Partida Rol por web

Locken se movió un poco cuando la mujer despertó y la otra hermana bajó las armas, pero el no pensaba bajarla en absoluto. Miró a su superior directo y luego a Edgar, quería saber el estado de la astrópata y si podrían evacuarla y quitarse una de las partes de la misión. 

Después ya podrían ir de caza y captura.

-Nada. Ya hemos vuelto. Descansa y recupera fuerzas, pronto las necesitarás.-Aurelia la colocó el pelo detrás de la oreja a modo de que estuviera mas cómoda con la situación y en señal de cariño. -Maldita sea, solo es una chiquilla.-pensó la sororita. Pero una voz en su interior la contestó.-¿No eras mas joven que ella cuando enfrentaste tu primera batalla?.Aurelia no se contestó.

Jonah seguía tenso, y no era para menos. Estaban en mitad de una zona enemiga, y pronto estarían sin duda en un estado de inactividad que los dejaría a merced de cualquier enemigo que apareciera.

"O que ya estuviera aquí..." pensó amargamente. Allí había algo que no le acababa de agradar. 

-¿Todo en orden? Si es así, estamos perdiendo tiempo. 

Edgar se incorporó junto al cuerpo de la mujer inconsciente y le hizo un gesto a Jonah, indicando que no había advertido nada extraño en el estado de la astrópata ignorando por supuesto la falta de consciencia del que hacía gala.

Afirmó de nuevo el lanzallamas con las dos manos para no desequilibrarse y retrocedió alejándose de ella, dejando claro que, evidentemente, y bajo su punto de vista, estaban perdiendo el tiempo.

-Bueno, ya sabéis que hemos venido a hacer. Hermana Palatina Aurelia, es bastante probable que tanto mis hombres como yo caigamos en un estado de inconsciencia, estado que ignoro cuanto durará, cuando empecemos con ésto. Deben protegernos. El futuro de toda la operación imperial, y desde luego de éste operativo inquisitorial, puede depender de nuestro desempeño. Espero despertarme con la cabeza pegada a los hombros, si es que ésto funciona como creo que lo hará. 

A continuación, Jonah se giró hacia sus hombres, sacando uno de los frasquitos y aquel aparato. 

-Conocéis las instrucciones-dijo, mientras se sentaba con cuidado en el suelo, cerca de la astrópata y apoyado contra una pared-beber el frasco-apuró el contenido del recipiente-y colocar los dispositivos en nuestras orejas-añadió, colocándose el suyo-y el otro en la de la astrópata.

Esta vez, esperó a que sus hombres estuvieran ya a punto antes de ejecutar el último paso. 

Edgar,se colocó el dispositivo en una de sus orejas y, dando varios pasos hasta dar con su cuerpo contra la pared, se dejó escurrir hasta el suelo con un gruñido grave.

Para adentro.

Sacó el frasquito y vertió el líquido en su boca sin ningún reparo. sobre sus muslos descansaba Sally y el hombre palmeó ligeramente su arma con afecto. Miró hacia Jonah y dio un cabeceo respetuoso hacia él. Tras eso, miró a Demetrius.

Locken asintió y sacó el frasco.

No le gustaban esas cosas, sobretodo porque no sabía que iba a suceder, así que imitó a Edgar y rezó al Dios Emperador porque en realidad todo saliera como se supone que debería salir. Se apoyó con cuidado contra la pared y se quitó la máscara protectora que llevaba con el casco.

-Salud -musitó por lo bajo y se bebió el contenido sin que este tocara la lengua, como si fuera un chupito de amasec malo. Tras eso se colocó el pinganillo e hizo una seña a Jonah para que supiera que él estaba listo.

Ambas pudisteis ver que quedan dos frascos libres y dos dispositivos para las orejas

Eva enfundo sus bolteres mientras observaba con su mirada aburrida los preparativos que  realizaban con cierto esmero los soldados. Cumpliendo ordenes hasta el final.. pensó y un leve movimiento afirmativo  de su cabeza fue lo único que mostró mientras aquellos que venían a despertar a la astrópata terminaban sus preparativos.

De soslayo, se percató de que dos dispositivos ,con sus sendas pocimas; estaban a la vista y dispuestas para quien quisiera acompañarles. Giró la vista hacia su Hermana Superiora y pregunto en silencio que nuevas ordenes deberían ser acatadas.

- Hermana Aurelia,  si veis que es necesario que nosotros acompañemos a estos soldados en su misión, tan solo tenéis que ordenarlo,mas me ofrezco para  cuidar este improvisado campamento  y de ustedes.-  señalo  al resto de sororitas:- Nuestras hermanas, aunque leales y eficientes, están cansadas y  no creo que  puedan realizar las guardias tan buenamente  como si estuvieran   al 100%.-

Acomodándose entre el parapeto y el resto de hermanas, finalizó:

- Hermana Aurelia, si queréis que sea yo quien acompañe a los soldados, cumpliré vuestras ordenes sin reservas. Pero me gustaría que tuviese en cuenta mi observación.-

Aurelia observó con sus fríos aojos azules como los soldados caían rendidos tras beber el líquido y ponerse esa especie de orejeras. Luego las palabras de la hermana Eva hicieron que mirara a esta.-La tengo en cuenta Eva, la tengo en cuenta.-Enfundó la pistola y sacó de su espalda el pesado bolter tormenta de los Astrates. 

