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Turno 17 - Final de capítulo

Ódvarr no se iba a quedar atrás ayudando a los heridos. Aquellos hombres y mujeres que allí se encontraban los habían ayudado, todos habíamos luchado por mantenernos con vida de la partida orca, y de no ser por ellos, probablemente no lo habrían contado. A los heridos se les debía ayudar, y a los muertos enterrar de la forma más honorable posible.

Una vez hecho, observó sorprendido como llegaron más refuerzos de Gondor. La partida de estaba haciendo más grande, y cada vez estaban contando con más ayuda. Acepté gustoso la comida y los ungüentos de las gentes, y cuando finalmente nos encontramos con Faendor, hice una reverencia de saludo y agradecimiento;

Muchas gracias, Faendor. Está ayuda es un beneficio para todos, y se que todos se sentirán igual de agradecidos. ¿Partidas de orcos como estas se ven muy a menudo? 

Turno - 17 Dromri.

- Ha sido un honor mi señora. Le respondió el enano a Derewen, llevándose el puño cerrado del brazo derecho al pecho y haciendo una reverencia. - Vuestra fuerza de caballería es inigualable, aunque mi pueblo nunca podrá dominar este bello arte, es digno reconocerlo. Comentó el enano antes de que la líder de los Rohirrim se fuera. 

Cuando los hombres de Gondor vinieron acompañados de una guarnición de Rohirrim, y se ofrecieron a vendar y curar las heridas con vendas, ungüentos y elixires. Dromri no se negó, pues ya había apilado un buen número de aquellos seres, y ya que que se le ofrecía la oportunidad esta vez de recuperación, viendo que sus compañeros habían sido dignamente atendidos por los Rohirrim, estuvo solícito a probar unos de esos ungüentos en su ahora pequeña herida.

TURNO 17 - VÀNIMA.

La noldo se dejó curar, y cuando notó que las heridas estaban algo menos doloridas, se levantó y pidió permiso a Brecca para ayudar a los rohirrim. En realidad, era casi un formalismo, no podía permitir que el resto trabajaran y ella quedarse al margen, así que se dispuso a echar una mano, aunque si admitió no realizar ningún sobreesfuerzo. Hizo un gesto a su hermana elfa Elanor y su preocupación, y se alegró de verla bien. 

Con calma, y ayudando a algunos jinetes, ayudó con los orcos, y a la llegada de los soldados de Gondor, saludó a quien los dirigía con una inclinación de cabeza mientras ayudaba. Luego, se acercó a escuchar sus palabras, y a comentarle: - De todas formas, me gustaría que el Senescal tuviera informe hoy mismode que los orcos, tanto estos como de los que venimos a hablar, parece que se atreven cada vez más, y que quizás sea porque tienen algún plan. - Ante algún pequeño gesto de dolor, un soldado se le acercó, para ofrecerle ungüentos, y tras terminar un traslado más, se dejó tratar con cuidado. Rechazó, por el momento, cualquier alimento y aceptó solamente agua. Quería llegar ya a la ciudad de los hombres. 

TURNO 17 - Brecca.

- Ha sido un honor, Dama Derewen, aunque lo cierto es que en ésta ocasión no hubo más opción que plantar cara o morir aplastados. También ha sido un placer ver la destreza de los jinetes de la marca en acción, realmente hacéis honor a vuestra tierra.

Una vez su energía mística se agotó, Brecca se dedicó a ayudar a los Rohirrim a recuperar a sus compañeros caidos, y luego a apilar orcos y huargos en las piras, al menos hasta que la comitiva de Minas Tirith llegó a ayudar con las tareas más pesadas y a brindar curaciones.

Permitió que lo atendieran mientras escuchaba a Faendor, - Estoy seguro de si hubierais avistado a los jinetes a tiempo hubierais enviado una partida a cazarlos, lo que seguramente indica que han pasado lejos de las torres de vigilancia, o que tienen un camino que les permite sortearlas sin ser detectados. No debéis disculparos por lo sucedido, a menos que hubierais podido preveer y prevenir éste incidente; además, habéis acudido pronto en nuestra ayuda cuando lo necesitábamos, gracias.

Amplió su sonrisa ante las palabras de Vánima - Como bien dice mi compañera, el descanso puede esperar, a menos que el Senescal tenga asuntos urgentes, se encuentre indispuesto, o prefiera recibir las noticias por la mañana y más descansado, creo que los asuntos que nos traen revisten cierta urgencia y que unas horas de preparación podrían hacer la diferencia... si no para nosotros para las tierras de Gondor que deben ser protegidas de una invasión en regla.

TURNO 17 - Elanor

Sin tener respuesta del medioelfo, me quedé allí a su lado mientras escuché las palabras de la mujer y con un asentimiento de cabeza, le agradecí en silencio también. Había sido un combate muy duro, mis energías flaquearon por momentos ya que era difícil luchar contra toda esa oscuridad que al parecer con el correr del tiempo, más fuerza cogían. 

