Partida Rol por web

Erase una vez hace muchísimos años, en el mundo de Zelkova existían dos dioses.

La oscuridad y la luz, en esos oscuros tiempos, ambos dioses peleaban destrozando todo a su paso. Se mordían, empujaban, pellizcaban, abofeteaban, golpeaban y gritaban para ver cuál de los dos tendría más “poder” sobre Zelkova. Ambos dioses eran indestructibles, así que siempre peleaban, sin detenerse…hasta que un día decidieron dejarse de peleas. Hicieron un pacto.

-Crearé un campeón, si algún día consigue dominar Zelkova, tendrás que abandonar este mundo y nunca más volver.-Exclamó Oscuridad.

Luz negó con suavidad.-Entonces no permitiré que domine Zelkova, yo tendré mis campeones y le destruirán una y otra vez, de esta manera nunca me marcharé de este mundo.-Comentó Luz intentando incordiar a Oscuridad, el cual parecía estar molesto a causa de esas palabras.-No me hace falta que te marches de mi mundo hermano, yo dominaré todo y te permitiré ver.-Ronroneó con suavidad provocando que Oscuridad se sintiera indignado.

-¿Y porque tu puedes tener más de un campeón?.-Le  preguntó a gritos.

-Porque todos saben que tú te bastas con un solo ser para dominar el mundo, a fin de cuentas eres superior a mi.-Sonrió maliciosamente Luz. Oscuridad que no parecía ser muy inteligente pensó que eso realmente era una ventaja para el, ¿y si de verdad podía dominar el mundo con un solo campeón?

-¡Muy bien entonces trato hecho!, ¡Mi campeón contra los tuyos!.-Gritó Oscuridad mientras le daba un apretón de manos a su hermano.

En ese momento las estrellas del cielo se alinearon.

Luz creo a siete seres luminosos, a los que llamó “Portadores de la Luz”  mientras que Oscuridad erigió a una ser más parecido a una sombra que a una persona, al que bautizó como “Rey Demonio”. Ambos dioses empezaron a  jugar con sus “piezas de ajedrez” para ver quien ganaba y quien perdía. Pero lamentablemente…Oscuridad siempre perdía, muchas veces estaba al borde de ganar, pero le era imposible.

Su campeón para adquirir su forma corpórea debía adquirir un alma pura, de esa manera conseguiría su máximo poder, pero no era tan difícil…los campeones de Luz siempre aparecían y lo destrozaban todo, obligando a el susodicho a tener que esperar otros cientos de años para volver a aparecer y intentar todo de nuevo. No era muy divertido para Oscuridad la verdad, el cual parecía estar más furioso y ansioso de derrotar a su hermano de una vez por todas. En cambio Luz parecía divertirse, ver a su hermano tan enfadado y quejica le provocaba unas risas que eran capaces de mover montañas y provocar terremotos…los años iban pasando y cada vez Oscuridad era más débil, ¡le resultaba imposible ganar a su hermano!, el cual tenía dominadas todas las zonas de Zelkova menos los paramos de la desolación…y así fue hasta que un día oscuridad desapareció, y gracias a eso la paz empezó a reinar aquí…en nuestro mundo. Y por eso cada diez años…

-¡Cada diez años hacemos una fiesta para celebrarlo!.-Gritó el titiritero mientras jugaba con las dos marionetas de los dioses, Luz golpeaba a oscuridad con un palo provocando carcajadas entre el público de niños.-¡Por eso mis amados niños tenemos que celebrar y gritar bien alto que estamos muy contentos de que Oscuridad se haya marchado!.

Al decir aquello los niños gritaron al unísono que estaban contentísimos que el dios de la Oscuridad se haya marchado.

 Hoy hacían 180 años que el campeón de Oscuridad, El Rey Demonio había sido derrotado definitivamente…y una vez cada diez años el mundo entero lo celebraba, cantaban, bebían, reían, festejaba e hacían un enorme festival frente a las puertas de palacio del enorme castillo de Shanteen.

