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Orichalchum

Escena II (Hannah y Sven): Entrevista con el Dragón

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02/04/2011, 12:35
Sven Herzog

Frunzo el ceño al escuchar la respuesta del dragón. Alterno la mirada entre Hannah y el señor Draconis y finalmente me levanto para servirme una copa del minibar que desplegó anteriormente mi anfitrión, fijándome en el mecanismo que utiliza para ocultarlo y volverlo a desplegar con el resorte.

Mientras le doy un largo trago a la copa, miro de nuevo a mi hija, sabiendo que mis palabras no le harán mucha gracia.

- Ese, señor Draconis, es precisamente el quid de la cuestión. Pese a que no me preocupe lo más mínimo arriesgarme para investigar las características del Orichalcum, no estoy dispuesto a que mi hija reciba el corte de ninguna espada.

Les doy la espalda y me dirijo hacia el autario, recogiendo las herramientas que he dejado a su lado y guardándolas meticulosamente en su sitio. No quiero que vean que mi mirada se a ensombrecido notablemente. "Hacía tiempo que no me emocionaba con un proyecto tanto como esta noche, pero no puedo dejar que a Hannah le ocurra nada", pienso casi esperando que el dragón comprenda las palabras que no puedo pronunciar delante de mi hija.

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02/04/2011, 15:35
Director

Interesante mecanismo, Sven. El juego de engranajes, pequeños y bien engrasados, queda completamente oculto cuando se cierra, dando la impresión de no ser más que un par de baldas llenas de libros que, a pesar de que sabes que no son más que tapicería, casi te tientan para que los cojas y los abras.

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02/04/2011, 15:39
Hannah Herzog

-P-pero... ¡papá! -exclama Hannah-. No puedes decir eso... ¡después de todo el viaje y los enigmas y... y todo!

Se levanta del confortable sillón en el que se había sentado y avanza hacia su padre. Se debate entre sí tirarse a sus pies y cogerle de las rodillas, como cuando era pequeña... y no hacerlo. Al final acaba quedándose de pie, consciente de que el dragón les está mirando. Nerviosa, abre y cierra las manos inconscientemente.

-Tenemos que quedarnos, papá. Piensa en los descubrimientos que se podrían hacer con esa extraña aleación si se pudiera estudiar -comenta, ya más controlado el tono de su voz-. Además... yo... -no sabe cómo continuar.

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02/04/2011, 20:58
Sven Herzog

Me doy la vuelta y acaricio con la mano el lomo de uno de los falsos libros. Siendo un ferviente apasionado de la lectura y convencido del valor de los libros para expandir el conocimiento, nunca me han gustado estos paneles que le dejan a uno con ganas de leer algo que no existe. Sin embargo, el ingenioso mecanismo que estos esconden me ha llamado la atención y me pregunto qué más secretos puede esconder esta habitación... y este castillo.

Una vez estoy más sereno, vuelvo a encararme con Hannah, indiferente al dragón que nos mira desde el otro lado del cuarto.

- Hannah, Schatz... - le digo tiernamente poniéndole las manos sobre los hombros. - No se trata de estudios o descubrimientos. Sencillamente no podría soportar que te ocurriese nada. Nunca me lo perdonaría... - le tomo las manos, consciente de que ha heredado el mismo gesto que hacía su madre cuando se ponía nerviosa. Sin embargo la determinación en su mirada también es la misma que la de Sveta, y puedo verla surgir según pronuncio mis palabras.

Esperando que esto no acabe en un nuevo enfrentamiento con ella, doy un paso atrás, mirándola seriamente. - Además, ¿qué? ¿Qué es lo que quieres decirme? - le digo mientras intento recordarme a mi mismo que ya no es una niña.

 

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05/04/2011, 21:02
Hannah Herzog

La joven se deja tomar de las manos. A pesar de lo opuesto de sus sentimientos y emociones en estos momentos, saber que tiene a su padre cerca siempre la tranquiliza.

