Partida Rol por web

Aquella batalla había llegado a su fin, los guardias imperiales estaban dispuestos a trabarse a melee con la criatura con tal de llegar al punto de reunión pero no fue necesario, el fuego combinado de Pia con el bolter de Deuteros y el remate de la arma centinela fue suficiente como para acabar con la vida del xeno superviviente… un ala voló por los aires mientras restos de caparazón quitinoso eran arrancados con violencia a la vez que los haces de energía sobrecargada del rifle láser de la doctora fundían el abdomen y torso del poderoso alienígena.

Victoria, primer combate y había sido una victoria rotunda y perfecta muy por encima de las expectativas de cualquier estratega teniendo en cuenta el enemigo al que se enfrentaban, pero la operación de refuerzo solo acababa de empezar.

Tan pronto como la pista fue despejada decenas de transportes empezaron a tomar tierra abriendo las rampas de descarga y “vomitando” soldados de tres compañías diferentes. Soldados frescos y ansiosos por entrar en batalla que se iban colocando en posición según las ordenes de despliegue recibidas por sus oficiales al mando.

El combate aéreo seguía teniendo lugar, había bajas en todos los bandos pero fue realmente curioso ver como un trío de cañoneras thunderhawk llevaban sobre su fuselaje a toda una escuadra de marines espaciales de los ángeles sangrientos, no iban dentro sino encima con los retros activos y sus cascos dorados brillando por la escasa luz del planeta, la guardia de honor.

Mientras los soldados imperiales iban desplegándose y dirigiéndose hacia los distintos sectores del anillo amurallado interior, todo el grupo fue capaz de ver, aún en la distancia, como la guardia de honor acababa de entrar en acción, una bandada de gárgolas estaba acosando a una unidad de transportes pesados que llevaban sobre sus vientres tanques pesados. Los xenos habían logrado incendiar uno de los motores del transporte que iba en cabeza, pero en seguida las cañoneras de los ángeles sangrientos se pusieron a volar en formación…
Como si fuera un baile ensayado cientos de veces los marines de asalto activaron sus retros y con un poderoso chorro de aceleración se abalanzaron sobre las gárgolas acosadoras. Las espadas sierra rugieron, las pistolas bolter escupieron muerte y en unos escasos veinte segundos aquellos marines de élite, por encima de los veteranos, lograron exterminar a todos los tiranidos consiguiendo que los transportes dejaran en tierra, por fin, el grupo de blindados de la “Armored penguins”

En tan solo diez minutos la pista de aterrizaje era un autentico hervidero de actividad donde las poderosas voces de los sargentos se imponía incluso sobre el incesante eco de la guerra, era extraño, a cientos de metros de allí había gente muriendo y matando, pero en aquel lugar se respiraba cierta seguridad y tranquilidad.

La valquiria de mando tomó tierra y el mismísimo comandante de los "Dragones de arena" salio a buen paso directamente hacía Emil y su unidad, la cual estaba cerca de los marines espaciales a los que ayudaron.

 - Emil, buen trabajo - dijo ignorando en primera instancia a los marines, para el veterano oficial lo primero era lo primero, los astartes no le decían nada, para él, los Kriegs de la muerte eran más duros que los nietos del emperador - Marines - dijo con respeto a pesar de sus reservas para con el Adeptus Astartes - No localizamos al capitán de los Puños Imperiales, pero la batalla es un caos, se han perdido los anillos exteriores, tanto orkos como heréticos han sobrepasado los muros y de los tiranidos pocas noticias hay quitando las bandadas de los voladores - su voz sonaba algo distorsionada por el filtro de aire de su mascara y antes de poder seguir con el informe el grupo fue sobrevolado por un grupo de thunderhawks que tenían el fuselaje de color sangre, nada más pasar sobre sus cabezas la guardia de honor cayó rodeando a todos. 

