Con una amplia sonrisa, Soleiyu puso en marcha el plan. No os llevó mucho tiempo cambiaros un par de prendas - las exteriores, pues con las capas ya disimulabais bastante-. Sin embargo, mientras os adentrabais por la entrada principal de tu nuevo hogar, unas palabras salieron susurradas de sus labios, desde detrás tuyo.
- La verdad es que sí que parece tener lagunas... Como nos encuentre, no creo que sirva mucho, así que si la vemos de lejos, salimos cada uno corriendo para un lado para ponérselo más difícil, eh? - La tenue voz de Soleiyu se oía amortiguada, por los susurros, pero no carente de cierta emoción contenida, quizás de diversión. - De todos modos, no te preocupes, que ya me conozco esta torre de arriba a abajo; si he de ir solo, nos vemos en la puerta del viejo gruñón, vale? - Reafirmó estas palabras con un guiño y siguió caminando, con cuidado, casi de puntillas.
La calidez de las diferentes chimeneas inundaba el interior, a excepción de las habitaciones subterráneas y los suelos alfombrados ayudaban a reducir el ruido de vuestras pisadas - al igual que las posibles pisadas de Velania-. Rompiendo el silencio, la despreocupada voz de Soleiyu se abrió paso, susurrando sobre cosas completamente banales. - Fuera se estaba bien, pero se agradece el calor de las chimeneas, no crees? Esto no está tan lúgubre como lo recordaba. Será Velania? Hay bastantes más figuritas... - Agarró una miniatura de porcelana, con forma de tres bravos corceles rampantes y situada en un pequeño escritorio. Se paró a contemplarla, curioso, para soltarla a los pocos segundos - No todos los sitios de esta ciudad son tan agradables... Si supieras los lugares que puedes encontrarte...-. Serio, con estas últimas palabras, siguió caminando. Siguió maravillándose por varias de las figurillas y cuadros que adornaban los pasillos.
Lo que podía ser una trayecto rápido se convirtió en un trecho dificultoso, pues Soleiyu parecía entretenerse, fascinado, con cada detalle que veíais y además estaba el añadido de no querer encontraros a Velania. Subísteis las escaleras en dirección al despacho de Rott y pasasteis por vuestras habitaciones.
Es posible que la joven y muy bien desarrollada Shaon estuviese preparándose para descansar, o quizás para ducharse, tras un duro entrenamiento matutino. El caso es que la puerta entreabierta de su dormitorio -una puerta que por regla general solía estar cerrada- te permitió entrever - más bien, os permitió - mientras pasabais, a la "inquilina". De espaldas a la puerta, Shaon se encontraba desnuda de cintura para arriba, vistiendo tan solo sus ceñidos pantalones de cuero de color carmesí. No pudisteis evitar aminorar el paso ante semejante visión, medio embobados y sorprendidos ante la situación, a pesar de seguir avanzando. Shaon, agachándose ligeramente para coger alguna prenda de vestir de su cama giró, de repente, su cabeza, mirando hacia la puerta. No podrías decir si llegó a verte o no. Retirándote rápidamente y avanzando para salir de su posible campo visual, viste a Soleiyu mirar fijamente durante unos instantes al interior, como concentrándose y en seguida echó a caminar, cogiéndote de tu muñeca derecha - Vamos, vamos! no tendremos una oportunidad como ésta!- Susurrando, aceleró el paso para alejaros, justo en dirección a la estancia de Brott. Al fondo, la puerta de Shaon, se cerró, como si no pasara nada. Shaon no se asomó.
Al final llegasteis a las puertas y pasasteis tal y como te dijo que hicierais, el maestro Rott. Justo antes de pasar, Soleiyu dijo una última frase, que te hizo pensar que ya la habías oído antes... - Así que mago, eh? Hacía tiempo que Rott no tenía un mago que amase la magia como él; al ejército suelen venir alocados hechiceros... Al final ha tenido suerte el viejo gruñón! je...! - Nada más decir esto, entró.
Cerrasteis las puertas del despacho, abarrotado de papeles, libros y pequeños objetitos de Rott. Pese a encontrarse igual que hace unos minutos, se te llegó a hacer raro, quizás porque se te había hecho largo el tiempo, con tantas preocupaciones para traer a este extraño ser frente a Rott. La voz grave del enano te devolvió a la realidad.
- Bien, señorito; ya estás aquí. Toma asiento y hablemos, que supongo que habrás venido para eso.- Con un leve resoplido, dejó de prestarle atención a Soleiyu y te miró. - Muchas gracias, joven Liam. Supongo que no os habréis cruzado con Velania, no? No, por supuesto, si no no estaríais aquí, vaya cosas tengo... Bueno, Liam, gracias por todo; cierra antes de irte.- Con esas palabras, Rott te despedía de esta extraña reunión.
- Aaaah...! El caso...- La voz de Soleiyu se interpuso sobre la de Rott, cortándole de golpe y logrando en él una cara de confusión que nunca le habías visto. - ... es que Liam es una parte de lo que tenemos que hablar.- Soleiyu te miró con agudeza, como si compartierais un secreto. - La verdad, es que es LA parte de la que he venido a hablarte, gran Maestro, y me parece que debería estar presente para entender. Y para saber.- Echándose hacia adelante en su asiento, donde ya se encontraba, abrió los ojos mirando con una extraña fijación a Rott - Para... Saber.- Esta última palabra, la remarcó, dejando que Rott la asimilara.
