Partida Rol por web

Mientras Fir hablaba con sus amigas avisándole de la situación, el resto de los lugareños no se quedaron de brazos cruzados. Comenzaron a mirar a Eikatsu y Ainzel con un brillo en los ojos y sonrisas. Uno de ellos se acercó al nigromante y pasó su ancho brazo por sus hombros.

-¡Pero mira quiénes están aquí! Son nuestros héroes. Venid venid, hay alcohol y comida para todos, además de unas bellezas bailando en estado puro.- miró a las compañeras de la pelirroja. Su aliento olía a alcohol y se veía bastante borracho.

Sin esperar respuesta fue empujando a los dos chicos al centro del bar y los sentó en una silla, poniéndoles por delante una buena bandeja con un pollo asado y grandes jarras de cerveza. Los clientes no parecían importarles la apariencia de cada uno, eran sus héroes y eso era lo importante. Iban a ser salvados por ellos, pero no todos estaban de acuerdo.

De fondo se veía a un par de personas mirando con mala cara a los invitados, se veían molestos por la presencia del chico de la máscara y el nigromante. Algunos ponían cara de asco y de negación, mientras que otros veían con el ceño fruncido a los dos. No estaban de acuerdo que los héroes fuesen ellos, no eran de confianza. Pero eso pasó desapercibido. De pronto casi todos los que se encontraban allí alzaron sus jarras y se dispusieron a brindar.

-¡Por nuestros héroes!- acto seguido se escuchó como gritaban de júbilo.

Habiendo llegado a la posada de Fir, el nigromante observó como la bella joven se dirigía a conversar con sus amigas.

Esperemos a que resuelva sus asuntos y luego iremos a por tus pertenencias. Expresó de manera indiferente al enmascarado.

Si bien estaba un poco apurado por terminar cuanto antes con la misión, la cual sin duda le llevaría mucho tiempo que en otro momento habría utilizado para continuar sus estudios, sabía que debía esperar a que los dos resolvieran todo antes de partir.

Mientras esperaba a que Fir finalizara su conversación, unos individuos un tanto borrachos les invitaron a beber, comer y disfrutar de las bellas bailarinas, algo que el joven nigromante habría disfrutado si no fuera por el hecho de que uno de los hombres se había tomado la libertad de entrar demasiado en su espacio personal, algo que hizo que frunciera su ceño un tanto molesto.

No tardó en notar, mientras unos festejaban, que un par de individuos parecían molestos y les dedicaban miradas de asco y enojo tanto a Ainzel como a Eikatsu. El joven sabía que eso no podía ser una buena señal.

Preocupado por esas miradas, en un ambiente lleno de borrachos, el nigromante se acercó al enmascarado y le susurró su preocupación.

Deberíamos marcharnos cuanto antes, algunos no parecen contentos con nuestra presencia.

Tras decir eso, levantó una jarra expresando alegría, como si estuviera brindando, y comenzó a caminar hacia Fir.

Lamento interrumpir la reunión, señoritas pero creo que pronto tendremos que retirarnos ya que algunos no parecen estar a gusto con mi presencia o la del enmascarado.

Me despedí levemente con la mano de Fir mientras se dirigía a sus asuntos personales, después respondía Ainzel -si, aunque sin duda habrá que tener cuidado, no sería bueno que rompamos ningún vial- dije a modo de leve broma, aunque realmente tenía su parte de verdad.

La gente de la taberna se animo demasiado al vernos, yo personalmente prefería ser menos notado que todo aquello aunque fuimos llevados casi a la fuerza a las mesas donde todo el mundo festejaba que habían sido elegidos los heroes, -yupi, seguro que me alegro tanto como los que aquí estan, que no tienen que mojarse el culo-.

En todo caso había cerveza, no era muy buena, pero era cerveza, así que fue lo único que me hizo aceptar acompañarlos para escucharlos brindar y brindar mientras yo bebían algo de cerveza. -Cierto, en el peor de los casos se montará una trifulca en la taberna, así que habrá que recortar tiempo- respondí a Ainzel mientras le daba un trago largo a la cerveza.

