Partida Rol por web

TURNO 1- ELANOR

La ignorancia o el miedo de aquel hombre se percibe, es natural en su credo. Puedo comprenderlo de alguna manera, es que la impronta de la oscuridad despierta la negación y el influjo de querer evitarlo, no creer, es lo más normal que se pueda manifestar en personas como el Alguacil. De ahí que no insisto más, sólo agradezco la intervención de barba que nos ofrece un espacio para descansar y así curar a Vánima. 

- Muchas gracias buen hombre, en su corazón no hay miedo. - respondo a Haldan. - No te preocupes hermana, ante los ojos de Ilúvatar, la verdad se revela sola. Y por más que ahora mismo no se crea en nuestras palabras, la oscuridad habla por sí sola. Como nos ha hablado a nosotras. 

Y tras decir aquellas palabras, la veo retirarse mientras el Montaraz refleja algo interesante. 

- Si a las dos cosas, puedo acompañarte para buscar esas pruebas y acepto tu ayuda. - digo. 

Vánima es orgullosa, pero comprensiva. Ya lo entenderá cuando sea necesario, no es fácil contener tanto carácter y la impotencia que genera la falta de credibilidad por parte de ese otro. No obstante, como no tengo nada más que decir al Alguacil, hago una pequeña reverencia y sigo los pasos de la elfa Noldor. 

TURNO 1 - DROMRI

El enano se acerco, en silencio junto al posadero. Elfos? Elfas? lo que sean son iguales pero que demonios hacen aquí? y una mediana? creo... aquellos eran los pensamientos del enano, al escuchar los labios de la elfa mencionar aquella palabra su mano se apreto en un fuerte puño que de no ser por los guantes se hubiese cortado con las uñas.

Orcos!!... Maldita sea... un desprecio natural surgió en su ser un odio que iba mas allá de la experiencia o de lo vivido, era un desprecio que venia en su sangre, en su médula, en todo su ser, cada célula de su cuerpo se tenso y escucho con total atención de ahí en adelante.

La actitud de Aendor no le sorprendi, y de inmediato dos palabras escaparon de sus labios, sin siquiera pensarlas... insensato cobarde... afortunadamente el hijo del posadero había hablado.

Un montaraz... ya solo con su propuesta le caía bien, lo acompañare.

El enano camino junto a Haldan y justo cuando pasaba frente al alguacil lo fulmino con la mirada y una rápida frase tu cobardía o comodidad sera la perdición de tu buena gente para luego seguir su camino sin prestar atención a posibles replicas, poco le importaba estar de buenas con aquel alguacil, ya era la segunda oportunidad que demostraba lo pobre de su juicio y a los ojos del enano los lideres han de ser ejemplo de justicia y fortaleza.

TURNO 2 - ÓDVARR

Ódvarr sonrió mientras veía a su amigo marchar. El podría haber soñado con ser de la guardia en algún momento, pero la realidad lo había golpeado. La enfermedad de su madre y los grandes costos en dinero que esto tenía, era algo que el no podía dejar pasar. Su madre lo era todo para él, y si no el diera todo por su familia, no sería un hombre de honor. Dejando pasar el espectáculo que estaba ocurriendo, decidió volver a la posada "La Cruz Blanca" que habían encontrado antes, para aprovechar de comer, dormir, y al día siguiente hablar nuevamente con los comerciantes de ayer y ojalá ver si las opciones de negocio habían mejorado.

TURNO 2

El rostro de Vánima se torció iracundo. Por unos segundos, su expresión fue horrible, producía pavor mirarla a los ojos. Pero se relajó, y aunque seguía mostrando un rechazo hacia aquel humano sin compasión, sacó el mapa que habían encontrado y se lo ofreció a Aendor. El alguacil no hizo ningún gesto y la elfa dejó caer el trozo de piel garabateada al suelo, mientras mantenía la mirada con el mismo.

Theod corrió y recogió el mapa. Se lo entregó a su superior, no sin antes alternar apaciguar la situación. 

- Nos cruzamos en el camino, señor Aendor, nos cruzamos en la llanura antes del pueblo. Las dos elfas bajaban loma abajo. Nosotros veníamos del mausoleo, señor, los asaltantes nos sorprendieron allí en número, se están haciendo fuertes. Si a esto le añadimos que se han avistado orcos por la zona, tenemos que pensar en que tenemos un grave problema. Deberíamos ver qué es ese mapa y ocuparnos del mausoleo.