Tu maestro extendió su mano firme, en tu dirección, extendiendo la palma en un gesto de alto. Los ojos de Rott permanecieron fijos durante un rato en Soleiyu, escrutándolo. Quizás estuvo un minuto, a lo sumo dos, callado, silencioso, sin siquiera moverse. Al final, con cara de cansancio, empezó a asentir, como si empezase a entender el complicado entramado de algo que sólo el podía ver... u oir. Sentándose en su silla, te miró unos instantes. - Supongo que no hay, por aquí, lugar más seguro para hablar de esto... Anda, Liam. Deja la puerta cerrada como está y siéntate en otra silla, al lado de este loco...- Su voz sonó más suave que antes, quizás excesivamente suave, como asumiendo poco a poco una vieja realidad.
A tu izquierda, Soleiyu, se quedó contemplándote conforme te sentabas, sonriente y callado, como si nada hubiese pasado; como si esperase a que prendieses la chispa de la llama, a que reaccionaras ante todo aquello...
Tras cambiarnos de ropa, por fin había llegado la hora de entrar a la torre. Mi rostro se volvió mucho más serio en el momento en el cual cruzamos el marco de la puerta. Cada vez que veía a Soleiyu entretenerse, sentía como si Velania fuera a aparecer en cualquier momento, opte por no decir ni una palabra intentando que mi manera de actuar le hiciese ver que no estaba muy cómodo con la situación. Vamonos ya, venga, muévete y deja la figurita en su sitio.
Tras varios parones provocados por la curiosidad del joven, por fin nos encontrábamos en el pasillo que llevaba al despacho de Rott, allí, una situación que no esperaba hizo que mi curiosidad se activara. Shaon se había dejado la puerta entreabierta sin querer y estaba cambiándose de ropa. Velania había desaparecido de mi mente, hacía mucho tiempo desde que vi a una mujer desnuda y la verdad es que me incomodaba un poco el hecho de que fuera Shaon a quien estaba mirando pero no podía dejar de mirarla. Tras mirar durante un breve periodo de tiempo y presintiendo que podía pillarnos en cualquier momento, me escondí segundo antes de que se girara y seguí camino al despacho. Espero que no se haya dado cuenta. Qué situación más incómoda. Seguro que cuando la vuelva a ver me pongo rojo. Umm.. He de decir que se cuida muy bien. Una sonrisa picarona se dibujo en mi rostro.
Por fin habíamos llegado a la puerta, antes de entrar, el joven dijo una frase que me sonaba haber escuchado antes. Asique por fin ha encontrado a un mago que ame tanto la magia como él. Me alegra ser yo. Mirándolo fijamente y medio riendo, en voz baja mientras entrabamos le conteste. -Si, es que ha tenido mala suerte con sus aprendices.
Cuando cerramos la puerta del despacho, por fin respire profundamente. El trayecto se me había hecho eterno. A pesar de haber venido varias veces a este lugar, hoy había sido completamente diferente. Solo espero que para la salida no me pida ayuda. Por fin podía despedirme. Rott me dijo que me marchase y justo cuando iba a hacerlo, Soleiyu le interrumpió. Dijo que yo era parte de la conversación. En ese momento, mi cuerpo fue recorrido por un cosquilleo un poco desagradable. -¿Perdona?, ¿pero cómo?, ¿qué te dije?, que no quería involucrarme en tus asuntos, no quiero meterme en problemas y menos con mis compañeros de la torre.
Esperaba que Rott se opusiera a que formara parte de la reunión pero por algún extraño motivo, no ocurrió lo que queria. Cuando Rott me dijo que me sentara en la otra silla, apreté el puño y torcí un poco el labio pero sin decir más palabras, tome asiento y preste atención a la reunión.
Soleiyu se quedo un rato en silencio, contemplándote. Al final, rompió el silencio, pero con una voz mas suave, aunque sin perder un ápice de su zorruna sonrisa.
- Supongo que te has llevado una mala impresión de mí. Bueno; es de esperar, pero puedes estar tranquilo. Rott es sabio - añadió señalándole con su mano izquierda, sin perderte de vista - y sabe que todo lo que pasa dentro de Zarassna es bueno... o debería serlo. Así que supongo, que eso me incluye a mí, no?.-
Rott, que estaba pendiente a lo que el joven pelirrojo hablaba, tenía un leve gesto de impaciencia. Siempre le había gustado hablar las cosas de forma directa e incluso en los temas que le costaban, trataba de encaminarlos a lo importante con rapidez. Sin embargo, allí estaba ese extraño joven de caros ropajes dando la lata y quitándole tiempo. Entonces, por qué lo consentía? Permanecía callado, escuchando.
- Rott siempre ha abogado por proteger esta ciudad desde donde se encuentra. Tiene un cargo respetado y cuida de muchos y grandes secretos, joven Liam; puedes verlo con respeto, pero sus hazañas, aunque no todas conocidas por todos, son fuente de grandeza y si conocieses vari..-
- Ejem..!- El enano carraspeó con fuerza y miró a Soleiyu amenazadoramente. Éste volvió un solo instante la cabeza hacia el Enano y con una risa extraña se disculpó y siguió hablando.
- Ah! Je.. jeje... vale, perdona! Decía que...- Soleiyu volvió la cabeza para mirar al joven mago, pero sin embargo, le llamo la atención Bote y la posó con curiosidad en el pequeño bicho - El caso, Liam, es que si supieses de todo, lo mirarías incluso con temor... Como yo lo veo ahora! -
Durante un rato, Soleiyu hizo una pausa, como si quisiera darte tiempo a asimilar, e incluso a preguntar, sobre las cosas que había dicho. Buscó rascar la cabeza de bote amistosamente... y una vez más, Rott tuvo que meterlo en vereda, con otro carraspeo significativo.
