Nonna lo tenía claro. Quizás fue la almohada quien le ayudó, pero mientras desayunaba sus tostadas con pan y mantequilla casera sabía que era lo primero que iba a hacer ese día. Antes de acudir a la reunión incluso. Y esta vez tenía que hacerlo en persona. Era su propia familia. 
Se vistió con ropas similares a las del día anterior pero no se puso aún el delantal. Un abrigo de paño gris y un pañuelo sobre el pelo le ayudarían a pasar algo más desapercibida en su camino a la oficina de Douglas. El camino se le hizo muy largo, más de lo habitual. Parecía que todo el mundo la estuviese mirando. 

Cuando llego a la puerta de cristal, no llamó. Pasó directamente y se sentó en la silla frente al detective. Estaba muy seria. 

- Necesito confiar en mi familia. Investiga a Federico. - al decir el nombre hizo un esfuerzo terrible por evitar que le temblase la barbilla.  Se levantó y sin esperar respuesta se dirigió a la puerta. Tras abrirla y antes de atravesarla se giró y su cara parecía otra. Como si no acabase de hacer lo que había hecho. Sonreía.

- Con las prisas olvidé preguntarte anoche, ¿qué te parecio el vino que te mandé con Tomasso? Es como cabello de ángel, tan dulce... ¿verdad? -  No era su hijo preferido, pero lo había parido y estaba dudando de él. Y ahí estaba, de repente, hablando de un tema tan banal como el vino con un antiguo amigo. Aunque le rompiese las entrañas, sabía que necesitaba cambiar su rostro antes de entrar a la reunión. No la verían dudar, no si podía evitarlo. 

Douglas asintió ante la petición de la Nonna.

Comprendía la necesidad de buscar tierra firme sobre la que asentarse. Si no se pudiese confiar en tu propia sangre no quedaría nada.

No resto importancia a la petición de su amiga, no pensó que fuera momento para intentar tranquilizarla. Sus respuestas de la noche la tranquilizarían mucho más que cualquier frase vacía.

Simplemente asintió.

Se sintió agradecido de poder cambiar de tema a la mención de Tomasso y no pudo evitar proferir una carcajada a pesar de la situación.

Creo que tienes que tener una charla con tu pequeño ragazzo, nonna. Llegó el sobre, llegó el chico, pero no hubo ni rastro de un vino.

Douglas observó como Nonna abandonaba la habitación con un nuevo frente abierto y confió en poder darle buenas noticias a la noche.

Esa noche, Douglas fue al ristorante de la Nonna y, después de tomarse un buen plato de pasta, pidió ver a la cocinera para felicitarla.

Cuando Nonna apareció y vio al detective sentado en la mesa como un cliente más y con una amplia sonrisa, supo que eran buenas noticias.

Una vez estuvieron juntos, intercambió algún elogio a la comida y, más discretamente, bajó la voz y le dio las esperadas noticias.

Nada que temer. Federico es fiel.
Eso sí, parece que guarda una faceta oculta. ¿Sabías que se ha interesado por temas de espiritismo últimamente? Pues lo ha hecho. Ha llegado a comprarse un Tablero de Ouija. Yo de ti le recomendaría que no jugase con fuerzas que no alcance a comprender.

Douglas se encogió de hombros.

Primera buena noticia que recibía la Nonna en varios días. Sí, era posible que acabase comida por los peces, pero la dinastía Morosini era fiel. Y eso era a lo que se agarraría. 

- Gracias Douglas. Muchas.