El olor a cerdo asado, el griterío de la gente, el confeti y las risas de los niños corriendo impregnaban el aire de la capital humana. ¡Era un maravilloso día para celebrar! Hacía un día precioso, el sol bañaba con su luz toda la ciudad, no habían nubes que amenazaran el fantástico día y toda la gente parecía disfrutar y divertirse.

Y vosotros estabais en ese fascinante festival, ¡Así que a divertirse!

No debí haber venido. Este sitio está lleno de gente ruidosa, niños corriendo por las calles y gritando, vendedores promocionando sus productos y tabernas llenas de borrachos escandalosos. Definitivamente este lugar no era para mí, no se porque se me ocurrió venir a esta celebración.

Todo empezó una tarde en la que me encontraba paseando, buscando algo para entretenerme. El clima seguía siendo igual de insoportable que siempre, pero ya me había acostumbrado. Mi caminata me llevó hasta un pequeño pueblo al que decidí entrar, principalmente por aburrimiento. Las calles estaban bastante solitarias, como en la mayoría de aldeas. Al pasar juntos a tres personas escuché sin querer su conversación. Al parecer hablaban sobre una fiesta que se celebraría en Shanteen y a la que iría mucha gente. La idea me llamó la atención, no porque me agradase la idea de estar en un lugar atestado de gente y ruido, sino por la buena comida que se suele servir y la idea de encontrar algo que me entretenga, ¿quizás una competición de quién puede comer más? Tuve que evitar que me cayera la baba ante la idea, estaba cansado de la carne de monstruos. Decidido, iría.

Y así fue como, tras transformarme en demonio y volar hasta las cercanías de la ciudad, llegué a la fiesta. Lástima que ya me estuviese arrepintiendo... Además del ruido, debía llevar la capucha de mi gorra para evitar llamar la atención, ya que no sabía si la gente normal tenía algo en contra de los semidemonios.

Mientras caminaba por las calles me encontré con un puesto que vendía deliciosa carne asada, a lo cuál no pude resistirme. Por suerte tenía unos buenos ahorros gracias a que siempre vendía los monstruos que cazaba, y como me alimentaba de parte de su carne podía guardar el dinero.

Una vez con la carne en la mano decidí buscar un lugar mebos concurrido para comer con tranquilidad. A los pocos minutos llegué a un pequeño parque alejado del bullicio. Me senté en un banco de madera y le di el primer mordisco a mi comida, saboreandola y deleitandome. Mientras tanto fui inspeccionando la zona con la mirada por si veía algo interesante

El joven Ainzel había recorrido un largo camino hasta llegar a Shanteen. La razón por la cual había decidido visitar aquel asentamiento no era otra más que debido a un encargo de su maestra, el cual consistía en comprar algunos materiales mágicos necesarios para sus experimentos. Como discípulo, el nigromante no tenía otra opción que aceptar tal encargo como si fuera el chico de los recados.  

A pesar de su claro disgusto y el cansancio por el largo viaje, al ingresar a la ciudad, el joven observó con sorpresa el festival que se llevaba a cabo cerca de las puertas del castillo. No esperaba llegar justo en ese momento de festividad. Lamentablemente, Ainzel no era alguien que disfrutara del bullicio que esa clase de eventos atraía, por lo cual, la situación no hizo más que empeorar su humor. No había duda de que deseaba escapar cuanto antes de aquel infierno social, y prefería permanecer en compañía de sus experimentos.

No deseando continuar permaneciendo frente a tantas personas y, principalmente, los niños que se divertían, decidió buscar refugio en una posada donde pudiera, al menos, beber un poco de vino y comer algo de cerdo asado así como también descansar en una habitación para recobrar las energías perdidas durante el viaje. Tras eso, visitaría el mercado para adquirir los materiales que requería.