 - Bien, como seguía... estamos de mierda hasta las botas, mi compañía va a reforzar el lado este, las otras dos al norte y oeste... y según tengo entendido los ángeles sangrientos estarán al sur reforzando las posiciones - varió la postura y el capitán de la guardia de honor asintió con brusquedad dando a entender que era correcto - no tenemos ordenes para ustedes, pero la escuadra de Emil y su sección os va a apoyar ¿Entendido?

El capitán se quitó el casco y dejo al aire su rostro. De no ser por sus facciones agigantadas propias de los marines espaciales sería un hombre realmente atractivo, rubio, ojos azules pero de mirada triste, facciones bien marcadas - Capitán Mihael, un placer hermanos - dijo con una voz que destilaba respeto y lealtad - Hay demasiados enemigos pero debemos despejar el lugar... ¿Quién está al mando? - preguntó mirando alternativamente a los marines de la deathwatch como a los ultramarines y obviando las graves heridas de Numaios, no estaban para discutir los "rasguños" sufridos.

En aquel momento la radio chasqueó, el canal general se reactivó sin aviso alguno - Sargento Eivander al habla, el capitán Regulus esta gravemente herido, repito, gravemente herido. Tomo el mando directo de las operaciones en tierra - aquella comunicación no le importó a Mihael, pero el General Von Ross, según se veía su expresión corporal no le agradó lo más mínimo, es más, con sus ordenes ya dadas a Emil y su sección, el general se marchó a la valquiria de mando la cual estaba con los motores encendidos lista para despegar y comandar la batalla desde donde fuera necesario - Se necesitan refuerzos inmediatamente, maniobra de envoltura, el flanco izquierdo de los herejes esta expuesto, repito, expuesto, quien pueda oírme que ataque ya

Mihael se quedó mirando al grupo a la espera de su respuesta, sus hermanos de batalla, la guardia de honor permanecía impasible, parecían recias estatuas de oro y cuarzo rojo.

La guerra era así. Una masacre tras otra, en la que sucedían imágenes de grandeza que solo los soldados manchados de sangre y barro pueden llegar a apreciar. Apenas hacía unos segundos con el guerrero tiránido había sido destrozado entre otras municiones por la suya, pero para la doctora aquello había quedado atrás, anclado en la esfera del pasado casi histórico al poder ver de nuevo la potencia de un desembarco. 

La bienvenida a la muerte, con ángeles vestidos de acero, destruyendo al enemigo al sobrevolar con sus propulsores.

Sin embargo había otra cosa esperándoles a ellos: el mismísimo Dietrich Von Ross. La chica escucho con atención sus palabras. Y sus gestos. El comandante sentía resquemor hacía los Astartes y Pía podía comprenderlo. Las grandes hazañas siempre acababan llevando su nombre: su grandes cuerpos y armadura eclipsando con su sombra a los pequeños guardias imperiales. Pero el potencial de los marines era innegable, brutales explosiones de adrenalina. Vidas sobrehumanas tenían que implicar muertes sobrehumanas.

Pero Pía sabía bien cual era su puesto. Era la doctora y como tal sus palabras no valían nada en esos momentos. Se limitó a esperar las ordenes del sargento, rodeados como estaban de guardias imperiales y guardia de honor, tan distintos pero destinados a lo mismo.

A morir por la gloria del Imperio.

Deuteros se adelantó cuando escuchó la pregunta del capitán Mihael: - No hay nadie exactamente al mando, debido a la disparidad de capítulos, pero el encargado de la estrategia de la defensa soy yo Capitán. - respondió al capitán justo antes de que empezara a sonar el comunicador.

El ultramarine supuso que no tendrían apenas un respiro y que en cuanto el capitán Mihael escuchase lo que quería oír les daría nuevas órdenes, pero tras escuchar que el flanco de los herejes estaba expuesto, era lo lógico y deseable. Solo esperaba que pudiesen tratar las heridas del hermano Numaios antes de volver al campo de batalla, y si daba tiempo también sus propias heridas.