-Yo... mira, papá -traga saliva, meditando sus palabras-... Hay cosas que... que tengo que hacer yo sola. Como por ejemplo salir de debajo de tus fald... de tu bata -se corrige-. Ya soy mayor y... y hay cosas -no puede evitar mirar por un instante a la figura del dragón, sentado cómodamente en su sillón y seguramente atento a la conversación- que tengo que experimentar, ¿vale?

Se carcajea levemente, cerrando los ojos.

-Como por ejemplo aprender a disparar, aunque eso a ti no te guste. En estos tiempos -comenta, intentando parecer más adulta que lo que su edad indica- una señorita debe saber protegerse. No siempre hay caballeros a mano, ya sabes... Y, bueno -añade-, alguien tiene que aprender a cuidarte, ¿no? -sonríe, con una mueca algo infantil.

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07/04/2011, 14:43
Sven Herzog

Suelto las manos de Hannah y la miro directamente a los ojos. "Verdammt noch mal, Sveta! ¿Qué es lo que debo hacer en estos momentos? ¿Qué harías tú? Si le ocurriese algo a Hannah no sería capaz de soportarlo, no después de haberte perdido a ti. Llevo años viéndola crecer, viendo imponente cómo se distancia de mi. Creí que este viaje sería una buena idea para pasar más tiempo juntos y volver a conocernos, pero nunca supuse que podría haber un peligro real. ¿Qué hago?". Me froto la cara con la mano izquierda, apretandome ligeramente las sienes con los dedos para liberar la tensión, en un gesto que aprendí de mi padre mucho tiempo atrás...

...¡Mi padre! Aún recuerdo su expresión cuando me marché de casa para ir a la universidad de Praga, el orgullo en su mirada mezclado con algo más que entonces yo no entendía... "Yo tenía quince años", pienso mirando a mi hija con una lágrima resbalando por la mejilla, comprendiendo por fin la sombra en la mirada de mi padre cuando me marché.

De repente todo encaja, el círculo que Aristóteles llamaba el eterno retorno; el Ouroboros de la antigua Grecia y de Egipto; el orichalcum; las creencias druídricas dibujadas en los Mor Cylch, los laberintos de la vida; los feéricos y dragones; las teorías de redundancia y matemática caótica que ese joven Poincaré está empezando a publicar; los engranajes de un motor que siempre vuelven a la misma posición... ¡todo! En ese instante de revelación me doy cuenta de que, al final, el deseo de Hannah no es diferente al mío cuando tenía su edad, ni al que tuvo mi padre antes, y que incluso el señor Draconis, que guarda una estatua de su madre en su salón, tuvo alguna vez.

- Prométeme que tendrás cuidado... - le digo a mi hija con una sonrisa, incapaz de negarle su deseo una vez más.

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08/04/2011, 15:23
Hannah Herzog

La muchacha se tira en los brazos de su padre, cubriéndole de entusiásticos besos por toda la cara. Si hubiera tenido dos años menos tal vez habría empezado a batir palmas y bailar por toda la habitación, como solía hacer cuando Sven la dejaba comerse otro bizcocho de chocolate después de cenar.

-¡Gracias, papá! Eres el mejor padre del mundo... Ya verás -añade, separándose de él- como todo sale bien. El señor Draconis -se ruboriza levísimamente antes de apartar la mirada de Sven y separarse totalmente de él, recordando que el dragón está en la habitación-, se ocupará de que no suceda nada malo, ¿cierto, señor?

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08/04/2011, 15:27
Everard Draconis

El señor del castillo continúa sentado en su sillón, sonriendo apenas, apoyada su mejilla sobre su mano derecha y con las piernas cruzadas.

Asiente levemente, sin perder el atisbo de sonrisa por el entusiasmo demostrado por la joven, casi una niña, Hannah. Parece incluso algo melancólico...