Sin lugar a duda, la apariencia extraña y un tanto siniestra del nigromante junto con su báculo de huesos, creó cierta mala impresión en las personas que le observaban a medida que él recorría la ciudad y aún más cuando ingresó a la posada de su predilección. Está clase de miradas que demostraban desconfianza o aversión, eran algo a lo que Ainzel ya se había acostumbrado desde el momento en que había optado por estudiar esa rama de conocimiento mágico hasta el presente. No era algo que le preocupara ya que para él, muchos no eran dignos siquiera de ser reconocidos por él, mucho menos, cuando la mayoría no eran más que plebe.

Cansado, mientras ocupaba una mesa en un rincón de la posada, se dedicó a observar en silencio a las personas que se divertían a la vez que disfrutaba del vino que había comprado.

Farnad se había levantado temprano, sabía de las celebraciones que tendrían lugar por lo que el mejor momento para entrenar sería antes del amanecer, cuando todos los puestos todavía no estaban preparados... Tras entrenar un par de horas se dispuso a desayunar con sus compañeros y a empezar a trabajar.

Su primera misión desde que fue nombrado caballero parecía sencilla, vigilar que las celebraciones se llevasen a cabo sin contratiempos... No había dudas de que no era la misión más emocionante, pero Farnad obedeció sin rechistar, tal y como hacía siempre.

Sin embargo, era la primera vez que asistiría a la celebración de la desaparición del Rey Demonio, por lo que el festival cuanto menos le provocaba mucha curiosidad. Eso, junto al hecho de que hacía mucho tiempo que no veía tanta comida deliciosa junta hacía que pudiese disfrutar algo del ambiente.

Ver los niños correr y divertirse con pequeños espectáculos teatrales arrancó una leve sonrisa... se alegraba de que un país fuese lo suficientemente próspero para que la gente pudiese festejar de esa forma sin temores...

Farnad seguía con su patrulla cuando vio a varios de sus compañeros en la mesa de un puesto de comida...

- ¡Farnad! Acércate amigo mio... fíjate cuanta comida... seguro que es la primera vez que ves algo así... - exclamaba Niles, que era uno de los caballeros que había pasado la prueba junto con Farnad...

- Se supone que tú también deberías estar de patrulla... - respondió parcamente Farnad exhasperándose de la irresponsabilidad de su compañero...

- Tan estirado como siempre... El problema Farnad es que no sabes divertirte... y fíjate... ¡qué muchachas!... - decía señalando a alguna de las jovencitas que habían venido de lejos para disfrutar de las festividades... - ...además seguro que en el fondo tú también tienes hambre... ¡eh! - dijo golpeando la armadura de Farnad con un trozo de pierna de cordero que tenía en la mano Niles...

Farnad de una forma algo cómica saca su espada y la pone al cuello de Niles: - Te mataré como sigas provocandome... - decía mientras su estómago rugía...

- Sabes que podría hacerlo Niles... deja a Farnad tranquilo y acompáñalo en la patrulla... - dijo Gerard... uno de los caballeros que habían rescatado a Farnad cuando era niño...

- ¡Oh vamos! ¿Tú también Gerard? Sabes de sobra que en el festival nunca sucede nada... - se quejaba Niles al verse descubierto por un superior... Tras lo cual se levanta y se pone en marcha para seguir con su patrulla...

- ¿Qué te parece Farnad? - preguntaba el veterano caballero... - No esta mal... aunque para mi gusto los soldados y caballeros no se están tomando en serio su trabajo... - respondió Farnad, que todavía no alcanzaba a comprender que en un festival con tantas personas no hubiese más vigilancia...

- Hace 180 años que vivimos en paz... es normal que la gente se despreocupe... pero para eso estamos nosotros, así que no debes preocuparte... - dijo dando un par de palmadas en la espalda de Farnad... tras lo cual retomó su patrulla...

Fir había comenzado un viaje larguísimo hacia Shanteen junto a dos compañeras suyas de la casa de placer, sus ropajes no eran muy discretos pues iban con vestimentas típicas de Schwindra, algo destapadas y con colores pastel para que no pasarán calor.

