Partida Rol por web

— ... Vaya... —, se frota la nuca y cierra los ojos. Un pequeño rubor se dibuja en su rostro. ¡Una princesa! Realmente le tocó un destino de lo más particular.

Una parte de ella piensa que tiene sentido: En muchas fábulas folclóricas, las princesas hablan con pájaros o animales, o tienen sueños proféticos que confieren al héroe para que inicie su viaje.

— Hay algo que he de saber antes de regresar. —

— ¿Puede el Rey Demonio ser destruido completamente? No más reencarnaciones. No más dolor y sufrimiento. —

La mujer te miró unos segundos y negó con suavidad.-Es algo imposible…al igual que yo, el Rey Demonio no puede ser destruido, se le puede debilitar, se puede atrapar, incluso apresar de alguna manera…pero siempre estará ahí, ya que forma parte de nuestro mundo, tanto como yo de el.-Dijo con un tono triste.

-Pero eso no importa ahora mismo…sé que tienes un gran peso sobre tus hombros, igual que tus compañeros…pero eso no significa que no tengáis fuerza, poder y oportunidad.-Entonces señaló el cuenco que llevabas.

-Eso os ayudará, solo tendrás que mostrárselo a Farnad y el entenderá.-Sonrió.-Pero ahora…ha llegado el momento de que vuelvas. Siento si no he podido contestar todas tus preguntas o pasar más tiempo contigo, de verdad que me gustaría…pero no te preocupes, nos volveremos a ver Atelie.-Comentó con tranquilidad.-Ahora…solo tienes que cerrar los ojos.

No tardaste en obedecer a aquella mujer y tan pronto como cerraste los ojos, sentiste una opresión en el pecho y como una fuerza que solo podía compararse con la gravedad te arrastraba hacia abajo, no podías ver nada, pero pronto sentiste que tus pies tocaban tierra y como volvías con tu grupo, al templo.

Si bajabas la mirada, verías que tenías aquel enorme cuenco en tus manos.

Atelie abre los ojos lentamente. Su expresión se seria, preocupada. Nerviosa también, ¿quizás incluso asustada? Ella baja la mirada a sus manos: Donde antes había una manzana ahora hay un enorme cuenco.

— Eh... eheh... — se ríe para romper el silencio. Cierra los ojos y sonríe. — Vaya experiencia. Creo que nunca había vivido algo así... —

¡Y eso que es una druida! Pociones extrañas y rituales absurdos deberían ser su especialidad. Atelie se dio la vuelta y mostró el cuenco que lleva a Farnad. — La... diosa dice que te muestre esto. — le dice con un tono algo tembloroso. Parece que ha vivido una experiencia de lo más extraña e inesperada. — ... Me... gustaría hacer más preguntas o acabar de , pero la princesa del pantano está esperando nuestro rescate... ¿Verdad? —

Farnad suspiraría levemente al ver que el trance no parecía ser la gran cosa, ni había desaparecido nadie. Aunque si que lo preocupó como quedó Atelie de confundida, como si hubiese sido testigo de algo importante. Luego la joven acercaría el cuenco para mostrarle algo.

El caballero se acercaría para observar...

Los monjes contuvieron el aliento cuando Atelie se acercó con aquel cuenco entre sus manos...dudaban de que el ritual hubiera salido bien, las elegidas nunca volvían...pero en cambio, ahí estaba la druida.

Fue el cabecilla de los monjes que decidió romper el silencio.

-Eso que tienes ahi...¿Te lo ha obsequiado la diosa?-Pregunto con solemnidad y Farnad sintió un leve cosquilleo en su interior.

¿Podía tratarse de una de las legendarias herramientas para vencer al rey demonio?

— Creo que necesitaré un vaso de agua. — dice la pobre druida, quien está más pálida de lo que es de normal. Aún así, ella asiente ante las preguntas. Está tan aturdida que se le ha ido el humor y las risas.