-Descuide, señorita Herzog. Aunque ya saben ambos que este trabajo tiene sus riesgos... cierto es que jamás enviaría a una niña... perdón: una jovencita tan bonita a introducirse en la boca del lobo. Además -añade con un tono más distendido, levantando la cabeza de su apoyo y tomando de nuevo la copa entre sus manos-, tengo entendido que tendrán compañía: la extraña pareja de... "enanos" -oís las comillas- y la compañía del señor Gwyn Dwr. Un seguro excelente...

Bebe un pequeño sorbo de su copa... tuerce el gesto debido a que el líquido se ha calentado demasiado... y vuelve a prestaros su atención.

-Y bueno... no hemos hablado del precio, en realidad, que pondrán a sus servicios...

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09/04/2011, 12:39
Sven Herzog

La voz de Everard me recuerda que ha estado observando toda la conversación con mi hija, lo que hace que me sonroje casi tanto como ella. Escucho sus palabras, pensando todavía si mi decisión ha sido adecuada. Mis dudas se acrecentan cuando menciona al señor Dwr, pues parece el típico hombre de acción que parece atraer los problemas más que solucionarlos.

Cuando escucho que el dragón no menciona a la señorita Graham, me fijo en Hannah, pues sé que le hubiese gustado juntarse con ella, pues le causó un gran impacto en la recepción anterior. Pese a darme cuenta de que se sentirá algo decepcionada porque no nos acompañe, en cierto modo es casi preferible, pues dudo bastante de la influencia que ese tipo de mujer puede ejercer sobre mi hija. "Aunque ya tenga los deseos de una joven adulta, aún sigue siendo una niña...", pienso incorregible.

El precio. Nuevamente me pongo nervioso al escuchar esa palabra. Realmente no sé que puedo pedir, aunque... - *Ejem* Ja klar, realmente, señor Draconis, tan sólo hay una cosa que puedo pedirle en este momento - "ya que no es capaz de garantizarme la seguridad de mi hija" pienso nuevamente. - Como usted mismo dijo "los grandes descubrimientos no se logran detrás de un muro de seguridad", pero esos descubrimientos se deben utilizar por el bien de toda la humanidad, no para beneficio de unos pocos, pues sólo así puede avanzar la ciencia y el conocimiento, ¿no cree? Dicho esto, lo único que puedo pedirle es... - me callo por un instante, dudando de cómo plantearle mi deseo a nuestro anfitrión - orichalcum. Lo suficiente para poder estudiarlo en detalle y construir alguna cosa con él, para poder corroborar mis teorías sobre ese material.

Le miro esperando ver la reacción que mi petición tiene en él, pero antes de que responda, continuo hablando. - Por supuesto, para realizar este trabajo, y probablmente para parte del estudio posterior, necesitaré acceso a toda la información de la que pueda disponer. Supongo que este castillo alberga una impresionante biblioteca, así que necesitaría también acceso a todos los ejemplares de los que disponga. - Miro a Hannah y luego una vez más al dragón. - Bien, señor Draconis, ese es mi precio, dado que usted nos ha permitido elegir. Supongo que mi hija también tendrá algo que decir al respecto - añado casi sonrojándome una vez más.

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12/04/2011, 19:02
Everard Draconis

El dragón parece evaluar la petición de Sven con bastante cuidado, meditando cada una de las implicaciones de la propuesta...

Finalmente, asiente, moviendo levemente la cabeza y sin dejar de mirar al humano.

-No creo que haya problema, señor Herzog. Aunque tengo entendido -añade-, que no será el único en querer analizar tal material, ya sea de una u otra forma.

Suspira. Parece algo cansado.

-Desde luego que el acceso a mi biblioteca lo tiene garantizado, siempre -sonríe, como disculpándose- que le acompañe alguien de mi servicio. Entenderá que es un requisito aceptable debido al gran valor de muchos de mis volúmenes.