Aendor miraba el mapa mientras escuchaba al explorador. El corazón de Brecca ardió de injusticia. Su decepción, precedida por la negativa a ayudar a pueblos y aldeas libres de la misma región de Gondor donde Aendor estaba al mano, se apoderó de sus palabras. El alguacil le dedicó una mirada fugaz.

- Entiendo que quieras hacerte un nombre, hijo, pero primero debes aprender a no meterte en asuntos que no son de tu incumbencia - aquella palabras del montaraz habrían enfurecido y dañado por igual a cualquier hombre sin corazón, pero en el caso de Aendor, poco más puedo hacer.

Dromri ya había tratado con él junto con Haldan. Ahora que ya había visto el carro de los exploradores, sabía que las nuevas no eran muy esperanzadoras y que ir hacia el mausoleo sería peligroso incluso yendo con más aventureros. Sus palabras chocaron en Aendor, que ni siquiera hizo un gesto para escuchar.

Elandor se acercó a Haldan, agradeciendo su hospitalidad. La maga, a diferencia de su similar elfa, tenía un temple más controlado y aunque sentía el mismo dolor y la misma pena que los demás, controló sus emociones, aunque no podía entender como un hombre podía actuar de manera tan fría ante un peligro como el que acechaba.

Pippi seguía observando a unos y a otros; Ódvarr, comenzó el camino hacia la posada lentamente.

- Encargaros de los exploradores heridos - dijo finalmente Aendor mientras enrollaba el pergamino y lo guardaba dentro de su abrigo -. Vamos a estudiar este mapa para encontrar al ubicación exacta - dijo a Vánima -. Mandaré a a Theod a buscaros.

Haldan, que permaneció en silencio todo el rato, habló.

- Está bien, síganme, por favor - pidió el hijo del posadero, intentando no alargar más la tensa situación.

Los aldeanos comenzaron a retirarse lentamente y a dedicarse a sus quehaceres.

La "Cruz Blanca" tenía buen aspecto y buen ambiente. Dromri, que había pasado una noche allí ya, se sentía como en casa. Poco a poco los aventureros fueron entrando en la sala principal. Un ambiente de humo y cerveza se podía sentir. Las elfas y la mediana fueron la diana de todas las miradas; no tanto como los humanos.

Haldan se adelantó a hablar con su padre, quien hablaba en la barra con clientes. Tras explicarle unos segundos, el hombre asintió  y se introdujo en la sala trasera. Haldan, volvió con el grupo.

- Pueden retirase a una sala privada, más tranquila y alejada del ruido, allí podrán descansar y comer algo - el gesto de Haldan era amable.

Brecca pidió agua hirviendo en un pequeño caldero para prepara las Rewk. Su habilidad en los caminos y campos, le había hecho un conocedor de las hierbas y las buenas propiedades. Una infusión de esta hierba haría que la elfa se sintiera mucho mejor.

Ódvarr, Elanor y Pippi, agradecieron un asiento de plumas, cómodo. Después de varios días en los caminos, durmiendo en el bosque y en el campo abierto, notaron que descansaron de verdad. Haldan entró con varias bebidas y cuencos de patatas con carne. Dromri, que había le había echado una mano a traer las jarras, fue el primero en disfrutar un gran trago. Sabía que pronto tendría las aventuras que buscaba.

TURNO 2 - ÓDVARR

Me senté un poco más alejado del resto de los recién llegados, mientras pedía algo qeu comer y beber. Brecca ya se había unido a ellos observando lo que pasaba, yo no tenía motivos para estar con ellos. Agradeciendo la comodidad del lugar en el que estaba, comí abundantemente, mientras le daba un fuerte trago a la jarra de cerveza recién servida. Se iba a dar un gusto de comer bien. Al día siguiente tenía que ir a hablar nuevamente los comerciantes y ver a que acuerdo que podía llegar. Aún tenía que volver a su hogar, ojalá con mucho más dinero, para poder pagar un mejor médico que cuidara a su madre, quería salvarla bajo cualquier precio, aunque para eso el tuviera que matarse en los peligros que lo rondaban en los caminos actualmente, no podía defraudarla, ni tampoco defraudar a su padre, que le había dado el cuchillo de caza tan preciado que llevaba guardado.

TURNO 2 - Brecca

Poco le faltó al joven montaraz para recoger él mismo el mapa que la elfa había dejado caer, pero uno de los hombres del alguacil que parecía tener su corazón donde debía le ganó de mano y le recordó al Alguacil cual era el trabajo que debería estar haciendo.