Es una sensación extraña: Siempre fue creyente, pero ahora su fe ya no es fe sino simple conocimiento. Acaba de conocer a la diosa, cruzar palabras con ella, le dio un cuenco muy bonico y una palmada en la espalda, y la llamó por su nombre.

Por su nombre.

A ella.

Desde el punto de vista de la diosa sin duda ese encuentro fue de lo más normal, pero a ella le dejó muy atontada.

— Me lo ha obsequiado la diosa. Dijo que tenía aún cosas que hacer aquí abajo. He de continuar con mi viaje, tal y como dicta mi destino. — cierra los ojos y sonríe un poco, nerviosa.

Farnad observaría el cuenco mientras lo tenía entre sus manos, aunque como buen guerrero, le era complicado de entender como un simple cuenco podría serles útil contra el Rey Demonio, pero imaginaba que tarde o temprano averiguaría como. Mientras sus pensamientos volverían hacia Blair, mientras sentía ese pequeño cosquilleo... ¿Algo había despertado en su interior? Les faltaba información y tiempo, pero al final todo había salido bien, y Atelie había ascendido como princesa del lugar.

Solo quedaba rescatar a Blair, que si tenían suerte podrías hacerlo antes de que el enemigo llegue a su destino, aunque también cabía la posibilidad de que la llevasen al mismo lugar donde se encontraban las princesas de Shanteen, pero ese último pensamiento lo desecharía rápidamente, puesto que no era el momento de correr riesgos innecesarios.

- En cualquier caos me alegra que no hayas "ascendido" a ningún sitio extraño, ahora es mejor que nos pongamos en marcha, y gracias... Ha sido un alivio poder resolver todo... - aquel agradecimiento era de corazón, puesto que Farnad no habría soportado que las Montañas de la Manzana cayesen en desgracia por su culpa.

— Ahaha... — se ríe lento ella. — En lugar de un vaso de agua, creo que necesitaré un trago. — dice con una sonrisa amable y los ojos cerrados, manos juntas. Se la ve muy nerviosa.

— No ha salido barato el 'solucionar todo'... ¡Pero no tenemos tiempo de lamentarnos! ¡La pequeña princesa del pantano está en peligro, y nosotros aquí perdiendo el tiempo! —

Le entrega el cuenco a Farnad para que lo cargue él y recoge su ligera espada rúnica (que la lleva sin funda porque no tiene) y su báculo de druida. Ajusta su macuto lleno de pociones y emprende el camino hacia fuera del templo, apresurada. Luego silva en alto: Antes de subir al templo, Atelie había pedido a las aves que busquen a la princesa. ¿La habrán encontrado, quizás?

El monje os detuvo antes de que pudierais marcharos de ahí. Aún no había terminado con vosotros a decir verdad.

-Eso no es un cuenco cualquiera.-Exclamó con solemnidad acercándose a Farnad y cogiendo el cuenco con delicadeza para finalmente colocárselo en el antebrazo al caballero.

De la nada aparecieron una serie de tiras de cuero mágicas que se ataron y el cuenco se expandió, tomando la forma de un escudo.

-¡Es una de las reliquias, el escudo bendito!.-Gritó ilusionado el anciano, haciendo que los otros monjes empezaran a rezar o susurrar “estamos salvados”.

-Eso que tenéis ahí, es el escudo bendito, capaz de bloquear cualquier impacto, se dice que fue lo primero que creo nuestra diosa…lo que significa que tiene fe ciega en vosotros y cree que podéis salvar el mundo.-Exclamó.

-Tal vez os juzgamos demasiado pronto…-Murmuró con solemnidad.  

El caballero se sorprendió al ver que aquel cuenco adoptaba la forma de un escudo... un artefacto digno de la divina misión que tenían por delante... este debía ser el famoso escudo de oro que mencionó Blair, aunque quizás la parte aurea de la descripción solo era un adorno a la leyenda.