¿De estrategia? - para los ángeles sangrientos tantos rangos y responsabilidades variadas era una perdida de tiempo y recursos, pero Mihael era un hombre comprensivo - entiendo - contestó sopesando las posibilidades - Se estaban descargando más y más hombres, equipo, vehículos y suministros de todo tipo

Ariarkus mantenía una posición neutral. Se había predispuesto a realizar una última descarga con su Bolter Pesado sobre el último enemigo. Pero este había caído bajo otros disparos.

Mientras realizaba un cambio de munición, observaba la escasez de la misma. Sabia que tenia que reabastecerse y rápido si debían continuar el enfrentamiento, mientras observaba la zona de descarga, veía a los Ángeles Sangrientos, trataba de descubrir donde estaban los suministros que podrían haber traído.

Dietrich von Ross en persona le felicitaba. Emil apreciaba la proximidad que mostraba hacia los soldados de a pie y no abusaría de su tiempo, tenía muchas cosas importantes que hacer. Era un oficial, de los buenos.

Gracias, señor -suficientes palabras para su superior.

Ya les habían asignado su siguiente misisón, ofrecer apoyo a la guardia de honor. Una orden simple que podría traer graves problemas para su unidad, si su unidad principal tenía un peligroso cometido. Responiendoa  su deber el comandante montó en la nave de mando y se dirigió a otro punto de aquel amplio frente. Dirigir el frente era estrategia, lo que el marine había querido decir era táctica. Él se encargaba de la táctica. Emil no comentó nada, él nunca provocaría escisiones durante un combate. No era profesional.

Castor prestaba atención a lo que estaba pasando con una mitad del cerebro mientras que con la otra se dedicada a tratar las heridas del hermano Numaios. Estaba claro que la armadura necesitaría reparaciones urgentes pero al menos había cumplido con su trabajo de proteger la carne de debajo e impedir la muerte del marine espacial.

Aun impresionado por la intensa batalla, está contento pues todo ha salido a pedir de boca. Pudieron eliminar toda la horda de xenos sin sufrir bajas ni herida, al menos por su unidad, lo que le da una renovada confianza con sus compañeros.

Satisfecho forma con los demás atento a la escena y las nuevas ordenes aunque pensando de nuevo en limpiar las armas como hace siempre después de usarlas, pero no era el momento, aun no. 

Respira hondo pues todo la batalla ha acabado y todavía queda mucha guerra por delante, aprovechar cada segundo es esencial.

     Numaios dejó que el apotecario lo atendiese hasta que el líder de los Ángeles Sangrientos se dirigió a ellos. Se acercó y se colocó junto a Deuteros para escuchar lo que tuvieran que decir. Aquel despliegue, aunque vistoso no le impresionó en demasía. Su capítulo entendía de despliegues impresionantes también.  

Norragh corrió junto a Emil al oir su nombre, mientras los disparos se sucedían a su alrededor masacrando al último de los xenos en pie. "Vamos pequeño tú, Emil llamar."

Al dejar de correr, Norragh se fijó en todas las naves con esos soldados con sus armaduras grandes y bonitas que a Norragh le gustaban tanto. Secretamente, en alguna ocasión había pensado en llevar una de esas y ser llamado "El Gran Rojo Norragh Arrasador Tronchahuesos Machaca-Enemigos"...le gustaba como sonaba....pero al rato olvidaba esos pensamientos, sobretodo cuando le entraba hambre...

Metiéndose un dedo en la nariz, acompañó a Emil y se situó a su espalda, observando con cara bobalicona las naves. Al llegar Dietrich, Norragh tuvo la suficiente presencia de ánimo como para esconder su mano en la espalda y sonreir. En verdad el oficial le impresionaba, era uno de esos humanos a los que más valía no desobedecer, tenía peor genio que Emil (y eso ya era decir). 

Mirando fijamente las armaduras de los marines, Norragh permaneció absorto pensando en su pasatiempo favorito....comer.....pensó en qué le darían hoy....¿se habría ganado ya un buen plato?