Las hermanas de batalla supieron que podrían unirse a los Storm Trooper, pero al final decidieron cuidar de las suyas y del resto, no siendo invitadas por los hombres... su deber se enfocó a otras pesquisas igual de urgentes que las de las tropas inquisitoriales.

El segundo al mando que ascendió por las duras circunstancias cumplió las instrucciones del inquisidor a raja tabla, colocó aquel aparato en el oído de Isabella, interconectó el resto de aparatos y todos bebieron de los frascos... lo que siguió fue una pesadilla en vida.

Las nauseas fue lo primero que sintieron, los tres soldados de élite empezaron a vomitar todo el contenido de sus estómagos sobre el frío y metálico suelo... mientras se iban recuperando de los rápidos síntomas que empezaban a padecer... luego sus ojos se tornaron grises hasta llegar al blanco puro, parecían invidentes para las hermanas de batalla, pero los tres veían... veían más allá del espectro normal, estaban viendo la propia disformidad, el fin de los tiempos y su inicio, la vida y la muerte, el dolor y el placer; demasiadas sensaciones a la vez que desembocaron en una fuerte jaqueca... la inflamación que sufrieron fue aumentando sin freno alguno terminando por provocar fuertes hemorragias nasales y por los oídos hasta que al final cayeron al suelo aparentemente en coma mientras se convulsionaron durante unos agónicos segundos...

Y ahí se quedaron las hermanas de batalla, solas. Irelia seguía dormida a pesar del espectáculo mientras que la otra novicia se mantuvo recta y en pie con una expresión de horror e incomprensión...

Los tres aguerridos soldados se quedaron en posición fetal conectados por aquel extraño aparato a la astropata que no demostró reacción alguna, se mantuvo exactamente igual.
Ahora Eva y Aurelia estaban solas, en silencio en aquel lugar escondidas del archienemigo...

El dolor ya no lo sentíais, se había disipado con facilidad, ahora... ¿Donde estabais? Era difícil y confuso, todo parecía un sueño, y la sensación de que habían pasado tres milenios era tan fuerte que asustaba hasta al más aguerrido soldado.
La atmósfera, el ambiente era intrigante... la luz era grisácea y se veían destellos dorados como un Sol hecho de oro por muchas partes, pero donde debiera iluminar, hacía todo lo contrario, era como si fueran rayos de ese color sin luz alguna...

Frente a vosotros había una gigantesca cadena montañosa, con las cumbres nevadas y azotadas por una violenta tormenta eléctrica, nubes por todas partes, nubes oscuras y grandes, densas que costaría hasta atravesarlas con una valkiria; todo se veía inhóspito, un erial sin vida y golpeado por una naturaleza violenta... hasta que os girasteis.

Un enorme palacio apareció, sin duda no sabíais si estaba ahí, la sensación de que acababa de aparecer era muy real, pero ahí estaba... muchos mundos Schola tienen una representación real y parecida al palacio Imperial, y aquello era demasiado igual al palacio del sagrado Emperador. Sus puertas doradas y enormes estaban abiertas de par en par, y un aire cruel salía de ahí... ¿Deberíais entrar?

La verdad es que, aunque comprendía que el Inquisidor no les hubiera explicado los detalles, creía que habría sido elegante decirles que podrían sentir alguna molestia. Los momentos en los que empezaron a expulsar fluidos y convulsionarse fueron simplemente infernales... Pero cuando se despertaron, aquello no fue mucho mejor.

Estaban en un lugar muy extraño, probablemente parte de las cosas que habían vislumbrado mientras se retorcían en el suelo de la nave. Y junto a ellos, aquel palacio... 

Jonah se aseguró de que seguían teniendo las armas... No sabía donde estaban, pero prefería tener la capacidad de defenderse si se diera el caso. Además, allí había algo que simplemente no estaba bien. 

No es que tuviera desorientado, es que simplemente no se había encontrado.

Dio una vuelta sobre sí mismo, contemplando el lugar y casi se sintió mareado y con ganas de acabar vomitando. El lugar no estaba del todo definido, o eso le parecía... y que un palacio se alzara ante ellos no ayudaba al hombre a situarse. Se tambaleó y , por instinto se aferró a su arma. Al menos Sally seguía allí. Con eso le bastaba.

Avanzó un par de pasos, casi convencido de que el moverse más rompería algún tipo de ilusión, mas no fue así, el sitio se mantuvo extraño, igual que cuando había tomado consciencia de él.

No le gustaba, así de sencillo, y como no le gustaba no se contuvo en gruñir para que sus compañeros supieran de su descontento. Edgar era así de generoso y le gustaba compartir.