Partida Rol por web

- Acepto ese trago. Aunque me la has intentado jugar dos noches seguidas si estoy aquí aún, es gracias a ti.

Estefano recordó los viejos tiempos, aquellos en los que un bidón de gasolina y una hoja afilada hacían cantar a cualquiera. A modo de brindis, levantó su copa y dijo. - ¡Un brindis por los caídos!. Después miró a Federico a ver si se sumaba al brindis.

Federico toma la botella y dos copas. Se acerca a Isabella.

- Bella, lamento que esto acabe así. Justo la persona que debía cuidarte en ausencia de tu padre, queriendo acabar contigo. El viejo Hogan debe estar retorciéndose en el río. Es una pena que esto acabe así, pero esta noche uno de los dos acabará en la cárcel y mañana el otro. Bebe niña, así no le darás muchas vueltas.

Federico sirvió las dos copas y sé bebió la suya de un trago mientras ofrecía la otra a Isabella.

Pasáis el resto de la tarde y parte de la noche brindando por los buenos tiempos.

Muchos habíais perdido mucho y entre vosotros había un infiltrado, pero, de algún modo, todo eso iba a acabar al fin, y saber que todo se acercaba a su fin, os hacía verlo todo de un modo distinto.

Incluso Eduard, que tanto si era policía como si no le deparaba una muerte al amanecer, se tomaba la situación con resignación. Había sido una vida intensa. Nadie podía negarlo.

Después de no sabéis cuanto tiempo, os despedisteis y os fuisteis cada uno a vuestra casa.

Esa noche, al menos, podríais dormir del tirón.

8 de Marzo de 1954
11:30 AM
Ristorante della Quattro Famiglie

Il Mediatore os recibe en el exterior del restaurante fumando un pitillo.

Los dos últimos supervivientes, Estefano Buscemi y Federico Morosini llegáis al Ristorante prácticamente a la vez.

Bien, id pasando. En seguida estoy con vosotros y os cuento como vamos a terminar este asunto de una vez por todas.

Entráis en el restaurante y os miráis con desconfianza.

Al poco rato, la puerta se vuelve a abrir y Mediatore la atraviesa. Su rostro es tan inescrutable como siempre lo ha sido y estáis nerviosos por el final que os tiene preparado.

Veis que tras Mediatore entra una silueta.

Al poco, reconocéis la silueta que entra tras Mediatore. Es el comisario Darek Houston.

Mantiene una pistola apuntando directamente a la espalda del sádico mafioso con la que le mantiene a ralla.

Tras Darek Houston, entran en el local un grupo de varios policías que os mantienen inmóviles a punta de pistola.

Ocupaos de este. - Dice a dos agentes señalando con la pistola a Il Mediatore. - Y una cosa más, chicos. Cuando lo saquéis de camino al coche, tened mucho cuidado con la placa de hielo de la escalera de bajada. No queremos que nuestro preso se caiga y golpee severamente antes de llegar a comisaría. - Tanto los agentes como vosotros entendisteis el mensaje claramente: No había ningunos escalones en la entrada.

Centró su atención en vosotros.

Bueno chicos, hemos llegado al final. Es justicia poética que lleguéis al final justo vosotros dos, ¿verdad?

Hizo un gesto con la pistola y 3 agentes se abalanzaron sobre cada uno de vosotros. Dos os sujetaban mientras que el otro os cacheaba buscando armas. Darek se aproximó a vosotros.

Bueno, bueno, bueno. Parece que la misión imposible ha terminado. Hemos acabado con los dos últimos miembros relevantes de las Cuatro Familias. ¿No es cierto? ¿Cuál es el cómputo final? 8 muertos y 8 en la cárcel, sin contar con mis dos agentes y con vosotros dos, claro.

Por cierto, no sé si os interesará saber que hemos descubierto quién estaba detrás de los telegramas anónimos. Horacio Ferguson. Ahora mismo conspirar para el asesinato de agentes de la ley es otro de los cargos a los que se tendrá que enfrentar en el juicio federal que hay contra él. Pero eso ya no importa, ¿verdad?

¿Queréis decir alguna última cosa antes de que terminemos con esto? Pensadlo bien. Quien sabe cuantos oídos os estarán escuchando.

El siempre imperturbable Estefano se dejó apresar por los agentes de policía sin oponer resistencia. No paró de mirar a Federico, el temible hombre que aspiraba a convertirse en el nuevo Don.

- Sois escoria, todos y cada uno de vosotros sois basura, llamáis ratas a los polis que sacrifican sus vidas para meter entre rejas a despojos como vosotros. Gente con honor, como Hogan, o Vic, valientes hombres que han dado su vida por hacer de esta ciudad un lugar mejor, libre de deshechos humanos como vosotros. Hombres que dejan atrás sus vidas, familias y sueños para acabar de una vez por todas con la basura que sóis.

- En vuestras cuatro putas familias de mierda reunís lo peor de la sociedad, sois asesinos, sicarios, matarifes, torturadores, putañeros, proxenetas, abusones, chantajistas, conspiradores, ladrones, mentirosos y un sin fin de adjetivos más, pero ninguno os define mejor que la palabra que usáis para referiros a nosotros, RATAS, eso es lo que sois, putas e infestas ratas de mierda, capaces de devorar a sus propios congéneres con el fin de llevarse el trozo de queso más grande o de sobrevivir a costa del otro.

Estefano tomó aliento y se permitió una ligera sonrisa de medio lado.