A continuación se dirige a la jovencita, mirándola con... lo que se podría llamar divertida seriedad, si es que eso pudiera existir.

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12/04/2011, 19:06
Hannah Herzog

La muchacha no parece amilanarse ante la mirada del anfitrión.

-Gracias, padre, por dejar que yo misma ponga mi precio a mis servicios -dice, seria, sin mirar a su padre-. Lo cierto es que sí que hay algo que me gustaría pedir...

Ahora la joven pierde el temple. Sostener la extraña y punzante mirada del dragón y a la vez acumular valor para decir su precio...

-Yo... -traga saliva-... bueno... -carraspea y vuelve a empezar tras cerrar momentáneamente los ojos con fuerza y respirar hondo-. Me gustaría que me permitiera permanecer una temporada con usted, señor, aquí. En su castillo.

Se calla abruptamente, desafiante, ante su petición. No se atreve a apartar la mirada del anfitrión... porque entonces sabe que miraría a su padre y entonces su arrojo desaparecería.

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12/04/2011, 19:51
Sven Herzog

Asiento ante las palabras de nuestro anfitrión, pues ya asumía que todo el mundo estaría interesado en estudiar el orichalcum, aunque no pienso que sean muchos los que lo han pedido como pago. De hecho, desconozco el valor real del mismo, pero eso no es algo que me haya importado nunca, pues gracias a Sveta siempre hemos mantenido una situación económica aceptable.

El segundo comentario del dragón fue como un bofetón en la cara. - Por supuesto entiendo que deba ir acompañado, señor Draconis, pero espero que no pensará que yo sería capaz de dañar ninguno de sus libros. Supongo que sabrá que el conocimiento es para mi tan importante como para otros la religión y antes rompería mi destornillador que dañar un valioso compendio del saber - digo ligeramente indignado, pese a aceptar que es un requisito razonable, dado que no me conoce personalmente.

Las palabras de Hannah hacen que me de un vuelco el corazón, pero en seguida consigo serenarme, buscando rápidamente una solución lógica para lo que mi hija parece estar insinuando. - Por supuesto, querida. Si vamos a hacer una investigación sobre el orichalcum una vez consigamos abrir esa puerta, deberemos pasar un tiempo aquí para realizar todo el estudio. Además el señor Draconis ya nos ha dado permiso para acceder a su biblioteca y apoyar nuestra investigación y estoy seguro de que eso será también muy beneficioso para tu educación. - Termino la frase nervioso, dándome cuenta de que es bastante más que probable que el tipo de educación al que me refiero no sea precisamente lo que mi hija tiene en mente...

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14/04/2011, 17:52
Hannah Herzog

-Me refiero, padre -aclara la muchacha, todavía sin mirarle directamente-, a pasar una temporada aquí... después de nuestro trabajo...

Sin duda alguna la joven está nerviosa, aunque no lo manifiesta claramente. También es cierto que lo más probable es que no consiga engañar ni a su padre, que la conoce a la perfección, ni al dragón, acostumbrado a no pasar por alto ningún mínimo gesto de los que le rodean.

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15/04/2011, 11:21
Sven Herzog

Continúo hablando, ligeramente nervioso.

- Ja klar, Hannah! Yo también hablaba después del trabajo. Hasta el momento nuestro encargo consiste en conseguir abrir esa puerta, y después de eso tendremos que permanecer aquí para investigar el orichalcum. - Dudo por un momento. Si continúo hablando es posible que le de pié a mi hija a llevar la conversación a un terreno que no estoy seguro de estar preparado para pisar todavía, y claramente, no delante del dragón, cuya presencia llena ahora por completo toda la habitación. - Por supuesto, tú no tienes por qué ayudarme en esa investigación. Siempre puedes... practicar esas nuevas habilidades que parecen iteresarte tanto y... relacionarte con el resto de la gente que permanezca aquí un tiempo...