Luego suspiró al escuchar las palabras del monje: No os culpo... aunque nos habríamos ahorrado muchos problemas de no haber sido así, pero al final todo ha salido bien... - luego miro a Atelie y Astrid... - Es mejor que nos pongamos en camino cuanto antes, como bien dices, tenemos que rescatar a Blair. Si la descripción del pobre posadero es cierta, quizás podamos alcanzar a esa bestia... - o eso esperaba Farnad, si se trataba de un ogro o gigante, no debía ser demasiado rápido, y ellos tenían caballos, y esperaba que siguieran donde los dejaron la última vez...

De ese modo comenzó a deshacer el camino que habían hecho para descender al templo y bajar a la aldea nuevamente, a la espera de que las aves de Atelie trajesen alguna nueva.

Atelie se detuvo y asintió, escuchando atenta. Por más que intente ocultarlo, se la ve nerviosa y algo pálida: Intenta no pensar en lo que acaba de suceder a base de concentrarse en sus objetivos.

— Un... ¿Escudo legendario? Estaba segura que era tan solo un gran cuenco... — explicó con sorpresa. ¿Una de las herramientas para vencer al rey demonio, verdad? Incluso si la victoria no puede ser permanente... Cualquier victoria es mejor que ninguna.

— Mi destino siempre ha sido emprender este viaje. No es este el rol que esperaba tener, pero nada cambia lo que he de hacer. — concluye y cierra los ojos. Asiente. — Tendremos tiempo para pensar y contemplar una vez la princesa Blair esté a salvo.

Los monjes estaban asombrados…si la diosa os había regalado semejante objeto es que tenía fe en vosotros y pensaba que no seríais algo “malo” para la aldea. Pero desde luego tendríais que dejar aquello de lado, había algo que os corría más prisa. Salvar a Astrid.

Atelie habló con los animales…no parecían saber de ningún gigante cercano, pero algo “grande” se había llevado a una jovencita horas atrás. Iba en dirección al páramo de la desolación, lo que significaba que evidentemente…aquel ser que había raptado a vuestra compañera trabajaba para el Rey demonio.

Raudos os dispusisteis a bajar de nuevo las escaleras del templo, recolectar todas las provisiones que pudisteis, armaros y…partisteis hacia la dirección que os guiaba los pájaros.

Empezasteis a dejar atrás la vegetación de los bosques, incluso los humedales del pantano…y antes de que llegara la noche, pudisteis empezar a contemplar la desolación. Unas tierras iluminadas por una luz rojiza, nunca era de noche, pero tampoco de día.

Lamentablemente los animales no iban a adentrarse más en un páramo como aquel, falto de vegetación y donde esconderse. Era un desierto, con áridas rocas, cuevas, túneles…y el olor a azufre se mantenía en el aire muy a vuestro pesar. Pero por ahí había ido el que raptó a Blair.  

Farnad empezó a sospechar que en realidad estaban acercándose peligrosamente al territorio del Rey Demonio, ya que podía palparse en el aire, algo que lo preocupó en cierta medida por Astrid y Atelie, que quizás verían más complicado respirar aquí debido al azufre, y a ello había que añadir el hecho de que los caballos no podían adentrarse más allí.

- ¿Estáis bien? Si seguimos a buen ritmo no creo que tardemos en alcanzarlo... - o eso pensaba, suponiendo que la criatura no fuese especialmente lenta, cuando comenzaron les llevaría unas 3 o 4 horas de ventaja, pero a caballo debieron haber recortado bastante, por lo que solo quedaba hallar su rastro e interceptarlo.

Bien era cierto que Farnad no se sentía todavía listo para enfrentarse al Rey Demonio, y sobre todo contando con que la teoría es que necesitaban a todos los elegidos, y allí solo se encontraba él con dos de las princesas, aunque ambas se defendían tan bien como verdaderos héroes, pero echaba en falta el apoyo de más gente.

El viaje le dio la oportunidad a Atelie a calmarse y retomar su jovial actitud. Princesa o no, ella tiene un destino que cumplir y un rol que jugar, para bien o para mal.