Cuando escuchó las palabras que Aendor le dedicó meneó la cabeza con un gesto de lástima que no encajaba en un rostro tan joven - No busco hacerme un nombre Lord Aendor, sino defender estas tierras de la influencia del maligno, y si vos que tenéis el poder y la responsabilidad de hacerlo decidís ignorar una amenaza, entonces es de mi incumbencia. Si en algún momento encontráis en vuestro corazón el calor para defender a vuestros protegidos podéis contar conmigo para ayudar. - No había soberbia en el tono de Brecca, el fuego del idealismo en sus ojos era real y era evidente que se sentía agraviado por la actitud del alguacil.

La promesa de Aendor de que revisaría el mapa hizo germinar una semilla de esperanza en su corazón, aunque a esta altura no sabía si creerlo o si sencillamente se llenaba la boca de palabras huecas. Si la planta crecía o se marchitaba se vería más tarde, y ahora lo más importante era sanar a la guerrera elfa que se había enfrentado a los orcos.

Se encaminó a la posada cuando el hombre de la barba tupida los invitó a entrar, Haldan si recordaba bien como lo había llamado el alguacil. Una vez dentro no pudo evitar que su estómago rugiera ante el aroma de la comida, después de todo a no ser por unas frutas secas y un poco de queso con pan que había comido en el camino, la última comida fuerte había sido el desayuno en casa de Jofred.

Siguió a los demás a la sala privada y pidió un hornillo y una olla con agua hirviendo, viendo la herida de cerca sabía que necesitaría un caldo potente y no alcanzaría con remojar la raiz en agua caliente. También pidió unas vendas limpias y una jofaina con agua clara, había que limpiar la herida y vendar la pierna para ayudar a la cicatrización y evitar infecciones.

Una vez tuvo todo puso la olla con el agua sobre el hornillo y tras limpiar y cortar la raiz la metió en la misma con un par de especias aromáticas. Luego se acercó la elfa - Lady Vànima, permitidme limpiar vuestra herida y vendarla mientras la raiz entrega sus propiedades al agua - dijo mostrando la venda y la jofaina junto con un trapo limpio que había sacado de su morral. - Necesitaré que apartéis la tela de los bordes de la herida, os dolerá un poco, no voy a mentir, pero intentaré ser suave y rápido. - hasta ese momento sólo había pensado en lo que debería hacerse para sanar la herida, pero en ese momento notó que no sólo hablaba con una mujer, que para complicar las cosas era una elfa hermosa, y se sonrojó - Claro que si preferís vendaros vos misma, o que lo haga vuestra amiga... - su tono seguro se había convertido casi en un balbuceo y le ofreció el trapo que ya estaba embebido en agua - La venda debería ser lo más ajustada que podáis soportar, el caldo estará caliente y puede que no resulte placentero a vuestro paladar. - había hablado apresuradamente para salvar su azoramiento y ahora el tono había retornado a la normalidad - en un par de horas sabremos que tan efectivo ha sido el tratamiento, de ser necesario puedo intentar otros métodos para sanaros.

TURNO 2- ELANOR

Sin entender como puede haber un corazón tan egoísta en estas tierras, guardo silencio mientras camino junto al resto en dirección hacia la posada. Si bien en otros momentos con un poco más de aire y carácter, hubiera puesto en su lugar a aquel humano. Prefiero estar en calma y pensar que es lo mejor para nosotros. 

Luchar contra la oscuridad no es algo con lo cual se puede lidiar a ojos cerrados, primero debes aceptar que existe para poder combatir con ella. Nosotras hijas de iluvatar somos muy conscientes de esto porque son nuestros propios hermanos los que fueron arrastrados al influjo egoísta de un ser superior. Entonces bajo el maltrato, la tortura y el abandono total de la luz, se convirtieron en esto, en lo que ahora es necesario erradicar. 

De ahí que la diferencia de comprensión se acentúa y también es lo que de alguna manera no me impulsa a plantar cara a estas personas cegadas por la ignorancia. No obstante una vez allí en la Taberna, agradecí profundamente tener un lugar cómodo mientras el montaraz se dedica a curar a Vanima. 

Y como gesto divertido, sonrío al descubrir el rubor del humano mientras desvío la mirada hacia la Noldor. 

- ¿Quieres que lo haga yo, hermana?-​​​​​ pregunto sonriendo. 

No tengo inconvenientes, lo que sea por ayudar. 