En cuanto estuviese lista Fir era momento de escap... ir con el resto, aun no me acostumbro a esto de ser "popular"

"Schwindra..." pensó Farnad recordando sus tiempo de esclavo... le costaría mucho contener su ira si viese a otros niños en la situación que él estuvo, pero no era el momento de seguir pensando en ese pasado, había que ir a comprobar la seguridad de las princesas, esa era la prioridad...

Al preguntar Ashura sobre sus habilidades Farnad envuelve una de sus manos en fuego negro... - Soy guerrero, pudiendo usar varios hechizos para potenciar mis habilidades o imbuir mi arma, y suele gustarme estar más en la vanguardia... ¿y tú? ¿Eres de las que la gusta la protección de las sombras, o luchas de frente con tus enemigos?... - respondió Farnad a la vez que disipaba las llamas de su mano...

Aunque hubo algo que le llamo la atención sobre la conversación... - No tenía constancia de que las Tierras de la Manzana tuviesen una princesa... 

Fir hablaba amistosamente con Olivia hasta que los dos muchachos las interrumpieron, Olivia puso mala cara en cambio Fir simplemente dio una cabezada asintiendo.

- Cla-claro, ahora mismo voy... Disculpad. - Fir se puso en camino a las habitaciones donde estaban alojadas con Olivia al lado ya que ella tenia la llave. Tardaron cosa de 10 minutos en bajar, el ambiente seguia tan festivo como siempre, Fir bolsa algo abultada de tela, parecia que ahi llevaba solo ropa y no tenia pinta de pesar mucho. 

- Va-vamonos... - Dijo a los muchachos acercandose a ellos con una suave sonrisa en sus labios y se fueron los tres en dirección a la salida. Fir echo una mirada hacia atrás y alzo su mano libre para despedirse de Olivia ya que Rose estaba mas ocupada entreteniendo a los demás.

Salieron de la posada y Fir miro al chico enmascarado.

- Ahora, le tocaria a usted. ¿No...? - Pregunto con cierta incognita mientras esperaba a que se pusieran en marcha de nuevo.

Al parecer la interrupción, que el nigromante y el enmascarado, habían causado durante la conversación de las dos bellas mujeres, no fue bien recibida por una de ellas. Al nigromante le preocupaba más la reacción de las miradas de desprecio de algunos individuos allí presentes así que prefirió ignorar el enojo de la mujer llamada Olivia.

Fir parecía comprender lo que sucedía, algo que Ainzel agradeció en silencio, asintiendo y contento por su comprensión.

Una vez que la bailarina buscó todo lo que necesitaba, los tres se dirigieron a la salida de la posada. Aprovechando que Fir se despedía de Olivia con su mano, el nigromante aprovechó también para disculparse e inclinarse a modo de despedida.

Lamento las inconveniencias. Se disculpó con Olivia a la vez que le dedicaba una sonrisa amarga, un tanto arrepentido por interrumpir la conversación de las dos. En otro momento les habría dado más tiempo pero, lamentablemente, el ambiente parecía que empeoraría si permanecían mucho tiempo allí.

Cuando salieron del establecimiento, Ainzel asintió a la pregunta de Fir.

Así es, acompañamos al enmascarado a buscar sus pertenencias y luego regresamos cuanto antes con el resto.

La mirada del nigromante fue concentrada en el albino.

Tú nos guías, nosotros seguimos. Expresó mientras hacia una indicación con la mano derecha para que les guiara.

Terminé la jarra de bebida que tenía entre mis manos cuando Fir se dirigía a nosotros, no fuimos bien recibidos del todo por sus compañeras pero tampoco era algo que me importase demasiado a fin de cuentas Fir se iba a tener que ir lejos. -La familia no es algo útil- pensé para mi mismo recordando el pasado.