Fir se las pasaba hablando con su compañera Rose, una muchacha alegre y que parecía muy emocionada por este evento, ya que ellas tres participarían en un pequeño espectaculo de danza, obviamente. 

 - Aún no me creo que hayamos llegado, ¡estoy emocionadisimaaaa! - Comento Rose con su peculiar alegria sujetando los hombros a Fir mientras caminaban por las calles de aquel lugar.

- No es para tanto... Sólo vamos a estar unos días... - Dijo Fir cohibida mirando a su alrededor, la gente cuando ellas tres pasaban se les quedaba mirando, quizás por sus ropas o por su belleza o quizás por su color de piel... Eran tantas cosas que la pobre Fir no daba para mucho.

- ¡Oh, venga, que estamos aquí para divertirnos más que por trabajo, arriba ese animooooo! - Comenzó a zarandear a Fir y la tercera muchacha con la tez algo mas seria que las dos miro a Rose, su nombre era Olivia y era de las tres las más mayor.

- No perdamos tiempo y vamos a la taberna, me muero de sed, así que Rose, no te pares cada dos por tres. - Y efectivamente Rose se había parado a contemplar el ambiente sujetando a Fir para que la acompañase. Olivia se cruzó de brazos mirándola y Rose la sonrió de oreja a oreja avanzando con ella.

- Tengo sed... Y algo de hambre... Desde la última parada no me hemos comido nada y ha sido hace un buen rato. - Comento Fir a sus dos compañeras, Rose río suavemente y Olivia comenzó a buscar con la mirada por la calle en la que se encontraban paseando tranquilamente.

- Aquella posada podría servirnos, recordad, nada de numeritos de baile hasta que nos toque por la noche en aquel lugar, ¿entendido? - Olivia como siempre hablaba seria, sobretodo mirando a Rose que era la mas problemática de las tres. Rose asintió ligeramente y se dirigieron a la posada.

Al entrar las tres de una en una algunas miradas se clavaron en ellas, Olivia se dirigió a la barra para hablar con el que se encontraba allí y las dos chicas se sentaron cerca de esta, observando a su compañera. 

Sin duda era un viaje lardo el de KharazKhar a Shanteen pero no era imposible, la verdad es que gracias al carromato que usaba no fue algo complejo. Llevaba en el la mercancía que necesitaba para vender, bastantes de mis máscaras y un barril de cerveza pars disfrute personal.
Miraba el lugar, sin duda Shanteen era menos rudo y tosco que mi KharazKhar así que era slgo agrable que no llegasen gritando y rompiendo alguna que otra poción. Aunque por mi suerte ser el único que sw dedicaba a la sanación del pueblo hacía que no me colgasen del palo central del pueblo por mi albinismo, ese tema me preocupaba ahora que llegaba a estas fiesta -solo espero que no pase nada, sería malo si se rompiese la máscara no he traido todas-.
Continúe hasta llegar a la zona de ventas donde la gente estaba montando sus "tiendas" y yo planeaba montar la mía.
Montaba mi puesto pequeñito con unas cuantas maderas de mi puesto, tarareaba una alegre canción norteña que estaba acostumbrado a oír en los días de fiesta y sin duda significa ganancias y alcohol para todos, más o menos representaba la fiesta.
Alguna persona se quedaba mirando mi extraña máscara o mi reperterio de ventas ya que solo eran pociones y ungüentos para los dolores, eran caseros pero estaban bien envueltos y su olor era algo indescritible, casi parecían perfumes hechos ungüentos.
Me serví una pequeña jarra de cerveza con una pajita y bebía mientras esperaba sentado en el puesto. "Curativos mil y un caras" ese era el título de mi puesto, no era el mejor del mundo pero estaba acostumbrado a él

Si la imagen es muy grande por favod modificadla que yo no puedo xD

Todo parecía estar en calma. Algunos os encontrabais comiendo o bebiendo tranquilamente hasta que un atronador ruido resonó por la ciudad. ¡Era un cuerno de caza!.

