Tan pronto como entraron en la celda, Candy se volvió hacia el Blanco y se puso a "preparar el té" tranquilamente.
- Creo que me debe una explicación, mi buen Blanco, aunque puedo imaginar lo que ocurrió. Si decidí seguirte el juego ahí fuera es porque estoy al 95% segura de que no eres uno de los traidores - con un suave ademán le sirvió el té y se sentó delicadamente en el camastro. Tomó un sorbo y le sonrió - dudo mucho que la Rusa mirara en algún momento mi rol y prácticamente decidisteis confiar en mi adivinando mi rol por medio de mis palabras. Pero tu te hicistes pasar por el Viejo Perro por si acaso yo era una traidora, ¿estoy en lo cierto?
En cuanto entraron en la celda, El Blanco sabía que la amable Candy buscaría una explicación lógica a todo lo sucedido desde la noche anterior. En verdad le estaba agradecido por haberle apoyado allí fuera y seguido la corriente, pero estaba francamente cansado de seguir con aquella farsa y sabía que al día siguiente sería su último día con vida.
El ex agente de la DEA aceptó gustoso el té imaginario que le ofreció la mujer, y no tardó en responder a sus preguntas, un tanto cabizbajo.
- Mi buena Candy. De veras me encantaría que lo que comenta fuese cierto, y en mis manos estaría la posibilidad de continuar mintiendo y seguir esta pantomima, pero estoy cansado de ser un farsante. - admitió con sumo pesar, intuyendo que la mujer empezaría a entender por donde iba el asunto, si no lo sabía ya de antemano. Siento comunicarle que soy uno de los traidores, el líder traidor para ser más exactos, y el verdadero artífice de la mayoría de las muertes. En verdad ahora mismo mi mejor opción sería mentirle afirmando sus palabras y seguir con esta farsa, pero me parece injusto hacerlo con la única persona que sinceramente me ha apoyado en este maldito lugar. Siento haberle mentido, Candy.
El hombre se tomó unos segundos antes de continuar, intentando explicarle lo mejor posible todo lo ocurrido, a sabiendas que quizá la mujer estaría preocupada.
- No se preocupe, voy a relatarle toda la verdad, y en breves entenderá todo de principio a fin. Aunque primero me gustaría presentarme formalmente, mi nombre es Miguel Ángel Ballesteros, un ex agente de la DEA corrupto, condenado desde hace unos años por un par de delitos por los que me caen 40 años, malversación de fondos y corrupción, aunque bien merecería ya mismo la pena de muerte, pues aún sigo encubriendo gracias a mi abogado un sin número de delitos más, entre ellos narcotráfico, blanqueo de dinero, tráfico de influencias y asesinatos selectivos para acallar voces e incluso negocios armamentisticos con las FARC... - le explicó con sinceridad, aunque no sabía por qué, suponía que porque su fin estaba muy cerca. Pero eso poco importa, vi la posibilidad de salir de este lugar sin cargos, si lograba ganar este juego y acabar con la vida de Trafford y sus perros, y no dudé en aceptar en convertirme en uno de los traidores, en su líder.
- De inicio sabíamos todos que habían roles más importantes que otros, y mi objetivo principal era tratar de ir descubriendo los roles del resto para eliminar las mayores amenazas. Me sorprendió que el viejo tarado pacifista diese con uno de los traidores de inicio, pero me alegré al comprobar que justo era uno de los enamorados y que a su vez, habíamos dado también con el zero. El problema radicaba en que aún no nos habíamos juntado los traidores para acordar una estrategia conjunta, y el primer día fue todo bastante caótico y arriesgado, lo cual nos terminaría pasando factura. - le fue relatando poco a poco, al ver que mostraba interés y escuchaba. Me sorprendió que el Kaiser votase también por el nazi, y eso me hizo plantear una propuesta arriesgada, pero que tampoco perdíamos nada por intentar. ¿Reclutarían a alguien el primer día los traidores? Era algo sumamente improbable, y tenía buenas vibras con Michael Rogers, creí que quizá sí sí aceptase unirse, y contar con un doble voto en momentos complicados de votación empatada podía ser productivo. ¿Por qué razón alguien iba a dudar de él e investigarle? Podíamos hacer creer que fallamos el primer día con nuestro asesinato porque el preso de apoyo protegió la celda del nazi, y todo controlado.