TURNO 2 - VÀNIMA

Aquel hombre habia sacado de quicio a Vànima, que incluso cuando ya entró en la posada seguía manteniendo la mirada tensa y los ojos brillantes, como quien está pronta a cualquier enfrentamiento, y dispuesta a responder cualquier comentario, esté o no fuera de lugar. En la posada les dieron un salón privado, y allí la elfa Noldor comenzó a relajarse. La verdad, por lo que había oído mientras se retiraba, varios estaban de acuerdo en creerla a ella y a Elanor. Al menos ellos no tenían el corazón endurecido. 

La posada fue una maravillosa sorpresa. Vànima tomo algo de beber, mientras esperaba que Brecca preparara su caldo curativo, y luego atendió a las palabras del muchacho, que se ofrecía amablemente a curarle, aunque Elanor estaba ahí por si la necesitaba. Quizás el muchacho necesitaba más una palabra de confianza que otra cosa, así que la guerrera se la dió: 

- Brecca Mordecai, montaraz, si os veis capaz, por mi no tenéis problema. No tengáis miedo en pedir ayuda a Elanor, mi compañera, mi hermana. Yo os estaré agradecida sea lo que sea que hagáis. No os preocupéis por el dolor. Por cierto, ¿de dónde sois? Tenéis valor, ciertamente, por como habéis hablado con el alguacil y os habéis ofrecido en ayuda. - Intentaba así calmar sus temores y el respeto que le tenía por ser ella una elfa, quizás por su diferencia de edad. 

Luego se dirigió a la pequeña hobbit, que estaba con ellos, y le preguntó, a su vez: - ¿Como habéis llegado tan lejos desde vuestro hogar? Se habla de que los vuestros son gente de la tierra, y que no gustáis de salir de ella. Quizás seais la mediana que más lejos ha estado de su hogar en estos siglos, ¡Gondor! Eso está muy lejos. 

TURNO 2 PIPPI

Pippi habia acompañado a las elfas con las que viajaba por curiosidad y simpatia. Habia caminado la mayor parte del camino desde La Comarca sola, y estas elfas, que eran curiosas y llamativas, habian sido amables con ella. Hacia falta poco para ganarse cierta simpatia de Pippi. Cuando los eventos con la gente grande se sucedieron, Pippi lo contempló como si fuera una niña. Sin entrometerse, pero estando. Le fascinaba la sensación de peligro, de importancia, de grandes cosas de gente grande. Ahora, con Vámina a salvo. Pippi salió de su mutismo y se dispuso a hacer algo para ayudar. A Pippi solian gustarle las cosas insignificantes.

Se acercó al fuego y se puso a preparar una infusión. Desmenuzó las hierbas con sus mismas manos, y tras calentar el líquido, lo coló con una telita limpia que llevaba entre sus cosas. Se la ofreció a Vámina acercandose al catre, ofreciendosela con cierta timidez. Como si se sintiera poquita cosa.

- Infusión de oregano. Es buena para las fiebres.

TURNO 3

Los aventureros, cansados de la larga noche, reposaban en la habitación mientras escuchaban el alboroto y el pequeño hilo musical de varios instrumentos. Habían sido reunidos fortuitamente, cada uno con su destino y sus inquietudes, cada uno con un camino.

Algunos de ellos habían conocido en el camino, algunos de ellos habían creado un vínculo. Pero en ese momento, entre esas cuatro paredes, reinaba el silencio. Se miraban unos a otros, fugazmente, pero sabían que no tenían nada que temer ni nada en lo que desconfiar. Ódvarr, sin embargo, estaba algo preocupado, pues aunque había entregado la mercancía sin ningún gasto extra, aún no estaba lo suficiente cerca de la cantidad que necesitaba para poder pagar el tratamiento a su madre.

Brecca, el montaraz, fue el primero en romper aquella calma. Sacó de su mochila una tela con una hierbas. El olor que desprendían era fresco, pues las había recogido en el camino solo hace poca horas. Con gran cuidado y destreza, el montaraz trató la herida de la elfa. Desde la posición de Brecca, el montaraz pudo comprobar los rasgos finos y elegantes, pero no por eso inofensivos de Vánima. Nunca había observado a un ser tan bello tan de cerca. Y eso, Elanor, lo pudo comprobar cuando vio la piel del muchacho sonrojarse. Una sonrisa se dibujó en el rostro de la elfa, que intercambio una mirada cómplice con su compañera.