- Lo gracioso de esto, lo realmente gracioso de esta puta mierda de charada que teniáis montada aquí, es que llevo una semena oyendo como os atribuís a vosotros mismos el calificativo de INOCENTES, ¡Ja!. Emitió una sonora carcajada. Inocentes vosotros, ni un puto segundo de vuestras miserables vidas habéis sido inocentes. Habéis ejecutado impunemente a 8 de los vuestros, incluso algunos a sabiendas de que no eran policías.

Miró con condescendencia al último mafioso.

- Sí, puto 'spaguetti', se os llena la boca hablando de FIDELIDAD, pero no dudáis en mataros los unos a los otros, os vendéis a la policía en cuanto os apretamos las tuercas, y os aprovecháis de la buena gente de Chicago que sí que es INOCENTE.

- Federico, hubieses sido un digno sucesor de Andrea, tu soberbia te retrata, tienes la misma facilidad para hacer amigos que enemigos, no querría ser ni lo uno ni lo otro. Has confabulado para ostentar el cargo de la rata más grande y te ha salido el tiro por la culata. Te espera un largo periodo a la sombra, allí tendrás tiempo para pensar en los errores que has cometido.

- Eduard, ese sádico cabrón, le he visto hacer tantas salvajadas que no sé cómo era capaz de dormir por las noches, fue capaz de salvarme una noche y traicionarme las dos siguientes. Se creía el más listo del lugar pero fue superado por alguien mejor.

- Isabella, no hay nada de su padre en esa muchacha, lo siento por ella, Hogan era mejor persona de lo que ella serás jamás. Siempre me ha dado la sensación de que esto le venía grande.

- Fagottino, de los pocos, junto con su amante Jackie capaces de hacer y decir algo bueno. Les faltó algo de personalidad para haber hecho algo más que seguir ciegamente al resto para salvar sus culos.

- Bonnie, no es más que un niño abusón acostumbrado a robarle la merienda a otros niños, la cárcel está llena de gente como él, pagaría por ver como le han recibido los tipos duros, estoy seguro de que su pantalón naranja habrá cambiado ya de color. Su único éxito fue conocer a un abogado, pobre bagaje.

- Joe, ¿sigues aquí? ¿no? ¿si? Cuando estaba ni me enteraba de que estaba, cuando se iba ni me enteraba de que se había ido, si se hubiese muerto en esa silla, hubiésemos tardado una semana en darnos cuenta de que estaba muerto, antes de que el olor a cadáver nos advirtiera de que no era su aliento lo que olíamos. No hubiese malgastado mi oportunidad de detener a alguien en apretarle las tuercas a un inútil como él. Error que sí cometí con...

- Michael Rodgers, un cero a la izquierda, se dejó convencer por mis compañeros y luego se fue al lago sin mover un sólo dedo o decir una sola palabra.

- Berlus, un tipo inteligente, jugó muy bien su papel, sin embargo no consiguió que pasara por alto su labor de guardián, meterle entre rejas, fue la clave del éxito de la misión, ya que permitió acabar definitivamente con..

- Berto, nuestra mayor amenaza, jugado con más inteligencia podría haber acabado con la misión, por suerte reveló pronto sus cartas, y aunque se llevó por delante a mi buen amigo Vic, no hizo todo el daño que podría haber hecho.

- Tony, por momentos me recordó al Padre Filippo, se pusieron ellos solitos una diana en la cabeza, fue fácil dejar que vosotros mismos acabarais con ellos.

- Ivanna y Melissa, les faltó prestar atención, se pensaron que esto no iba con ellas, y ahora están muertas. Mismo trato para Alessandro.

- Nonna Isa, otro gran éxito para la policía, éste producto de la fortuna, o mejor dicho de vuestra propia ineptitud, con ella viva, el resultado hubiese sido bien distinto. En sólo dos días descubrió a Hogan, combinado con los telegramas de Berto, nos hizo caer en el pesimismo al principio de la semana.

- Roberta Pasadenna, no tenía un rol importante en la organización, pero se vio desde el primer momento que iba a ser un dolor de huevos importante, arrestarla, fue un acierto.

- Hogan y Vic, compañeros y camaradas caídos, sin ellos esto no habría sido posible, apoyaron y ayudaron hasta el final, esta victoria también es suya.

Una vez terminado su discurso, Estefano, miró fríamente a Federico, retándole a hacer una locura, recordó cómo éste había estampado una silla sobre Rodgers, y pensó qué haría con él si pudiera librarse de los polis que le retenían. El supuesto sicario sabía muy bien que las calles de Chicago eran más seguras ahora, paro todos excepto para él, su labor aquí le había concedido el dudoso privilegio de ser la persona más odiada por la mafia. Nunca estaría a salvo, siempre tendría que dormir con un ojo abierto, cada vez que saliera a la calle lo haría con la incertidumbre de saberse perseguido, buscado, odiado. Sin embargo no tenía un sentimiento de miedo ni temor, sentía una profunda alegría y sobre todo una reconformtable liberación, por fin podía quitarse la máscara, y liberar toda la tensión acumulada, sonrío levemente. La sonrisa se convirtió en risa audible, ésta tornó en una profunda carcajada, hasta que finalmente Estefano rompió a reir histéricamente.

Federico estaba tranquilo, con todo en regla, no había nada que temer. Había conseguido no acabar en el lago.

- Buen trabajo Estéfano. Por fin me deshago de ti, tu cercanía me produce asco.

No obstante se acercó a su oído y le susurró.

- Saldré pronto, antes de lo que esperas y te buscaré, ya te estoy buscando. Sabes que el negocio sigue y tal vez los nuevos dirigentes sean peores.

Se separó unos centímetros.

- Nos vemos pronto Estéfano.