Se tomó un trago de té, esperó a que comentase cualquier cosa hasta ese punto y prosiguió.
- Habiendo reclutado al kaiser el primer día, eliminado al nazi y a Andreas mediante el empate en la votación, y sabiendo ya el rol del pacifista, solo restaba esperar hasta la noche siguiente y ver que acontecía. Hasta aquí todo perfecto, y siendo el segundo día, pude tirar de influencias con los guardias para averiguar el rol de alguien, y la elegí a usted. ¿Por qué? Era una de las personas de mayor edad, disculpe mi atrevimiento, y durante la primera noche había calado perfectamente a Alexandra, e incluso mencionó sospechar de mí. Creí que quizá podría haber dado con el perro viejo, y eso habría sido perfecto. ¿Ya en el segundo día tener identificados y poder empezar a eliminar a las dos personas más peligrosas para nuestros propósitos? Hubiese sido sublime en mis pensamientos, pero la realidad me dio un fuerte revés... Usted era una reclusa corriente, por lo que habría que seguir remando. - Hacia calor en aquella estrecha celda, y confiando en que a la mujer no le molestase, se desabrochó la camisa de recluso, para después proseguir. Entonces el viejo Alfred volvió a hacer de las suyas y sospechó de Clouds, lo que era bueno para nuestros intereses. No sé si lo recordará, pero no sólo fueron las acusaciones del tarado a la navajera las que le hicieron tomar la decisión, si no que fui yo mismo el que apretó más las tuercas alegando que pensaba votarla también. Estrujé la soga de su cabeza un poco más, asfixiandola mentalmente... Y justo, la joven decidió precipitarse, y asesinar a Lau, la Celestina. ¿No hubiese sido mejor que matase al pacifista? La verdad es que sí, pero no todo podía ser perfecto...
Entonves el rostro de Miguel Ángel se ensombreció, desde ese punto todo iría de mal en peor.
- Podríamos decir que hasta este punto todo había salido francamente bien, e incluso algunos comentarios velados de la gente hacían ver qué qu pequeño Tom podía ser el preso de apoyo, que Libitina podría ser la mantis, y que Bernard James, podría ser el Joker. ¿Tengo alguna certeza que me confirme? La verdad es que no, pero a mí modo de ver, resultan bastante evidentes en algunos comentarios que si quiere después le comentaré... El caso es que el viejo tarado empezó a sentirse entre la espada y la pared al haber acusado falsamente a Clouds y haber provocado tanto su muerte como la de Lau, y entonces hizo el mejor razonamiento que he visto en mi vida. Y por alguna extraña razón que no termino de comprender, acusó con dureza a La Bestia, hasta el punto de forzarle a mentir en cuanto a que le había enviado una invitación para ser reclutado, lo cual me pareció una soberana cagada por parte de Juan, y lo más fuerte, investigó al Kaiser, descubriendo su condición de traidor convertido. - aquello había sido un despropósito tras otro, pero al haberse apoyado entre ellos, ciertamente aún se complicó más todo. Si ya las cosas estaban mal, nunca esperé que Alfred además hiciese mención de sus mayores sospechas, y siendo ciertas sus deducciones, supe que con su alegato final, la partida había terminado para nosotros. La rusa, el pequeño Tom, y varios más le refrendan, y aunque fuese el más votado, tenía claro que una vez revelado su rol, el kaiser caería, y con él Juan detràs... Y no solo eso, habiendo descubierto a tres traidores, ¿Por qué no iban a seguir sus instrucciones y hacer valer su voluntad? Quería hacer un pleno...y lo conseguirá...
Llegados a este punto, era el momento de explicarle el por qué de revelar el rol y matar a la rusa.