-¡Atención ciudadanos, el concurso de beber cerveza comenzará en 20 minutos!, ¡Y el de baile en 40!, ¡Recordad que como siempre se darán premios!, ¡Apuntaos antes de que se acaben los registros!

La voz finalizó y el jolgorio prosiguió.

Algunos ancianos se acariciaron las orejas y negaron con la cabeza.

-No era tan fuerte como yo recordaba…gnnn…-Exclamó uno de ellos mientras volvía a centrarse en su jarra de cerveza. Todo parecía ser normal y algo normal en esta ciudad, ¡A fin de cuentas era un festival!

El mensaje del pregonero hizo que Farnad cambiase su ruta, el lugar donde sin duda podría haber más incidentes sería esa competición de bebida donde sin lugar a duda muchos de los asistentes que acabarían borrachos sin remedio podrían provocar problemas...

Luego sin lugar a dudas iría hacia el baile, allí se reuniría toda la gente importante... "Si yo quisiera armar un buen jaleo, el baile sería el lugar idóneo..." pensó Farnad mientras dirigía sus pasos hacia la plaza donde se celebraría la competición de bebida...

Una vez llega al lugar, se pone a investigar el tipo de personas que están allí, y si hay alguna persona con pinta sospechosa... Aunque al poco rato se encuentra con algunos de sus compañeros que están de día libre esperando a participar en el concurso...

- Hahahahaha, es una lástima que estés de servicio Farnad, te vas a perder lo mejor... ¡sobre todo el baile! Allí habrán bellezas de todos los paises... - decía uno de sus compañeros...

El joven nigromante se encontraba disfrutando su bebida en un rincón de la posada cuando alguien entró al establecimiento con emoción en todo su rostro.

¡Ya van a comenzar los concursos de baile y de beber cerveza! Gritó el hombre que acababa de entrar para que todos pudieran escucharle.

Ainzel no tenía ningún interés en un montón de borrachos bebiendo como bestias para ver quién era mejor embriagándose. Sin embargo, el concurso de baile era algo que si resultaba de su agrado puesto que, como alguien de alcurnia, disfrutaba de esa clase de actividades. Lamentablemente, en aquel momento. no tenía una pareja para el concurso, y dudaba que alguien quisiera bailar con él con su apariencia actual. Aun así, consideró que no estaba mal observar tal actividad y apreciar las habilidades de otros así como la posibilidad de observar alguna que otra belleza femenina.

Tras terminar su bebida y pagar lo que debía, el joven salió de la posada con su báculo de huesos en su mano izquierda y su grimorio colgando en su lado derecho. No tardó demasiado en llegar hasta el lugar donde se llevaría a cabo el concurso de baile, donde un gran número de personas se encontraban presentes, algunos deseando participar y otros solo para observar. Cuando Ainzel se acercó a la multitud, varias personas se apartaron de su camino, evitando tener cualquier clase de contacto con aquel joven de apariencia siniestra, como si se tratara de una especie de plaga. El nigromante se limitó a ignorar las variadas expresiones de desconfianza, disgusto y miedo a las cuales ya estaba acostumbrado. Simplemente se dedicó a observar el lugar donde bailarían los participantes con cierta envidia puesto que él también hubiera deseado participar pero, lamentablemente, no era más que un extraño recién llegado a la ciudad.

Continuaba felizmente en mi tienda, sin duda no eran más que cuatro tablas mal puertas pero al menos lograba vender un poco, por poco que fuese me ayudaría a pagar los gastos del viaje y de mantener mi tienda, que aunque no era mucho lo que costaba siempre había que pagarlo.