- Oh! Peeerrrdón... Es que Bote es muy curioso; más que Korn! - Con una sonrisa, al parecer angelical, pero que ocultaba algún agravio seguro, dejó de mirar rápidamente a Rott y continuó hablando. - Rott mantiene la estructura y el control aquí. Sí, ya eres mayorcito como para saber que la guardia, por muy bien organizada que esté, carece de conocimientos necesarios para sobrevivir en este basto mundo. Entrenan el poder físico, afinan sus armas y se vuelven grandes combatientes capaces de cambiar Reinos, pero en un Mundo donde los reinos dependen de mucho más de lo que ellos pueden hacer. Depender de eso es poco más que un suicidio y una invitación a ser corrompidos desde tu mismo interior. Hay grandes y poderosas criaturas que piden tributos, o que ni siquiera se tiene esa opción. Hay ladinas y oscuras criaturas que vienen de los abismos más tenebrosos e incluso entre los humanos... y enanos y demás, claro. Si supieras los problemas que puedes encontrarte en un sólo día en una ciudad tan grande como lo es Zarassna... - Suspiró, mirando a Bote, algo más serio. - No quiero decir que la capital esté podrida. Como ya te digo, todo lo que ocurre dentro debería ser bueno y eso es lo que la mayoría de gente verá, incluidos tus amigos. Pero que esto sea así no es fácil, sabes? No es fortuito, ni mucho menos. Y en ocasiones, hay que sufrir para ello... Hay algunas cosas oscuras aquí y allí... y pese a que los guardias y el ejército se preparan continuamente para combatir cualquier problema o peligro, no siempre pueden dar a basto, e incluso hay menesteres que no les atañen, o que les desbordarían. Liam. Tú; sí, tú... tienes un ápice de inteligencia para darte cuenta de esto. Supongo que no habrás pensado mucho en ello, pues apenas te concernía pero... Pero hay muchas cosas que necesitan que se les cuide. Un hombre puede quitar todos los tocones de árboles y todas las piedras que molestan en su cultivo, puede evitar que las mañas hierbas y los bosques circundantes se apoderen de sus tierras. Pero si no se cuida de evitar topos, o malas raíces, o incluso plagas y enfermedades, sus cultivos no crecerán.. o peor aún, se marchitarán, se pudrirán... e incluso lograrán que otros cultivos enfermen también.-
El joven noble de ropajes extravagantes parecía mucho más serio ahora, que había parado de hablar, que cuando empezó. Rott parecía atender, silencioso y sólo de vez en cuando, un vago gesto de asentimiento rompía su imperturbable silencio, frío y duro como las rocas. En esos momentos parecía más enano que en ningún otro que antes le hubieses visto. La gravedad de un tema aún no descubierto, hacía que atendiese con la seriedad propia de su raza y eso se notaba en un brillo en sus ojos oscuros... Soleiyu siguió hablando.
- Hay mucha gente nueva y de un tiempo a esta parte todo ha sido estresante, ya que si bien todos los reclutas permanecían dentro de los edificios prácticamente sin ningún permiso... - Frenó un instante de hablar y una nota de sorpresa salió de sus labios con las siguientes palabras - Ah... creías que era casual? - Como si ese inciso fuese premeditado, volvió al tono de voz anterior - Manteniendo a todos los nuevos reclutas dentro, Rott y otras cuantas personas podían controlar la seguridad y estabilidad, no sólo del ejército, sino la de la propia capital. Mientras tanto, los anteriores reclutas tenían la labor, sin ellos saberlo, de estabilizarlo más allá de los muros del ejército. Se controlaron las calles y se ayudó a la gente que no logro entrar en el ejército, a volver a sus casas; se están controlando gran cantidad de caminos y aldeas circundantes para evitar problemas; nosotros... yo... me estoy volviendo loco repasando y revisando una y otra vez cosas que cada año me toca volver a controlar, jeje... Y es que pese a que todo parezca bien, siempre hay cosas que mantener. Tú te estás desarrollando como mago. Bajo las órdenes de Rott, seguro que te volverás un mago preparado para actuar con presteza y potencia ante cualquier situación, no lo dudo! Pero ser mago de Zarassna tiene dos caminos. Y no todos están preparados para ellos...-
Soleiyu abrió un ojo claramente y con una sonrisa de apariencia maliciosa, levantó dos dedos, el primero con la primera parte de la explicación; el segundo después. - El primer camino es el que puedes ver, el que has sentido y vivido este tiempo. Todo es tranquilo; es duro, sí, pues quieres servir al ejército por algún motivo, ya sea conseguir dinero para llevárselo a tu familia, o sólo para tí, o quizás quieras evitar a los guardias, o puede que sea la única posibilidad que te hayan dado; quizás quieras encontrar tu sitio ahí... y quizás lo encuentres, volviéndote alguien importante en el ejército. Desde luego, los lanzadores de conjuros tienen ese camino más fácil en el ejercito pues, si bien no todos confían en vosotros, tienen que admitir que en sus momentos más desesperados, os buscan.. porque os necesitan. El segundo camino... El segundo camino sólo está para quien está preparado. Y Además, es más difícil, pues ha de quererlo, a pesar de estarlo. Pero lo peor de todo es que muchas veces habrá de sacrificar cosas para seguir en él, pues es un camino duro y todos, todos los caminos duros de esta vida, joven Liam, tienen un sacrificio muy grande, que a veces no todos logran entender.-
Rott, que había permanecido callado hasta ese momento, abrió la boca para hablar, con una voz enana, gutural, seria. - Zarassna es muy grande, hijo, y tiene mucha historia. Nada de eso se logra sin una verdadera lealtad. Los enanos sabemos bien de eso; las mejores estructuras se basan en los cimientos más sólidos y nosotros poseemos corazones llenos de coraje sin par. Pero los humanos... Los humanos pasáis fugazmente por esta vida y os lleva a moveros rápidamente; muchos lo hacen buscando beneficio propio y sin pensar en las cosas que pueden suceder a lo largo del tiempo. Sólo piensan en sí mismos y a corto plazo. Pero las cosas influyen... y el mundo sigue. Eso yo lo sé; lo voy viviendo poco a poco. Sabes que te veré envejecer y puede, si tienes suerte, que algún día vea también a algún hijo tuyo crecer. Pero esas cosas no suceden en un lugar sin buenos cimientos. La historia la creamos nosotros poco a poco, hijo... y la historia más dura es la que nadie conoce. Pero hemos de seguirla, hemos de tirar adelante y asumir que las cosas no son tan caballerescas como la Teniente Khaila o nuestro Comandante Caelum puedan llegar a pretender... Liam, aquí donde lo ves, es un engranaje de una maquinaria muy compleja, que logra que Zarassna sea un gran reloj que apenas atrase unos pocos segundos. Puede parecerte extraño e incluso complicado todo esto, hijo, pero... No rehuyas a este joven humano, por muy irritante que pueda llegar a ser; sabe lo que hace.-
Soleiyu, sonriente, asintió con deferencia y respeto ante las últimas palabras del enano. - Gracias, Rott el enano; vuestros halagos no caen en oídos sordos y reciben todo el respeto y honor que se merecen. - Tras decir esto, unas últimas palabras solemnes, al parecer en enano, por la fuerza de sus sílabas y probablemente un dicho enano, por la carencia y formas, salió de los labios de Soleiyu, de forma ceremonial. Cosa, que, por cierto, pareció agradar e incluso poner nervioso a Rott, haciendo que se revolviese, ligeramente complacido, en su asiento. Soleiyu te miró sonriente y calló...