Me doy la vuelta, mirando ahora a nuestro anfitrión aunque en parte me dirija a mi hija. - De todas formas, si el Señor Draconis tiene a bien acogernos un tiempo después de esa investigación, estoy seguro de que yo podría disfrutar de su biblioteca mientras tú te relacionas con la corte.

"Me temo que esas habilidades yo no te las podré enseñar, pero estaría bien que las conocieses, como hizo tu madre... Al fin y al cabo, eres nieta de un barón Austríaco...". Me dirijo ahora directamente a nuestro anfitrión. - Pero si considera que eso sería abusar de su hospitalidad, estoy seguro de que podría serle útil en su castillo mientras Hannah disfruta de... su compañía - termino dubitativo, dándome cuenta de que mis palabras se pueden malinterpretar mucho más de lo que me gustaría. - He estado observando su sistema de iluminación y se me ha ocurrido alguna forma de hacerlo más eficiente, e incluso hacer variar la dirección de la luz, de forma que emule el movimiento del sol a lo largo del día. Seguramente ese trabajo pueda interesarle y cubriría cualquier coste adicional que pudiese tener nuestra estancia aquí.

Alterno la mirada entre Everard y Hannah. Estoy convencido de que ella preferiría quedarse aquí sola, pero aún no estoy preparado para enfrentarme a esa decisión y, si yo paso el día trabajando o en la biblioteca, podría tener toda la libertad que desea sin tener que separarme de ella. Ese pensamiento me deja algo intranquilo, haciendo que me de cuenta de todo lo que dependo de ella.

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17/04/2011, 14:22
Everard Draconis

Sin duda la muchacha parece querer decir, pero el señor del castillo se le adelanta, conciliador, al ver el cariz que está tomando la discusión. Prefiere atajar cuanto antes una riña familiar antes de que se convierta en algo ingobernable.

-Sin duda alguna me honrará el que usted, señorita, desee quedarse una temporada en mi compañía -asiente, sonriente, ante la joven Hannah-. Si eso es lo que desea usted como pago, le aseguro que no tengo nada en contra... aunque -añade, divertido-, no lo hubiera considerado un pago hasta que usted lo sugirió.

Carraspea levemente y moja sus labios en la copa, cuyo contenido prácticamente no ha descendido un ápice desde que llegó.

-Bien, señores, creo que entonces... tenemos un acuerdo, ¿no es así? Bien... no me gusta hacer acuerdos sólo de palabra, espero que lo entiendan -enarca una ceja-, así que aunque esta breve y edificante discusión puede considerarse un contrato verbal vinculante, mañana o a lo sumo dentro de dos días tendrán redactado el contrato con exactamente lo que se ha dicho aquí. ¿Les parece bien?

Os mira alternativamente, sin perder su sonrisa, hasta que está seguro de que habéis comprendido sus palabras. Entonces se levanta y se acerca al mueble-bar. Apura su copa y la deja junto al armarito. Estáis seguros de que mañana la copa estará limpia y guardada en su sitio. Se gira hacia vosotros.

-Perdonen que sea tan abrupto, pero he de decirles que, aunque he disfrutado cada segundo de su compañía, el sol hace ya largo rato que descendió tras el horizonte... y mañana les espera... nos espera un largo día...

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18/04/2011, 19:56
Sven Herzog

Aliviado por la intervención del dragón, pues no me encuentro con fuerzas para continuar discutiendo con mi hija, casi paso por alto su petición de un contrato firmado... Casi. Sus palabras me ponen los pelos de punta. Siempre me he considerado un hombre de honor y jamás se me habría pasado por la cabeza la idea de echarme para atrás de esta situación, pero la idea de un contrato firmado parece implicar que hay algo más detrás de todo lo que se ha discutido aquí, alguna desagradable sorpresa que convenientemente se hayan olvidado mencionar.

