Partida Rol por web

Si algo nos ha enseñado la Historia es que hay personas a las que no se las puede matar.

- El Padrino III -

Si hay algo seguro en esta vida, si la historia nos ha enseñado algo, es que se puede matar a cualquiera.

- El Padrino II -

Bienvenido, asesino.

Te sorprenderá conocer hoy tu rol, porque las normas especificaban que empezabais el día 0 sin conocerlo, pero lo cierto es que la tuya es una situación especial.

Eres el único que conoce su rol antes de tiempo, y esto es así porque deberás tomar una decisión "a ciegas" que puede modificar sensiblemente la trama.

Debes elegir quién te contrató para asesinar al Don. Todas las opciones tenían sus motivos para asesinarle, pero tú no los conoces. Elijas a quien elijas, descubrir los distintos motivos será algo que vayas haciendo durante la partida.

¡Suerte en tu elección!

¿Quién te contrató para asesinar a Andrea Grimaldi?

	Henrietta Grimaldi - La viuda
	Nicola Grimaldi - El hijo
	Julietta Morosini - La ambiciosa
	Marcelo Giggio - El impaciente
	Claudio Montesco - El silencioso
	Personaje oculto - El interrogante

Y ese cualquiera eres tú, Andreas...

Nunca subestimes el poder de una mujer.

25 de Enero de 1954
Chicago 17:39
Lincoln Park

A Roberta Pasadena no se la hace esperar

Pensabas mientras miras el reloj de pulsera. Un carísimo complemento con cristales de zafiro incrustados en la esfera.

Tiene, escasamente 50 segundos más, y sino, se acabó.

El pequeño Grimaldi, un presuntuoso, engreído y egocéntrico joven de unos 30 y tantos te había citado a orillas del lago artificial del Lincoln Park en un punto exacto a las 5 y media de la tarde. Cuando el día acababa de oscurecer y el frío del invierno de Chicago atravesaba hasta el más grueso abrigo.

Era importante, eso lo había dejado claro. Y debía ser discreta. Eso también lo había dejado claro. Roberta, curtida ya en esos asuntos, había sido totalmente discreta. Ni su difunto marido se habría enterado. Cuando un miembro de las cuatro familias propone un encuentro importante y discreto, es que se están agitando los cubiletes y alguien va a lanzar los dados.

Te sorprendió que ese alguien fuera precisamente Nicola Grimaldi. Nunca había mostrado especial interés por los asuntos de la familia salvo que le prometieran diversión adolescente.

17:40. Se acabó. Perdió este tranvía. - Piensas mientras te calas profundo el sombrero y te aprietas más fuerte la bufanda de seda dispuesta a regresar a la urbe.

¡Así que has venido! No estaba seguro de que quisieras escucharme, la verdad.
Aunque si alguien en las familias podía escucharlo esa eras tú.

La voz de Nicola te agarró por sorpresa. Ya dabas por hecho que no iba a aparecer. En realidad casi habías tenido la certeza de que no aparecería desde el primer momento.

Demasiado tarde, Grimaldi. Sea lo que sea, ya no me interesa.

Vamos Roberta... sólo he llegado unos minutos tarde... sabes de sobra que si hubiera sido cualquier otra persona y cualquier otra situación, llegar con sólo 10 minutos de retraso sería un regalo por mi parte.

Por supuesto era cierto. Nicola era un capullo. 10 minutos para él era puntualidad suiza.

Para cualquier otro podría ser suficiente. Para mi no

Respondes mientras continúas tu camino bordeando el lago rumbo a la civilización.

¡Roberta! ¡vamos!... ¡espera!... ¡joder, lo siento! ¡escucha!

Todo ineficaz. Ya habías tomado una determinación. Si quería convencerte iba a tener que ofrecer algo muy jugoso.

¡Joder! ¡Está bien!... ¡Dentro de un mes te arrepentirás de esto! ¡El nuevo Don no olvidará esta afrenta!... ¡Pero no tiene que ser así!... ¡¿y si te dijera que el nuevo Don podía apellidarse Giggio?!

Te detienes en seco.

¿El nuevo Don? No puede ser tan estúpido para haber gritado eso a los cuatro vientos... y sin embargo... - La curiosidad necesidad de saber era demasiado poderosa.

¿A qué te refieres?

El estúpido y engreído Nicola le había pedido un favor completamente disparatado, asesinar a su padre con la promesa de que el nuevo Don se apellidaría Giggio.

Grimaldi era un cobarde y no tenía valor para ser él quien apretase el gatillo. Figlio di puttana. - la rabia contenida de la señora di Giggio no se leía en sus ojos, unas oscuras gafas de sol tapaban su vista.

El problema ahora es que si no aceptaba el encargo quizás fuese ella la que acabase muerta y arrojada dentro de un saco al fondo del río Michigan. Nicola ya le había confiado su pequeño secretito, si se negaba a hacerlo o se iba de la lengua estaba perdida. La única forma de comprar un seguro de vida era matando a Andreas.

Era irónico porque Roberta nunca había matado a nadie, lo habría hecho con el asesino de Enrico si sus hijos se lo hubiesen permitido, pero la mamma no debía mancharse las manos de sangre. Lo más inteligente era mantenerla al margen y contratar a algún matón que hiciese el trabajo sucio.

Ese malnacido fue Jackie Estacado, quien astutamente en cobro de sus servicios había deshonrado a su familia arruinando el porvenir de su pequeña Fiorella. Roberta estaba furiosa con él.

Al llegar a casa, el espíritu de Enrico estaba esperándola en su habitación. Las alucinaciones con él eran cada vez más frecuentes. Su marido tendría la respuesta a este dilema.

- Gana poder Roberta. - le dijo sirviéndole una copa de champán. - Piensa en nuestros hijos, el mayor podría ser el nuevo Don. O tu mi querida, siempre has estado desaprovechada viviendo bajo mi sombra. Ahora brillas más que nunca.

Debes aprender a usar un arma. - recordó sus palabras cuando hace un tiempo las amenazas de muerte a su familia se convirtieron en un quebradero de cabeza. Por esa época iba a practicar al campo de tiro. Ganó confianza y puntería a base de práctica.

- ¿Dirás también que el luto me sienta bien, amor?

- No, eso no. Pero para evitar que tengas que seguir vistiéndolo por nuestros hijos debes hacerlo. Estás preparada para matar a Andreas.

...