Durante mis ventas resonó en la ciudad una voz que anunciaba un concurso de beber cerveza, aquella palabra resonó en mi cabeza, podría ser capaz de beber sin necesidad de pagar, beber mucha cerveza. Imaginaba cerveza de diferentes lugares y con diferente sabor, eso provocó un ligero escalofrío por mi cuerpo no podía perderme aquella oportunidad así que recogí un poco la tienda y la resguardé en mi carro, pagué unas cuantas monedas a uno de los guardias que había por allí para que mantuviese un ojo en el carro.

Hecho aquello me apresuré alegremente al concurso de cerveza, quería apuntarme, si no fuese por la máscara se podría ver mi sonrisa pero siempre tenía una puesta con lo que era ahora mismo imposible. Busque la cola del concurso de cerveza y me puse en ella, casi podía ya saborear la cerveza y su olor, unos hombres comentaron que este año era algo más floja pero sin duda eso era lo de menos, lo importante era el alcohol y siempre que tuviese era algo que debería de probar

Fir alzo la cabeza al oír al pregonero mientras Olivia traía unas jarras con agua. Rose dio unas palmadas entusiasmada y miró a sus compañeras.

- Deberíamos irnos preparando, ¿no creéis? - Dijo Rose tomando una de las jarras y tomando un trago largo de agua, Fir observaba el lugar cohibida, desconocía el lugar, no se fiaba de nadie. - Acabamos esto y vamos a la plaza. - Dijo Olivia con una sonrisa que pasa desapercibida en su rostro serio y da otro trago de agua.

Alguno de los hombres comenzaron a rodear a las muchachas de manera discreta, mientras Rose hablaba muy entretenida con Fir y con Olivia, uno de ellos se acerco y puso la mano en la mesa mirando a cada una.

- Vayah... Menudash bellezas... ¿Osh importa que os acompañe, bombonesh? - Olivia dirigió una mirada fría al hombre que acababa de decirles algo, este se rasco la nuca y se encogió de hombros con el grupo de hombres con el que estaba, estos se rieron de el.

- Hombres... Aquí y en todos lados, todos son iguales... - Murmuro Olivia terminando de beber agua mientras observaba a Fir que estaba mirando a la salida con cara de angustia. - ¡Oh, vamos! Si es divertido y más verles salir espantados. - Río Rose tapándose la boca con una de sus manos acompañada por una ligera risa de Fir. - Es igual, me siguen dando asco. Vamonos. - Dijo Olivia con tono frío y se levanto nada más se acabó la jarra.

- ¿Va-vamos ya a la plaza...? - Pregunto con cierto alivio al ver a Olivia levantarse de la silla, esta la asintió y miro a Rose. - No quiero perder mas tiempo en este tugurio. -

Olivia comenzó a salir de la posada en silencio escurriéndose entre la gente, Rose iba detrás de ella y Fir detrás de esta, parecían un trenecito de seda recorriendo el local de manera elegante. Al salir de la taberna Fir entrecerró los ojos mirando a los lados, mientras Rose y Olivia encabezaban la marcha, había mucha gente. Tras andar un rato las tres juntas observando los puestos que había en el lugar mientras la magia del festival corría por las calles, llegaron al lugar indicado para el concurso de baile. Olivia se puso delante del encargado, el cual ya conocían con anterioridad y se puso a charlar con el para inscribirse.

Habia muchas bailarinas por aquel lado de la plaza, todas vestidas según su procedencia, Fir no pudo evitar sentirse fascinada y contemplarlas de manera distraída.

El tiempo de inscripción había finalizado y con ello la iniciación de los concursos. El de cerveza había comenzado antes que el de baile así que para cuando este comenzó ya había bastante gente borracha. La música comenzó a sonar y con ellos los participantes comenzaron con su danza haciendo que el lugar se viera mucho más activo.

