Cuando regresaron al cuartel buscaron a Ainha. No tardaron en encontrarla, todavía estaba en la cama y parecía no encontrarse muy bien.
Por mucho que Fernand le insistiera, no consiguió que aquel día se moviera. No sabía qué le podía pasar, al tocarle la piel parecía estar caliente y una película de sudor pegaba su cabello a la frente. No hubo manera de convencerla para ir a la enfermería ni nada. Decía que sólo necesitaba descansar...
Al día siguiente acabó en la enfermería, donde pasó unos cuantos días hasta que se recuperó de una enfermedad que había contraído, según os explicó, en los sótanos del Botijo. Cuando se encontró mejor, os habló de ratas horribles, con espectros verdosos y zombis, y fantasmas... Os habló de un amigo, que se llamaba Gilas y con el que había ayudado al fantasma de una elfa a volver junto a su amado. Y también os habló de ratas horribles, que habían hecho que enfermera.