- Estando contra las cuerdas, tenía que tratar de adquirir aliados, y posicionarme fuertemente contra la Bestia para ganar credibilidad como inocente. Quise aprovechar en mi favor el hecho de haberla investigado, y mi plan era el siguiente. Aquí mismo me haría pasar por el perro viejo, y daros a elegir a quién investigar. ¿Cómo ibais a confiar en mí ciegamente si no revelaba alguno de vuestros roles? Si me pedíais investigar a cualquiera de fuera, mentiría descaradamente, pero creí sensato pediros investigar a cualquiera de las dos. ¿Opciones?
1. Que me pidieseis investigarte a tí. Ya te investigué previamente y sabía tu rol exacto, si tú verificadas mis palabras, os tendría ganadas a ambas, aunque como la rusa se había posicionado tan en contra nuestra y había hecho deducciones muy buenas, incluso con esas teníamos pensada eliminarle.
2. Que me pidieseis investigar a la rusa. Creía que era la hooligan, por lo que esa hubiese sido mi respuesta... Ya fuese que hubiese acertado o fallado, ella hubiese corroborado mis palabras o mentido en un caso y en el otro me podría haber desmentido, indistintamente tenía claro que iba a ser eliminada. Si salía bien y se posicionaba en mi favor, te hubiese ganado a ti de aliada para hacerte pasar por el perro viejo en vez de mí, te revelaría informacion para que la dijeses en público, y si saliese alguien que te contradijese, tú pensarías que era el líder traidor. Todo eso me beneficiaría, la verdad. De salir mal y que me desmintiese la rusa, íbamos a hacerte creer que serías reclutada a nuestras filas y confirmarte que la rusa iba a morir esa misma noche.
¿Qué ocurrió? Que justo la rusa era el perro viejo, por lo que esta mañana pensaba que me delatarías y que todo habría acabado. Pero por alguna extraña razón, has confiado en mí y has creído que era inocente. ¿Por qué razón? Si la rusa era el perro viejo, como se demostró, yo solo podía ser el líder traidor. ¿Creíste que en verdad me había investigado y que estábamos poniéndote a prueba? ¿Cuándo y dónde podríamos haber planificado ese movimiento?
Habia hablado muchísimo, pero tampoco es que tuviesen mucho más que hacer allí. Quizà practicar sexo antes de que al día siguiente le voatsen y lo sentenciaran. La verdad es que...¿Y por qué no? El Blanco se retiró toda la ropa discretamente y se colocó en su cama bajo la sábana, y entonces le dijo. ¿Le gustaría acostarse conmigo? En verdad hace mucho que no tengo relaciones y me gustaría despedirme de esta vida habiendolo hecho una vez más, o dos, o las que sean menester... - y sonrió divertido invitándola a meterse en su cama bajo las sábanas.
Una noche más, Big Hadrian, todo un cabronazo, aparece entre pitos y flautas con su tablet por y para mostrar la última grabación. La más reciente ejecución, perteneciente a La Bestia. Obviamente no viene solo, aunque sí entra solo.
Una vez abre la celda, emite media sonrisa... - Me echabais de menos, eh mamonazos?
Secuencia Puerta 3 - Juan Montero Green
La primera toma de secuencias muestra como, contra todo pronostico, los numerosos guardias que se disponían a hostiar y reducir al grandullón, simplemente lo llevan y conducen pacíficamente, como si este hubiese aceptado su destino.
La segunda secuencia deja ver como Juan se tumba por si solo en la camilla, con gestos de advertencia hacia los guardas que lo rodean, como refiriendo que si quieren colaboración, no le toquen más allá de lo necesario. Entonces la toma cambia, y en ella vemos al Doctor Dan Gozalves con las manos en la espalda, esperando a que La Bestia de Santa Crystal se acomode mientras parece cruzar algunas palabras con él. Entretanto, sus enfermeras se disponen a ajustar los cinturones del recluso, y para entonces, acto seguido, vemos que el Doctor comienza a preparar la dosis necesaria para matar a un portento físico bajo las crueles peticiones del Alcaide: Un muerte fría y lenta.
