Partida Rol por web

 Liv enarca una ceja ante la mención de que el dragón es la madre de lord Everard.

Joder con la lagarta -piensa para sí-. Pedazo de cacho de trozo de bicho...

El juego de miradas entre lady Thornton y lord Everard no se le escapa, aunque no atina bien a comprender su significado. Las relaciones humanas son tan complejas... Juguetea con la cadena de plata que cuelga de su cuello, como siempre que está nerviosa.

- Ejem. Patrón -interviene-. Supongo...  -dice, titubeante- que, mmm... somos gente con aptitudes muy diferentes. Y desde mi punto de vista aquí hay dos cosas que hacer: abrir la puerta y besarle el culo a los feéricos a ver qué sueltan.  Así que supongo que nos vamos a ... mmm. ¿Dividir en equipos? -habla a medida que los pensamientos van cobrando forma, sin saber muy bien qué va a decir a continuación. Los que la rodean tienen razón al pensar que es alocada e inconsciente-. Porque, la verdad, si quiere que yo vaya a negociar con los feéricos... -esboza otra sonrisa, dulce y traviesa, que ilumina su rostro-. Digamos que mi madrastra piensa que soy la oveja negra de la familia, y cuando digo oveja negra lo que quiero decir es -pone la voz aguda en una imitación de un feérico- "zarrapastrosa, sucia, carente de modales y que debería a aprender a andar con tacones de una maldita vez, querida, antes de que un cazador te dispare confundiéndote con una alimaña".

Jean Claude silba por lo bajo. "Impresionante", piensa, "no le importa desprenderse de 100.000 libras esterlinas... o eso o realmente está muy interesado en solucionar su... problema."

-Sin duda una matriarca excepcional -comenta el francés, educado, dirigiendo una breve mirada a la enorme estatua-. También queda claro que vuestra generosidad, Su Gracia, está a la par de vuestra magnífica morada -añade, por seguir con las fórmulas cortesanas-. No obstante... yo sí que preferiría hablar con vos en privado -dirige una breve mirada del señor dragón hasta lady Thornton.

El dragón sonríe.

-Hay diferentes frentes de actuación, señorita Liv -asiente a lo comentado por la joven-. Está la puerta en sí, el estudio de las propiedades de la aleación, el "interrogatorio" a los feéricos Leales... e incluso a los Desleales, el hablar con los lugareños, el explorar más a fondo el sistema de cuevas y cavernas en torno a la puerta...

Se encoje de hombros.

-Muchas de estas actividades dependen de la especialización. Y ustedes -añade, abarcándoos a todos con un gesto de la mano- son especialistas en su campo, pero no en toda la gama de habilidades humanas. Sin duda alguna preferirán dedicarse a un aspecto del trabajo, ya sea directamente o supervisándolo. O incluso tengan sus propias ideas. Lo más probable es que decidan agruparse -se vuelve a encoger de hombros-. Como deseen. Yo pago por trabajo realizado, no por el modo de realizarlo. ¿Tiene alguna otra pregunta o... podemos pasar a disfrutar de una agradable cena? Sin duda estarán cansados y querrán dormir unas horas antes de... ponerse manos a la obra.

Si no queréis hacer más preguntas, señores, cenaréis. Posteriormente es probable que el dragón se entreviste con vosotros uno a uno. Como mucho por parejas. Así dejará claras algunas cosas en privado con vosotros.

Desde luego podéis hablar entre vosotros, pero llegará un momento muy cercano en que os dividiréis, pues sois muchos y hay muchos temas que tocar y de índole muy diversa. Entonces podréis conoceros mejor entre vosotros, claro.

Si alguno tiene ya alguna preferencia, que me lo comunique "Sólo para el director", pero en principio os adelanto estas necesidades:

• Investigar la puerta in situ y, a ser posible, abrirla y examinar lo que esconde.
• Investigar las zonas aledañas. Es posible que los lugareños os sean de ayuda.
• Entrevistarse con los feéricos y sonsacarles la información necesaria.

Seguramente después surjan más, claro, según avance una u otra parte. Y, por supuesto, hay bastantes PNJs que se juntarán a vosotros.

Por supuesto que os mantendréis en contacto unos con otros y muy posiblemente el dragón os acompañe en persona en algún momento.

Permanecía en silencio, escuchando lo que todos decían, pues me parecía que ya había hablado más de la cuenta e incluso aunque todo hubiera vuelto a su cauce, sabía que aquel dragón recordaría que " le había ofendido " siempre que me viera, pues imaginaba que un ser tan poderoso, debía ser de los que guardan rencor toda la vida, pero era mejor no juzgar antes de ver y como de los errores se aprende, guardaría el mismo silencio que guardaba habitualmente.

- Aunque nadie te lo haya dicho nunca Dara, calladita estás más guapa...

No tardó en hacer que toda mi atención pasara a centrarse de nuevo en sus palabras, casi podría decir, que incluso mis ojos se abrieron como platos cuando comentó lo de aquellas piedras.

- Eso sería... sería un gran hallazgo para los míos y una demostración a los ojos del mundo...

Mis palabras sonaban incluso soñadoras cuando dije aquello e incluso una sonrisa de satisfacción se dibujó en mis labios.

Habría preferido darse un baño antes de cenar, pero aquello no fue posible ya que, apenas Draconis da por finalizada la conversación, aparece Antonio para anunciarles que podían pasar al comedor.

La cena transcurre con normalidad. Intercambio de miradas y algunas conversaciones diríase de carácter reservado. Risas, palabras amistosas y otras no tanto. El grupo intentaba afiatarse, sin embargo muchos resultaban demasiado opuestos entre sí cosa que dificultaba el acercamiento y, sobre todo, el establecimiento de lazos de confianza, mal que mal habrían de trabajar juntos y el ideal es que lo hicieran como un todo, en pos de la obtención de un mismo interés y no para beneficio individual.

A diferencia de algunos Margaret opta por no hacer público aún cuál será el modus operandi que seguirá ya que primero desea hablar con Draconis, mas una cosa podía estar clara para todos y era que su actuar estaría lejos de la puerta.

Cuando la cena finaliza, y habiendo compartido una taza de café con algunos de los comensales, Margaret se excusa pues desea darse un baño antes de la entrevista privada que sostendrá con el dragón, además debe ver las condiciones en las que se encuentra su acompañante que, de seguro, debido a la tardanza de la mujer debía encontrarse bastante inquieto esperándola.

Antonio la guía a la que, hasta que abandone el castillo, será su habitación. Todas sus pertenencias se encuentran convenientemente dispuestas pues el servicio ha seguido al pie de la letra las indicaciones de Lady Thornton. Margaret asiente, aprobando lo que ve.

-¿Ya ha comido? -pregunta a Antonio cuando ya está por despedirle y éste asiente-. Bien, me daré un baño y luego bajaremos. Imagino que ya le informó al señor Draconis que vine acompañada, de no ser así le agradecería lo hiciera pues me presentaré con él en la reunión y no quisiera causarle un disgusto.

Sin dudar, respondo a la encantadora lady Thornton:

-Todo está según sus especificaciones, señorita. Le avisaré, por supuesto, si el señor se reunirá con usted en sus habitaciones... o si acaso mandara llamarla a donde él considere.