Vánima sintió un gran alivio, notaba casi como si cicatrizara al instante. Su naturaleza, haría el resto para no dejar ni un ápice lo que en su momento fue una herida. Pippi se acercó a la misma, ofreciendo una infusión que había preparado mientras Brecca aplicaba la sanación. La guerrera la aceptó encantada, y tan amablemente, se interesó por el origen de la mediana, que cuando estaba dispuesta a contestarle, fue interrumpida por Theod, el explorador: la historia tendría que esperar.

El gesto de Theod seguía siendo el mismo, un gesto amable envuelto en un hálito de tristeza, quizás determinado por la situación que había vivido no hacía muchas horas con los demás exploradores. No portaba la armadura, sino un atuendo cómodo con y su cabello se presentaba mojado, hacía atrás. Se quedó de pie.

- Bueno...- el explorador sonrió tímidamente mientras se miraba las manos, las cual frotaba - En primer lugar, quiero pediros disculpas por el señor Aendor. Su carácter no es un ejemplo, pero en el fondo su corazón no es tan orgulloso - el explorador miró a los aventureros, intentando descifrar alguna reacción que dijera lo contrario -. La gestión del pueblo y alrededores está bien organizada, el problema son los asaltantes. Hacía años que no había tanta actividad. Y si ahora se han avistado orcos... - miró a las dos elfas - la situación no solo empeora, sino que preocupa.

Theod se acercó a la mesa donde estaban los aventureros e invitó educadamente a los que se encontraban más lejos a acercarse.

- Hacía dos días que fuimos a un mausoleo abandonado. Los rastreos son frecuentes por parejas, y en una noche no hace más de cinco lunas, dos de los nuestros dieron con las ruinas y pudieron ver la actividad de los asaltantes - Haldan, el hijo del posadero, entró en la sala, y se apoyó en la pared con los brazos cruzados, en silencio -. No sabemos si son grupos con una organización o andan en solitario, pero eran un grupo numeroso y por eso los dos exploradores no pudieron acercarse más. De ahí, que organizáramos una expedición, que como pudisteis comprobar a la entrada del pueblo, no tuvo mucho éxito.

Las dedos de Theod se entralazaban, nerviosos sobre la mesa.

- Aendor prefiere mantener a la poca guardia de la que dispone en las aldeas, no quiere arriesgar la vida en expediciones. Pero tampoco va a poner un precio por limpiar la zona de asaltantes, pues su intención es que no entren en las aldeas, no que no campen en los caminos - el explorador hizo una pausa, como avergonzado-. Si queréis ayudar, podéis ir al mausoleo para intentar averiguar qué sucede, pero no os va a recompensar por ello - el explorador agachó la cabeza.

Dromri asintió, ya sabía de la intención del alguacil, pues había ido a hablar personalmente con él acompañado de Haldan preguntar sobre algún encargo. El enano sabía lo que el explorador diría.

- Podéis quedaros todo lo que encontréis en la ruina abandonada, pero no saldrá ni una moneda de las arcas de Minantir.

El explorador apretó los labios, esperando alguna respuesta. Pero pronto volvió a hablar.

- No obstante - y sacó el pergamino de debajo de su chaleco -, hemos estudiado el mapa que encontrasteis - dijo mirando a Vánima y Elanor -. Esta torre está tres días a pie de donde lo encontrasteis, por tanto, a cuatro días desde aquí desde Minantir - colocó el mapa con varias anotaciones. Pippi se ayudó de un taburete para poder estar a la altura. Su curiosidad era más grande que sus cortas piernas.

- Las ruinas abandonadas donde las elfas encontraron el mapa está a pocas leguas al oeste del Ciril, bajo las faldas de las Montañas Blancas. La nueva situación del posible escondite orco está más al sur, leguas antes de la confluencia entre el río Ringló y el Raíz Negra - Haldan entregó una jarra a Theod, que agradeció antes de beber un sorbo -. El mausoleo está antes de la confluencia del Ciril con el Ringló. Es un subterráneo, pero desconocemos su longitud ni de cuantas galerías presenta porque no pudimos entrar, nos abatieron antes.

Los aventureros prestaban atención a las palabras del explorador.

- El Ringló tiene un cauce profundo, a excepción del Ciril. Existe la posibilidad de ganar algo de tiempo con respecto a los caminos pero quizás os sintáis más seguros en tierra firme, en detrimento de hacer un viaje más largo. Podríamos facilitaros un par de botes. Nosotros vamos a pie siempre para peinar las zonas más de cerca y más detenidamente. Ahora bien - el rostro de Theod se tornó serio -. Como ya sabréis, no puedo deciros más sobre la posición de los posibles orcos ni a qué se debe su presencia. Solo intuyo que mientras más tiempo pase, menos control de la situación tendremos.