Y así comienza la inyección. La expresión de aguante de La Bestia nos deja imaginar que sus venas arden fuego desde el brazo como punto de partida hacia pies y cabeza. La grabación muestra como el corpulento preso muere aguantando un cuerpo totalmente venado durante 138 segundos de agonía; y siempre antes de soltar el alma por la boca, en forma de un último aliento de sangre...
- La versión oficial dirá que este descerebrado pilló una infección de tres pares de cojones, y que dejó Santa Crystal en la camilla de la enfermería por negarse a cubrir su tratamiento durante semanas. Podéis confiar en que el Doc se ocupara de retratarlo en su historial, je... - añade el perro nº1 de John Trafford mientras terminan las últimas imágenes.
Y por segunda noche consecutiva, este hijo de mala perra se retira.
Candy lanzó un suspiro mientras tomaba tranquilamente el té.
- Era la segunda opción que barajaba, después de todo a no ser que la rusa y tu hubierais tenido un encuentro a mis espaldas no había otra respuesta. De ahí mis últimas palabras antes de mandarnos a las celdas. Pero digamos que más que creerlo, deseaba creerlo, porque que seas un traidor significa que debo entregarte a los demás, ¿no? - el gesto de la mujer lejos de ser de enojo era calmado e incluso divertido - ay, mi buen Blanco, me has dejado en un buen dilema...
Siguió tomando el té mientras seguía con su historia.
- Yo provengo de una buena y decente familia y me crié como una señorita. Crecí siempre entre algodones y palabras de halago. No hice nada para que me encerraran aquí, tan sólo hice una obra de caridad al enseñar modales a algunos familiares y amigos de la familia.
- Sí, claro, si cuentas como nada matar a siete personas, sacarles los ojos con una cuchara y pintarlos como payasos - la silenciosa risa del reflejo se escuchó por todo sitio hasta que Candy volvió a hablar ignorando a su reflejo.
- Bueno, como lo dije, estuve pensando en si eras un traidor o no, todo apuntaba a que si, pero quise creer en ti y esperar hasta la noche para hablar contigo. Pero antes de irnos dejé claro que si mañana estaba muerta todo lo que había dicho sobre ti estaría retirado. Y... - una torcida sonrisa se dibujó en su rostro cuando lo miró - usted me cae mejor que esos desagradables presos, por lo que no debes temer, no voy a delatarte, no al menos mañana. Se supone que yo debo salir de aquí con los "inocentes", pero nadie ha dicho que tenga que ser mañana, ¿no? - le guiñó un ojo al hombre y siguió a los suyo - después de todo, no me importaría librarme de alguna alimaña por el camino, algunos de esos desagradables presos que han osado burlarse de mi y muy especialmente esa Alexandra. Me llamó vi-vi-vi... - Candy se trabó con la desagradable palabra.
- Vieja, mujer, no es tan difícil - le ayudó su reflejo.
- Es una lástima que me olvidara de mi cuchara y mis pinturas...
Con la cara de quien se ha comido un limón entero la buena mujer permaneció unos segundos murmujeando antes de volver a centrarse en la conversación.
- Creo que mañana será un día muy divertido...
Con las siguientes palabras del Blanco, la pobre Candy se atragantó abruptamente y comenzó a toser mirando sorprendida al preso. Recuperó la compostura y lo miró con una traviesa mirada.
- Pero señor Blanco, es usted un picarón - levantó una ceja con complicidad contemplando de manera apreciativa su cuerpo - una dama no debería aceptar una proposición tan indecente, pero es cierto que yo también llevo largo tiempo sin el calor de un cuerpo humano, más de una década encerrada en este aburrido lugar.
Algo más discreta, Candy dejó caer su mono para meterse con su ropa interior bajo las sábanas y una vez ahí tiró fuera las prendas que le quedaban desprendiéndose de ellas con habilidad.
Lo siento, he estado casi todo el fin de semana fuera.