Todo parecía ir bien, la gente comía, bebía, bailaba, conversaban y tenían pequeñas riñas pero de pronto todo cesó. El cielo, donde antes era de un bonito azul claro y despejado se volvió oscuro, como si de pronto hubiera llegado la noche. La música paró, la gente se mantenía en silencio y estaban atemorizados. De repente siete luces aparecieron en el cielo, como si fuesen estrellas, las luces cada vez eran más intensa y apuntaba a siete personas diferentes. La luz se iba disipando, pero a medida que eso pasaba una parte de vuestro cuerpo comenzaba a brillar, para cuando la luz se extinguió, esa zona donde se os iluminó había una pequeña marca, un pequeño tatuaje.

El silencio se fue prolongando hasta que alguien susurró unas pequeñas palabras.

-Son los elegidos...- la gente comenzó a susurrar, mirando a aquellas personas las cuales portaban el símbolo.-¡Son los elegidos! 

Y con ello el cielo volvió a su estado normal, mientras las personas comenzaban a rodear a los nuevos héroes.

Mientras estaba sentado y comiendo tranquilamente escuché el anuncio de los concursos que se iban a celebrar dentro de poco. La verdad es que mi único interés era la comida; nunca me habían gustado el alcohol y los bailes. Tras pensarlo unos instantes decidí ir, al menos podría ver a algún borracho bailar y hacer el ridículo.

Me subí a un árbol del parque y desde ahí al tejado de una de las casas. La calle estaba demasiado transitada para mi gusto por lo que esta ruta sería más tranquila. Salté por las casas cercanas y en pocos minutos llegué al lugar.

Desde el tejado en el que me encontraba sentado tenía una visión perfecta de todo lo que sucedía en la parte de abajo. En una parte se encontraba el lugar en el que atractivas chicas hacían bailes exóticos, y algún gracioso hacía el payaso. Por otro lado había unas mesas en las que la gente bebía cerveza de tal manera que incluso se les derramaba sobre la cara, repugnandome en el proceso.

Todo parecía normal hasta que, sin previo aviso, el cielo despejado se nubló y la gente quedó en silencio. Todos vieron como unas luceros bajaron desde el cielo hacia nosotros. Me alarmé un poco al ver que una de ellas se dirigía directamente hacia mí. Me puse de pie sobre las tejas de cerámica y retrocedí un poco, pero la luz llegó rápidamente hasta mí y se pegó a mi cuerpo, concretamente a la parte superior del pectoral izquierdo. Cuando la luz se fue vi que tenía el dibujo de un zorro en esa zona.

Escuché gritos de júbilo abajo y como la gente se alborotaba y vitoreaba. Gruñí con desagrado y me senté de nuevo. No tenía ninguna intención de bajar ahí a que esos desconocidos me manosearan.

Para cuando el baile comenzó ya se podía notar un buen número de borrachos. Era normal en esa clase de festividades, si bien no era algo que el nigromante apreciara debido al bullicio y la vulgaridad que esa clase de cosas traía.

Ignorando a los borrachos, Ainzel prefirió apreciar el baile y la habilidad en tal actividad por parte de ciertas personas. Ya que no podía bailar, al menos se daría el gusto de observar. Sin embargo, el festival llegó a un fin forzoso cuando el cielo se tornó oscuro y varias luces aparecieron en el mismo, una de ellas, luego de un momento, apuntó al joven nigromante, quien se sorprendió por un instante pensando que le estaban atacando.

Tras comprobar que la luz no le hizo daño, se calmó y observó con atención la zona que había sido iluminada. En el dorso de su mano derecha, apareció una marca con la forma de un dragón. Si bien la marca de por sí resultó de gran interés para Ainzel, lo que más llamó su atención fueron las miradas del resto de las personas, miradas dirigidas a él y a otros individuos que parecían haber sido elegidos por las luces.

Esta clase de miradas son totalmente diferente a las que estoy acostumbrado... Pensó el joven mientras observaba a quienes le miraban.

Ahora si que la he hecho... voy a tener que soportar los reproches de mi maestra.

Sin duda el lugar estaba animado y yo había conseguido llegar a la zona donde era el concurso de beber, algo que me alegraría bastante el día. Sentando en mi posición donde beber y escuchando la música de fondo podía estar tranquilo bebiendo a mi vera, aunque quizás fue un poco de más, pero no era algo que me fuese a molestar a fin de cuentas era gratis.