TURNO 3 - ELANOR

Las habilidades del Montaraz logran su efecto en Vánima, permitiendo que la herida tenga su tratamiento y un alivio del dolor a mi hermana. Todo el tiempo en el que se hizo aquel proceso, allí al lado de ella me mantuve para acompañarla sin provocar una situación de inferioridad. Ella es muy valiente, fuerte y determinante, seguro no es ni la primera ni la última herida que tendrá. 

Y mientras se termina aquello bebo un poco de lo que me ofrecen, así amenizo un poco mi interior y las ideas que rondan en la mente. Hacía tiempo que no estaba rodeada de gente, la sensación es tan distinta que casi la había perdido por completo debido a mi habitual costumbre a los bosques y sus silencios. No obstante en ese descanso que me tomo, me dispongo a escuchar las palabras de Theod mientras suspiro. 

En sí puedo comprender la dureza y la actitud indiferente del Alguacil, pero el hecho de no buscar alternativas para su gente es lo que me preocupa. Es un quiero, debo, pero no hago y en estas circunstancias los milagros no se producen si no hay un mínimo de voluntad. Lo cual genera cierto resquemor en mi corazón, entremezclado con la tristeza de ver la ignorancia en sus palabras y la falta de empatía, de coraje. 

- Me ofrezco a ver qué se esconde allí, averiguar lo que está sucediendo sin cobrar una moneda. Mi corazón no permite las injusticias y hay un pueblo que necesita otras cosas en vez de miedo e incertidumbre. - digo en un tono melodioso. - Cuenta con mi arco y mi mente. 

Termino por decir, a sabiendas de que ese camino íbamos a tomar con Vánima para seguir aquel hilo oscuro que nos trajo los orcos. Ahora hay otra causa entre manos y estoy dispuesta a poner manos a la obra, eso sí, el alguacil si regreso tendrá que escucharme largo y tendido. 

TURNO 3 - Brecca

Con mános ágiles restañó la sangre de los bordes de la herida comprobó que no hubiera infección ni envenenamiento en curso, su madre le había advertido que las hojas de Mordor podían traer consecuencias peores que un sangrado pero parecía que Vànima había tenido suerte. - Soy un hombre sencillo del norte de Gondor criado por dos buenos padres, ambos montaraces, mi madre me enseñó a reconocer las plantas y sus propiedades para sanar, y mi padre a cazar a los sirvientes del oscuro y a matar. Ambos me inculcaron el amor por mis tierras y el deber de defenderla del mal, sin importar la forma que tome. - respondió mientras trabajaba. Vendó la herida a consciencia, mirando los ojos de su paciente en busca de alguna muestra de dolor ya que sospechaba que aunque lo causara ella no se lo diría. Una vez satisfecho con el vendaje comprobó que el caldo estuviera listo y lo retiró del fuego, y tras retirar del mismo los trozos de la raiz y reservarlos en un año limpio sirvió el potaje en una escudilla y lo ofreció a la guerrera para que lo bebiera, el aroma era agradable aunque no tanto como la infusión de orégano de la mediana.

- Deja que se enfríe un poco - dijo, y una sonrisa de satisfacción se dibujó en sus labios cuando ella bebió y su gesto reflejó alivio al remitir el dolor, el primero de los efectos de la raiz. - Veremos que tan bien ha quedado eso en un par de horas - dijo señalando el vendaje.

Se sentó luego a escuchar la respuesta de la mediana, él también estaba interesado en la misma ya que, como bien señalaba Vànima, estaba muy lejos de sus tierras para pertenecer a un grupo de gente de costumbres sedentarias. Sin embargo dicha revelación fue interrumpida antes de comenzar por la irrupción de Theod en el remanso de paz que se había comenzado a formar.

Escuchó lo que el hombre tenía que decir y estudió el mapa que había puesto sobre la mesa, haciendo un gesto de fastidio cuando habló de proteger las aldeas cercanas. Las palabras de Elanor le devolvieron la sonrisa, pero él no dejó de remarcar lo que le parecía una injusticia.

- La gente de Ethur sigue esperando dicha protección, parece que no todas las aldeas merecen ser protegidas. Ayer mismo fueron asaltados y de no ser porque di con su cueva ahora tendrían a un grupo de bandidos bien alimentados a sus puertas y ellos estarían pasando hambre. - suspiró y se centró en el mapa - No necesito una paga para hacer lo que es debido, - señaló el mausoleo - ¿Que tipo de resistencia habéis encontrado allí? dada la cercanía con respecto a la torre sería conveniente limpiar primero ese nido de ratas para evitar que se envalentonen y ataquen alguna aldea. ¿Contra cuantos os habeis enfrentado?