El Blanco sonrió al ver que la mujer aceptaba meterse debajo de las sábanas para gozar ambos una placentera unión.Tenía muy claro que la experiencia era la mayor de las virtudes, y que probablemente tener relaciones con una mujer más atractiva y joven, pero poco experimentada, le brindaría menor placer que lo que venía por delante. Cierto era que requeriría su tiempo calentar motores y que la mujer pudiese lubricar bien a su edad, pero Miguel Ángel era un hombre paciente, y mientras le diese placer oral con los dedos, podrían hablar tranquilamente de su complicada situación.
- Cierto es que al estar en bandos enfrentados en este macabro juego, y ya no tener al chantajista entre nosotros para brindarle la posibilidad de unirse a nuestras filas, soy consciente de que honestamente debería revelar lo que sabe y permitir que me ejecuten...- mencionó con pesar, siendo conocedor de que ya poco podía hacer y que probablemente al día siguiente sería el más votado. Siendo sincero, mi intención inicial si llegaba a sobrevivir hasta esta noche era silenciarla para seguir optando a tener alguna oportunidad, y al revelarse su rol de reclusa corriente, ganar más credibilidad como inocente. Pero fue muy sabio por su parte dejar constancia antes de que llegase la noche de que si era el objetivo de los traidores, que todo lo expuesto referente a mí quedase en nada. Me hubiese gustado tenerla de mi parte desde el inicio... - le expresó con sinceridad, alabándola por su gran estrategia. El Blanco notò como Candy ya se había humedecido, y como ella no había dejado de jugar con su miembro viril, el cual ya estaba más que dispuesto. Permitió que la mujer tomase las riendas del acto sexual y que le montase, mientras terminó por comentarle...
- Esta noche he sido bloqueado por el preso de apoyo, por lo que al igual que no podré ser objetivo del mantis, tampoco puedo decidir a quién llevarme por delante, y la decisión final recaerá por completo de mi socia. Espero que no la tome como objetivo, y si se ciñe al plan original, supongo que tratará de acabar con Libitina, la cual creo firmemente que es la mantis. - le comentó ya entre jadeos y acompasando el ritmo entre ambos, sintiendo muchísimo placer por la gran habilidad de la mujer en sus movimientos. Uff, es usted excelente bajo las sábanas, una verdadera caja de sorpresas... - comentó empezando a sentir que a ese ritmo no duraría mucho. Por cierto, tampoco tengo certeza del hecho, pero tengo la impresión de que el Joker es Bernard James. ¿Me ayudaría en el día de mañana, si ambos seguimos vivos, a ponerle en contra del resto? Por cierto, soy el actual Kaiser, mi voto vale doble... Ya ve que estoy apostándolo todo en usted, y puedo decir que estoy gratamente complacido en todos los...ufff...niveles.
Candy a pesar de los años transcurridos a la sombra no había perdido práctica en un arte que había disfrutado en sus buenos años en la alta sociedad. Dejándose llevar por las hábiles manos del Blanco disfrutó de sus atenciones mientras recorría el pecho del hombre hasta su miembro y se ponía a jugar con él.
- Ciertamente, es una lástima que estemos en bandos diferentes, si no hubieran atrapado al chantajista me hubiera unido a vosotros sin dudar. Aunque al final encontrara la muerte, sería más satisfactoria que seguir el juego al resto de aburridos presos - el espejo había quedado olvidado en una esquina mientras las manos de Candy obraban su magia con el soldadito del Blanco - veo que los años entre rejas no han disminuido su virilidad - comentó traviesa observando su trabajo.
Viendo que dejaba el resto en sus manos, Candy montó a su compañero y se dejó llevar por la pasión y el placer.