Sus compañeros quería seguir y miré a Elessäl para saber que opinaba al respecto. Cansada ya estaba, pero podía seguir un poco más y ante la presencia de Faendor, negó con la cabeza. 

—El descanso lo merecemos, aún así coincido con mis compañeros de que es mejor hablar con el Senescal cuanto antes. 

Necesitábamos más apoyo, de alguna manera sentí que estar luchando de forma constante una y otra vez, no bastará para vencerlos porque no éramos inmortales ante la fuerza e inclemencia del acero. El apoyo era vital ahora mismo. 

Muchas gracias, Faendor. Está ayuda es un beneficio para todos, y se que todos se sentirán igual de agradecidos. ¿Partidas de orcos como estas se ven muy a menudo? 

- A estas horas del día y por esta zona no suele ser regular. Como bien se ha dicho, supongo que irían camino de Mordor por otros caminos, pero al veros han querido atacaros. La actividad enemiga se centra al otro lado de Minas Tirith.

 De todas formas, me gustaría que el Senescal tuviera informe hoy mismo de que los orcos, tanto estos como de los que venimos a hablar, parece que se atreven cada vez más, y que quizás sea porque tienen algún plan.

- Descuide, dama Vánima, el Senescal está atento, pero será mejor que lo cuenten usted mismo de voz propia. Digamos que Denethor II es un poco... escéptico a pesar de las evidencias...

Permitió que lo atendieran mientras escuchaba a Faendor, - Estoy seguro de si hubierais avistado a los jinetes a tiempo hubierais enviado una partida a cazarlos, lo que seguramente indica que han pasado lejos de las torres de vigilancia, o que tienen un camino que les permite sortearlas sin ser detectados. No debéis disculparos por lo sucedido, a menos que hubierais podido preveer y prevenir éste incidente; además, habéis acudido pronto en nuestra ayuda cuando lo necesitábamos, gracias.

- Gracias, señor montaraz, si bien tenemos las zonas principales controladas, no esperábamos una incursión a estas horas del día. Es lo menos que podemos hacer por ustedes después de todas los baches que ha superado para llegar hasta aquí, han arriesgado su vida valientemente por el bien de los Pueblos Libres.

 Como bien dice mi compañera, el descanso puede esperar, a menos que el Senescal tenga asuntos urgentes, se encuentre indispuesto, o prefiera recibir las noticias por la mañana y más descansado, creo que los asuntos que nos traen revisten cierta urgencia y que unas horas de preparación podrían hacer la diferencia... si no para nosotros para las tierras de Gondor que deben ser protegidas de una invasión en regla.

- Entiendo sus palabras - dijo con una sonrisa de medio lado -, pero como bien dice, señor Brecca, no es cuestión de decidir por nosotros mismos, sino por el Senescal. No obstante, partamos de que estemos listos y veremos qué sucede.

—El descanso lo merecemos, aún así coincido con mis compañeros de que es mejor hablar con el Senescal cuanto antes. 

 - Estoy de acuerdo con usted, mi señora, pero como le he dicho a maese Brecca, dependerá de la disponibilidad del Senescal. No obstante, sería buena idea echar un vistazo a las heridas.

El mago se vendaba la herida que tenía en el brazo con un jirón de su capa. A pesar de no haber recibido un daño importante, la fatiga y el dolor estaban presentes en el medioelfo. Elessäl se acercó a Elanor con una sonrisa tranquilizadora.

- ¿Cómo te encuentras? - le preguntó cariñosamente mientras la observaba de arriba a abajo - Estás bien, has combatido valientemente, dama Elanor. Si no llega a ser por ti, me habrían alcanzado, estaré en deuda contigo toda la vida.

Y cogió la mano de la maga momentáneamente a modo de agradecimiento mientras la miraba directamente a los ojos con cariño.

TURNO 18 - ELANOR

Ya mientras los demás conversaban con Faendor, centré mi atención en Elessäl y la tranquilidad volvió a mi cuerpo cuando lo escuché. Había estado en silencio, era un momento muy difícil tras esa batalla que casi nos lleva a una derrota sin igual. Pero allí estábamos, íntegros de alguna manera mientras el cansancio de todo lo vivido hace mella en el cuerpo. Quería terminar con esto, vivir una vida diferente y no estar de camino en camino atacando orcos. 

Sólo espero que el Senescal tenga para ofrecer más gente, esto ya no se puede hacer entre cuatro locos. Era muy peligroso. No obstante, intentó hablar con el medio elfo. 

—Estoy bien, cansada interiormente pero también el cuerpo—confesé sincera—. Espero que esto termine, se me está haciendo demasiado largo. 

Luego acepté el gesto, disfruté del roce de su mano y lo miré a los ojos con cierto aire lleno de ternura, amor.