Aquello acabo tan rápido como había empezado, parece que la guerra es una amante estrecha y traicionera, no se porque hubiera gustado de un buen combate cuerpo a cuerpo donde los sentidos se ponen a cien y uno olvida durante unos segundos que es un simple humano y que mil ojos acechan en cada esquina para llevarse mi alma para siempre.

Mientras nos movíamos para recibir órdenes, no pude sino mirar a los Ángeles de la Muerte, eran realmente impresionantes, estaba casi alegre de ver que eran como eran. Aunque en cierto punto tenían algo que no me gustaba, esas caras agigantadas no se no era “natural” ¿pero quién lo era en estos tiempos?

Mientras llegaba el Sr. Von Ross y compañía, yo peleaba con mi rifle laser que había quedado encasquillado, vaya suerte el primer combate y el rifle ya falla. Mientras le daba algún golpe sin demasiado cariño, intentaba estar atengo a las conversaciones que se desarrollaban, parecía que no íbamos a estar inactivos demasiado tiempo, así que empecé a rezar unas oraciones antes del siguiente embate.

Laocastus comprobó el estado de su cañón de fusión, la munición de que disponía. Comprobó el estado de su lanzallamas, y la munición de que disponía. Comprobó el estado de su pistola bólter, y la munición de que disponía. No iba a relajarse porque la amenaza inmediata estuviera fuera de circulación. Sin embargo, no podía evitar sentir una cierta satisfacción ante el trabajo bien hecho. - Dónde se nos necesita, capitán Mihael? - dijo sin ambages. 

Numaios fue sanado gracias a la intervención del apotecario, el cual con su nacterium y la mejora genética de los astartes sumando el poder curativo de la propia armadura de combate. El serpiente de hierro fue sanado en gran medida, y a pesar de seguir herido se encontraba mejor.

Deuteros y Asteron también estaban heridos, pero el tiempo apremiaba, Castor no podrá atender a ninguno de los otros dos, pronto habría que partir al frente nuevamente.

Las otras cuatro escuadras de los guardias imperiales estaban formados detrás de la unidad de Emil a la espera de ordenes. Los guardias, rudos y duros intercambiaban comentarios de admiración sobre los marines espaciales frente a ellos, jamás habían visto a uno... ver a tantos juntos ya era un espectáculo

Norragh dividía su escasa atención entre contemplar las bonitas armaduras con vivos colores de los Marines Espaciales, sus enormes armas y esas extrañas protuberancias que llevaban en la espalda y los estruendosos pájaros de fuego que no hacían más que pasar por encima de su cabeza......"Emil....¿que yo hacer ahora? Norragh hambre....¿Poder comer?" le dijo en voz baja...todo lo baja que se podía para un ogrete de su tamaño...

Jaden aun se lamentaba por la pérdida de las tarántulas pero no había nada que hacer ya, dedicó un par de oraciones a los espíritus máquina y volvió con sus hermanos, no tardarían en entrar en acción de nuevo y eso le permitiría cobrarse las pérdidas.

-Listo cuando queráis hermanos- anunció despues de un chequeo rápido de equipo.

Mientras escuchaba la charla y reprimia a Klauss por haberse separadod e mi, recolocabamos el equipamiento, recargando la munición y poniendo todo dispueto para esta batalla sin fin.

Los sentidos aumentados propios de los astartes sumados a la alta sensibilidad para captar señales acústicas del casco de la servo armadura hizo que los marines espaciales captaran ruidos y gruñidos preocupantes que provenían de la obertura en el suelo por donde los tiranidos habían irrumpido en la base.
Inequívocamente sonaba a un mar de "patitas" que avanzaban a tropel, seguramente bajo vuestros pies, ahora una pregunta nueva salía a la palestra ¿Obedecer al Sargento Eivander? ¿Id e investigar aquel ruido que se iba apagando por momentos?