Bebí casi hasta no poder más, y seguramente bebí un poco más de eso ya que me encantaba el sabor de la cerveza, -!pero si esta verceza esta mu buena, ¿porque estaría mala?¡- gritaba bebiendo con una voz suave, casi femenina mientras el alcohol me trababa un poco la lengua pero no era tampoco gran cosa. En cualquier caso fue en aquel momento cuando el cielo empezó a hacer cosas raras, todo el mundo se quedó en silencio, realmente no importaba demasiado, la bebida estaba buena incluso nublado así que seguí con lo mío hasta que de pronto una luz extraña me golpeó.

No hizo nada extraño, pero de la sorpresa me caí de mi asiento debido a la poca estabilidad por beber, en cualquier caso aquel rayo de luz dejó una marca en mi gemelo derecho, un extraño cerdo con marcas, -espero que no sea venenoso o algo así-. Pero la gente de alrededor comenzó a decir algo sobre elegidos, ¿era por la marca? sinceramente no me gustaba destacar demasiado así que, bueno, tenía que hacer algo, pero mientras lo pensaba seguía bebiendo lo poco que me quedaba en la jarra.

-Esto, emmm, supongo que esta marca es algo malo ¿verdad?- pregunté a la persona más cercana

El concurso de baile comenzaba, eran números exóticos de baile todos con sus movimientos y ritmos, Fir parecía entusiasmada con la idea de competir con personas que saben lo que hacen, sobretodo con las chicas que tenían por delante de ellas. Ya que llevaban distintas ropas y peinados, era envidiable sin duda.

- Este concurso es pan comido. - Murmuró Rose a las otras dos muchachas, Olivia sonrío de lado y negó. - No hay que confiarse, nunca debes hacerlo y más con el público tan poco selecto que tenemos hoy, recordad si un borracho se sube, seguís como si fuera parte del espectaculo, ¿entendido? - Dijo Olivia autoritaria y divertida como siempre, Rose asintió con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro, sin embargo Fir no hizo caso de esta ya que seguía los pasos de baile de las muchachas que tenían delante con la mirada.

- ¡Un aplauso para nuestras concursantes, el grupo de las Meninas! - La música paro y las muchachas del escenario bajaron ante un gran estruendo de aplausos. - ¡¡Nos toca, nos tocaaaa!! - Dijo Rose emocionada zarandeando a Fir.

- ¡¡Y a continuación, unas bailarinas extranjeras que os hipnotizarán con los simples movimientos de su cintura, os presentamos a Olivia, Fir y Rose, un aplauso para ellas!! - Las chicas salieron por el orden que el presentador del concurso daba, las tres se cogieron de la mano e hicieron una reverencia ante un público animado por la bebida y la festividad.

Las tres se miraron y tomaron posición comenzando a sonar una música arababica muy poco común por aquella zona. Las muchachas se movían de manera hipnotizadora, sus caderas, sus brazos, los movimientos mas simples de su cabello eran algo fantástico y digno de ver, hasta que entonces el cielo comenzó a oscurecerse y los músicos pararon, Olivia paro al momento al igual que Rose, Fir no se dio cuenta hasta que abrió los ojos y miro al cielo asustada cuando el haz de luz la señalo a ella e inscribió un tatuaje en la zona derecha de su vientre, una serpiente.

- ¿¡Fiir, estás bien!? - Pregunto Rose alterada cuando todo volvió a la normalidad, Olivia automáticamente tiro de ambas hacia abajo del escenario, la gente murmuraba y comenzó a rodearlas. Olivia y Rose mantenía a Fir rodeada para que nadie se acercara a ella.

¡La bailarina es una de ellos...! ¡Increible...! Olivia gruñía suavemente y Rose miraba de reojo a Fir, esta estaba paralizada de miedo sin saber que hacer.