- Es una molestia que el preso de apoyo esté ahí fuera, pero también tiene su lado bueno. Puede que esto te de puntos a la hora de demostrar tu inocencia - la mujer se recogió el cabello colocando los brazos detrás de la cabeza sin detener su desenfrenada cabalgada - y no podrá tomarme como objetivo, ya que si me ataca el preso de apoyo la pillaría - jadeó y lo miró a los ojos antes de contestar - su bien dotado miembro hace gran parte del trabajo, querido, es una lástima que nos conociéramos en estas circunstancias. Deberíamos habernos conocido mucho antes, cuando aún éramos libre y no teníamos que participar en este loco juego - echando la cabeza atrás gimió un poco más fuerte, llegando a su límite - puede contar con mi ayuda, mi semental, pero me gustaría una pequeña compensación. Por sus palabras supongo que Alexandra no es tu compañera, abogaría más bien por Tyffani. Si no es tu compañera y sobrevives al día de mañana, ¿la matarías por la noche?
La cadencia había acelerado abruptamente en los compases finales, y el Blanco a penas podía responder a la pregunta que le había realizado su compañera de celda y amante. Trató de dar el máximo de sí antes de la explosión final y placentero orgasmo, embistiendo con fuerza y forzando el mejor roce, y una vez finalizado el acto de unión, la besó con suavidad y permitió que se recostara contra su pecho.
- Mi socia en realidad es Alexandra. El tarado del sombrero de aluminio hizo un completo pleno, acertando con todos los traidores por imposible que parezca. - le reveló con honestidad, entendiendo que su querida Candy le tenía una fuerte animadversión a la reclusa traidora. Se que deseas acabar con su vida, y en verdad te apoyaré a lograrlo en caso de que lleguemos al final de este disparatado y macabro juego. Igual que no siente especial simpatía por el resto de reclusos inocentes, yo tampoco la tengo con mi socia... pero de momento necesitaría mantenerla con vida. No obstante, si las cosas se complican, no tengo inconveniente en que se posicione fuertemente en su contra... Por mi parte, voy a procurar salvaguardar su vida y espero lo mismo por su parte, querida. - y nuevamente la besó, para terminar durmiéndose a su lado.
Big Hadrian vuelve a aparecer, una noche más, para mostrar la ejecución de El Blanco en su tablet de empresa.
- Eh, montoncillo de mierda, mira esto... este se ha defendido.
Secuencia Puerta 1 - Miguel Ángel Ballesteros (EL Blanco)
La primera toma de secuencias muestra como los cinco guardas se llevan al peligroso recluso por un pasillo, quién parece estar buscando alguna camara con la mirada. La siguiente toma, con la cámara girando lentamente hacia la derecha, ya muestra al Psicólogo del centro (Thiery Pierre) ordenando algunos archivadores, y tan solo girándose cuando proceden a meter de dos empujones al señor Blanco en la sala, quien llega con el ceño fruncido. Para entonces se da la orden de que aten al ex-corrupto en la camilla, y las cámaras captan un instante en el que ambos, psicólogo y víctima, se miran a los ojos desde muy cerca. Momento en el que el Blanco asesta un cabezazo que tumba al funcionario mientras se echa las manos a la cara, porque le acaba de partir el tabique nasal, y momento en el cual El Blanco capta una de las cámaras de la sala, clavando su mirada en ella con dos o tres palabras entre dientes, y que en este caso excepcional, Candy podría entender:
Siempre tuyo, El Blanco.
Acto seguido los guardas se abalanzan sobre él, para hostiarlo y reducirlo con tasers, además de obligarlo a tumbarse mientras las enfermeras presentes se disponen a ajustarle los cinturones. Para entonces también le ponen esa especie de casco que tapa sus ojos. Y aquí, pues, es donde comienza un show de convulsiones, apuntes por parte del personal que dura unas cinco o seis tomas de elevados electrocutazos cerebrales con una duración de entre 5 y 11 segundos, tan fuertes, crueles y desmedidos, que para cuando terminan la sesión El Blanco jamás volverá a pensar por sí mismo...
- Las versiones oficiales dirán que este hijo de la gran puta pasó por alto un fallo del montacargas mientras operaba en la Lavandería, lo cual hizo que se golpease fuertemente la parte superior del cráneo por el desprendimiento de un sistema de ventilación que había sobre él - añade el grandisimo cerdo - De hecho, se desprendió la semana pasada. El Doc y Travis Pelier se ocuparán de todo.