Escuche con atención a Soleiyu y espere pacientemente a que terminara para poder responderle a todo lo que había dicho. -Vamos por partes. Dije un poco abrumado.
-Es cierto que a lo mejor, me he llevado una mala impresión de ti, casi no te conozco y ya has hecho que arriesgue mi estancia en la torre por tu relación con Velania. Respire profundamente, -sin que me digas que ha pasado entre vosotros dos para que no te pueda ver.
-Con esto quiero decir, que a pesar de todo, estoy aquí y te ayude. No me gusta negarle la ayuda a nadie, a no ser que vea que sus intenciones, maneras y comportamiento no son el correcto. Rott acaba de decir que puedo confiar en ti, tengo plena confianza en él y si dice eso de ti, intentare ayudarte en lo que necesites.
-Vale. Bote, que me daba seguridad tenerlo cerca de mí, se poso sobre mi regazo y comencé a pasarle la mano. -Toda persona es corruptible cuando ansia demasiado algo y saben hacerle la propuesta correcta. Pero la cuestión es saber cuándo hay que decir que no. Y todas las ciudades, como una manzana cuando pasa mucho tiempo, se pudren. Es decir, por más que se intente acabar con la corrupción, siempre hablar en algún lugar, alguien que esté haciendo el mal. Mire a bote. -Para eso estamos nosotros, para acabar con esa corrupción constante.
-Asique no te preocupes que soy consciente de que no todo lo que me rodea en limpio. Pero, hare lo que sea por limpiarlo…
Me quede en silencio acariciando a Bote mientras esperaba a que alguno me respondiese.
-El ejército? - La respuesta pareció sorprender a Soleiyu por unos instantes. Sonriendo, se encogió de hombros y negó con la cabeza. - Ellos no están preparados para encontrar el gusano de la manzana podrida, Joven Liam... siguiendo tu ejemplo de la manzana... Si el ejército estuviese preparado para encontrar esos gusanos, éstos estarían advertidos; no sólo sabrían quiénes y desde dónde les buscarían, sino que además... - Haciendo un gesto con la palma plana, como si fuese un cuchillo, continuó con su explicación. - Zas! Cortarían de un golpe todos sus problemas. No, Liam... para poder ver las manchas de la manzana, las más profundas... El ejército no sería más que un impedimento. Así que te pregunto... Cómo crees que se puede actuar contra todo eso? -
Calló, esperando una respuesta. Poco a poco, mientras hablaba, Soleiyu se había echado un poco hacia adelante. Ahora mismo, apoyado con un codo en la mesa de Rott, estaba echado hacia adelante, hacia ti, enfrascado en una conversación que parecía agradarle, llevándola como si de acertijos extraños hablara, aunque para nada lo fueran.
Dos cosas te pasaron por tu mente aguda... Notabas calor y sabías que no era por nervios completamente. De algún modo, seguramente la torre tenía algún sistema de movimiento de calor; quizás de las chimeneas, y estabas seguro de que ese sistema pasaba por el suelo y es posible que por las paredes de esta habitación. Eso y... Soleiyu había vuelto a eludir el tema de Velania.
Esta vez es más cortito, eh? xD Feliz Año, Xan, y que te sea muy próspero. : )
Supongo que con tus consejos. Esboce una sonrisa para quitarle peso al asunto. Atacando por sorpresa supongo. Sin que se enteren de que venimos, ni cuáles son nuestras intenciones. Sabiendo en quien se puede confiar y quién no. Pero vamos, ¿qué aconsejarías tu? ¿Velania sabe algo de esto?
Antes o después pienso sacarle el secreto de Velania. -Y bueno, como ya te he dicho, hare cualquier cosa por limpiar la corrupción de la ciudad.