Atelie apoya su báculo en el suelo cuando llegan a aquél paramo y se ven obligados a continuar a pie.

— Nunca antes he estado en un sitio como este. — suspira ella. — Me encuentro bien, pero me temo que no podremos contar con el favor de la naturaleza aquí. Sigamos. —

Asintió con firmeza y continuó su camino junto a Farnad. Han de rescatar a la pequeña princesa del pantano antes de que sea tarde.

Astrid parecía algo preocupada, no paraba de acariciarse los brazos.-En este sitio hace frío…pero es un frío diferente al de mi hogar, es como…como si con la falta de arboles, follaje y demás…todo estuviera más al descubierto, como si estuviéramos desamparados, a la vista de todos.-Dijo sintiendo como un escalofrío le recorría la espalda.

-¿Seguros que Blair estará por aquí?, ¿hacia donde deberíamos ir?, dicen que por aquí no hay más que demonios y peligros.

Y en ese caso tenía razón. La zona era famosa por lo que había dicho...enormes fosos en los que caías y te agarraban tentáculos, enormes lobos que buscaban cazar y comerse a cualquier desprevenido, incluso lagos de fuego y gases venenosos. Era una zona peligrosa. 

Podíais ir hacia las montañas, tratar de resguardaros un poco y alejaros de cualquier ojo curioso, o podíais seguir por el camino, ¿que sería lo mejor?

— Creo que la decisión debería estar en vuestras manos, caballero, pero mi opinión es que sigamos por el camino más corto posible.

— Me temo que a partir de aquí no podremos pedirle a la naturaleza que nos guíe... Pero intentaré encontrar un rastro a seguir.

Y eso es exactamente lo que Atelie se dispuso a hacer: Encontrar señales de que el ogro haya seguido por ahí, y un camino por el cual guiarles. Si no encuentra nada, le tocará confiar en alguna premonición.

Farnad miró a Astrid con cierto pesar: Por desgracia temo que ese es el propósito de este infame lugar... nadie podría ocultar un ejército aquí, ni siquiera un grupo pequeño como el nuestro podría pasar desapercibido, es una defensa casi perfecta... - a aquello había que sumar la excesiva temperatura que por suerte él aguantaba bien, pero no así Astird que provenía del lejano norte o Atelie.

Luego escuchó las palabras de Atelie y afirmó: Estoy de acuerdo... intentar busca run rodea no nos garantiza nada, y perderíamos más tiempo, es mejor que sigamos confiando en el rastro, siendo una bestia tan grande no puede estar muy lejos de aquí... - debían encontrar a Blair cuanto antes y salir de allí, puesto que todavía quedaba alguna princesa más que rescatar.

Lamentablemente Atelie no pudo encontrar nada que os pudiera guiar. Estabais un tanto a ciegas…solo teníais aquel páramo frente a vosotros.

Astrid se mantuvo ahí de pie, cruzada de brazos y preguntándose dónde diablos podía estar Blair.-La bestia no puede estar lejos de aquí…si no se hubiera detenido. Sus zancadas son más grandes que las nuestras, fuimos a hablar con los monjes y Atelie recibió lo que sea eso de la diosa.-Murmuró.-Es posible que esté bien lejos…

Obviamente había un pensamiento que flotaba por vuestras cabezas…¿y si Blair ya estaba en la fortaleza del Rey Demonio?...¿y si adentrándoos en esas tierras os poníais en peligro?

Astrid apretó los dientes y decidió romper el silencio.-Tal vez debamos hacer un sacrificio para salvar al resto…-Dijo mirando primero a Farnad y luego a Atelie.-¿Si nos atrapan, que pasará con el mundo?   

— Tendrá piernas grandes, ¡pero hemos venido a caballo hasta aquí! No debería estar muy lejos... Además, el rey demonio tan solo necesita a una princesa, ¿verdad? Si la dejamos atrás... Todo estará perdido. —

— Las leyendas dicen que han de salvarse todas las princesas. Cualquiera podría resucitar al rey demonio. —