Sin embargo no llego a decir nada antes de que se vaya. Sus últimas palabras me han recordado que es ya tarde y que estoy cansado, pues efectivamente mañana será un día de duro trabajo y aún hay cosas que quiero hacer esta noche, pienso mirando de reojo al autario, agradeciendo los años de la universidad en los que me acostumbré a no dormir mucho.

Me despido con una inclinación de cabeza y, nuevamente, me vuelvo hacia Hannah.

- En fin, querida, el señor Draconis tiene razón. Se ha hecho ya tarde y debemos descansar un poco pues el viaje ha sido duro. - Me acerco hacia ella y le doy un beso en la frente. - Ya tendremos tiempo para... ultimar los detalles del pago del señor Draconis, ¿estamos de acuerdo? - Digo dejando la copa que cogí anteriormente junto a la del dragón en el mueble bar.

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19/04/2011, 01:10
Hannah Herzog

-Claro, papá -dice la joven, ahogando un bostezo-. Es verdad que es tarde y mañana hay tanto que hacer...

Se acerca a Sven y le da un beso en la mejilla.

-Espero que no estés preocupado, papá... ¡ya verás como todo sale bien! -exclama de pronto, entusiasmada por la aventura-. Y sobre lo del pago... -de repente vuelve a aparentar tener mucha menos edad que la que tiene. Mira hacia el suelo y se ruboriza ligeramente- espero que no te parezca mal, papá. Es que... es que tanta gente tan fascinante, un dragón super-educado... todo es increíble.

Te mira y te sonríe, mirando a su padre con esos ojos a los que jamás ha podido decir que no.

-Ya verás como todo sale bien -repite. Da un nuevo beso a Sven y se marcha a su habitación.

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19/04/2011, 01:16
Director

Notas de juego

Deduzco pues que ya está terminada la escena, a no ser que deseéis hacer algo más.

Mañana abriré la nueva, aunque dejaré ésta todavía abierta por si acaso.

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21/04/2011, 10:11
Sven Herzog

Pensativo y algo preocupado me quito el elegante traje que llevo puesto para recibir al señor draconis. Durante un rato termino de ajustar el autario, que tuve que modificar antes de salir de Viena para separarlo de su motor de vapor, sustituyéndolo por un sistema de muelles que aprovecha la energía elástica para hacer girar los cilindros del mecanismo. No es una gran modificación, pues realmente no se diferencia tanto del sistema de un reloj de bolsillo.

Trabajo de forma mecánica, dejando pasar el tiempo para que Hannah se duerma. Cuando estoy seguro de que es así, entro en su habitación y le doy un suave beso en la frente. La miro por un momento, pensando en lo mucho que ha crecido y recordándome a su edad. Caminando todo lo sigilosamente que soy capaz (tuve la precaución de dejar el cinturón de herramientas en mi propia habitación) salgo de la alcoba de Hannah y cierro su puerta.

Me acerco a la librería para observar los títulos, pero recuerdo que son sólo paneles que esconden un mueble bar. Decepcionado, pienso en bajar a la biblioteca, pero me da algo de reparo avisar a un sirviente para que me acompañe, y le prometí al señor Draconis que lo haría. "Bueno, ya habrá tiempo para libros". Acostumbrado a dormir poco, paseo la cabeza por mi habitación y reparo nuevamente en el autario. "Sí, ahora que Hannah está dormida, es buen momento para continuar con el diario", pienso justo antes de ponerlo en marcha.

Al cabo de un buen rato, me voy yo también a la cama. "Mañana será otro día", reza el tópico, "y espero que sea tan interesante como hoy", pienso tras haber estado reflexionando en el diario los acontecimientos de este día. No tardo mucho en quedarme dormido.

Notas de juego

OK, como Sven, iré actualizando la escena del diario (ya añadí un post el otro día), pero las vacaciones están siendo complicadas y no tengo mucho tiempo, así que igual tardo un poco...