En cualquier caso Fir volvió con sus pertenencias en una bolsa y nos dijo que ya era nos podíamos ir. Dejé la jarra por cualquier lugar y me marché con ellos dos -no tienes que ser tan respetuosa Fir, no soy ni mayor ni importarte- reí suavemente después de aquello, se me hacía raro ser llamado usted.

Sirviendo de guía los llevé hasta el distrito comercial donde las tiendas esperaban vendiendo su mercancía, por suerte la mía estaba intacta aunque la dejé, sin duda alguna haberle dado aquellas monedas al guardia me había sido útil ahora mismo. Suspiré melancólicamente mientras le daba las gracias al guardia con una reverencia para subirme en mi pequeño carro con todo adentro.

-Veamos, esto sirve, esto no, ¿de donde salía esto?, ohhhh esto es útil- estuve un rato con aquella frases de monólogo interior removiendo todo lo que había. Comencé a meter varias máscaras e ingredientes en una bolsa*, incluí frascos y las herramientas que posiblemente necesitaría, no pude incluir muchas pociones ya hechas así que el resto solo podía hacer una cosa.

-Mmm esto, Fir, Ainzel, podéis tomar lo que queráis el resto lo regalaré- dije tranquilamente sabiendo que más de un vendedor cercano ya estaría mirando que quedarse

Un extraño grito de terror comenzó a escucharse por las calles, y en breve cesó la música y las risas del festival, ahora eran gritos de terror y miedo, ¿Qué ocurría?

-Están asaltando el castillo, alguien quiere llevarse a las princesas, ¡Que alguien haga algo!, ¡Necesitamos héroes!.-Gritó una voz femenina bastante aguda, tan aguda que todos fuisteis capaces de percibirla con total claridad.

¿Qué ocurría?.

No tardaron en llegar a donde se encontraban las pertenencias del Eikatsu. El nigromante se dedicó a observar como el albino rebuscaba entre sus cosas, tomando lo que necesitaba y descartando lo otro.

Luego de un momento, su compañero les ofreció el resto que ya no necesitaría, algo que Ainzel estaba dispuesto a aceptar, si las pócimas tuvieran alguna utilidad para él.

Cuando se disponía a preguntarle sobre lo que tenía a disposición para decidir que tomaría de allí, escuchó un grito de terror que llamó su atención por completo, olvidándose de lo que iba a preguntar anteriormente.

Alguien estaba atacando el castillo, y no necesitaba pensarlo demasiado para llegar a una respuesta de quién se podría tratar.

¡Debemos ir hacia el castillo! Lo más probable es que el resto esté también allí. No hay tiempo que perder. ¡Vamos! Dicho eso, el joven comenzó a correr en dirección al castillo.

Fir siguió a los muchachos hasta el lugar donde el enmascarado tenia su tienda montada. Se puso a mirar nada más llegaron, pero, ¿qué haría ella con una poción? Se quedo pensativa mirando las pociones hasta que escucho el grito.

Alzo ambas cejas y miro a su alrededor, para cuando quiso darse cuenta el nigromante acababa de salir corriendo, Fir lo siguió preocupada y como podía siguió corriendo hasta la procedencia del grito, no era momento de mirar pociones.

Farnad al escuchar la voz no pensó... solo actuó... agarrando con fuerza la empuñadura de sus espada sale corriendo hacia el palacio... - ¡Quien pueda seguirme que lo haga! - bramó a todo el cuartel, aunque su mirada iba dirigida hacia sus nuevos compañeros...

Podría ser alguien gastando una broma de mal gusto... pero no podíamos permitirnos el lujo de ignorar la amenaza... Si la princesa que tenían delante de sus ojos sucumbía... ¿cómo pretenderían defender a las de otros países?

Según corría a toda velocidad entre las calles, iba comprobando la situación... observaba techos... callejones... cualquier actividad sospechosa que pudiese haber... ¿sería el Rey Demonio solo? ¿secuaces?... esas dudas eran lo único que pasaban por su cabeza, junto con la determinación de llegar al palacio cuanto antes...

