- ¡Oh! Insisto... - Le dijo el señor Goodwing mientras seguía manteniendo el medallón extendido para que la joven lo cogiera. - Es mágico, él... Te hará más resistente y aguantarás mejor los golpes. Es peligroso donde te has metido, muchacha, y no me gustaría enterarme que te ha ocurrido algo mientras yo estoy aquí, calentito, tomando mi café - . El hombre sonrió amablemente.
Medallón de salud corporal +2: Te confiere un +2 introspectivo a la constitución. Ésta pasaría de 11 a 13, ganarías 3 puntos más de vida (+1 pg x nivel) y 1 punto a las TS de Fortaleza.
Yvory observa el medallón, y finalmente asiente con la cabeza y alarga la mano libre con la que no sostiene la pasta que está comiendo en ese momento. Y, por primera vez, el señor Goodwing puede ver una sonrisa en el rostro de la pequeña Yvory. Una sonrisa de completa gratitud, mezclada con la mirada de sorpresa al descubrir tanta preocupación en aquel hombre al que apenas conocía.
- Yo... -Nunca había obtenido demasiada ayuda en toda su vida. De hecho, ni siquiera su padre se había preocupado nunca por su seguridad hasta el día en que decidió partir. Es más, los demás solían ponerle las cosas más difíciles sólo por ser chica o por ser pequeña. Pero últimamente estaba recibiendo la ayuda que nunca ha tenido, y no sabía cómo encajarla- Em... Gracias.
Murmura, bajando la mirada, sonriendo, y sosteniendo el colgante entre sus pequeñas pero diestras manos. Tras admirarlo unos segundos, rodea su cuello con la cadena e introduce el colgante por dentro del cuello del vestido. Algo tan valioso debía ocultarlo a toda costa...
El hombre asintió con un leve gesto de cabeza. Sus labios se habían curvado ligeramente en una suave sonrisa al ver la sorpresa que teñía el rostro de Yvory. Terminaron el café y el señor Goodwing insistió en que la joven comiera más pastas.
Finalmente llegó la hora en la que la muchacha tenía que irse. El hombre le recordó que allí siempre tendría un lugar al que ir. Además de estar agradecido por lo que había hecho por su nieta, en el fondo, se había encariñado con aquella muchacha inocente, de aspecto frágil y mirada decidida.
Yvory se fue de la casa y regresó al cuartel. Allí muchos se sorprendieron al verla vestida con aquel sencillo vestido blanco. Parecía otra persona y la teniente, cuando la vio, sonrió y asintió con un gesto de cabeza.
- FIN INTERLUDIO 1 -