Escena privada para Catherine. Momentos de intimidad, dudas, ideas... Todo lo que ocurre cuando está sólo, o dentro de su cabeza.
¿posteo aquí como llego a casa?
Catherine sale del estudio despidiéndose de todos, y ya se dirige sin más preámbulos a casa. Aunque, tal y como había dicho, tiene que comprar un par de cosas, y no es cosa fácil encontrar una tienda "adecuada", y demás, que esté abierta.
Así que va paseando de tienda en tienda, observando a la gente que hay dentro, incluido el dependiente de la tienda, para saber si puede entrar o no.
Claramente, necesita que no haya ningún hombre, ni dentro de la tienda, ni con intención de entrar. Hay un par de factores a tener en cuenta. Si el dependiente es un hombre, Catherine sale directamente corriendo en busca de otra tienda, pero si es una persona que ha ido a comprar, duda entre quedarse o no hasta que se marche.
Por suerte, no tarda en encontrar una tienda llevada por una mujer, y al ser unas horas bastante alejadas de lo común para comprar, no hay nadie.
Con paso tranquilo, entra en la tienda y le pide a la mujer un paquete grande de comida para gatos, y un tarro de miel especial, hecha naturalmente.
Ignorando la mirada incrédula de la mujer, Catherine le paga con un billete, y se pone las dos cosas en el brazo izquierdo, levantándolo sin esfuerzo.
Ya saliendo, con una nueva sonrisa se dirige a casa, contenta de haber podido comprar ya las cosas, y lista para darle de comer a sus gatos. Lleva especial cuidado con el tarro de miel para su osito, ya que no quiere que se rompa, lo que sería un disgusto para su pobre amigo, seguro.
La casa está como la dejaste. Los gatos acuden en manada a saludarte, pero algo raro llama tu atención. Uno de ellos, tu favorito, se mantiene en la distancia, como si estuviera molesto por algo. Se esconde bajo una mesa, mirándote fijamente y sin parpadear. La criatura echa un vistazo de reojo hacia tu habitación, hacia el lugar donde sueles dormir, y vuelve a clavarte sus ojos intensos y misteriosos.
Desde donde estás, imitando el gesto del gato, puedes ver tu cuarto, con tu lecho. Algo no cuadra... hay algo fuera de su lugar. Miras otra vez. Sobre la cama, descansando tranquilamente, hay un maletín negro cerrado. Recuerdas perfectamente no haber dejado ningún maletín de esas características ahí, por lo que deduces que alguien lo ha puesto. Miras a los gatos con suspicacia, pero pronto te das cuenta de que sus patitas son incapaces de mover maletines... menos todavía de meterlos en tu refugio.
Interminables esperas... Sigo luchando por recuperar el ritmo. Espero no resultar muy pesado, con estos retrasos!
No defino ni tu refugio ni las características de tus gatos... si quieres hacerlo tu, para darle tridimiensionalidad a nuestra Catherine, bienvenido sea! ;)
-Esto es muy extraño...
Hablando en voz alta, como acostumbra, y más cuanto está entre sus "compañeros de piso", Catherine se acerca hasta el maletín.
-Bueno, lo primero es lo primero...
Acercándose a lo que ha transformado en la cocina de la casa, que en realidad es una pequeña habitación con dos muebles medio rotos y un armario gigantesco para guardar la comida para gatos. Catherine deja allí lo que ha comprado, y saca la antigua bolsa, para acabarla.
Con cuidado pero rápidamente, va repartiendo la comida entre los diferentes cuencos que hay por la casa, y en los platos que hay al lado de éstos pone además agua.
Cuando ha terminado, se acerca a Tiko para acariciarlo, y que no esté enfadado con ella por algo que no tiene la culpa.
¿Quién habrá dejado ese extraño maletín en mi cuarto? No me hace ninguna gracia que entren en mi casa y asusten a mis pobres gatos...Cuando averigue quién ha sido se va a enterar.
Enfadada, deja al fin a Tiko en el suelo, y se acerca al maletín para abrirlo.
Te acercas a maletin con prudencia y curiosidad. ¿Quién demonios había entrado en tu refugio y te había dejado eso? Realmente, saber que tienes una debilidad como esa, que alguien tiene acceso libre a tu lugar de descanso, no te da ninguna tranquilidad.
El maletín no está cerrado con llave, ni tiene ninguna seguridad. Se diría que alguien quiere que lo abras, y eso es exactamente lo que haces. Lo que ves dentro, te resulta sorprendente.
Apilados, como en una película, hay fajos y fajos de billetes de cien dólares. Muchos. Todavía no te lo crees mucho. Coges uno de los fajos para asegurarte de que lo que ves es real. Lo que descubres, te deja más intrigado todavía.
Los fajos son descaradamente falsos. Fajos de papeles en blanco con un billete fotocopiado al principio, cortados con imprecisión infantil, y anudados de forma rudimentaria. Las fotocopias son de una calidad ínfima, incapaces de engañar hasta al más idiota. El maletín está lleno de papel, ni más ni menos, con fotocopias de un mismo billete en la capa superficial. ¿Quién carajo ha hecho eso?
El amanecer está llegando. Sientes el agotamiento del sol trepar por tu espalda... necesitas dormir para enfrentarte mañana al primer día de trabajo.
Estoy tardando un poco (muchísimo) porque quiero que todo el mundo llegue a la vez al final de esta parte. Intentaré completar esta etapa esta semana para que podáis coger ritmo.
Grax por la comprensión y la paciencia!
Última acción, o a dormir, como desees.
Enfadada ante tal desfatachez y burla, Catherine coge el maletín con sus papelitos estúpidos dentro, los saca fuera, al "jardín", y les prende fuego.
-¡Como me entere de quién es el imbécil que ha hecho esto, se la va a cargar!¡Asustar a mis pobres gatos, y encima burlarse, lo que me faltaba!
primero quemar, luego dormir xD