- Realmente el ejército no tiene nada que ver con eso. No sólo no están preparados, si no que serían un blanco vulnerable y fácil. Rott cuida en todo momento de evitar la mayoría de las conjuraciones dirigidas a distancia contra el ejército, así, es Rott quien cuida del ejército para que desempeñe sus labores. Pero los ojos espías son múltiples en todo momento. Para evitar muchos males, hay que cuidar de Rott, para que no sea atacado. Lo mismo pasa con los jóvenes que cuidan de Rott y además hay que controlar que no haya males mayores. -
Soleiyu paró y buscó algo entre todos los papeles y estanterías. Al final pareció encontrarlo y se levantó para acercarse a ello, no sin continuar de hablar. - Yo no doy consejos casi nunca; es más, suelo pedírselos a los hombres sabios...Por cierto, gran hombre sabio, podría beber un poco de esto? Tengo la garganta reseca... - Mientras hablaba, con su sonrisa inocente en el rostro, se había acercado a una estantería con botellines de cristal de varias formas y numerosas filigranas talladas en ellos. Rott arrugo el entrecejo, pero como no dijo palabra alguna, Soleiyu, al poco, se encogió de hombros y se echó un extraño brebaje morado en un pequeño vasito de plata, de un juego de seis. - Para cuidar de todo, Liam, se necesita ante todo una cosa: Temple. Y por eso Velania ni siquiera sabe de mi conexión con Rott... o dicho de otro modo... de la conexión de los Cuervos Negros, con Rott... - Soleiyu paró. Movió la cabeza para dejar de mirar el vasito y te miró, callando al instante y mirándote con su habitual sonrisa en sus labios, con sus ojos entreabiertos, brillantes.
Seguí con la mirada a Soleiyu mientras este hablaba hasta el momento en el que nombro a los cuervos negros, había oído rumores de que estaban detrás de todo y eran manipuladores.
Interesante… asique los cuervos negros se dedican a proteger a Rott y Rott trata de protegernos a nosotros.
-Vaya, asique perteneces a los cuervos negros, nunca lo habría imaginado, los rumores dicen que os dedicáis a manipularlo todo. Vuestra fama no es que os favorezca mucho.
Luego mire a Rott preocupado. -La verdad es que tenéis una buena tapadera.
- Bueno, ese es un modo de decirlo.- Encogiéndose de hombros, sonrió para después dar un buche a la extraña bebida. - Uhm... Rott! Esto está más fuerte que de costumbre! Tus hermanos están teniendo buena cosecha de Setas allí, bajo tierra, eh? - Rott, como única Respuesta, emitió un pequeño gruñido y con un gesto de cabeza, te señaló.
- Sí, vale, el chico... - De un buche, Soleiyu acabó el contenido del vasito y tras carraspear un poco, siguió con la conversación - La fama no es importante, Liam... Tú eres mago y muchos de tus compañeros recelan de ti, jeje... Es más; cuanta más animadversión tengan los cuervos, menos sabrán de ellos los demás; cuanto mas se obvie para que están, más se delimitarán los demás para averiguar cosas sobre ellos. Es sencillo. Si nadie confía en los Cuervos, nadie molesta a los Cuervos. Si todos creen saber de los Cuervos, nadie sabe de ellos... Y...- Soleiyu dio un paso hacia tí y acercó la mano con la que sujetaba el vasito. - ... si todos creen que los Cuervos Negros van de negro, nadie nos molesta cuando no vamos de negro. Lo ves..? -
Negando con la cabeza, algo cansado de todas las vueltas del humano pelirrojo, Rott suspiró y comenzó a hablar - Más al grano, Soleiyu; no es un crío y está bajo mi tutelaje. Este cabeza de chorlito se encarga de muchas cosas, pero por lo que parece, cree que puedes ser especial, que puedes ayudarle de algún modo, o aprender algo de él... si es que se puede aprender algo bueno de él... Y personalmente, te veo capaz de ayudar. No por tu poder con la magia, que eso puedes ir mejorándolo, y bajo mi tutela lo harás; sino por tu corazón, por las palabras que has dicho hace poco, por ejemplo, chico. Porque estás más que dispuesto por limpiar todo mal. Por ese.... hmm... bueno, sí; carácter. -
Durante unos instantes, se hizo el silencio y pudiste agrupar y reordenar tus pensamientos. Soleiyu escuchó las palabras de Rott. Durante esos segundos permaneció callado. Luego se echó la mano libre a la nuca y sonriente admitió - Bueno, sí; si lo aceleramos todo, viene a ser eso mismo... en parte, jejeje.. - Te miró y pareció responderte a lo que habías planteado antes. - La verdad es que sí que manipulamos, en parte, ciertas cosas. Nadie se libra de los hilos del destino...- Esas fueron sus últimas palabras, como dejando a medias algunos pensamientos.
Parece que el joven tenía un gusto exquisito para la bebida, así como también tenía una capacidad innata para perderse entre sus palabras y liar a cualquiera.
Mire a Rott mientras afirmaba con la cabeza a todo lo que decía. Si, está claro que Soleiyu no va al grano. Cuando termino de hablar, respondí sin pensarlo. -Haría cualquier cosa que estuviese en mi mano para acabar con el mal que azota las calles de esta ciudad.
-Bueno, como dije hace nada, siempre estoy dispuesto a ayudar a quien lo necesite, cierto es, que no comparto vuestra manera de hacer las cosas, si de verdad os dedicáis a manipular aunque sea un poco, aunque también es cierto que es bastante efectivo lo que hacéis, nadie se mete con vosotros y nadie sabe quiénes sois.Ummmm…. Tras pensarlo unos segundos continúe hablando. -Si puedo ayudar y Rott va a seguir instruyéndome en el arte de la magia, podéis contar conmigo.
- Bueno... Pues si cuento con el beneplácito de tu actual instructor y estás dispuesto... - Soltando el vasito que tenía en la palma de su mano, te la tendió sonriente. Incorporado, daba la impresión de ser una invitación, no solo a seguirle, si no a que te sujetaras de su mano. Su cálida, pero traviesa sonrisa prometía cientos de secretos y diversiones; su tranquilidad, mostraba un camino sereno y tranquilo... al menos, eso ofrecía, a simple vista.
Comencé a tender mi mano mientras miraba el rostro complacido de Soleiyu. La tranquilidad que mostraba era contagiosa, pero no podía evitar pensaba en todo aquello que podría pasar a partir de ese momento. ¿Dara un vuelco de 360 grados mi vida? Mi mano seguía acercándose a la suya mientras las preguntas seguían rondando mi cabeza. ¿Qué secretos se ocultaran tras esa fachada que muestra?.