Aquellos gritos repentinos me dieron un sustito y se me cayeron algunas cosas de las que tenía en las manos -menuda forma de gritar tan aguda- pensé recogiendo mis cosas, al parecer nos iba a tocar trabajar mucho antes de lo previsto, como me hubiese gustado tener un poco de licor ahora.

En cualquier caso me coloqué bien la bolsa y comencé a correr junto a Ainzel y a Fir, los cuales fueron más rápidos que yo en actuar antes el grito, sin duda no estaba hecho para ser un un héroe, al menos por ahora. -Dejaré las cosas para usted- dije tranquilamente mientras comenzaba a correr a un mercader cualquiera del lugar, no había dejado muchas cosas de valor, todo lo importante lo llevaba conmigo, lo que significaba que mis máscaras iban a estar si o si 

Cuando salisteis a la calle casi todo estaba desierto…bueno, casi todo excepto por Galvan el cual se encontraba “luchando” a muerte con una costilla de jabalí y…unos cuantos guardias que huían aterrados.  

-¡Es el, o dioses, el merodeador albino!, ¡Ha vuelto de entre los muertos, estamos perdidos!.-Gritó con fuerza uno de los guardias mientras seguía corriendo tan deprisa como sus piernas podían.

¿Merodeador albino?...os sonaba de algo, contaban las leyendas que era un mercenario tan viejo como el propio mundo, enorme, osado, sanguinario…no dejaba títere con cabeza y ciertamente no tenía piedad. Había derramado sangre antes de aprender a andar, sin lugar a dudas…un enemigo formidable, el cual desapareció hace ya cientos de años, algunos decían que estaba muerto y aquello era lo más común, aunque otros rumores hablaban sobre que se dedicaba a pasearse por el mundo, buscando un reto jugoso y fuerte, lo más jugoso que pudiera encontrar, un reto que fuera...¡El reto de su vida!.   ¿Y aquel mismo ser  estaba atacando el castillo?. No habría piedad para nadie de aquello podíais estar seguros.

Podíais alcanzar a ver el castillo, del cual comenzaba a salir humo, un humo negro, espeso…no había lugar a dudas, lo estaban asaltando, ¡Habría que darse prisa!...o posiblemente la princesa desaparecería.

La calle sin un alma se llenaba levemente por nosotros corriendo hacia el castillo, me sorprendió un poco cuando mencionaron al albino, levanté las manos como si yo no fuese culpable y se refieren a mí. Claramente no me mencionaban a mi pero en el momento dudé de mi mismo, en todo caso debíamos seguir en dirección al castillo, había humo y el merodeador albino ese no tenía demasiado buen renombre.

-Mmm esto, quizás no sea lo mejor para empezar pero tenemos problemas- hable bajito como siempre y señale el castillo en llamas al resto, si antes no estaba convencido ahora menos pero no había otra cosa que hacer. Me resigne y espere a que el resto comenzase a caminar

Los tres no tardaron en llegar hasta las cercanías del castillo, donde se encontraron con el resto. Al parecer la situación era bastante problemática teniendo en cuenta lo que Ainzel escuchó por parte de un guardia. ¿Un mercenario sanguinario y no muerto estaba atacando el castillo? El nigromante no tardó demasiado en mirar a su grupo un tanto preocupado.

Yo no fui. No recuerdo haber levantado de entre los muertos a ningún mercenario con ese apodo.

De todas maneras, estaba claro que la princesa corría peligro y si se demoraban demasiado en tomar acción, perderían a una de las princesas que debían de proteger para evitar el fin del mundo.

Al escuchar las palabras de Eikatsu, el nigromante asintió.

No hay mucho que pensar, debemos ir cuento antes al castillo y luchar contra este "merodeador albino" ¿O acaso desean que la princesa sea capturada? ¡Vamos!

