Escena privada para Ariadne Stathopoulos. Momentos de intimidad, dudas, ideas... Todo lo que ocurre cuando está sólo, o dentro de su cabeza.
La fiesta terminada, hora de irse al hogar. James, que caballerosamente se ofreció para acompañarte, se retrasa lo indecible. Mientras te acercas al ascensor, ves cómo se desvía para ir al despacho de Villepame. Por lo que sabes, cuando James entra ahí, suele tardar mucho en salir, y acabar de un humor de perros. De perros apaleados, para ser más concretos. Entras en el ascensor. Cuando las puertas están terminando de cerrarse, ves la sombra de James llegar tarde otra vez y quedar fuera, maldiciendo.
El taxi te lleva rápido a tu casa, y te cobra la fortuna usual. Por fin preparada para descansar, a media hora del amanecer, entras en tu dormitorio. Algo sobre la cama llama tu atención. Algo que no estaba ahí antes. Encima de tu cama, hay un maletín negro.
Perdona el retraso y el fuerce de situación (lo de irte sola). Describe lo que desees de tu casa y el camino; no sé cómo es tu hogar y no me parece apropiado que te lo imponga (faltaría más, milady!).
Por fin había llegado a casa, Ariadne salio del taxi con las llaves de su casa en la mano.Al abrir la puerta y entrar en casa se quito los zapatos tirandolos a la entrada.
-Por fin en casa
Vivía en una vieja fabrica o eso es lo que parecía desde fuera ya que por dentro estaba totalmente reformada, un gran loft en el que pocas paredes había. Llamaba la atención todas las estanterías que había en la estancia llenas de vhs,cds y libros, una mesa de edición.
Lo único que quería era descansar, al acercase a su cama se percata de un maletín negro que no era suyo.
-¿Que hace esto aqui?, penso mientras cogía el maletín dispuesta a abrirlo.T
No pasa nada tranquilo, lo importante es que ya hemos comenzado. ^^
Te acercas a maletin con prudencia y curiosidad. ¿Quién demonios había entrado en tu refugio y te había dejado eso? Realmente, saber que tienes una debilidad como esa, que alguien tiene acceso libre a tu lugar de descanso, no te da ninguna tranquilidad.
El maletín no está cerrado con llave, ni tiene ninguna seguridad. Se diría que alguien quiere que lo abras, y eso es exactamente lo que haces. Lo que ves dentro, te resulta sorprendente.
Apilados, como en una película, hay fajos y fajos de billetes de cien dólares. Muchos. Todavía no te lo crees mucho. Coges uno de los fajos para asegurarte de que lo que ves es real. Lo que descubres, te deja más intrigado todavía.
Los fajos son descaradamente falsos. Fajos de papeles en blanco con un billete fotocopiado al principio, cortados con imprecisión infantil, y anudados de forma rudimentaria. Las fotocopias son de una calidad ínfima, incapaces de engañar hasta al más idiota. El maletín está lleno de papel, ni más ni menos, con fotocopias de un mismo billete en la capa superficial. ¿Quién carajo ha hecho eso?
El amanecer está llegando. Sientes el agotamiento del sol trepar por tu espalda... necesitas dormir para enfrentarte mañana al primer día de trabajo.
Estoy tardando un poco (muchísimo) porque quiero que todo el mundo llegue a la vez al final de esta parte. Intentaré completar esta etapa esta semana para que podáis coger ritmo.
Grax por la comprensión y la paciencia!
Última acción, o a dormir, como desees.