Antes de llegar a toca su mano, me detuve y lo mire a los ojos de nuevo. -¿Que pasará ahora?
- ¿Ahora? Que aprenderás, que descubrirás, que verás, que entenderás... Que tendrás el poder necesario para hacer lo que debes y que sabrás qué es lo que debes hacer. Ahora... -
Con los labios cerrados en una sonrisa llena de confianza y presencia, salió un pequeño sonido del interior de su garganta. Una pequeña risa que denotaba su orgullo y seguridad. - Jeh... Lo que pasará ahora... Es que nada volverá a ser lo mismo. - Notaste, que esas últimas palabras eran acompañadas de un leve movimiento de su mano extendida, como invitándote con ella a seguirle a la gran promesa que su rostro reflejaba.
-Me imaginaba que dirías algo así. Con una sonrisa un poco nerviosa, mire a Bote. -Vamos pequeñín, es hora de moverse. Con un poco de inseguridad por la incertidumbre de que pasaría, termine de darle la mano a Soleiyu. -Pues no perdamos más tiempo, aquí me tienes. Trague un poco de saliva e intente disimular mi estado de nerviosismo, aunque era evidente que no podía hacerlo. Espero que todo cambie para bien. Intente autoconvencerme con el fin de intentar hacerlos más llevaderos.
Sin apenas más palabras, Rott os despidió de su despacho, dispuesto a seguir con sus quehaceres. Nunca fuiste muy ducho en entender los gestos y expresiones de los demás, pero no pudiste evitar el intentar entrever algo en su mirada antes de abandonar la habitación... La salida de la torre tuvo la misma tensión que la entrada; aunque si bien, Soleiyu parecía poner toda su atención en salir con cuidado y en silencio (a diferencia de cuando entrasteis), tú tenías bastantes cosas en la cabeza.
El aire limpio y fresco y el Sol en medio del cielo te hizo recordar que el día había amanecido agradable. Habías preparado una sesión de entrenamiento y sin embargo... Ahí estaba Soleiyu, estirándose con los dedos de las manos cruzados, por encima de su cabeza, con una sonrisa afable y su carácter despreocupado.
- Bueno; a partir de ahora serás el pobre diablo jovencito al cual se le ha enganchado un noble alocado que le gustan los truquitos llenos de luz y espectáculos que ofrece la magia. Acompañame... - Sin más, el noble pelirrojo echó a caminar hacia las puertas, comenzando a contarte una extraña historia sobre un grupo de soldados que en cierta ocasión, trataron de escalar los altos y firmes muros. Uno de ellos se lanzó directo hacia ellos, dando un gran salto y usando como único soporte las flechas que sus compañeros trataron de clavar para que le sirviesen como escalerilla. Si bien logró agarrarse a la primera flecha clavada, esta se partió, la segunda flecha rebotó en las paredes de piedra y una tercera flecha mal apuntada acabó en los cuartos traseros del audaz pero inexperto soldado.
Pese a parecer algo trivial, pronto comprobaste que a tus compañeros - el resto de soldados que iban de un lado a otro ya fuese entrenando o ya fuese a diferentes quehaceres -, el escucharle hablar de tamañas trivialidades hacía que se relajasen. Los que conocían la historia parecían sonreír al recordarla; los más nuevos, trataban de escuchar un poco más conforme entrenaban o hacían sus tareas.
Poco a poco, el murmullo de la ciudad fue llegando a tus oídos. Torcisteis una esquina de unos edificios y allí se encontraba la entrada, con sus imperecederos soldados guardándola. Asombrosamente, poniendo cara de hastío y siguiéndole el juego, ni siquiera pusieron objeciones cuando, efusivamente, te agarró de los hombros con un abrazo y dijo que ibas con él. Es posible que el que fueses mago influyese en que no te pidieran explicaciones, pero algo dentro de ti te decía que Soleiyu estaba acostumbrado a conseguir lo que desease dentro de estos muros, extrañamente...
Tus posibles pensamientos se interrumpieron al ver las calles pavimentadas, más allá de los dos grandes portones, de la gran ciudad. A veces, con el silencio del interior del gran patio del Cuartel, con los altos muros que impedían casi la vista de las casas, excepto las más altas, se podía uno olvidar de que os encontrabais en uno de los lados de Zarassna, en su interior. La gente iba y venía tan atareada que apenas se fijaban en vosotros.
A tu derecha, en el mismo muro, una Posada, El descanso del guerrero, os ofrecía una fresca sombra. Las calles de piedra gris, extraída de las mismas montañas del norte, ofrecían un agarre precario debido a la humedad de las últimas lluvias. Los olores extraños inundaron tus fosas nasales, creando una extraña mescolanza. En algún lugar asaban deliciosos pollos con alguna extraña hierba. El olor a vinos corría por las calles, mezclándose con el olor de sudor de las pesadas y abrigadas ropas de la gente. Animales medio domésticos corrían con sus pelos húmedos de revolcarse por aquí y allá. Incluso te pareció distinguir un dulzón perfume, cosa que hacía pensar que una dama acaudalada había pasado por ahí hacía poco.
Soleiyu miró hacia el norte. Calle arriba, la capital se extendía, creciendo por las faldas de unas enormes montañas y a lo lejos se distinguía tanto el muro interior, que separaba la zona noble de los barrios interiores, como el enorme castillo del Rey. Con una sonrisa, hizo un gesto de cabeza en esa dirección, echándose a caminar entre las concurridas calles mientras temas intrascendentes salían de sus labios. Los cuervos, siempre comunes en Zarassna, parecían saludarle con un breve gesto de cabeza, apenas imperceptible...