Sin pensarlo demasiado, el joven volvió a correr hacia el lugar atacado, y, mientras lo hacía, preparaba su grimorio para atacar a quien fuera que estuviera atacando el castillo.

Farnad corría sin parar a través de las calles y callejones de la ciudad... aunque no parecía sentir a ninguno de sus compañeros que se encontraban con él en los cuarteles... "tendrán su forma de llegar hasta el castillo distinta"... pensó el caballero teniendo en cuenta las distintas habilidades de sus compañeros...

Mientras se iba acercando al castillo empezó a escuchar los rumores... a los cuales no hacía demasiado caso... "las leyendas son eso... leyendas... y si algo puede sangrar... puede matarse..." pensaba para si mismo mientras iba encontrándose con alguno de sus compañeros... A pocos metros ya de las puertas del castillo se encontró con sus dos compañeros habituales... - ¡Farnad! Ya pensaba que no llegarías nunca... ¡¡EH!! ¡¿Qué es esa marca de ahí?! ¿¿No me digas que eres uno de los elegidos?? - exclamó con sorpresa Niles mientras Gerard los reprendía... - ¡Menos charla y más correr... la princesa podrá encontrarse en peligro!...

Fir corría detrás de los dos muchachos, alarmada, la princesa se hallaba en peligro y su búsqueda para recoger las cosas no había ayudado nada. Frunció el ceño suavemente y se puso a la altura de uno de ellos en la carrera impulsada por la negligencia mostrada.

- Debemos darnos prisa. - Añadió al comentario del nigromante respecto a la princesa. Al llegar se toparon con los demás, miro a Farnad y luego hacia el castillo con cara de preocupación.

- Tendríamos que entrar, aun que nos hagamos algo de daño. La princesa podría seguir ahí dentro. - Comento mirando a los guardias y a Farnad con sus dos compañeros de andanzas detrás de ella.

Rápidamente comenzasteis a avanzar hacía el castillo, preocupados…y ante las puertas del susodicho, os encontrasteis con el autentico mal encarnado. El merodeador albino.

-¡HAARRRR, HARRR ,HARRR HARRRTITY HARR!.-Reía con voz ronca a la vez que comandaba a un ejercito de demonios que entraran por una brecha de la puerta.-¡Traedme a la princesa!, ¡Harr, harr, no hay tiempo que perder!

El merodeador albino era terrorífico…una alimaña de apenas 1,20, peludo, con un pelaje tan blanco como la nieve, un casco, una armadura pequeñita hecha a medida, una gran lanza, esas grandes y largas orejas, ese rostro felino…y su montura, un lagarto.

-¡HARR, HARR, HARR!.-Rio de nuevo.

Todos continuamos en carrera al castillo, para mi era bastante agotador, no era un deportista de élite o un guerrero, era un vendedor y solía ser una vida tranquila aunque de interés intelectual.

En cualquier caso fui como pude a ello, al llegar no era la mejor cosa del mundo, un  bicho peludo estaba allí riéndose de forma rara y buscando a la princesa. Miré al resto y recuperando el aliento me dirigía a aquel raro ser, aunque la verdad había visto hombres más peludos, algo asqueroso la verdad.

-Esto, disculpa, ¿sabes donde esta la princesa, también la buscamos?- aunque pareciese gilipollas no iba del todo a lo loco, no perdí de vista su lanza, era conocido por ser un sanguinario.

Farnad analizó la situación y se pudo ver cierta cara de decepción en su rostro... "aquello" era el terrorífico Merodeador Albino... El guerrero saca su espada y se pone en posición de combate, esperando que alguno de sus compañeros de la guardia lo siguiese...

- No será hoy ese día Merodeador Albino... no te llevarás ninguna princesa... - dijo mientras envolvía su espada en llamas gracias a su magia...

A decir verdad le era difícil tomarse en serio a tan "diminuto" rival, pero si tenía esa fama... suponía que sería por algo, así que no bajó la guardia por si acaso...