TURNO 3

Theod asintió las palabras de Elanor, que fue la primera en hablar. El explorador, avergonzado por esa parte de su superior, agradeció la bondad y la generosidad de la elfa.

- Gracias, dama Elanor, su altruismo será reconocido, se lo aseguro. Si no llega a ser por vuestra valentía, no hubiéramos sabido de la existencia del Mal en la zona Oeste de Gondor - dijo agachando la vista.

Aunque Elanor no portaba grandes armaduras y ropajes hermosos, la energía que desprendía y su intensa mirada hacía que el explorador se sintiera intimidado por su grandeza. Después, volvió el rostro hacia el montaraz.

- Los últimas expediciones en Ethur tuvieron buenos resultado, señor Mordecai- contestó Theod, sin dejar de darle la razón la montaraz -. No obstante, es verdad que hay zonas que sufren de más peligros. Si en mi mano estuviera... - y el explorador le hizo ver que él solo cumplía órdenes - Me comprometo personalmente a gestionar esa situación, por su disposición a ayudar, señor Mordecai, cuente con mi palabra.

Tras la segunda pregunta, el hombre se rascó la barbilla para después encogerse de hombros ligeramente.

- La primera pareja de exploradores que divisaron por primera vez los alrededores del mausoleo pudieron ver unos cuatro individuos. La segunda expedición, en la que yo iba, llegamos a ver unos siete, pero no llegamos a entrar en la galería, por tanto, dentro podría haber más -  Theod miró el mapa por encima unos segundos -. Sobre si ir al mausoleo primero o a la zona de los orcos, es decisión vuestra, aunque si fuera decisión del señor Aendor, la prioridad sería la de ir al Mausoleo, claramente.

TURNO 3 - ÓDVARR

Escuchando algo que pudiera llamar mi atención, miré a Theod, y consulté;

-Disculpa, Theod. ¿Dijiste que se pueden quedar con lo que hay en las ruinas? ¿Crees que haya algo de valor en las ruinas? Digo, yo no participaría, a menos que hubiera una recompensa de por medio. Mi madre se está muriendo, y sin oro, no seré capaz de salvarla. Soy un dusto guerrero, y si no fuera por que mi madre enfermo, sería guardia de la ciudad de algún otro lugar. Pero, como digo, si veo que no hay una oportunidad de negocio para mi allí, no los acompañaré. -

Dijo, mirando a Theod, intentando descubrir más sobre el lugar. ¿Quién sabía si allí se ocultaban antiguos tesoros que pudieran ser mucho más beneficiosos que lo que había hecho como comerciante? ¿Podría ser la aventura que había buscado para volverse rico y pagar al mejor médico que pudiera curar a su madre?

TURNO 3 - VÀNIMA

Mientras tratan la herida de la Noldor, y cuando esta siente cómo, aún con dolor, su herida va curando, se sonríe, y agradece a todos los detalles y los cuidados: la infusión, la venda, las atenciones. No estaba acostumbrada a tanto cariño desinteresado, y miró a Elanor, y habló: 

- Gracias, gracias a todos. Quiero que me disculpéis mi salida de tono de antes, pero me pareció muy desagradecido y poco humano lo que hizo el señor de este pueblo. 

Pero entonces Theod llegó, y comenzó a hablar. Se disculpó por el comportamiento de su señor, y Vànima, al oirlo, cerró los ojos, controlando un poco su enfado y su ira, y luego atendió con mucha más tranquilidad a los problemas de aquel pueblo, muchos de ellos, generados por esa cobardía y falta de visión que tenía el señor Aendor. Comprendió que era un cobarde, y tenía miedo de las consecuencias, y prefería tomar algunas decisiones muy limitadas, a costa de no atacar los problemas de raíz. De hecho, consideró que eso había provocado los heridos, y podía estar ayudando a la entrada de los orcos. 