Ya no hay marcha atrás, todo estaba decido. Sin mucho tiempo que perder, Rott nos despidió y salimos de su despacho. Que no este Velania rondando por los pasillos. Lo desee con todas mis fuerzas y mi deseo pareció cumplirse. Es cierto que la salida de la torre fue igual de intensa que la entrada pero tuvo el mismo resultado, al parecer, Velania estaba demasiado ocupada como para estar atenta a quien entraba o salia de allí, lo cual nos vino bien.
No sabia hacia donde iba, lo cual me daba un poco de miedo, pero salir de la torre me vino bien. Tomar aire me hizo relajarme un poco, así como también me hizo darme cuenta de la realidad. Me había concentrado tanto en mis pensamientos que al salir y ver tanta gente a mi alrededor hizo que me sintiese como que iba a formar parte de algo muy grande. Volví a tomar aire, mire a Soleiyu mientras hablaba pero no le preste mucha atención y cuando dejo de hablar sonreí forzosamente. -Te sigo, camina que te sigo, dije con la voz entrecortada.
Durante el trayecto, se puso a contar una historia que al parecer a todo el mundo gustaba, he de confesar que tenia un don de gentes. Por la gente que nos miraba, parecía que no era el único que pensaba eso. También pude comprobar cuando llegamos a la entrada y pudimos cruzar sin problemas lo cual me dio que pensar que manejaba a la gente a su antojo y podía conseguir lo que quisiera. Esta claro que es una persona influyente.
Tras cruzar la entrada llegamos a la zona viva de la ciudad. Deje de pensar durante varios minutos en mi futuro. No me terminaba de acostumbrar a ver a tanta gente y tanto movimiento. Pasaba mucho tiempo en la torre y la manera en la que estaba viendo todo lo que me rodeaba me delataba. Intente seguir el ritmo que llevaba mi compañero mientras prestaba atención a todo. Hacia mucho tiempo que no salia y quería disfrutar del momento.
-¿A donde iremos? Me pregunte a mi mismo en voz alta mientras nos dirigíamos hacia el norte de la ciudad.
Con la brillante luz de la mañana, ligeramente solapada por las frescas sombras de los edificios, el camino se antojaba agradable y despejante. Tras tanto tiempo al otro lado de los muros (excepto en alguna que otra escapada de permiso a primera hora o nocturna), el ver las calles radiantes, llenas de movimiento, con los puestos mostrando sus mejores mercancías, te hacían añorar el tiempo en que los estudios no te pillaban tanta vida. Si bien, en el fondo, el poder que irías ganando bien merecía la pena.
Sin embargo, Soleiyu caminaba ajeno a todos posibles pensamientos de estudios, aprendizaje o enseñanzas arcanas.
- Oye, mira! Ahí puedes comprar unos panecillos calientes rellenos de una crema con canela que la traen directamente de Esplendor de Armorial. Seguro que tu compañero de torre los ha probado; entre el recubrimiento de azúcar y el toque de canela les dan un sabor exquisito... Increíble, con qué sencillez puedes llegar a crear algo tan delicioso.- Con su habitual sonrisa, te miró e inmediatamente compró media docena de bollos rellenos, que trajo en una canastilla. Te ofreció uno y siguió caminado, con el canasto en sus manos, donde llevaba el resto de dulces comprados, colocados con mucho esmero y cuidado.
Si Soleiyu hubiese hablado lo más mínimo sobre algún tema serio, si hubiese cambiado un mínimo de actitud, quizás no tendrías esa extraña impresión de que andabas con un lunático; o lo que es peor, que os encontráseis en medio de una cita. Sin embargo, lo único que iba cambiando, gradualmente, era el tipo de calles. Dirías que ibas subiendo, poco a poco, por las faldas de la montaña, hacia los barrios más nobles. Éstos, como bien sabías, se encontraban más allá de los barrios comunes, alzándose a lo largo de las montañas que daban refugio al Castillo del Rey, cobijándolo entre sus escarpadas laderas, casi abrazándolo por lo alto del resto de edificios de la ciudad.
Pero paso a paso, conforme Soleiyu torcía entre calles y callejones, éstos perdían gente y puertas.
Alejándoos, casi sin percatarte de ello, de los caminos más concurridos, éstos se volvían, cada vez más, una serie de callejones. Callejones limpios, como el resto de la ciudad, pero vacíos. Tan sólo iban quedando paredes de piedra, con alguna que otra ventana con postigos de madera cerrados; alguna cuerda alta, para tender ropa, que seguramente no habían sido usadas en estos últimos días; incluso cajas de madera vacías, que alguien había amontonado aquí o allá, para no tenerlas en otros sitios o calles donde pudiesen molestar más... Todo estaba tranquilo y embriagadoramente silencioso.
Una voz rasposa, algo cínica quizás, te sorprendió tras un rato de callejeo, cuando el resto de voces, de ciudadanos, se encontraban ya lejanas.
-Vaya... son esos los bollos de los ricos...? Me has traído alguno a mí? - La voz, algo seca, salía de la garganta de un hombre, de unos 40 años, delgado y harapiento, con barba de cinco días. Sentado con los pies cruzados, en el mismo pavimento húmedo del suelo, el desconocido se vestía con cueros gruesos, probablemente para preservarse del clima y humedades exteriores.
Sonriente, Soleiyu le ofreció uno de esos bollos de delicioso aspecto. - Sí; estos mismos... aunque no están fuera del alcance de nadie, eh? Ni incluso para tí, je je! - Sonriendo, siguió hablando y te presentó. - Bueno, Deszalzhi; memorízate esta cara; el joven, Liam, usará esta entrada por ahora.
El extraño individuo, que había sujetado el bollo que Soleiyu le tendió, pareció entender a Soleiyu. Alzó la cabeza para escudriñarte. La barba engañaba; se le veía más joven, una vez se miraba directamente a sus ojos cristalinos. Quizás no llegase ni a la treintena; aunque, cómo asegurarlo...
