aunque entendía que, como en la batalla, en la diplomacia también se solía guardar algo bajo la manga. En cualquier caso, todos habían hecho un buen trabajo y debía ser justa con Alatia y Alvina, que habían sido clave en todo el asunto.

Antes de que las luces se apagaran y terminara la música y el alcohol, Hrönn se acercó a la inquietante hechicera y en silencio, con un par de gestos, le ofreció volver a compartir calor durante el tiempo de descanso. Se había sentido muy a gusto con ella la primera noche, y de alguna forma esa pizpireta y extraña bruja la atraía. Orgullosa de haber podido cumplir la última promesa que le había hecho a Lucien... Jarra arriba, jarra abajo... la norteña se fue a su habitación, satisfecha.

Tras el despertar y lo sucesivo en estas ocasiones, Hrönn se dirigiría al patio donde descansaban los cánidos. Allí esperaba poder concentrarse y hablar con ellos y con la osa. Desde que se encontraran en las celdas de Orkfoll, todos habían sido compañeros útiles y leales. Habían sangrado juntos en Garedoth, y la mujer sabía que podrían ser de ayuda en futuras misiones, o incluso en esa ahora aparentemente lejana guerra con las huestes orcas del norte. Sin embargo, también podrían suponer al grupo una carga extra, mas bocas que alimentar, problemas de transporte e incomodidad en determinados lugares o ambientes. Lugares y ambientes en los que la propia bárbara resultaría incómoda e incomodada. Además, después de todo lo que habían sufrido, la dasharii pensaba y deseaba que pudieran encontrar un lugar donde vivir en paz.

La hermana osa era un animal salvaje, libre, y la dasharii esperaba que pudiera seguir siéndolo. Aún cuando la hubieran sacado de su hábitat y no supiera como volver, era libre de poder moverse y buscar un nuevo lugar donde vivir. Incluso sabiendo ahora que los aldeanos serían amistosos con ella, quizá podría tener un hueco en el pueblo o en los alrededores. 

Los perros, por su parte, eran bestias peligrosas de no tener un guía y una mano dura cerca. Los habían entrenado para pelear y matar, habían sufrido mucho y esos trastornos no se podrían eliminar de ninguna forma. Al menos ninguna forma conocida por la exiliada pelirroja. En cambio, disponiendo de esa figura de autoridad podrían resultar beneficiosos para el pueblo a la hora de defenderlo o conseguir alimento. Con Destripador había conseguido tener un vínculo mas estrecho que con el resto. Era sin duda el mas listo y el mas aguerrido de la jauría, y no le importaría llevárselo con ella y concederle lo que le había prometido en un principio. Mas pelea, mas sangre. Pero conociéndolo mejor ahora, Hrönn sentía que realmente ese animal podría no necesitar tanta violencia en su vida. Y el resto de la manada necesitaban de su presencia para estar bien controlados.

La mujer se tomó todo el tiempo que fuera necesario para hablar con ellos, entender lo que los animales querían hacer a partir de ahora y acordar cual sería el mejor destino para todos.

Hrönn encontró a Lya disfrutando de la fiesta hablando con unos y con otros. Estar con la gente era lo suyo y mezclarse entre ella su talento natural, ya fueran señores en sus grandes salones o la sal de la tierra como esta noche.

Después de la celebración y varias, varias, varias jarras de cerveza siguió a Hrönn a donde la llevaba. Seguramente esta noche estaría demasiado borracha y cansada para darle más guerra a la bárbara y que sólo le acompañara con su calor corporal y el cariño… o puede que no, puede que después de todo respondiera a los gestos de la norteña si aquella la buscaba, puede que siempre quedase una chispa de energía para disfrutar un poco más de la noche y celebrar la vida, pues mañana el sol traería una nuevo día y podría ser que no estuvieran vivas, pero esta noche… esta noche lo estaban y pensaba disfrutarlo.

Berta quería salir de Garedoth, pero antes tenía que encargarse de varios asuntos en el pueblo, en especial que su hermano Nottel creciese y se pudiese hacer cargo de ayudar a Nager. Aún así, la joven quiso apuntar todo lo que Eladamri lee enseñase, no sabía si ella sería capaz de hacer uso de la magia, pero al menos podría tener una buena base desde la que partir.

Deberíamos ir a mi cuarto, que allí tengo algo de papel y carboncillo para poder apuntar, así que explícamelo todo Ela. Voy a prepararlo todo allí

Le da un beso en la mejilla al elfo.

Si queréis algo decidselo a Nottel, que tiene que crecer de una vez

Os guiña el ojo marchándose hacia arrriba

Los animales se lanzaron a por Hrönn, le tenían cierto aprecio, desde un prisma animal, a la dasharii, prometieron ayudar, los animales pese a ser unos luchadores y haber estado listos para la acción, parecían que estaban más acomodados, y preferían tener delante de ellos un plato de comida a cambio de algo de trabajo duro, antes de tener que trabajar duramente para sobrevivir y además encontrar la propia comida.

Dest fue el se encontraba con cierto debate, ya que aquí estaban sus compañeros perrunos, pero a la vez había cogido cariño a la bárbara. Se lo dijo directamente a la bárbara

Pero ven a por mi si necesitas ayuda de verdad, tú sola no creo que hagas mucho.

La osa no se encontraba cerca del poblado, más bien uno de los lindes del poblado, esperando en cierto modo a Hrönn. No se quería quedar demasiado tiempo cerca del poblado, los humanoides no le habían dado más que problemas, cacería y presión, prefería alejarse, pero no sin antes despedirse de la bárbara y agradecerles a todos el haberla podido sacar de aquella prisión.

Y así fue como avanzó la noche, cada uno de vosotros se mezclaba entre los distintos pequeños placeres que allí se os ofrecían con mucho agradecimiento a medida que ibais despidiéndoos poco a poco.