- Yo, a donde vayas tu, iré, Elanor. - Afirmó Vànima. Sabía que si estaban unidas era para su bien, así que sencillamente dejaría que ella tomase la decisión, y así ella no se dejaría llevar por su orgullo, que deseaba darle una lección a Aendor. -No, no te preocupes, me encuentro muchísimo mejor, gracias a Brecca y todo el resto de cuidados. -Dijo, firme y segura. -El mausoleo, por lo que veo en el mapa, está más cercano, y casi diría que puede ser una buena parada si queremos ver la segunda torre. -Suspiró, y comentó- La necesidad de los inocentes va primero, aunque no deberíamos descuidar a los orcos tras ello: podrían ser después un problema, o hasta estar relacionados. Theod, ¿Puedes decirrnos algo de los bandidos? ¿Armamento, tácticas, alguna ventaja táctica de la zona...? - Preguntó la guerrera, viendo que habría que solucionar ese problema con celeridad, y quizás en inferioridad, así que comenzó a pensar como la soldado que era.

TURNO 4

Theod giró el rostro hacia Ódvarr. Le sorprendió un poco su actitud en comparación con los demás integrantes del grupo, pero tampoco era nadie como para juzgar sus prioridades, al fin y al cabo, el guerrero estaba prestando su ayuda a cambio de unos costes monetarios para ayudar a su madre.

- No estaría seguro, señor Ódvarr, pero tanto como tesoros... diría que no. La mayoría de las guaridas que hemos podido recuperar tenían alimentos, pues los asaltantes pasan los inviernos en aquellas guaridas y se dedican a asaltar las aldeas para conseguir algo con qué pasar el invierno. Aún así, no descarte que haya algún objeto de valor que pueda servirle.

Tras contestar al guerrero, Theod, se giró hacia la elfa guerrera.

- El grupo que nos encontramos en las puertas del mausoleo no era un grupo muy entrenado. Nos sorprendió más que nos doblaron en número, pues tampoco pensábamos que podrían unirse bajo el mismo techo tantos asaltantes. A la mayoría de ellos no les hace falta ser grandes guerreros, pues al asaltar aldeas se encuentras con granjeros y comerciantes. Pero claro, por mucho que no manejan con destreza la espada y el arco, a nosotros nos doblegaron.

Tras una pausa para mirar a cada uno de los presentes por si tenían algo más que añadir, concluyó.

- Y bien, ¿cuál será vuestro primer destino finalmente?

TURNO 4 - DROMRI

Dromri permanecia callado, no había mencionado nada pues todo lo dicho ya era conocido por el de una u otra manera, ademas de ser alguien de pocas palabras... 

Como le dije más temprano a vuestro jefe, esperaba por ustedes y por su información para tomar acción... luego volteo a ver al resto... yo tenía en mente partir mañana mismo hacia el mausoleo que ya me había mencionado el cobarde líder del pueblo, pero dado que son orcos ya no estoy tan seguro, podríamos pasar por el mausoleo de camino solo esperemos que orcos no pasen por encima nuestro mientras estamos haciendo el barrido. Damas del bosque ustedes fueron quienes vieron a los orcos, dejo la decisión en sus manos, pero ambos destinos han de ser erradicados.

Aquella parrafada del enano tomo casi por sorpresa a todos, no solo brindaba su apoyo, sino que comenzaba a lanzar opciones de plan al aire, posibles estrategias o riesgos. 

Por cierto, mi nombre es Dromri y me dedico a las aventuras por unas monedas pero situaciones como esta hacen que el filo de mi sangre hierva por la justicia. 

TURNO 4 - ELANOR

Por lo visto mi querida hermana allí estará dónde vaya, algo que compartimos de corazón. Lo que el destino e Iluvatar une, jamás separa. Ni siquiera el pasado desacertado que hemos tenido, ni los errores de nuestros ancestros, pueden con esta unión. Es verdadera. 

Finalmente los hombres se disponen a hablar, incluso surgen preguntas y un plan para seguir. De momento me mantengo en silencio mientras voy pensando en las opciones que tenemos entre manos. Está claro que la situación amerita ir al Mausoleo primero, por mera necesidad y distancia. Aún así, ir al lugar donde están los orcos es una cuenta pendiente. 

No obstante las palabras de Theod logran que una mueca de preocupación se dibuje en mi rostro. 

Lo que el hombre hace por necesidad... 

Sin poder evitarlo lo pienso, incluso cuando escucho al enano. Al parecer coincidimos todos los presentes en que nuestra próxima parada es el Mausoleo. 

- Sin dudas iremos al Mausoleo primero. ¿Podrás ofrecernos comida y bebida para el viaje? - pregunto a Theod. - Al menos contar con lo necesario para emprender este viaje y hoy darnos un merecido descanso, no sólo físico sino mental. 

Sugiero a los presentes, siempre en ese tono pacífico y melodioso. 

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