- Hola; Liam... Así que joven mago prometedor, eh? - Fue lo único que salió de sus labios, mientras indagaba más allá de tus ojos, esperando mientras tanto tu respuesta...
Si te interesa comprar bollos, valen 2 pp cada uno; una canastilla, como la que ha comprado Soleiyu cuesta 3pp. Cada bollo ofrece un +20 de moral a los ataques debido a lo ricos que están, pero a su vez ofrecen un -20 de moral debido a la preocupación de engordar que le entra a quien lo coma, se haya preocupado antes o no de ello. xDD
Mientras avanzábamos por el camino, Soleiyu se acerco a un puesto y compro algunos panecillos. Me asombraba ver como se comportaba, lo hacía como si no tuviese preocupaciones ni ningún problema, lo cual me sorprendía y aterraba un poco. ¿Cómo puede ser así?
Le seguí el juego y conteste a su comentario sobre los panecillos. -Pues si Phill ha comprado panecillos con tan buena pinta y no me ha dado ninguno, me parece de muy mal gusto. Hice una mueca de broma, la cual termine con una sonrisa hacia la dependienta. -Dame 2 por favor. Uno para Bote y otro para mi. Al decir el nombre de mi fiel amigo, la capucha comenzó a agitarse, el pobre se había puesto nervioso al escuchar comida y su nombre. -Eh, pero te lo daré cuando lleguemos a donde quiera el señorito Soleiyu llevarnos. Luego cogí el panecillo que me había ofrecido y comencé a comérmelo. -Muchas gracias.
Seguimos el trayecto y poco a poco el ruido de las calles ajetreadas fue desapareciendo. Estaba claro que nos íbamos acercando a nuestro destino. -Ummm, nunca había estado en esta zona de la ciudad, vale, tampoco es que salga mucho pero que curioso, eso si, muy silenciosa para mi gusto. Tras caminar durante un tiempo, un hombre se dirigió a nosotros preguntándonos por la comida que llevaba Soleiyu, lo primero que pensé, fue que era un vagabundo, pero la manera de comportarse de mi compañero, me hizo sospechar que quizás se conocían. Mis sospechas desaparecieron cuando dijo su nombre y me presento. Vale, creo que he llegado.
-Hola, encantado de conocerle.Sonreí un poco nervioso a aquel hombre que no paraba de mirarme. Soleiyu no le ha comentado que soy mago. -Creo que has acertado en dos cosas, lo de joven y mago, lo de prometedor aun está por ver, aunque.. ¡porque no!, yo apostaría que sí. Volví a sonreír.
Luego mire a Soleiyu. -Pues sí, está un poco lejos el sitio, seguro que nadie os encuentra. Jejeje.
Deszalzhi giró sus ojos hacia Soleiyu un breve instante, como escrutándolo, a la espalda de Liam. Sin que éste lo viese, Soleiyu le asintió al joven mendigo con su perenne sonrisa y los ojos entrecerrados.
- No ha sido acierto, chiquillo.- La voz de Deszalzhi salía baja, suave, de su reseca garganta. - Lo sé. Igual que otros muchos. Si no, no estarías aquí ahora...-.
Girándose casi al instante sobre su cintura, apoyó una mano en la pared de detrás suyo y un leve murmullo salió de sus labios, dándote la espalda. Mientras se giraba escuchaste a Soleiyu preguntar un - Ya está, Deszi?-.
Deszalzhi se giró de nuevo hacia vosotros, pero no mirándote a ti. - Sí, ya está; y no me llames Deszi...- Mientras volvía a sentarse te habló directamente.- Esta será tu entrada principal, Liam; ahora, si no te molesta mancharte, ve detrás de esas cajas y baja por la alcantarilla. Soleiyu te llevará el resto del camino. Hoy. - Remarcando esta última palabra, la acompañó con un gesto de invitación con su mano a que avanzases; agachó la cabeza al instante y se centró en el "desayuno" que Soleiyu le había ofrecido. Lo último que pudiste ver fue la barba de su mandíbula, mientras masticaba cabizbajo, tapado con su capucha.
A su izquierda, a unos veinte pasos de donde os encontrábais, había una serie de cajas viejas y enmohecidas. Apiladas, hasta unos dos o tres metros de altura, sólo dejaban un pequeño hueco hacia el interior, que parecía libre de ellas. Allí, en el suelo, una placa de metal, aparentemente muy pesada, se dejaba entrever...
Tirada de Escuchar para describirte los murmullos de Deszalzhi cuando se encontraba de espaldas a ti, apoyado en la pared.
- Vaya, no se si eso me reconforta... o me inquieta. - Comenté con una sonrisa, medio en serio medio en broma, a su primera afirmación. "¿Será él otro Cuervo Negro?" Tenía toda la pinta, pero en ese caso la mano de la organización llegaba más lejos de lo que pensaba.
No pude evitar aguzar el oído cuando el "falso" vagabundo se giró. El gesto me extrañó al completo. Soleiyu había dicho algo de que aquella sería mi entrada... "¿Quizás un glifo para evitar el paso de curiosos o incautos?" El tema se volvía cada vez más interesante, y a la vez me daba cuenta paso a paso de que me estaba metiendo en un lio bastante gordo. Pero ya no había marcha atrás, así que cuando el hombre me señaló el camino, asentí con un movimiento de la cabeza, sonriendo de nuevo.
- ¿Qué se le va a hacer? Tendré que ensuciarme un poco. - Y con un breve alzamiento de hombros me dirigí hacia allí. Soleiyu solo me acompañaría esa vez, había dicho el otro, así que sería mejor que recordase el camino.
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d20
Resultado: 14(+1)=15